jueves, 31 de diciembre de 2015

Feliz año, cholíderes


Rayo 0 - Atleti 2

Jugábamos en Vallecas, muy cerca del Calderón. El Rayo venia de sufrir un atraco a cara descubierta en Concha Espina y yo no estaba dispuesto a dejarme atracar en las taquillas de la calle Payaso Fofó r los vecinos franjirrojos (45 euros la más barata). Me quedé en casa y, mientras mis chicas se daban un paseo y hacían algunas compras, presencié un nuevo atraco vikingo en el Cuernabéu. De vergüenza el arbitraje del doblemente González en el barrio financiero de Madrid. Ya lo dijo el Cholo a principio de temporada. La Liga está peligrosamente preparada para que la gane el Madrid, un equipo con ese presupuesto no puede permitirse ganar solo una Liga en diez años. Y ahí anda el estamento arbitral empeñado en que ganen a pesar de que los jugadores se empeñan en perder para echar al gordito de los Phoskitos. Pues eso, atraco sobre atraco.

No las tenía todas conmigo ante el Rayito. Los de Jémez son un equipo valiente y el Cholo explicó muy bien que esto es una virtud y un defecto. Había que esperar al partido para ver qué versión tocaba.

La primera parte fue un cúmulo de ocasiones perdidas. Carrasco en un par de ocasiones, Koke, Fernando Torres, Griezmann... Pero nada, si no era por falta de puntería, era la ansiedad, o las intervenciones de un portero al que, para variar, convertimos en estrella aumentando su cotización. Yoel fue el mejor de su equipo.

Perdonamos demasiado y el Rayo llegaba. Y ellos no se lo pensaban. Dos ocasiones tuvo Javi Guerra y en una de ellas Oblak nos recordó por qué somos uno de los equipos menos goleados. Pintaba mal el partido. Los de Jémez estaban haciéndose con el balón y el centro del campo. Óliver seguía desaparecido, Saúl con más intensidad que cabeza, Koke con la hemiplejia que le produce jugar en banda. Carrasco rápido pero sin peligro, Griezmann buscando el balón sin encontrarlo y Torres en su particular duelo consigo mismo, en esa absurda histeria provocada por los datos, los números, los cuentagoles que han conseguido bloquearle y bloquearnos. Todos pendientes del gol cien en un equipo que comparte liderato en Liga, está en los dieciseisavos de Champions y en los octavos de Copa, contra el Rayo otros dos partidos en semana y media. En fin... Ya lo dice el Cholo: "No consuman". Y nada, ni caso.

En la segunda mitad empieza el Cholo a mover el banquillo mucho más pronto de lo que acostumbra. Quita a Óliver que no había rascado bola, a Torres (lo que me enfada muchísimo) y a Carrasco para dar entrada a Jackson, Thomas y Correa. Y volvió a acertar el mejor entrenador de la historia rojiblanca. Thomas se inventó una jugada en el minuto 88 con una asistencia a Correa que, con la espinillera, coloca el balón en la escuadra y a mi hermano y a mí casi colgados de la lámpara. Y cuando aún no habíamos bajado del techo Jackson se saca una asistencia de fenómeno que Grizmann finaliza con vaselina de crack. Minuto 89, 2-0, 3 puntos, acaba el partido, acaba el año. Feliz 2016. Que siga la fiesta. Y como dice mi amigo Amador: "Que no mengüe".

jueves, 24 de diciembre de 2015

Feliz Navidad, cholíderes


Málaga 1 - Atleti 0

Seguimos Cholíderes. Lo de La Rosaleda no lo eh contado antes porque quería hacerlo hoy, día de Nochebuena. Además, el Cholo lo explicó maravillosamente bien: "el fútbol es sencillo, nosotros jugamos mal y ellos jugaron bien, nos ganaron justamente". Y es que no hay más. Bueno sí, que seguimos empatados en lo más alto (aunque con un partido más), que le sacamos dos puntos al tercero (con los mismos partidos) y que en esa misma jornada todos nos sentimos orgullosos de nuestros jugadores en la derrota mientras sentíamos vergüenza ajena por las goleadas de otros equipos.
El día 30 despediremos el año jugando en Vallecas contra un Rayo castigado y humillado por la Liga y los arbitrajes arbitrarios. Tenemos que jugar con honor y recuperando la confianza. Es el día para hacer un buen partido en un campo que no se nos da muy bien (lo mismo que nos pasa con el Málaga). Dicho lo cual sólo me resta desear a toda la gente de buena voluntad (o sea, todos los que leéis estas reflexiones) una feliz noche. Y no os olvidéis de brindar por lo que nos da la vida. Aúpa ATLETI y feliz Navidad.

viernes, 18 de diciembre de 2015

El Reus, 99 goles y el Rayo


COPA 1/16 (vuelta)
Atleti 1 - Reus 0 (3-1)

Me gusta la Copa. Y si fuera a un único partido ya sería lo más. Me gusta ver a equipos todopoderosos caer eliminados porque no están al fútbol sino al márketing, a la política, a los dineros, el poder y la tontería. Me gusta ver a los equipos de Primera pelear contra los de Segunda y, sobre todo, con los de la división de bronce. Esos equipos humildes que no tienen nombre en las camisetas y cuyos jugadores comparten centro de salud, bar y supermercado con los vecinos de la localidad para la que juegan. Me encanta la Copa.

Y sin embargo, por culpa de este raro trabajo de juntar letras para explicar imágenes, no pude ir ayer al Calderón. Me tuve que quedar adelantando reportajes con el fin de juntar unos días y descansar en Navidades. Para colmo de males mi hermano andaba en las mismas que yo. Total, que cuando acabé lo que tenía que hacer aún faltaban quince minutos para que echara a rodar el balón. Estaba en Prado del Rey, en Pozuelo, y tenía la moto en la puerta. Pero me había dejado los abonos en casa... en la Ciudad de los Ángeles. No llegaba ni de coña. Total, a verlo en casa. Y eso hice.

El partido me encantó. Sobre todo porque el Reus no parecía un equipo de Segunda B.  Incluso su indumentaria amarilla (que me recordó al Alcorcón, al Cádiz, a tantos equipos admirados en la Copa por su juego sin igual y su capacidad para dejar fuera a los vecinos de Concha Espina) -don Luis me perdone- me pareció genial. Nos jugaron de tú a tú, defendiendo con orden y tocando el balón. Sin dar una patada de más. Y si no es por una manopla de Moyá nos hubieran dado un disgusto y ahora estaríamos buscando cabezas de turco. La de Torres -aunque parezca increíble- casi lo fue ayer en las redes sociales. Mucho desagradecido, mucho consumidor, mucho ignorante revanchista que no soporta que por tres veces les dijese a los vecinos que no.

Llevaba Fernando Torres varios partidos jugando muy bien y aportando al equipo oxígeno en el último pase, dando opciones a sus compañeros en ataque, sumando para ganar, ganar y volver a ganar. Aunque, eso sí, sin que llegara el puto gol cien que está empezando a convertirse en un problema. Algo que es absolutamente irreal, fantasma, inexistente no sólo para él sino para todos los demás. Un dato insignificante que los medios han convertido en cuestión de Estado y que, para nuestra desgracia, por consumir, está generando ansiedad en nuestro delantero, en nuestro equipo, en la grada y en todo lo demás. Sólo digo una cosa: A la mierda el gol cien. Queremos a Fernando jugando para el equipo. Aportando, sumando. Aunque no marque nunca más.

Ayer tuvo cuatro oportunidades nuestro nueve, el capitán, el Niño de Fuenlabrada. Tres de ellas las sacó el portero rival con intervenciones meritorias. Era como si Fernando estuviese gafado, como si le hubiese mirado un tuerto, como si un conjuro le tuviese maldito ante el arco rival. Hasta ahí, nada fuera de lo normal. Ya llegará. Lo malo fue el modo de errar la cuarta oportunidad. Solo ante el portero, tras un desmarque genial, remata con un tacón antinatural. Al principio parecía que lo había hecho porque pensaba que estaba en fuera de juego -algo que tampoco lo justifica- después se vio que no, que había elegido la peor de las opciones para rematar un balón que sí o sí tenía que haber acabado dentro. Y me faltó tiempo para poner en mi twitter: "Así, no, Fernando, así no".

Por lo demás hay que destacar el juego de Thomas. Llevaba tres partidos lanzando desde fuera del área y al final tenía que entrar. Y entró. Golazo del ghanés. Parece que en cuanto aprenda a colocarse un poco mejor en el campo y coja la dinámica del grupo tendremos un medio centro de garantías. Y con gol. Un nuevo Raúl García al que el Cholo se está encargando de cuidar.

Nos acaba de tocar el Rayo. Nos vamos a hartar de jugar contra los de Vallecas estas Navidades. Primero en Liga el 30 de diciembre. Luego en Copa el 6 y el 12 de enero. Me gusta el Rayito. Me gusta Jémez. Me gusta su manera de entender el fútbol. Me gusta el barrio y me gusta que estén en Primera. Pero me gusta mucho más seguir en la Copa y ganarles en Liga para acabar el año con más puntos y mucha, mucha felicidad.

Y el domingo, a las 20:30, compitiendo con los resultados electorales, tres puntos importantes comtra el Málaga.

Vamos, Atleti, vamos.

martes, 15 de diciembre de 2015

Un domingo raro


Atleti 2 - Athletic 1

Todo muy raro. Domingo a las 18:15 de un invierno primaveral. Juega el Athletic de mi familia política y, por fin, se plantea la previa del partido como una fiesta entre dos equipos rivales y hermanos, con una historia común. Nos une Raúl García, nuestro Rulo, el capitán que tras nueve temporadas en el Atleti derrochando coraje y corazón se fue entre lágrimas al equipo del Botxo donde sigue demostrando su profesionalidad con intensidad. Entre bromas y veras comentábamos en el primer anfiteatro que había que ver lo bueno que era Raúl García y lo guarro que era el 22 de los de Bilbao. Se le echa de menos. El domingo fue una de las claves para convertir el partido en una fiesta.
También los niños de NUPA con su campaña ayudaron a generar un clima de solidaridad y buen rollo entre las dos aficiones. Las fechas son propicias y la labor de www.somosnupa.org mucho más.

"Tenemos que vernos, tengo algo para ti", me envía José I. Fernández, compañero de brindis, finales y blogs, de mucho Atleti, antes del partido. Quedamos donde siempre y me regala su trabajo sobre Godín debidamente firmado y dedicado. De esto ya escribiré otro día con más detalle. Cuando me lea la biografía del charrúa. Sólo quiero decir que la dedicatoria es tan brillante como el autor.

Estaba el día raro porque me había despertado un SMS avisándome de la muerte de una persona a la que estimaba y que me estimaba. También era del Atleti. Un infarto se lo llevó en el frontón donde jugaba con su hijo y unos amigos. 53 años. La vida partida. Y yo todo el día rumiando el dolor. Lo de menos fue el partido. Todo me recordaba a José Luis. Ya de noche, tras dejar a mi mujer en casa, cogí el coche y me fui al tanatorio para despedirme de él. Deseaba no encontrarme a nadie. Casi lo consigo. Sólo estaba Rosa, su mujer. Y los dos llorando estuvimos abrazados un buen rato sin poder pronunciar palabra. Y cuando por fin se me desata la garganta, como sin querer, salió de mi garganta una gran estupidez: "Ha ganado el Atleti, seguro que por José Luis". Y Rosa sonrió como quien se agarra a un salvavidas para no morir ahogada en sus propias lágrimas.

El partido fue raro. Como todo el día. Por la mañana estuve en la misa de la alegría, el "Gaudete" que celebramos los católicos cada tercer domingo de Adviento. Pero no usaron el color litúrgico que les prometí a mis hijas. La pequeña se me durmió en los brazos y su madre con la mayor tuvieron que salir fuera por un mensaje de teléfono inapropiado. Raro. Todo muy raro.

Jugó el Atleti extraño. Los de Bilbao nos ganaron el centro del campo. Aduriz demostró que es como nuestro Tiago, que está inspirado y enrachado. Que es como el Diego Costa que nos ayudó a ganar la Liga. Calentando a los defensas. Muy bueno. Beñat probó en cuatro ocasiones desde el borde del área sin suerte para ellos y con suerte para nosotros. Oblak triunfó en un mano a mano que estaba perdido y detuvo a lo argentino, como Leo Franco. Griezmann marcó un auténtico golazo. Mereció ganar el Athletic, menos mal que ganaron los nuestros. Estamos Cholíderes, como dice la buena de Helena Platas. Cholíderes y con la suerte del campeón. Molestando. Aunque sea todo tan raro.

miércoles, 9 de diciembre de 2015

Saúl hizo de Koke, Koke de Gabi y Gabi de Tiago


LIGA DE CAMPEONES
Benfica 1 - Atleti 2

Se echa de menos al portugués, a Tiago Mendes. Y más en un encuentro como el de ayer en el estadio Da Luz lisboeta donde el Cholo -qué listo es el Cholo, joder- quiso alojarse en el mismo hotel de la final de Champions para desafiar y desactivar todas las tonterías y farios a los que los aficionados -y algunos profesionales- somos tan dados. Bien por el Diego. Otra vez volvió a acertar. Como acertó con el puzle en el centro del campo para suplir la importantísima ausencia de Tiago -al que los prescritos del palco siguen sin renovar-. Saúl hizo de Koke, Koke de Gabi y Gabi de Tiago. Y funcionó. Al menos hasta que los lisboetas hicieron su gol. Ahí sí que echamos de menos al portugués. Mucho. Su calma, su clase, su control, su manera fina de congelar la pelota, de enfriar el partido, de cambiar la jugada con un pase a la otra banda descolocando al rival, obligando a que corran, golpeando con su juego pendular. Por cierto, el titular, y la reflexión, no es mío sino de otro sabio, de mi hermano Ricar. Ayer se acercó a casa a ver a sus sobrinas pachuchas después de un palizón de coche tras regresar del puente. Y vimos el partido hablando de fútbol. La mejor terapia para olvidarse de las urgencias, los antibióticos, las noches en vela y los llantos de las pequeñas.

Y cenamos fútbol. Porque pensábamos que iba a ser un partido bronco, en el que las águilas bengaleras especularían con el resultado como en el Calderón. Sólo necesitaban un empate para pasar primeros. Pero no. Fueron nobles los del Benfica. Jugaron de tú a tú. A cara de perro. Y claro, eso a un Atleti como el de este año, dado al toque, con una defensa endiabladamente ordenada, que funciona atrás como el engranaje de un reloj perfectamente sincronizado y engrasado... como que no. Atrás somos muy solventes, muy potentes, muy seguros, muy solidarios. Un auténtico espectáculo defensivo, que es lo menos espectacular para los que no han jugado nunca al fútbol. Ya digo, a nosotros nos encantó.

Lo de arriba ya es otro cantar. Es cierto que en la banda Filipe y Carrasco imprimen muchísima velocidad. Y que Saúl estuvo físicamente portentoso por el otro carril, con un Juanfran más discreto que otras veces, pero cumpliendo. Es verdad que nos falta la chispa arriba, la sorpresa en ataque, ese primer toque que nos deje en ventaja. Ayer por la noche, con las tortugas cenadas y las niñas dormidas,  nos preguntábamos frente a la tele, entre sorbos de café, por qué tocábamos y tocábamos queriendo meternos con el balón hasta dentro. Y zas, en toda la boca. El Atleti tiró ayer más veces desde fuera del área que en toda la temporada. Tiró Saúl, tiró Gabi, tiró Carrasco, tiró Koke, todo el centro del campo lanzó desde fuera del área con solvencia y como avisando. Y nos encantó. Porque hace que la defensa contraria tenga que emplearse más lejos del área y que se abran posibilidades de gol.

Los goles fueron golazos. El de Saúl lo fabricó Vietto. Yo hubiera tirado. Pero el pase a Saúl fue soberbio. El clásico de la muerte. Aunque el de Elche se la jugó a la primera con un contrario cerca teniendo solo a Carrasco a su izquierda. Golazo. Incontestable. El segundo, el de Vietto, vino tras una carrera impresionante del belga que ganó la línea de fondo y puso un pase duro y raso entre el portero y el central al que, por primera vez en todo el partido, nuestro joven ariete le ganó el pan. Sacó la pierna Vietto y lo clavó. Se acabó.

El Cholo sacó a Torres para demostrar que confía en él. Tuvo su ocasión el de Fuenlabrada. Salió Oliver Torres para completar con Juanfran Torres el trío de Torres. Correcto el extremeño al que tanto temían en Portugal después de la temporada pasada en el Oporto de Lopetegui donde demostró su calidad. Y en los tres minutos de descuento, después del gol a lo Ibrahimovic del griego Mitroglou -dándose la vuelta con todo su cuerpo cubriendo el balón hasta endiñarla con mucha suerte tras pegar en el palo- sacó el Cholo a Giménez, a pesar de su peinado tintado, para perder el tiempo justo y obligar al colegiado rumano a que pitara el fin del partido. A que el Atleti se clasifique primero de grupo. Y van tres años seguidos. Con el Cholo. Por primera vez en nuestra historia. Y seguimos optando a todo. Segundos en Liga y con opciones en Copa. Vamos, Atleti, vamos.

El domingo, por fin, al Calderón. Con ganas de aplaudir a Raúl García y de sumar otros tres puntos contra un equipo de los que me gustan. Por las rayas rojiblancas, por las oportunidades que dan a los de la cantera y por la cultura de fútbol que siempre les rodea. ¡Aúpa Atleti!

martes, 8 de diciembre de 2015

El espíritu de Tiago



LIGA
Granada 0 - Atleti 2

Hoy jugamos Champions, contra el Benfica. Nos va en el lance el primer puesto, el evitar a los equipos más poderosos en la siguiente eliminatoria. El canal generalista que tiene los derechos de la Champions, Antena 3, ha preferido televisar un intrascendente Malmo - Real Madrid. Supongo que es por si alinean indebidamente a alguien y también son eliminados de la competición europea. Pero de esto escribiré mañana. Hoy he venido a ponerme al día contando el partido del sábado, el del inicio del puente, los tres puntos ricos, ricos, contra el Granada, los que ganamos en el Nuevo Los Cármenes con una defensa impresionante y todo el equipo pensando en Tiago, jugando a lo Tiago y d dicándole el triunfo al portugués que ya debería estar renovado. Allá que voy.

Hacía bueno en Madrid. Sol banco de invierno y temperatura primaveral en el otoño más veraniego que se recuerda en la capital. Quedamos con unos amigos en un gran parque para jugar con las crías al balón antes de ir a comer. Hubo muchos goles y risas antes de aplicarnos a la pasta, la pizza y el sorprendente tiramisú de coco y piña. La sobremesa fue tan larga que se nos puso el sol y nos despedimos al tiempo que encencia la radio del coche y cantaban la alineación, preludio del pitido inicial. Y aunque no citaron a Tiago, yo sabía que estaba. Estaba en la mente de todos, en las etiquetas de Twitter en las camisetas de los compañeros cuando saltaron al campo y en la celebración del primer gol -cabezazo imperial de Godín que solo un par de días antes había presentado su autobiografía escrita por José I. Fernández, "Coraje, corazón y cabeza"-. Todos juntos, como un equipo de verdad, en la banda, mostraban la camiseta con el dorsal de Tiago para decirle al mundo, y también al portugués, que sin él no estaríamos donde estamos y que por el optamos a todo. También a la Copa.

El partido fue, otra vez, un monólogo del Atleti al que le sigue costando encontrar puerta con más facilidad. Buen partido de Torres al que se le resiste el gol redondo que será el número cien con la camiseta de su equipo. Filipe Luis celebraba 250 partidos en la Liga y el Cholo 150 en el banquillo del Glorioso sumando nuevos récords en lo que todos queremos que sea lo habitual. O sea, que esté tanto tiempo con nosotros que cada día bata su propio récord. También Oblak mantuvo a cero la portería y, hablo de memoria, creo que van seis seguidas. 
Llegué a casa a tiempo de ver la segunda mitad. Me gustó el golazo de Griezmann -que no había rascado bola hasta ese momento- me moló la combinación de colores con la camiseta azul y los pantalones y medias rojas. Creo que es la segunda equitación que menos me ha desagradado en tiempos. Y poco más. El Granada apenas si inquietó y el Atleti, con apariencia de no hacer mucho esfuerzo -aunque sol haga-, sumó otros tres puntos en un campo de los que dice mi hermano "dan y quitan Ligas". Pues eso, partido a partido. Y esta noche, la Champions. 

miércoles, 2 de diciembre de 2015

Mis vecinos son vikingos


COPA DEL REY
Reus 1 - Atleti 2

Mira que me gusta a mí la Copa. Y eso que estoy en contra de jugar a doble partido. Yo soy más de hacer la competición a la inglesa. Que los grandes se la jueguen a una carta en el campo del equipo de inferior categoría. Y si no, a sorteo, pero a un solo partido. Es el único modo de ver fútbol de verdad, en estado puro, sin la parafernalia de la absurda Liga del Banco Bilbao Vizcaya Argentaria que se dedica a dar premios individuales en un deporte puramente colectivo. De pena.

Decía que me mola un huevo la Copa a pesar del formato que beneficia a los grandes. En el caso de ayer, a nuestro Atleti que se enfrentaba a un muy digno y ordenado Reus. Y me encanta porque se puede disfrutar del fútbol sin tanta gomina, sin peinados rebuscados, sin nombres en las camisetas -por cierto, como en el rugby, donde lo importante es el equipo- con una grada en la que apenas caben 5.000 personas y desde la que los aficionados pueden interactuar con los jugadores, escuchar el sonido de la bota golpeando el balón, oler el césped recién regado y los gritos del portero. Hasta ver los gestos y las miradas del delantero que se quiere zafar en una jugada de estrategia sin necesidad de prismáticos o primeros planos de la tele. Me encantan estos enfrentamientos.

Pues bien, ayer enchufo la tele y me sorprendo que lo den en La 1 de TVE. Me engancho enseguida y me encantan la alineación que saca el Cholo con mucho canterano, con los que menos minutos juegan y con tres chavales del filial en el banquillo. Sí señor. Como el Reus, líder del grupo III de Segunda B, donde la mayoría de los futbolistas son menores de 23.

Estaba el partido espeso, con mucho ímpetu de la "avellana mecánica" y un Atleti bisoño que se ve sorprendido ante la ilusión de los de la tierra del vermú. La calidad de los nuestros contrarrestaba el entusiasmo de los de la categoría de bronce. Pero pasó lo que tenía que pasar. Un fallo de Saúl en el centro del campo seguido por otro de Lucas en la zaga dejó solo ante Moyá a un delantero que se llevó todos los rebotes y que la puso donde nuestro portero menos se podía imaginar. Gol. 1-0, estamos fuera aunque haya partido de vuelta. Las ocho y media. Reunión de vecinos. Me cago en la mierda.

Pues eso, que me fui a la puñetera reunión y me perdí el partido. Ni qué decir tiene que el presidente, como la mayoría de mi querida comunidad, son vikingos. Y militantes. Cuando llegó la hora de votar, levanté la mano al grito de "Musho Cai, oé". Cuando llegué a casa vi en la tablet que habíamos remontado. Goles de Vietto (parece fuera de juego) y de Saúl (redimiéndose del fallo que provocó el de ellos).

Me he quedado con muchas ganas de ver a los de Segunda B en el Calderón. No nos lo van a poner nada fácil. Habrá que ir a animar a los nuestros. Como dice el Cholo "la eliminatoria está muy apretada". Y necesitamos pasar holgados.

martes, 1 de diciembre de 2015

Tiago, lágrimas rojiblancas


Atleti 1 - Espanyol 0

Lo de menos fue el partido. Que marcase Griezmann a los tres minutos y que volviésemos a generar muchas ocasiones sin meterlas, que Oblak volviese a ser un espectador, que nos llevásemos los tres puntos y que el equipo esté segundo en Liga a pesar de que nos cuesta marcar. Eso no le importa a ningún atlético de verdad. Lo que nos ha partido el alma, el corazón y media vida ha sido la tibia de nuestro Tiago. Fue verlo y sentir que algo serio había pasado. La jugada parecía intrascendente hasta que el portento portugués levantó el brazo antes de caer al suelo. Él lo supo en el mismo momento. Como el Calderón. Como los que lo tuvimos que ver por televisión. Y ya nada importaba. Ni siquiera el buen debut de Thomas. Todos pendientes de alguna información. El club, por una vez, comunicó vía twitter que la cosa parecía seria y que le trasladaban de urgencias para hacerle unas pruebas. Lo que todos temíamos acabó pasando. Rotura de tibia. Mínimo cuatro meses. Una mierda muy grande.

Y casi sin quererlo me acordé de la final de Copa frente al Sevilla en el Nou Camp. En el desplazamiento masivo a Barcelona. En la fiesta rojiblanca que vivimos en la grada. En cómo volvimos a demostrar que somos los campeones, aunque no ganásemos el trofeo. En cómo nos quedamos cantando, en cómo animamos sin descanso. En las lágrimas de Tiago... lágrimas de auténtico rojiblanco. Y es que, como les digo continuamente a mis hijas, "sólo se llora por lo importante, no por tonterías". Por eso Tiago el domingo no derramó ni una lágrima a pesar de la grave lesión. Ya está operado. Ya ha dicho que le falta un día menos para volver. Ya están los compañeros apoyando. Ya estamos los aficionados empujando. Ya debería estar la directiva renovando su contrato. Es más, debería de estar renovado automáticamente porque, aunque en mayo cumplirá 35 años, Tiago es uno de los nuestros. Se lo merece y estaba dando un rendimiento altísimo tanto dentro como fuera del campo. Porque Tiago sabe que sólo hay que llorar por lo importante, y sentirse parte de la familia atlética lo es. Y mucho.