viernes, 17 de febrero de 2012

Ni Toños, ni Lazios... a pesar de los delincuentes



Llevaba tiempo sin asomarme por el blog. No hay excusa. Sobre todo porque he visto los dos últimos partidos del Atleti. El del infierno sin gol y buen juego donde nuestro equipo elevó al portero del Racing a los altares. Menudo descubrimiento para Del Bosque el cancerbero de los cantabrones. Se paró todo. Y eso que el Atleti hizo un partido al más puro estilo Cholo: seriedad, concentración, compromiso, sacrificio y lo que esto conlleva: muchas oportunidades y una goleada de escándalo que el susodicho Toño acabó por frustrar robándonos dos puntos que nos pertenecían por fútbol, oportunidades y hambre de triunfo.
También vi ayer el de la Europalí contra los romanos de la Lazio. La primera parte en casa de mi hermano. Nada más decir que el Klose era como Raúl, un gladiador del fútbol que va donde otros delanteros ni piensan y que busca donde otros futbolistas ni sueñan, ¡zas! nos endiña un gol en un despeje heterodoxo del joven belga que nada tiene que ver con el trabajo que habitualmente desempeña con solvencia bajo palos. "No pasa nada, el Atleti está sublime", aseguraba mi hermano. Ya digo, un experto en esto del gozar y el sufrir en rojiblanco. Y así fue.

Venían los nuestros de rendir pleitesía al Jefe del Estado Vaticano, a Su Santidad, a Benito XVI, y claro, traían con ellos la bendición de Dios que se ha dejado notar de la mano del Cholo. Dicho y hecho. El árbitro duda ante el fuera de juego de Adrián y, ante la duda, decide (por fin!!!) no pitar una posición dudosa que acaba en gol. Y luego el propio Adri le mete un espuelazo a Diego que tira a puerta sin que la bola coja dirección... y allí está el hombre de la fe, Falcao, para rematar el segundo, la remontada, el anticipo del siguiente, el premio a un delantero que brega, lucha, confía, cree, empuja, ayuda, defiende, remata y arrastra con una sobredosis de humildad que apabulla a los contrarios.

Y sí, son los mismos futbolistas que tenía Manzano. Incluso alguno menos (no está Reyes, ni Diego Costa, ni Pulido, ni Joel). Pero este Atleti huele distinto, corre distinto, pelea distinto. Y es que no hay más que verles las caras a los jugadores cuando saltan al campo. Están a lo que están. Al partido. A cubrir el hueco que deja el compañero, a ofrecerse dando opciones de pase, a correr como perros para echar una mano en defensa, a vaciarse en el contraataque para multiplicar el peligro y la posibilidad de marcar.

Podría estar aquí escribiendo sin parar de las virtudes y defectos de este nuevo equipo que el Cholo Simeone nos ha resucitado antes de que empiece la Cuaresma. Pero creo que lo más prudente es esperar. No echar las campanas al vuelo. Seguir poniendo una vela a Dios y otra al diablo. Y seguir animando (aunque pierdan, que perderán) siempre y cuando lo dejen todo en el campo. Como el pasado fin de semana en el Sardinero.

Así, sí. Así da gusto venir a currar. Y que le pregunten a uno qué ha hecho el Atleti (curiosamente ahora me lo preguntan menos), y jugarse una mala cara de la parienta por anteponer el partido a otros menesteres familiares, y estar dispuesto a volver a pasar frío junto al río a horas intempestivas aunque al día siguiente haya que currar. Este es mi Atleti. Ahora sólo falta que metan en la cárcel a los dos delincuentes que tienen secuestrada la gestión y la propiedad de la SAD, que vuelva a ser un Club de Fútbol y que volvamos a sentirnos tan orgullosos de los triunfos deportivos como de la institución. Yo esto ya se lo he pedido a Dios, aunque los mafiosos han contrarrestado mis oraciones visitando a su director general en el Vaticano. Me temo que lo llevamos crudo.

Y sin embargo. Te quiero Atleeeeeeti, lorololo lolo, te quiero atleeeti, lorolo lo lo lo...

No hay comentarios: