lunes, 27 de febrero de 2012

¿Y Messi? Gol. Ahí


Atleti 1 - Barça 2

No se había dejado ver el argentino durante todo el partido. Aparte del gol que metió ayudándose con la mano, que le valió una tarjeta, apenas si se le había visto hacer algunos regates y, sobre todo, protestar mucho. Más de lo que nunca se había visto protestar a este genio, por las incontables faltas que recibe. Pero vamos, que estábamos todos tan felices en el Calderón sin noticias de Messi, con una segunda parte recién empatada por Falcao en un remate que justifica con otro gol los 45 millones del ala y, con un Atleti que, después de una primera parte ultra-defensiva y con las líneas apretadas en un 4-4-2 que evitara mayores desgastes de los necesarios, había salido en tromba en la segunda parte mientras los blaugranas se preguntaban si realmente los rojiblancos eran los mismos de la primera parte o les habían hecho el truco de los coreanos y habían sacado a un equipo diferente.

La falta que clavó el genio argentino no fue tal. Andaba yo preguntando a mi hermano que dónde estaba Messi y, zas, gol. "Ahí", me suelta el tío como haciéndome ver que los genios, son genios aun en sus peores días.

Y luego a todo esto se sumó el partidazo de Víctor Valdés. El portero acababa de recibir los insultos y el desprecio de Maradona. Supongo que el suegro del Kun no vio el partido, pues el titular de Guardiola se hizo dos paradones que bastarían para que no volviese a hablar del cancerbero en toda su vida. Impresionante Valdés. Mi hermano, ya digo, un conocedor del fútbol patrio con muchas horas de Calderón a sus espaldas, pegó un bocinazo al aire cuando los altavoces del estadio desgranaban las alineaciones: "¡Guardiola, cagao, saca a Pinto!" Y Guardiola, que es muy listo, sacó a Valdés. Por cierto, estuvo muy inteligente el técnico del Barcelona quitando a Alves nada más recibir una amarilla (que debió ser roja) por agresión. Ni tiempo le dio al brasileño para dar ni media patada más, ni tiempo le dio al nefasto árbitro a compensar el error al no haberle expulsado. Y hablando del árbitro. Nos cosió a tarjetas. El sábado, contra el Sevilla no estarán Falcao ni Godín. Jodido lo tenemos.

Y poco más que contar de lo de ayer. Bueno sí, que como generosos atléticos amantes de nuestro equipo y del fair play, cedimos dos abonos a dos barcelonistas de la familia que son muy buena gente y que no disfrutaron tanto del triunfo como esperaban. Se portaron muy bien. Y la previa del partido fue estupenda, con caña, copa y mucha ilusión. Habrá que repetir.

Vamos, Atleti, vamos.

lunes, 20 de febrero de 2012

Nos roban dos puntos y no pasa nada


Sporting 1 - Atleti 1

Eguren se coloca el balón con la mano. Vamos, el control es absolutamente descarado. Y lo siguiente que hace -ante el alucine de Courtois que no da crédito- es empujarla dentro para empatar. No es excusa, pero es la cruda realidad. Ayer, en el Molinón, el Atleti se dejó dos puntos porque ni árbitro, ni juez de línea, vieron una mano escandalosa que permitió al uruguayo empujarla placenteramente a la red.

A todo esto, claro está, hay que añadir el empeño de nuestros delanteros en hacer internacionales y subir la cotización de todos los cancerberos de la Liga. El otro día medio país se enteró de que Toño era el portero del Racing. Ayer, media Europa puso en el mapa futbolístico a un extraordinario portero como Juan Pablo.

Pues bien. Nos meten un gol absolutamente ilegal y nadie del club dice ni mú. Y ojo, que no pido a Simeone ni a los futbolistas que hablen del árbitro. Eso no. Pero coño, que el presidente tiene que meter un poco de presión en este asunto. Que es que luego no nos respetan en ningún lado. Que es que nos pitan ya como a un equipo menor. Y lo vengo diciendo desde hace mucho tiempo. En el Calderón los árbitros no tienen miedo a pitar en contra nuestra a la más mínima duda. Les da lo mismo. Somos un equipo fácil de arbitrar.

Tarde de paracetamol
Andaba yo todo el fin de semana echando los pulmones por la boca y con un dolor de cabeza soberano y memorable. La verdad es que no me apetecía salir de casa a pesar del sol espléndido que lucía en la capital y la falta de viento que le curtiera a uno este fino cutis que Dios le ha dado. Pero, amigos, si no hay patatas fritas y coca-cola en casa no se puede ver en condiciones un partido del Atleti por la tele a las seis de la tarde. Dicho y hecho. Me vestí, vestí a mi vástaga, y nos fuimos los dos tan pichis a comprar en el chino del barrio, justo al ladito del bar de los vikingos donde hoy anunciaban el partido del Atleti. Y cargamos de chuches, patatas fritas, cebolletas y pepinillos de vinagre, queso tierno, unas galletitas saladas y cocacola sin cafeína para que mi hija pudiera apuntarse a la orgía de las burbujas sin poner en riesgo el descanso nocturno.

Al llegar a casa, hicimos como que no veíamos la cara sin cebolletas ni pepinillos pero con mucho vinagre de mi amada esposa, y preparamos la mesa con un banquete digno de mis mejores épocas de chiquillo. Sólo faltaban los bollos de la mítica y desaparecida pastelería de mi antiguo barrio. A todo esto mi Eva que es Cristina explicaba llevándose la mano a la boca que su cara no era de disgusto por las guarrerías con las que íbamos a acompañar el partido sino porque el nuevo embarazo le produce las mismas náuseas que el viejo. Y se fue a vomitar al baño.

Yo me metí un chute de paracetamol, un sobrecito para diluir las mucosidades y arrancarlas de mis pulmones sin que se lleven ningún trozo y a poner la tele.

Twitter
Mientras veía el partido (que no fue tan intenso ni espectacular como los anteriores, pero sí tan serio y apañado como desde que llegó el Cholo) me dio tiempo a encender el Twitter y conversar un rato con rojiblancos virtuales. Entre tuit y tuit me fui echando unas risas y poniendo alguna que otra gansada. Un buen rato, sí señor. De hecho, cuando empató Eguren, no vi absolutamente nada anormal hasta que un tuitero con ojo de halcón advirtió de la escandalosa mano. No le dí importancia. De hecho era el mismo tuitero que decía que los nuestros hoy no jugaban con tanta intensidad porque no habían cobrado el último mes. Pero a los cinco o diez minutos veo que los de GolTV se sacan de la manga una repetición desde otro ángulo y se ve, descaradamente, cómo el sportinguista para el balón con la mano para dejársela muerta en el pie antes de empujarla a gol. Me faltó tiempo para retuitear al colega rojiblanco y para acabar de creerme lo de que los sinvergüenzas del duoprescrito no les han pagado la última nómina.

Mucho que contar
El partido de ayer da para analizar muchas cosas: el primer gol en contra en Liga, la lesión de Arda y su fiesta nocturna con foto incluida (me llegó por twitter también), la lesión de Diego, la resaca romana, la intensidad de la doble competición, la falta de banquillo, el fallo arbitral que nos deja sin dos puntos, el tercer empate consecutivo, la próxima visita del Barça, los horarios intempestivos en casa (jueves a las 21:00 contra Lazio y domingo a las 21:30 contra Messi sin pensar que estamos en invierno, que el campo está junto al río, que el viernes y el lunes es día de labor...). ¿Será verdad que no cobran los chavales? ¿Es cierta la rumorología en torno al futuro de Adrián fuera del Atleti? ¿Por qué no viaja el presidente con la Sociedad Anónima Deportiva? ¿Se llevó ayer algún Goya Cerezo? En fin, que hay tantas cosas de las que hablar que prefiero callarme y seguir creyendo en un equipo empeñado en que descubramos a los grandes porteros que hay en nuestra Liga.

Reflexión final: Aunque perdamos el domingo con el Barça (que vaya usted a saber según estamos y según están) si el equipo sigue luchando, peleando con intensidad y buscando el gol como desde que llegó el Cholo, pueden contar conmigo. Es más. En esta línea -si es que están cobrando- no sólo nos metemos en Champions sino que acabamos terceros. Tiempo al tiempo.

Aupa Atleti. No digo más.

viernes, 17 de febrero de 2012

Ni Toños, ni Lazios... a pesar de los delincuentes



Llevaba tiempo sin asomarme por el blog. No hay excusa. Sobre todo porque he visto los dos últimos partidos del Atleti. El del infierno sin gol y buen juego donde nuestro equipo elevó al portero del Racing a los altares. Menudo descubrimiento para Del Bosque el cancerbero de los cantabrones. Se paró todo. Y eso que el Atleti hizo un partido al más puro estilo Cholo: seriedad, concentración, compromiso, sacrificio y lo que esto conlleva: muchas oportunidades y una goleada de escándalo que el susodicho Toño acabó por frustrar robándonos dos puntos que nos pertenecían por fútbol, oportunidades y hambre de triunfo.
También vi ayer el de la Europalí contra los romanos de la Lazio. La primera parte en casa de mi hermano. Nada más decir que el Klose era como Raúl, un gladiador del fútbol que va donde otros delanteros ni piensan y que busca donde otros futbolistas ni sueñan, ¡zas! nos endiña un gol en un despeje heterodoxo del joven belga que nada tiene que ver con el trabajo que habitualmente desempeña con solvencia bajo palos. "No pasa nada, el Atleti está sublime", aseguraba mi hermano. Ya digo, un experto en esto del gozar y el sufrir en rojiblanco. Y así fue.

Venían los nuestros de rendir pleitesía al Jefe del Estado Vaticano, a Su Santidad, a Benito XVI, y claro, traían con ellos la bendición de Dios que se ha dejado notar de la mano del Cholo. Dicho y hecho. El árbitro duda ante el fuera de juego de Adrián y, ante la duda, decide (por fin!!!) no pitar una posición dudosa que acaba en gol. Y luego el propio Adri le mete un espuelazo a Diego que tira a puerta sin que la bola coja dirección... y allí está el hombre de la fe, Falcao, para rematar el segundo, la remontada, el anticipo del siguiente, el premio a un delantero que brega, lucha, confía, cree, empuja, ayuda, defiende, remata y arrastra con una sobredosis de humildad que apabulla a los contrarios.

Y sí, son los mismos futbolistas que tenía Manzano. Incluso alguno menos (no está Reyes, ni Diego Costa, ni Pulido, ni Joel). Pero este Atleti huele distinto, corre distinto, pelea distinto. Y es que no hay más que verles las caras a los jugadores cuando saltan al campo. Están a lo que están. Al partido. A cubrir el hueco que deja el compañero, a ofrecerse dando opciones de pase, a correr como perros para echar una mano en defensa, a vaciarse en el contraataque para multiplicar el peligro y la posibilidad de marcar.

Podría estar aquí escribiendo sin parar de las virtudes y defectos de este nuevo equipo que el Cholo Simeone nos ha resucitado antes de que empiece la Cuaresma. Pero creo que lo más prudente es esperar. No echar las campanas al vuelo. Seguir poniendo una vela a Dios y otra al diablo. Y seguir animando (aunque pierdan, que perderán) siempre y cuando lo dejen todo en el campo. Como el pasado fin de semana en el Sardinero.

Así, sí. Así da gusto venir a currar. Y que le pregunten a uno qué ha hecho el Atleti (curiosamente ahora me lo preguntan menos), y jugarse una mala cara de la parienta por anteponer el partido a otros menesteres familiares, y estar dispuesto a volver a pasar frío junto al río a horas intempestivas aunque al día siguiente haya que currar. Este es mi Atleti. Ahora sólo falta que metan en la cárcel a los dos delincuentes que tienen secuestrada la gestión y la propiedad de la SAD, que vuelva a ser un Club de Fútbol y que volvamos a sentirnos tan orgullosos de los triunfos deportivos como de la institución. Yo esto ya se lo he pedido a Dios, aunque los mafiosos han contrarrestado mis oraciones visitando a su director general en el Vaticano. Me temo que lo llevamos crudo.

Y sin embargo. Te quiero Atleeeeeeti, lorololo lolo, te quiero atleeeti, lorolo lo lo lo...

lunes, 6 de febrero de 2012

Sin meter


Atleti 0 - Valencia 0

Desde que llegó el Cholo, y con permiso de Caminero, al Atleti no se la meten. Ni una pelota nos han colado entre los tres palos. Nada, que no nos marcan. Ni fuera ni dentro, ni cuando salimos a las tierras hostiles del norte futbolístico, ni a orillas del río que multiplica por diez la sensación térmica de frío. Y hablando de "sensaciones". No echo nada de menos al sobrino de la Faraona, ni a su pareja de hecho, la que pagó por no jugar en nuestro equipo, la que luego se besaba el escudo cuando no estaba retozando por la hierba, la que consiguió que echaran a Manzano y ahora a Marcelino, la que tiene el récord de haber sido eliminado de la Copa del Rey con dos equipos diferentes en una misma temporada. Pero no voy a hacer leña del árbol caído (justo lo que estaba comentando, que se caía mucho el gitanito de Utrera).

Pero volvamos a lo de ayer. Que no nos meten. El "cholismo" es lo que tiene, que de una defensa que nadie se fiaba, ahora todos seamos capaces de poner la mano en el fuego. De hablar maravillas de Juanfran lo mismo que lo hacíamos de Reyes en sus mejores momentos, de olvidar que Godín ha sido una calamidad desde que llegó, de no acordarnos de la falta de fuerza de Filipe Luis, de haber descubierto en Miranda un cerrojo que no da un balón por perdido; ni rifado. Pero esto es fútbol.

Pero es que ayer, nosotros, tampoco la metimos.

Llegaba el Valencia con la mente en la Copa pero consciente de que se jugaba ante nosotros una plaza en Champions. Vamos, que los de Emery tenían claro que el "cholismo" va en serio y que, casi con toda seguridad, a final de temporada, justo antes de la final de Copa a la que aspiran, habrá que ver quién la tiene más larga, la lista de puntos, digo. Y sacarán los dos la tabla de clasificación con los goles a favor y los goles en contra y los enfrentamientos directos y... el Valencia nos ganará por centímetros. Los justos y necesarios para dejarnos fuera de la Championlí y nos tendremos que volver a conformar con la Europalí.

Es cierto que el partido de ayer fue un auténtico coñazo. Un tostón, un aburrimiento. Tanto que, sin saberlo, me perdí conscientemente la primera parte mientras disfrutaba de una peli con mi señora embarazada. Le pasé los abonos a mi primo veterinario y creo que estuvo en el campo helándose de frío después de calentarse con los colegas a copazos para esquivar las "sensaciones" heladoras a la ribera del Manzanares con el aire entrando por los huecos que no alcanzan a tapar los videomarcadores.

Acabó la peli. Mi chica se acostó y apagué la tele y el disco duro. Me puse a buscar información en mi teléfono y acabé viendo en directo la segunda parte en una pantalla de apenas ocho centímetros. Y sí, un tostón pero con una emoción de infarto. Y si no que le pregunten a mi chica el susto que se llevó cuando me levanté del sofá gritando, sin soltar el teléfono-pantalla, al ver que un tal Rami sacaba con la punta del ciruelo (el interior del muslo dijo el comentarista) un balón que remataba Falcao por segunda vez y que se hubiera colado dentro, se la hubiéramos metido, si el valencianista no estuviera tan contento, alegre y empalmado al disfrutar de un campo, de una afición, de un equipo entregado y de un entrenador que nos ha devuelto la energía sin necesidad de viagras, "Manzanillas", ni "Flores" de un día (y dos copas, ojo).

Lo dicho, que acabó el partido con mucha intensidad, con un Atleti orgulloso al que le faltó un poco de tranquilidad, suerte y puntería. Y que este es el camino. Que aunque empatemos o perdamos, aunque se juegue un domingo de invierno a las 21:30 con alerta por ola siberiana de frío a las orillas del Manzanares, aunque yo no vaya al campo porque me parezcan un esperpento y un abuso los horarios dictatoriales a los que nos sometemos como borregos... pues eso, que a uno se le olvida todo y sigue creyendo que este es el camino, que este equipo sí me representa y que Gil y Cerezo son unos delincuentes que tienen que devolver lo que han robado.

Ahora, a meterla (y a que no nos la metan).

Vamos, Atleti, vamos.