domingo, 28 de febrero de 2016

El derbi del Bernabéu en el Calderón



Real Madrid 0 - Atleti 1

Era la segunda vez que me invitaban y la primera que pude ir. Los antiguos vecinos de la Mahou, sabedores de mis debilidades y preferencias, se pusieron en contacto conmigo para felicitarme por los diez años de reflexiones rojiblancas publicadas en este blog y, de paso, para invitarme al palco del Calderón a beber Mahou sin freno, a comer canapés como en una boda de las de antes y a ver con otros 300 "atléticos cinco estrellas" a nuestro equipo en pantalla gigante. Y yo, que conocí el chupito de coñac para abrigarse por dentro y calentar la grada, volví un poco a la infancia y bebí con mi hermano, con el biógrafo oficial de Godín y rojiblanco compañero de brindis victoriosos José I., con su padre y con los trescientos cinco estrellas. Nada de sin. En el palco del Calderón, donde Cerezo se pone hasta el culo mientras nosotros nos apretamos a la intemperie el bocata de salchichón envuelto en papel albal; donde "hasta los baños huelen bien" y da gusto mear, donde los ricos pueden beber alcohol a pesar de la prohibición para el resto de pringaos que acudimos a los recintos deportivos pagando nuestra entrada. Of course. Porque de todos es sabido que los pobres tenemos muy mal beber, aunque nos sobre educación y tengamos mucha más vergüenza que la mayoría de los del palco. Y porque somos del Atleti.

El partido
Llegábamos al Bernabéu un punto por delante del segundo equipo de Madrid. Lejos del estratosférico y poco valorado Barca de Luis Enrique, que lo gana casi todo y a quien sólo el Atleti del Cholo ha puesto en serias dificultades. 
Era un derbi que no apetecía, descafeinado, en horario chino y con el Atleti arrastrando varios partidos sin meter (y sin encajar, ojo), abonados al cerocerismo y dando pábulo y razones a los que se han acostumbrado a los triunfos del Cholo sin tener en cuenta el sobreesfuerzo que han conllevado, el milagro que supone ganar una Liga a los dos trasatlánticos mundiales del balompié que son la imagen del yin y el yan futbolistico a nivel planetario. Cuando se vaya el eterno Diego Pablo valoraremos más estas temporadas,  las mejores en los 113 años de historia que tiene el Atlético de Madrid.
Los de las mocitas madrileñas tenían lesionados a varios de sus futbolistas. No jugaba Pepe, ni Arbeloa, ni Marcelo, ni Bale. Y eso parecía que era buena señal, pero cuando dan la alineación uno se da cuenta de por qué están casi tan bien como nosotros jugando a nada, por mucho que los árbitros favorezcan a los grandes, por mucho que Tebas se empeñe en ponerles el calendario de cara, que también. Los del centro comercial de la esquinita tienen un plantillón. El Atleti tiene un equipazo.
Apostó el Cholo por Augusto recién salido a toda leche de una lesión que se hizo frente al Barca. Apostó el Cholo por Torres, que había reservado en Eindhoven de inicio, para amedrentar a los centrales. Ramos entró en pánico y no dejó de hacerle faltas al tiempo que fijaba su marca en el Niño demostrando que, en efecto, está acabado. En fin. De nuevo Torres demostró que su trabajo no luce pero ilumina. Los de blanco hicieron las faltas y Clos entarjetó a los de rojiblanco.
A los veinte minutos comenzó el Atleti a hacerse el dueño del campo. Su césped es mejor que el nuestro y eso a los nuestros les pone. Toque y salida. Mucha combinación para sacarla jugada. Recuperaciones largas y apoyos constantes en las coberturas defensivas por las bandas. Koke y Juanfran, Saúl y Filipe. Inmensos los uruguayos de la doble G, Godín y Giménez. Gabi y Augusto ocupando el centro del campo al que renunció el equipo del entrenador musulmán. 
Llegó el descanso, el empate a cero y el runrún en el palco. "Hemos llegado más que ellos", decía mi hermano. "Hemos llegado más que en los tres últimos partidos juntos", le recordaba yo.
Y empezó la segunda parte sin cambios en el Atleti y con nervios en los rivales de blanco. Se sucedían las ocasiones en la portería donde ya no estaba Casillas para echarle la culpa. Y llegó la jugada del gol. Robo limpio en la raya central, combinación en carrera de contragolpe maestro, atlético, Rojiblanco, al más puro estilo Luis 8 Zapatones Aragonés eterno de Hortaleza. Y antes de que Griezmann reciba de nuevo el balón en mortal cesión, me levanto y grito gol. De primeras le pega, salta Koke despistando al evangélico Keylor y explosión en el palco del Calderón. Golazo. 0-1. Se acabó. Y el Cholo volvía a ganarle la partida al entrenador de turno en el banquillo merengue. Tres temporadas seguidas ganando en la sede de la multinacional del marketing balompédico. 
Otra vez el Atleti demuestra en la Castellana quien manda en la capital, quien es el mejor equipo de Madrid. Y como pude leer en algunos tuits: en horario chino les pusimos el culo como la bandera del Japón y ahora el Madrid podrá centrarse en lo importante, que no es la Liga, ni la Copa, ni la Champions sino el concierto de Springsteen.

Eso sí Tebas ha dejado que los del norte de la ciudad tengan un día más para preparar su próximo partido de Liga. Una Liga peligrosamente preparada para el Madrid. Pero ni así.

Yo viajo el martes (Atleti-Real Sociedad) a Bolivia y no regreso hasta el 15 (Atleti-PSV). Me pierdo el Valencia-Atleti y el Atleti-Depor. Haré por verlos a 4.000 metros de altitud. Uno en la frontera con Perú y Otro en la raya con Chile. Trataré, como siempre, de contarlo en el blog.
Aúpa Atleti.

PD. A los amigos de Mahou: En el palco del Calderón había tres vikingos con una bufanda provocando a los atléticos cinco estrellas a los que invitasteis a disfrutar del derbi. No entiendo por qué vinieron ni por qué les dejásteis entrar. La cosa no fue a más porque unos rojiblancos de bien les explicaron dos cositas tras el gol de Griezmann. De nada.


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