“Muchas asociaciones y clubes desisten de vender participaciones este año. La actividad cae hasta un 40% con respecto a 2019” , se lee en los periódicos sobre el bajón en la venta de lotería con la que peñas de fútbol, cofradías y todo tipo de asociaciones conseguían unos ingresos con los que completar su reducido presupuesto anual. La pandemia también ha llegado a la Lotería de Navidad desde donde, con su clásico anuncio, se nos invita a “compartir como siempre, compartir como nunca” .
Pero siempre hay alguna aldea irreductible que desafía el poder del imperio de los tontos por ciento, un grupo fiel a sus raíces, capaz de sortear las dificultades, de salirse del rebaño, de nadar contra corriente, de vivir a ritmo de rocanrol y de seguir haciendo de la resiliencia su bandera. Rojiblanca, por cierto.
Villaverde
En el madrileño barrio de San Andrés quedo con la presidenta de la Peña Atlética de Villaverde. No nos habíamos vuelto a ver desde mediados de la temporada pasada. Fue en la grada que compartimos en el fondo sur del Metropolitano, en febrero, poco antes de la gesta en Anfield y el confinamiento total. Loli sonríe con los ojos, como siempre. Pareciera querer disimular el dolor que nos produce no poder abrazarnos en el campo, ni darnos dos besos al encontrarnos, ni compartir chocolatinas después del bocadillo en el descanso. Nos ponemos al día y recordamos a los que el coronavirus se ha llevado. Repasamos la actualidad del equipo y procedemos a llevar a cabo y ejecutar el motivo y la excusa con la que nos hemos citado. Ella saca su taco. Yo hago lo propio con el mío. Seis papeletas de su peña para el sorteo de la Lotería de Navidad de este año, por seis papeletas de la mía. “Es que ya sabes que yo no soy de bizum y esas cosas”, se justifica esta joven abuela al frente de una peña muy activa que desde marzo suspendió el pago de sus cuotas coincidiendo con las restricciones y la prohibición de público en las gradas de los estadios de fútbol. “No podemos viajar para animar al equipo y tampoco hay autobús para ir al campo. Este año hemos suspendido hasta la comida anual de la peña”, se lamenta Loli. Y nos despedimos recordando los abrazos de gol en la grada y con ese mantra tan atlético de que no hay nada imposible para un corazón rojiblanco: “Este año que todos queremos salud, verás como nos toca”.
Los 50
Me escribe un correo electrónico Luis Álvarez, tesorero de la Peña Los 50, de la que soy miembro. Le había pedido que me contara cómo organizamos nosotros el tema de los talonarios. Sabía que tenía mucho lío porque su hija le acababa de dar una nieta. Del Atleti, por supuesto. Pero como es un fenómeno, me manda uno de sus textos antológicos. “Durante estos últimos años hemos trabajado con la Administración de Loterías que regenta el hermano de Petón”, otro miembro de Los 50.
“Una vez vistos los números se decidía por algún dato el número a jugar, en lo que Antonio Tejerina –presidente de Los 50- muy cabalístico, tenía algo que decir. Que si suma trece, que si las dos últimas cifras no sé qué”. De ahí que llevemos unos años jugando un número que acaba en 50 y suma trece. Y gusta. Y toca. El año pasado “el número salió premiado y, añadiendo terminación, resultaron 24 euros por cada papeleta, es decir, 6 euros por cada euro jugado”.
“Siempre confeccionamos 50 talonarios de 50 papeletas cada uno. Cada talonario es un billete o serie enteros”. Y cada socio de Los 50 es lo que recibe para su distribución y venta. Me cuenta Luis lo que hemos recaudado los últimos años y lo importantes que son estos ingresos para continuar nuestra labor cultural y social relacionada con la difusión de los valores y la historia del Atlético de Madrid. Y acaba con el “Aúpa Atleti. Siempre” haciéndome un guiño con la expresión que uso en mis pagos de la cuota mensual.
Este año he vendido mi taco casi antes de tenerlo físicamente. Familiares, amigos y compañeros me pedían papeletas por whatsapp y, tras acordar la cantidad, hacían una transferencia con la aplicación bancaria bizum. Después yo enviaba una foto de sus papeletas en las que había escrito su nombre para personalizarlas. Luis ha tenido a bien cederme un segundo taco de un compañero de Los 50 que no los podrá vender. Me ha dado por pensar que sería el de nuestro querido Patxi Andión, que ha dejado un hueco enorme en nuestra familia cultural y rojiblanca.
Tetuán y Salamanca
Desde mi perfil indio en Twitter pido opinión a la fraternidad atlética con un mensaje sobre la Lotería de Navidad.
Me responde Juan Araújo, presidente de la Peña Atlética de Tetuán y quiosquero en el barrio de Salamanca. Le cuento que el secretario de la Peña Atlética de Salamanca –la provincia, no el barrio- también regenta un quiosco y que juego su lotería para este año. Y resulta que Juan también conoce a Alberto, que es como se llama el quiosquero charro. Lo cual vuelve a demostrar que el Atleti es una auténtica familia.
Llamo a Juan y conversamos sobre la Lotería de Navidad. “Ayuda a financiarnos porque sólo pagamos 130 euros al año”, una cuota que da derecho a ir y venir al estadio en autobús particular todos los partidos del Atleti y a la comida anual. “Tenemos un número que acaba en 13 y con el que me tocó un segundo premio antes de ser presidente de la peña. Lo tengo en el quiosco, pero ni lo enseño”, confiesa Juan intercalando sus declaraciones con saludos constantes a los clientes que pasan a la altura del número 51 de la calle Goya.
“Tengo aquí todos los décimos que me han pagado los socios por bizum, pero este año hemos vendido menos”, asegura Juan. Y me explica que donde más se distribuía era en los partidos. Él llevaba la lotería en el autobús y los socios le pedían varios décimos para intercambiar con sus compañeros de localidad. Porque, contrariamente a lo que se pudiera pensar, cada miembro de la peña se sienta en un sitio diferente del campo. En esta y en casi todas las demás.
Le pregunto si tan mal va la venta de lotería y tira de experiencia propia. “A estas alturas yo llevaría 30 ó 40 décimos y aún no llevo ninguno”. Le recuerdo que tiene los del Atleti. Y me espeta: “Pero esos no cuentan”.
Redacto estas líneas con los tacos de la lotería del Atleti entre el teclado y la pantalla. Y no puedo dejar de recordar los milagros de mi equipo. Despedir la normalidad saliéndose de ella al eliminar al todopoderoso Liverpool en su casa. Ganar una Copa Intercontinental sin haber conseguido la Copa de Europa. Llegar a tres finales de Champions y no perder ninguna en el tiempo reglamentario sin llevarse el título por culpa del partido de desmpate, de la prórroga, de los penaltis. Un club único con una afición tan particular como para batir el récord de abonados en su descenso a Segunda, llenar el Vicente Calderón para ver a Fernando Torres dar unos toques al balón o agotar las camisetas de Juanfran después de tirar al poste un penalti decisivo. Y recuerdo el mensaje que lancé tras el atraco en Milán: “El triunfo es ser del Atleti, lo demás sólo son títulos”. Lo mismo pasa con la lotería de Navidad de nuestras peñas, asociaciones y familias rojiblancas, que “no cuenta”, que “verás como nos toca”, que el premio es compartirla y que aúpa Atleti. Siempre.