jueves, 26 de noviembre de 2015

Baño turco


Atleti 2 - Galatasaray 0

Ya estamos entre los 16 mejores equipos de Europa, que no es cualquier cosa. Y eso sin contar con que vamos los segundos en la Liga de dos (molestando a tope) y con que la eliminatoria de Copa ante el Reus es bastante asequible (aunque los tarraconenses hayan aprovechado el encuentro para hacer un vídeo simpático y original avisándonos de que ellos son líderes -del grupo 3 de Segunda B, eso sí).

Ayer el partido de Champions era muy importante para nosotros. Necesitábamos un punto. Un empate. Perder nos metía en un lío muy pero que muy serio. Nadie quería ni oír hablar de ello. Venían los turcos sin cabeza. Acababan de cargarse al entrenador y en el banquillo ejercía el de porteros aunque el que daba las órdenes era el segundo, una vieja gloria del equipo de Estambul. Un lío de cojones, vaya. Y en esas condiciones uno no sabe si el rival será más fácil o todo lo contrario. Yo no las tenía todas conmigo. Aunque saber que nos arbitraba el italiano Nicola Rizzoli me tranquilizó un poco. Con este tío ganamos la primera Europa League, eliminamos al Chelsea con aquel legendario 1-3 y siempre había sido justo con nosotros. Ayer lo volvió a ser. Ni una pega al árbitro. Sí, ya sé que está mal hablar de ellos, pero es que en este caso es para bien. Ni se notó su presencia. A ver si nos lo vuelven a poner en la final de Milán.

De la grada no diré nada porque me tuve que quedar en casa. Una sobrecarga muscular o distensión o esguince (que no desgarro) me dejó tumbado con relajante muscular, antiinflamatorios y calor local. Ayudó el tempranero gol de don Antonio tras pase soberbio, medido y limpio del Gran Capitán, Gabriel Fernández, que ayer estuvo inconmensurable, haciendo grande a sus compañeros y abarcando todo el campo con Tiago. Dos gigantes en el centro del campo. Uno robando y otro regalando. Ya digo, que se me relajaron los músculos con el cabezazo del gabacho que, por fin, tiene un corte de pelo aceptable. Justo lo contrario que Fernando Torres. Salió nuestro hombre con un rape extraño. Pelo largo y lacio por arriba y cuero cabelludo a la vista por abajo. Un sindiós. Así es imposible marcar, Niño. Aunque también tengo que decir en su favor que hizo un gran partido. Y que aunque no marque nunca el puto gol 100, el tanto que tanto anhelamos, si juega como lo hizo ayer, yo le pondría todos los días de titular. Partidazo del de Fuenlabrada. Abriendo huecos, llevándose a los defensas, controlando y pasando, dando asistencias. Un fenómeno de los buenos. Sólo le falto el gol. Y a punto estuvo. Muy bien Torres. Derrochando coraje y corazón. Nadie se acordó del colombiano (al que también necesitamos).

El equipo jugó soberbio. El segundo gol de don Antonio fue casi entero del Gran Capitán. Impresionantes los dos caños de Gabriel Fernández, nuestro Gabi, dentro del área rival con pase letal de los que sólo hay que empujar. Brutal. Decía que estuvieron todos a gran altura pero quiero hacer alguna mención especial (amén de Griezmann rematando, Gabi y Tiago apoderándose del balón y marcando el ritmo del juego, y Torres en su mejor versión). Gámez. Lo del lateral fue una exhibición. Físicamente estuvo portentoso, pero es que en defensa no tuvo ni un fallo y en ataque fue un auténtico estilete. Su banda, con Koke más lento, pero saliendo del bache anímico (contra el beticismo el gol le espoleó) fue un auténtico monólogo. Aunque la de Filipe -incansable- y Carrasco -eléctrico- tampoco se quedó atrás. De Godín y Giménez está todo dicho. Ayer estuvieron como siempre: imperiales. Oblak apenas si tuvo que intervenir. En resumen: baño turco.

Y este sábado, a las 18:15, contra los pericos del Espanyol. Que siga la fiesta. Solo nos falta un poco más de gol.

"Dale, dale, alegría a mi corazóooooooooon..."


martes, 24 de noviembre de 2015

Puntos sin puntería


Betis 0 - Atleti 1

Marcó Koke al poco de empezar tras un duro disparo de Fernando Torres que el portero del beticismo rechazó como pudo y Jorge Resurrección remató quitándose de encima muchos fantasmas y dejando claro desde el principio que este partido lo íbamos a ganar.

Venía yo encabronado de pasar frío en Las Llanas viendo la inoperancia ofensiva del River contra el Socuéllamos. Escuchando a los futbolistas darse voces, desesperándome con un arbitraje de la categoría de bronce y pasando más frío que un indio en Invernalia. Total, que después del partido del Sestao me fui a tomar algo con la cuadrilla de mi mujer y con la intranquilidad de la hora (porque faltaba hora y media para el Atleti) y el txirimiri que caía como si no hubiera mañana. Mi hermano y mi sobrino me llaman desde la sede social de la peña, o sea, mi casa, y me dicen que las tortugas se han puesto en huelga de hambre, que no encuentran las servilletas de papel y que donde coño tengo el teléfono del Telepizza. Les digo que no se apuren por las tortugas, que las servilletas están en la parte de arriba del segundo armario de la cocina y que mejor que llamen al Tres Fuegos, que es como el telepizza árabe de mi barrio y lo bordan a precios tirados. Dicho y hecho.

Haciéndome el longui y un poco como sin querer queriendo me fui largando de la reunión de euskolegas de mi chica y arrimándome a casa de mi cuñada donde tenía la tablet con la contraseña lista para ver el partido por internet. Llegué y me despojé del abrigo calado, los zapatos encharcados, los calcetines empapados, los bajos del pantalón chorreando y me puse cómodo al tiempo que encendía el iPad y veía como Koke remataba en una repetición al fondo de las mallas. El partido había empezado y yo lo cogía con el 0-1 y un dolor de cabeza que no se lo saltaba un gitano. Todo ello producido por la ingente cantidad de alubias, piparras y sacramentos que me metí entre pecho y espalda en un restaurante más que recomendable en La Arboleda vizcaína. Hay que repetir, pero con doble de Omeoprazol y con vino, sin tener que conducir.

El partido lo vi en pijama, en la cama, con poco wifi y entre imágenes congeladas. Aún así no pude dejar de disfrutar de un Atleti poderoso y mandón. Que pudo meter tres antes del descanso. Ocho o diez al final del partido. Y que, a pesar de crear tantísimas ocasiones, sólo fue capaz de meter la de Koke. Me desesperé un poco con Griezmann, sí. Sobre todo cuando tiró al poste con todo a favor y más aún cuando decidió disparar sin ángulo teniendo a dos compañeros solos en boca de gol. Pero bueno. Me entristecí bastante cuando el Cholo retiró a Fernando Torres en el minuto 60 sin que pudiera marcar el gol 100 donde marcó el gol 1. Pero la verdad es que el Niño no tenía nada más que dar después de haberse vaciado. Me gustó el poderío de Tiago que, como el vino, sigue mejorando a medida que envejece. Impresionante recital del portugués. Muy bien las bandas. Gámez volvió a demostrar que vale mucho. Llegó en silencio y cada día que juega hace olvidar al presunto titular. Y eso me encanta. El belga Carrasco estuvo rápido y relampagueante. Oblak seguro y casi sin trabajo. Todo muy bien menos el resultado. Tres puntos sin puntería. A ver si los de delante empiezan a afinar el tiro. Este miércoles, a las bajo cero y junto al río, tienen una nueva oportunidad para hacernos olvidar la falta de gol. Contra los turcos de Arda Turán. A ver si les metemos unos cuantos para calentarnos con los saltos, los abrazos y los cánticos que provoca cada diana en el Vicente Calderón.

Vamos, Atleti, vamos.

lunes, 9 de noviembre de 2015

Tres tristes puntos


Atleti 1 - Sporting 0


Era el día de las peñas. Había ambiente de fiesta en el Calderón. También muchos seguidores del Sporting que animaron antes, durante y después del partido a sus chavales. Bien rollo y tres puntos en juego. Aunque no somos de su Liga ayer casi se llevan un punto. Pero el fútbol es así de injusto. Marcó Griezmann en el 93, después de otro truño de partido. Un coñazo soberano en el que el Atleti no propuso nada y el Sporting se encontró con Oblak y sus dos manoplas salvadoras en sendas jugadas de los guajes de Mareo que, con un guardameta normal, hubieran acabado en gol.

El Atleti, nada de nada. Ayer el equipo estuvo lento y pesado. Con Juanfran y Filipe subiendo tarde y mal, recuperando con sobreesfuerzo, pasando cuando la tenían que colgar y viceversa. Savic asustado buscando a un Godín obsesionado por sumarse al ataque ante la inoperancia de Jackson. Koke desaparecido y Carrasco muy solo caracoleando sin rumbo fijo mientras Gabi y Tiago ralentizaban el ya de por sí lento y deslavazado, casi inexistente, juego rojiblanco. Griezmann desacertado y sin la suerte de los rebotes que le viene acompañando. El estadio cada vez más encabronado. El blanco de las iras, aunque el juego general era nefasto, fue el colombiano Martinez al que se le acaba el crédito a pasos agigantados. Dice mi hermano que sí en mes y medio no ha espabilado "le dejamos que haga de Baltasar en la Cabalgata y le mandamos a su casa con un lazo". Y yo pienso lo mismo.


Dos misterios

El primero es el caso Koke. Qué le pasa al bueno de Jorge Resurrección? Es nuestro jugador clave, el sólo es un 25% de este equipo. Está fuera, ido, a otra cosa, desorientado. 

El segundo es el tercer cambio de Simeone. No es la primera vez que sorprende quitando a un futbolista que lo intenta (Carrasco) dejando en el campo a otro que no siquiera disimula su falta de compromiso (Martínez). Yo creo que le quiso ahorrar al colombiano Chachachá o Chucuchú la gran pitada universal.

Y le volvió a salir bien al Cholo -no debe ser casualidad porque lleva cuatro años igual-. Godín prolonga un balón agónico en el 92 y Griezmann, por fin, llega y la toca para meter un gol agónico que no borra la mala imagen, que no nos hace olvidar el truño de partido, pero que vale tres puntos y nos coloca, jugando como el culo, a nada, en la pomada.


A mi no me gusta ganar así contra once chavales de un equipo humilde recién ascendido. Mola ganarle así a los todopoderosos vikingos y culés, al Bayern o al Chelsea. Me han parecido tres tristes puntos. 


Espero que el parón liguero sirva para recuperar la pizarra, para engrasar el centro del campo, volver a meter velocidad en las bandas y, sobre todo, para que los de arriba, se pongan las pilas y empiecen a meterla y a poner un poco de rabia. 


Vamos, Atleti, vamos


miércoles, 4 de noviembre de 2015

Siesta entre largueros


Astana 0 - Atleti 0

Madrugué ayer más de la cuenta para entrar pronto al trabajo. La idea era hacer todo lo que tocaba y salir antes de lo normal. Quería ver al Atleti en casa. Sabía que el partido sería complicado. Los kazajos jugaban con todo, en casa, y con la Liga de su país -que tanto les preocupaba cuando vinieron sin seis titulares y con los chicos del juvenil al Calderón- ya encarrilada. Se suponía que los 30.000 aficionados que gritaban como kazajos descontrolados cada vez que los suyos ganaban un metro iban a ver todo un espectáculo. Era de suponer que los asiáticos, o europeos del norte, o del continente que quieran ser los habitantes de la capital de Kazajistán, iban a disfrutar de su equipo en la máxima competición de Europa. Y vaya si lo hicieron.

Conseguí cerrar todos los asuntos del martes en tiempo récord. No tuve tiempo de trastear en internet ni de contestar mensajes al teléfono. Cumplí con mi horario y, sin descuidar el trabajo, pude irme a casa con el tiempo suficiente para comprar una barra de pan en el chino y llenarla de cosas que encontré por la nevera. Encendí la tele y me dispuse a ver un partido de Champions un martes, a las cuatro de la tarde, en el salón de casa, comiendo un bocata de salchichón o algo así. No pintaba bien.

El enviado especial de BeInSports estaba con guantes en el interior de un estadio cubierto y con un césped artificial que el Cholo dijo no serviría de excusa. Al parecer fuera del coliseo la temperatura rondaba los -20 ºC. En el interior, con la calefacción bajo el césped y la cubierta cerrada, decían que se estaba muy bien. Unos +10 ºC. Perfectos para jugar al fútbol.

Y empezó el partido. El bocata casi se me atraganta cuando vi que los kazajos nos jugaban de tú a tú. Sin nada que perder. Al ataque. Intercambio de golpes. Creando ocasiones y generando una cierta inquietud y desconcierto en los nuestros. Me sorprendió que nos sorprendieran cuando estábamos avisados de que nos sorprenderían. Un lío.

Toda la primera parte intentándolo sin demasiada claridad. Teníamos el balón, pero no el control total. Parecía que la pelota iba más rápido de lo normal, que botaba más alto de lo acostumbrado. Y no había manera. Torres tuvo una que no logró embocar por poco. Y cuando la primera parte terminaba Koke lanza una falta desde un lateral y el balón pega en el larguero. A vestuarios. Empezaron los anuncios y doblé. Me dormí. Me quedé cuajado. No sé si fue el salchichón o la falta de tensión. Lo cierto es que no volví a abrir el ojo hasta que escuché las llaves en la puerta y mis niñas vinieron sorprendidas a darme un beso. Después de explicarles que había salido antes para ver al Atleti y constatar que el marcador de la esquina superior izquierda de la pantalla seguía cero a cero me encuentro a Carrasco lanzando un pelotazo que también pega en el larguero.

Poco más pude ver. Bueno sí, una ocasión final del mismo jugador belga que no fue capaz de enganchar, justo antes de que pitaran el final, en lo que hubiera sido un gol muy importante para no perder el liderato de grupo. Empate. Un punto. El equipo correcto pero gris. Le faltó alegría y un poco de suerte. No valen las hipótesis a posteriori. El Cholo lo dijo antes: "este es un partido muy importante, son tres puntos fundamentales". Y nos dejamos dos. Como en Riazor.

Ahora el Benfica tiene 9, nosotros 7 y el Galatasaray 4. Dependemos de nosotros mismos. Contra los turcos en casa se me hace asequible. Lo de los lusos en Lisboa será harina de otro costal. Veremos si somos capaces de pasar primeros de grupo. Dicho lo cual, este está siendo nuestro pecado, ir más allá del partido a partido. Querer hacer planes a medio plazo. Con lo bien que nos iba latido a latido.

El domingo viene mi querido Sporting. Aunque me dé pena, les tenemos que ganar. Y con solvencia.

Vamos, dale, Atleti. Te sigo a todas partes, yo te quiero. Vamos a dar la vuelta a todo el mundo...