lunes, 5 de marzo de 2012

Empate agridulce


Sevilla 1 - Atleti 1

Desde que mis hermanos se han apuntado al whatsapp (guasá, para entendernos) la comunicación fluye que es un primor. El sábado le mandaba uno de estos mensajes a mi hermano mayor: "¿Te vienes a ver el partido? ¿Pedimos algo al chino?" Y él me respondía casi a toque de móvil: "Voy, pero nada de cerdos agridulces. Prefiero queso, jamoncito y vino rico". Dicho y hecho. Cuando el árbitro expulsaba a Piqué sonaba el telefonillo. Entra mi hermano en casa y marca el Sporting el empate contra diez después de que Clemente sacara dos tíos ofensivos para remontar a un Barça que se llevó los tres puntos del Calderón dejándonos, encima, con la sensación de que los nuestros lo habían hecho bien. Lo dicho, estamos locos.

El sábado pasó algo parecido. La sensación fue agridulce, como la del cerdo del chino que mi hermano rechazó por el guasá. Nada más empezar el "tonto" Salvio marcó un golazo con un espectacular remate de cabeza más propio del ausente Falcao que del topolino argentino. El pase de Gabi fue magistral, pero su salto marcando los tiempos y el giro de cabeza conectando con el balón para colocarlo lejos de Palop fue, absolutamente inesperado. Abrazos en casa y gritos que no consiguieron despertar a mi hija del sueño. Parecía una noche dulce. Y mucho más viendo las ocasiones de los nuestros que, sin Diego y sin Arda estaban presionando y llevando mucho peligro. De nuevo el topolino argentino se sacó un zurriagazo empalmando otro balón que venía de la banda que no se coló porque el portero Ballantine's estaba en su sitio. "Me cae fatal Palop". Y así llegamos al descanso con mi hermano protestando porque no tengo sintonizados los canales de HD y hasta las tetas de queso, jamón y vino.

La segunda parte venía agria y terminó incluso con la amargura de las pequeñas lesiones de Tiago y Adrián. El topolino argentino, el "tonto" Salvio, dio la de arena después de las dos de cal de la primera parte. En un contraataque que no supo gestionar dedicándose a correr sin potencia y sin soltar el balón, se lo puso fácil a un defensa sevillista (a mí me pareció falta, pero parece que se la birló limpiamente) para que le robara la bola y le enseñase cómo se ejecuta con éxito un contraataque de los de toda la vida. El balón se desplaza hacia adelante, el jugador la controla y la desplaza hacia el más adelantado en la banda y éste la pone en el corazón del área para que un compañero fusile sin contemplaciones a un Curtois que, dicho sea de paso, le echó un par de huevos intentando tapar un zambombazo a bocajarro que le podía haber costado la esterilidad permanente. Gol de los palanganas. Empate.

Luego vino el gol anulado a Manu del Moral. Pero antes de esto, la exhibición de Navas que dejó a nuestro Filipe Luis con la lengua fuera. Me gustó mucho Juanfran, again. Me hizo gracia ver a un Reyes sobreexcitado tirándose, recibiendo y muy comprometido. Mirando continuamente a la banda de Míchel, Míchel, Míchel maricón para ver si le cambiaba. También me gustó la clase en los movimientos y el cariño con el que toca el balón el larguirucho Kanouté, la fuerza de Medel ("éste si que me cae mal", le decía yo a mi hermano. "Joder, si es que te cae mal todo el Sevilla. Como a mí". Risas. Más vinito).

En fin, que lo del sábado fue agridulce por esto mismo. Porque ya son cinco partidos sin ganar. Sólo cuatro puntos de quince posibles. Y que no marcamos casi goles. Cero al Valencia, cero al Racing, uno al Sporting, uno al Barça y uno al Sevilla. Sin embargo... ya ves, a mí me gusta el equipo. Veo que saben a lo que juegan, me parece que lo dan todo en el campo y, como dice mi hermano (que de esto sabe un rato largo) "ya empieza a notarse que van jugando de memoria, que van mecanizando algunos movimientos". Y, por lo visto, eso es muy bueno.

Yo insisto. Este año, con el calendario que tenemos por delante, y si las lesiones nos respetan un poco más, creo que quedamos terceros. Aunque ahora estemos muy lejos del Valencia. A mí me gusta lo que veo.

El jueves, a las 19:00, en el Calderón contra los turcos. Habrá que inventarse alguna excusa para escaparse del curro y de casa. Se admiten ideas.

Vamos, Atleti, vamos.