domingo, 17 de diciembre de 2017

Pero estáis eliminados de la Champions











Atleti 1 - Alavés 0

“El Atleti está fatal”. Esa es la conclusión que uno saca escuchando radios, viendo telediarios y leyendo prensa de la que se autodenomina sería y de la otra, de la deportiva. “El Atleti no juega a nada”. Y te lo suelta en el ascensor un vecino que asoma los cuernos al sol, en el trabajo una compañera que no ha ido en su vida a un campo de fútbol y en la cola del Mercadona una señora con zapatillas de andar por casa ataviada con el chándal de la multinacional incolora en rosa chillón. 

Y claro, el que no tiene la oportunidad de ir al Metropolitano, o de ver todos los partidos del Atleti, acaba creyéndose que este es el peor año del Cholo, que en el nuevo estadio no hace frío y que el Frente Atlético y los aficionados no increparon ayer al peor presidente que ha tenido el equipo en sus 114 años de historia. Eso sin contar que sigue sin llenarse el campo y que, debido al exceso de zona VIP, nunca se llenará. Pero sigamos con el fútbol. No hablamos de negocio, ni de pasión, sino de competición. 

Ayer el Alavés hizo una gran primera parte. Si juega así lo que resta de temporada el año que viene volverá a Europa. Sólido en defensa y muy rápido al contraataque. Ayer el Cholo volvió a dar una lección de fútbol. Tras una primera parte de atasco en el centro y sin llegadas claras, dejo en el vestuario a Thomas y dio salida a Correa en la segunda mitad para que inventase algo. Y se notó. Pero no era suficiente. En nuestro sector ya se pedían los Cholocambios. Y como si le hubiéramos parido. Torres y Carrasco por Saúl y Gameiro. Sí, por Saúl. Raro. Pero el Cholo los conoce mejor que nadie. Volvió a acertar. 

El hombre sin vocales y sin explicaciones, el misterioso balcánico de la banda derecha, nuestro “Venancio” sin lesionar y a medio vender, se vuelve a sacar otro balón desde la banda como el del Benito Villamarín. Torres hace de nueve y se estira como la madre de Los Increíbles. Gol. Éxtasis. Porque en el Calderón o en el Metropolitano los goles del Atleti son una explosión pero los de Fernando José Torres Sanz son un regalo de Dios, una epifanía, la exaltación del amor.

Y así salimos del congelador cubierto en el teso del  páramo, a orillas de la M-40. Con una sonrisa de oreja a oreja. Con otro uno cero de esos que tanto joden. Con gol del cojo, el acabado, el que nunca quiso fichar por el lado oscuro y fácil de la vida. Segundos en Liga. Contradiciendo el discurso oficial. Molestando. 

Llego a casa, enchufo el móvil y leo incrédulo: “Pero estáis eliminados de Champions”. Y me sobrecoge una ternura... criaturitas.

Aúpa Atleti. Siempre.

miércoles, 6 de diciembre de 2017

A la mierda



Chelsea 1 - Atleti 1

A la mierda la Champions. Se acabó. No hemos pasado la fase de grupos. El Chelsea al que empatamos ayer y que nos ganó en el último suspiro en el Metropolitano fue segundo de grupo. La Roma que se nos escapó viva en su casa, arañándonos un empate sin goles y a la que superamos con poderío en casa, esa Roma que no nos ha podido vencer, fue primera de grupo. Porque empatar dos veces contra el desconocido e inolvidable Qarabaj tiene este merecido castigo. A la mierda la Champions.

A la mierda de la Europalí (el Gabitán dixit). Una Europalí que, para los del calentón excusable post partido, para los de nuevo cuño y para los de frágil memoria, nos ha dado mucho. Sin ir más lejos nos devolvió a la senda de los títulos europeos casi medio siglo después, en 2010. Y luego repetimos en 2012. Curiosamente los mismos años en que nos convertimos en súpercampeones de Europa sin haber ganado la maldita Champions. Que somos únicos también en estos asuntos de ganar Intercontinentales sin campeonar en el continente. 

Al poco de caer eliminados los vikingos asomaron sus cuernos recordándome que este año no nos podrían eliminar. Otros me pedían un análisis comparativo de presupuestos con el Qarabaj. Y aunque me da mucha pereza dedicarles un segundo de mi vida, les volví a explicar que somos únicos, especiales, invencibles en la derrota, orgullosos de ser, no de estar. Les recordé que el premio es ser del Atleti, que lo otro sólo son títulos. Que como bien dice el Cholo, “para motivarnos no necesitamos una competición o un trofeo, para motivarnos nos basta la camiseta rojiblanca”. Y sé que no lo pueden entender, que para ellos el fútbol está unido al triunfo, aunque sea injusto, inmerecido, a costa de ultrajar y saquear al rival. Pero para nosotros, el Atleti es mucho más. El Atleti es un modo de entender la vida. Es elegir el camino difícil, es luchar el doble para conseguir la mitad. 

En el grupo de correo  de Los50 uno enviaba su reserva en Lyon para la final de la Europalí 2018. Otro apostaba on line a que la ganábamos y prometía gambas para todos en la comida de julio. Todos se mostraban jodidos por la eliminación al tiempo que orgullosos de ser del Atleti y del rendimiento de la plantilla. Uno aclaraba que no se trataba del final, sino que ahora empezaba otro camino. Porque lo bueno del Atleti no es que juegue Champions, Europalí, Copa, Liga o el Villa de Madrid. Lo bueno del Atleti es que nos hace sentirnos vivos. Tocar el cielo con los dedos y besar el suelo con los piños. Lo bueno del Atleti es que es real, como la vida misma, no un mundo virtual de triunfos propio de amargados sin nada que celebrar. 

Gracias Atleti por esta mierda de fase de grupos. Gracias porque lo vais a dar todo en la mierda de la Europalí. Gracias por recordarnos que no somos tan mierdas como los mierdas que sí. Gracias porque el sábado en Sevilla podréis hacer feliz a Quique Setién ganando a su equipo por más de uno. Gracias porque seguís imbatidos en Liga, con paso firme en Copa, con posibilidades de volver a ser supercampeones de Europa. Pero sobre todas las cosas, gracias por no ser como ellos, por hacerme ser cada vez más fuerte, por hacerme feliz.

Aúpa Atleti. Siempre

domingo, 3 de diciembre de 2017

Carta de un Filipense



Atleti 2 - Real Sociedad 1

Hermanos en la fe atlética, os escribo como filipense convencido. De los de antes y después del breve error azul. Como agradecido aficionado rojiblanco del trabajo desplegado por Filipe Luis Kasmirski, el brasileño propietario de la banda izquierda del Metropolitano. Un lugar en el que tanto en ataque como en defensa -y a pesar del despliegue físico y táctico de Odriozola y Eusebio- consiguió salir airoso y triunfante (aunque echásemos de menos las ayudas de Koke, de Saúl y de Carrasco). 

Ayer Filipe fue el amo y señor de la izquierda rojiblanca. Fue tal su dominio que se permitió empezar la remontada marcando con la derecha. Es el décimo gol que firma nuestro brasileño, el tercero que le clava a la Real Sociedad de Griezmann a la que el francés acabó de finiquitar en un remate cargado de fe a dos minutos del final.

Se volvió loco Filipe en la celebración, casi tanto como los 50.000 aficionados atléticos (la zona de clientes VIPkingos volvió a registrar una triste imagen) que habíamos visto como el equipo de Ñoñosti nos pintaba la cara durante la primera media hora perdonándonos la vida en tres ocasiones de gol. La de William José solo ante Oblak por encima del larguero nos hizo sentir que no somos los únicos. Fue algo solidario. Un espejo de nuestros delanteros. El gol en un penalti tan innecesario como inexistente (el delantero txuriurdin jamás hubiera llegado a ese balón) fue el revulsivo. El Atleti se puso las pilas cuando vinieron mal dadas. Y empezó el festival de Filipe en ataque. Y las ocasiones falladas por Gameiro y Correa. Otra vez y otra más.

En la segunda parte el equipo parecía otro. Los filipenses dejamos de quejarnos por la falta de apoyos al brasileño en defensa (era un ataque constante de los nuestros). Ellos contraatacaban muy rápido y con mucho peligro, pero nuestra izquierda era un puñal. Filipe volvió a correr la banda y se metió con el balón hacia el centro, en el área, regateó para cambiársela de pie y disparó. Gol. Por fin. El lateral izquierdo era el que marcaba para empatar. 

Luego vino el monólogo de errores del Atleti. Los Cholocambios (Torres y Carrasco por Gameiro y Correa) funcionaron desde la primera jugada en u balón que Torres prolonga por la izquierda a Carrasco para que la ponga al área y Griezmann avise de que vamos a por el partido. Y a falta de dos minutos, el gol, el éxtasis, las emociones del Calderón en un estadio nuevo, a cubierto, con un frío de pelotas y recortando dos puntos al líder que había empatado en casa. 

Y ahí andamos. A seis del Barça, habiendo jugado con todos los de arriba, sin haber podido fichar y pensando en el error azul de Filipe, de Costa, en ese Chelsea al que tenemos que ganar en Champions aunque sabemos que todos los caminos llevan a Roma. 

Los filipenses nunca dejamos de creer. 

Aúpa Atleti. Siempre