lunes, 2 de marzo de 2009

...me da la vida

Atleti 4 - Barsa 3

Ser del Atleti en Turquía no es fácil. Ayer, domingo, estaba grabando en Antakya, casi en la frontera con Siria, a orillas del Mediterráneo y rodeado de naranjos. Por fin salió el sol en los diez días de trabajo que llevo por los pueblos islámicos del interior del país. Salió el sol, y con él, todos los habitantes de esta cálida ciudad del sudeste turco pudo ver mi camiseta rojiblanca, la que me pongo cuando juega mi equipo siempre que no puedo acompañarles en el Calderón.

En el antiguo imperio otomano vamos una hora retrasados con respecto al horario peninsular. El partido que se jugaba a las siete a mí me pillaba en plena noche, a las ocho, en un autobús camino a Adana (cuarta ciudad del país con 2 millones de habitantes). Mi súper teléfono con mail e internet no pillaba cobertura y mientras contaba los minutos para llegar a ver la segunda parte un control de la policía en mitad de la nada nos retrasa pidiéndonos los pasaportes, los permisos de grabación y toda la parafernalia. Me temía lo peor.

Llego al hotel y enchufo el portátil con tanta ansia que me vengo abajo cuando veo el resultado: 1-2 y un gol legal anulado a Heitinga. Lo de siempre. Me cago en todo lo que se menea y bajo a cenar con muy mala sangre. Engullo una ensalada con quesos del país y me subo como un meteoro a ver si se ha obrado el milagro (en la tele del hotel seguían sin retransmitir al Glorioso). La pantalla del ordenador encendido con el fútbol on-line me sorprende con un 3-3 cuando faltan seis minutos. Bajo a recepción corriendo a la reunión del equipo para preparar la jornada de hoy con el viaje en avión a Estambul y la grabación en el casco antiguo de la tarde. Un compañero me pregunta cómo vamos: "a tres y con un gol legal anulado". Y me responde al modo vikingo: "Seguro que perdéis".

Comienza la reunión con el guía, el traductor y el resto del equipo cuando suena el móvil. Pido disculpas y oigo gritar a mi hermana y a mis padres diciéndome que el Kun ha rematado la faena y que hemos logrado tres puntos que saben a gloria. Interrumpo la reunión y le digo al vikingo, a voces, que hemos ganado. Casi se me saltan las lágrimas cuando mis hermanos, saliendo del Calderón, también me llaman: "Tío, hemos ganado. El equipo igual de mal, pero esta vez ha entrado y Leo Franco se ha hecho un paradón después de que Pablo la cagase en el último minuto. De infarto. Este año ganamos al Madrid". Estoy más que emocionado. Mis compañeros me felicitan y propongo acabar la reunión cuanto antes para celebrarlo con unas copas como mandan los cánones. Me llama mi chica -que estaba pachuchilla en Bilbao- y me dice que el Atleti ha ganado, que lo está viendo en la tele cuando no dan las elecciones del País Vasco. Y voy a por la botella de ron que siempre viaja con el equipo para brindar hasta bien entrada la noche.

Tablero deportivo
Con unas cuantas copas y aún con cosas por hacer, enciendo el ordenador y veo un mensaje: "Tío, te han felicitado en Radio Nacional. En serio". No lo podía creer, pero era posible. La voz más bonita de la emisora, la de Natalia Ayala, es la voz de una buena amiga. Enseguida me encuentro un mensaje suyo contándome que, efectivamente, al hilo de un comentario en la narración del partido del Villarreal aprovechó para saludar a todo el equipo de "Pueblo de Dios" que se encontraba grabando uno de sus reportajes en Turquía. ¿Es para emocionarse o no?

Luego vendrán quienes digan que seguir al Atleti no tiene ninguna compensación, que todo son elucubraciones mentales y fantasías que nos montamos los seguidores de un equipo. El que no siente unos colores y sabe sufrir y disfrutar de estas pequeñas cosas que te ofrece la vida... no tiene ni idea de lo que es estar a miles de kilómetros de casa y sentir la cercanía y el cariño de los que te quieren porque saben que eres el tío más feliz del mundo cuando tu equipo remonta por dos veces ante el intratable líder de la Liga.

Gracias, Atleti, gracias.

Y ahora a por los vikingos. Este año toca, claro que sí. Lo veré en Bilbao, con mis primos políticos. Estoy seguro de que todos animaremos a los rojiblancos (ellos son del Atlhetic).

Yo te quiero, Atleti, loro loro, loro loro lo lo

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Te perdiste un grandísimo partido. Aunque por lo que veo lo disfrutaste casi igual que si lo hubieras vivido.
Una suerte poder viajar por ahí por trabajo. Yo, no sé si te enteraste, me he quedado en paro.
A ver si le mojamos la oreja a los vikingos.

Un abrazo!

Anónimo dijo...

Me encantaría haber leído este post antes del derbi, pero qué le voy a hacer... Gracias y un beso grande, exageraoooooo, Natalia.