viernes, 24 de diciembre de 2010

Feliz Navidad a todos los indios (y a los otros también)


Atleti 1 - Espanyol 0

Mira que me gusta la Copa. No sé. Me pone ver que los grandes se enfrentan a equipos pequeños. Es una competición en la que todo puede pasar, donde la intensidad de los 180 minutos disculpa las expulsiones de Reyes (aunque como dice el bueno de Jose I. Fernández en su blog, la cornada del gitano sea fruto de las reminiscencias vikingas del utrerano). Me encanta que los resultados sean inciertos como nuestro 1-0 frente a los pericos, o abultados como el 8-0 de los vecinos ricos, o sorprendentes como el 0-0 de los leones ante el intratable Barça. Vamos, que la Copa es mi competición favorita. Tanto que el año pasado, aunque no la ganamos, la celebré con mi sobrino de la mejor manera imaginable en el Camp Nou contra el Sevilla.

El partido no lo vi. Los compromisos familiares me trajeron hasta el botxo donde celebro la Nochebuena con mi familia política (y para colmo el Sestao River no juega en casa y tampoco puedo ir a Las Llanas como acostumbro). Estuve enchufado al ordenador y a la radio sufriendo con cada una de las jugadas hasta que, a falta de quince minutos, mi cuñado me llama desde el curro para decirme que lo están dando en un bar al lado de casa de mis suegros. Para allá que me bajo a ver el diluvio universal en el Calderón y los quince últimos minutos en los que no pasó nada (salvo que me comí las cinco uñas de la mano derecha) y vi cómo Simao se despedía del Calderón después de haber marcado el único gol tras una mano que el árbitro metió dentro del área (supongo que para compensar el robo que sufrimos en Liga contra los mismos pericos).

Se pira Simao y viene un tal Elías. Nada que ver, eso fijo. Ni en la posición, ni en la capacidad técnica. Supongo que Elías tendrá más fuerza que Simao al pegarle al balón (el portugués llevaba dos años sin llegar al área pequeña cuando sacaba un córner). Lo que más rabia me da es que Sabrosa hizo el partido de su vida contra el Málaga poniendo tres balones en la cabeza de Tiago que nos dieron los tres puntos. Ya comenté en mi último post que los que se piran del Atleti aprovechan para hacer partidazos como para echarnos en cara que nos equivocamos... joder, ¿por qué no lo hacen durante todos los partidos para que presionemos y no les dejemos ir?

A mí, sinceramente, no me afecta demasiado la marcha de la "joven promesa" portuguesa. Es cierto que ha dado mordiente al ataque y que ha metido uno o dos golazos de falta directa (las tira todas. Habrá lanzado unas dos mil quinientas en estos dos años y medio). También es verdad que se borraba inmisericordemente de muchos partidos donde la cosa se ponía chunga. Lo dicho, que no es que me alegre, pero que no le echaré de menos. Me preocupa más saber si Fran Mérida (aunque no sea su posición natural) será capaz de hacerse con la banda. O si Quique S. Flowers tendrá un par de huevos y será capaz de subir a algún chaval del Madrileño que, estoy convencido, lo hará tan bien o mejor que el chaval que se pira de marcha al Besiktas del travestido Gutiérrez.

Bueno, que todo este rollo era para decir que hemos ganado la primera parte de la eliminatoria y que Simao se pira. Pero en realidad lo que yo quería era aprovechar estos días tan señalados, como dice el Rey, para felicitar a los cuatro frikis que siguen este blog y no dejan de hacer el indio.

Pues eso. Feliz Navidad a todos y Aupa Atleti.

lunes, 20 de diciembre de 2010

Con cabeza, sin Forlán


Málaga 0 - Atleti 3

Por fin el sobrino de la Faraona, el inefable y poco ducho a la hora de hacer sustituciones, el mister Quique S. Flowers, se atrevió a dejar en el banquillo al laureado, premiado y agotado Cachavacha. El rubio uruguayo, a pesar de que nos tiene acostumbrados a penosas primeras vueltas que revierte de un modo espectacular en la segunda parte de la competición, estaba colmando la paciencia de la grada. Está bien que Quique le deje fuera, aunque hubiera sido mejor que lo hiciera en casa, para que la afición se congratulase con una victoria sin dependencia del killer uruguayo. Por cierto, su compatriota Godín sigue chupando banquillo porque, al parecer, también está en un lamentable estado de forma y concentración después de que le quitaran el apéndice inflamado. Esperemos que no le hayan quitado el criterio a la hora de sacar el balón, la fortaleza en el juego aéreo y el poderoso dominio de la zaga que exhibió en Villarreal y en los primeros partidos con la rojiblanca. Esperemos.

Simao se reivindica
Lo de siempre. Jurado se despidió del Calderón y del Atleti con un partidazo para enmarcar en el que marcó un gol y dio el otro. Era un modo de decirnos a todos que se piraba porque era buenísimo y no le habíamos sabido reconocer. Parece que en el Shalke de Raúl sigue haciendo lo mismo que en el Atleti. A saber: demostrar que es uno de los futbolistas con más y mejor técnica del continente y el que menos sangre tiene en sus venas. Vamos, que no le echa huevos.
Pues ayer Simao nos recordó a todos lo mismo que Jurado. El tío lleva casi cuatro años sin poner un balón decente para el remate de sus compañeros. Sólo ha metido un par de goles de falta directa (y las tira todas, ojo), le cuesta llegar al área pequeña cada vez que lanza un córner (y los lanza todos desde su banda, ojito otra vez)... vamos, que la "joven promesa" -el juvenil, le llama mi hermano- se desquitó ayer en Málaga sabedor de que se pirará a tierras turcas donde le espera Guti para enseñarle la marcha de Estambul.
Lo cierto es que "el juvenil" portugués se marcó tres pases de escándalo que fueron a parar (los tres) a la cabeza de su paisano Tiago. El primero y el tercero los remató el jugador cedido desde Italia y el segundo se lo puso -de cabeza a cabeza- a un Domínguez rehabilitado que festejó el gol como si hubiéramos vuelto a ganar la Europa League de la que ya nadie se quiere acordar.

Nos deben la Copa
El 22, después de saber que tenemos mucha salud y que la suerte ha pasado rozándonos el décimo, viene el Espanyol humillado tras la visita del Barça y el repaso en Cornellá. Los periquitos se llevaron hace dos semanas los tres puntos del Calderón, y ahora que nos han perdido el respeto y saben que los árbitros les son propicios, intentarán marcar para poner de cara la eliminatoria.
Los nuestros nos deben una Copa después del espectáculo del año pasado en la final del Nou Camp frente al Sevilla. Los que allí estuvimos no cambiamos la Copa por el sentimiento de miles y miles de atléticos cantando sin cesar mientras los sevillistas recogían el trofeo. Eso no tiene precio. Pero este año las cosas son muy distintas. En Liga hemos perdido muchos puntos en casa que no son normales (empate con Almería, derrota con Espanyol...) y ya estamos eliminados de Europa. Sólo optamos a la Copa (la Liga, como en Escocia, se la reparten sólo los dos equipos ricos). Espero que la plantilla se dé cuenta de esto y que el faraón apueste en serio por una competición que, no me cansaré de decirlo, me gusta más que a un tonto un lápiz.

Vamos, Atleti, vamos.

viernes, 17 de diciembre de 2010

Menos milagros y más fútbol

Bayern Leverkusen 1 - Atleti 1

Adiós a Europa. Se veía venir. El milagro que nos querían vender directivos y plantilla se había visto frustrado por las declaraciones de Quique S. Flowers que, antes de la nevada alemana, advertía que "caer en Europa no es ningún fracaso"... me reservo el comentario a las palabras del Faraón.

Lo de ayer en Alemania fue el final que todos preveíamos después de una fase de grupos absolutamente calamitosa en la que el equipo ni siquiera fue capaz de doblegar a los griegos en el Calderón derrochando desidia y quemazón.

Poco que decir del partido. Más que nada porque sólo oí los cinco primeros minutos en Onda Madrid y sigo sin tener el Canal +. En fin, que llegué a casa acelerado pensando en el milagro que retransmitiría en directo Tele 5 o, en su defecto, Gol TV y no. De modo que fui viendo en internet cómo se movía el marcador y escuchando de vez en vez la radio para darme cuenta de que no teníamos nada que hacer. Y no sólo porque no íbamos a ganar. Es que los griegos no iban a perder contra un equipo noruego que no se jugaba ni siquiera el honor.

Lo dicho. A la mierda uno de los títulos que el año pasado nos dio la alegría más grande desde 1996. A tomar por saco las ilusiones de unos aficionados que hemos acabado conformándonos con las migajas europeas, con las miserias a las que esta directiva nos ha abocado. Y, para colmo, el abono total nos va a salir por un ojo de la cara. A no ser que en Copa lleguemos a la final y mitiguemos un poco la mala hostia y la sangría pecuniaria a la que nos someten estos cuatreros de corbata que nos robaron el equipo.

Y sin embargo... te quiero Atleeeeeeti, loro lo lo lolo, te quiero Atleeeeeti...

domingo, 12 de diciembre de 2010

El no-crack, un portero sin expulsar y el australiano del Depor


Atleti 2 - Depor 0

Sergio Agüero, el 10 del Atleti, el "Kunsito" no es un crack para la prensa aunque a mí me lo parezca. Supongo que al argentino recientemente nacionalizado español le pesa ser el yerno de Maradona, el padre de Benjamín, el eterno reserva de la albiceleste. Ignoro qué tipo de contrato tiene Agüero y por qué no aparece más en los intermedios de las películas vendiendo coches, maquinillas de afeitar o créditos a bajo interés; pero lo cierto es que el joven hispano-argentino -para suerte de los atléticos- no compagina su trabajo como futbolista con los posados para revistas de papel satinado.
Ayer, en el Calderón, el Kun volvió a deleitarnos con su clase, su fuerza, su entrega y dos golazos con sabor a tango argentino. Eso sin contar que a los cuatro minutos ya había provocado un penalti con tarjeta amarilla para Aranzubía, que debía de haber sido roja... Ya me encargué yo de recordárselo al "cucaracha" catalán durante todo el partido: "¡Expulsa al portero!", grité hasta quedarme afónico después de cada jugada.

El primer gol del Kun fue explosivo, individual, pocos minutos después de que un indolente e irrespetuoso Forlán desperdiciara el penalti que detuvo el portero que tenía que haber sido expulsado. Cogió la bola y se fue de tres de los cinco defensas que Lotina había apelotonado en su área para colocar el balón por el palo corto con un talento y una clase digna de los craks (aunque la prensa se empeñe en que no lo sea). Pero lo del segundo gol fue algo digno de los más grandes del fútbol. Raúl "chistorra" García le mete un balón suave al hueco del área y el "Kunsito" -aunque siga sin ser un crack- lo controla, lo para y mira al portero mientras el ejército defensivo coruñés se queda pasmado preguntándose qué coño va a hacer ahora el argentino, por qué diantres se para con el balón controlado delante del portero. Y con un toque tras un amago que fue un paso de baile, la coloca suavemente en el fondo de la red. Casi me desuello las manos de tanto aplaudir, casi me dejo la garganta con el "kun kun kun kun kun kun kun..." y cuando la grada volvió a recuperar el tono de la realidad le recordé al árbitro: "¡Expulsa al portero!"

Antes del descanso Simao -más activo que en los últimos partidos- recibe una falta al borde del área del portero que no fue expulsado y yo quería que la lanzase el crack que no es tal. Le he visto lanzar tres faltas en el Calderón y ha colado dos. Pero sabía que sería el Cachavacha el que tratara de remediar su falta de respeto a la grada y a los compañeros con 45 minutos de trote cochinero y sin regalar media zancada de presión o un segundo desmarque. Y así fue. El uruguayo colocó la bola, cogió muy poca carrerilla y lanzó un zapatazo que Aranzubía tocó lo suficiente para que el palo escupiese el balón. Una pena de gol, pero al menos se hizo justicia. El rubio no se merecía marcar. Le seguiremos soportando porque sigue siendo el futbolista más rentable del club (aunque mi cuñada esté de uñas con él) y porque sus segundas vueltas son algo más que espectaculares.

Segunda parte

Nos podían haber avisado que el partido se acababa con el 2-0 y mi hermano, mi cuñada, mi mujer y yo nos hubiésemos ahorrado los 45 tediosos minutos en los que, por momentos, el Depor parecía tener el control del balón. Para colmo los súper bocatas de tortilla de mi madre nos los trajinamos antes del partido (que otra vez fue a las 22:00 horas junto al río... manda huevos) y la niebla comenzó a echarse al tiempo que bajaban unos graditos las temperaturas en la hierba y en la grada.

Entonces me puse a pegar la hebra con unos tipos que se sentaron a mi izquierda, ocupando unos abonos que no eran suyos. Eran tres chavales rondando la treintena. Un australiano, un argentino y un irlandés. Me juraron y perjuraron que no eran del Madrid. Poco a poco, cuando fuimos tomando confianza el australiano me confesó que sus dos amigos eran del Barsa y que él era seguidor del Depor. ¡Un australiano seguidor del Depor! Me explicó que sus primeros partidos de la Liga Española por televisión coincidieron con el penalti de Djukic en el último minuto del último partido que les hizo perder la Liga. Con su primera y única Copa del Rey... y claro, el chico estaba alucinando con el repaso que el no-crack, Agüero, les había dado durante la primera parte y coincidía conmigo -supongo que por temor a que le echara encima a todo el abonerío- en que tenían que haber expulsado al portero. "¡Árbitro, expulsa ahora al portero!" De nada sirvieron mis gritos.

Quique S. Flowers
Insisto, el "faraón" no tiene remedio. Mientras no me demuestren lo contrario yo sigo convencido de que este tío se piró las clases de "Sustituciones y cambios" en el curso de entrenadores. Siempre hace lo mismo cuando faltan diez minutos. Quita a los de siempre y saca a los de siempre. De modo que se convierte todo en una rutina. El decidir si aplaudes -pensando en el futuro- o silbas -por el desastroso presente- a Forlán; en ovacionar al gitanito Reyes por su rapidez, descaro y entrega a pesar de que se empeña en llevar el balón pegado a los pies y tarda en soltarlo más de lo necesario, en resignarte cuando quita a Raúl "chistorra" García porque sigues creyendo que este tío acabará explotando y dando lo mejor de sí algún año... y luego viene el cachondeo. Sale Diego "Rantamplán" Costa con su desgarbada figura que lo da todo aunque su todo es casi nada. Sale Fran Mérida con miedo a chutar a puerta y teniendo que demostrar en diez minutos el pedazo de futbolista que se le supone. Y sale Mario Suárez que viene a ser como la esquizofrenia del "faraón" Flowers. ´De repente es titular tres partidos seguidos, de repente te quito y vuelves a salir diez minutos. En fin, que para esto es mejor no hacer cambios.

No quiero entrar en la falta de una alineación fija (el entrenador no suele repetir demasiado), tampoco en el castigo -sin explicar- a Domínguez, ni en la ausencia de Godín que entra y sale de las convocatorias tras su operación de apendicitis como sucedió con el Kun después del hostión en Bilbao que nos costó el partido del Barsa en casa y más de un disgusto por su prolongada recuperación.

Y conste que yo quiero que se quede Quique S. Flowers para que el club tenga estabilidad, un proyecto y muchas posibilidades de llegar a ser lo que fuimos en un tiempo no tan lejano.

Esta semana tenemos Europa League (la despedida, supongo) y el 22 la lotería contra el Espanyol que, para mi desgracia, me pillará ejerciendo de vasco consorte en Sestao, Vizcaya. No se puede tener todo.

Vamos, Atleti, vamos.

sábado, 4 de diciembre de 2010

Descontrolados, cancelados... y todavía en Canarias


Levante 2 - Atleti 0
Sigo en Canarias. Esta vez contra mi voluntad. En mis planes estaba ver la segunda parte del partido en casa, animando al Atleti desde el corazón de la península para conseguir los tres puntos que necesitamos como agua de mayo para no perder el tren y, sobre todo, para volver a coger un poco de confianza.
La huelga, la enfermedad, el órdago, el caos o lo que coño sea que han organizado los controladores aéreos ha hecho que mi vuelo se cancele y que aún no sepa cuándo ni cómo voy a volver a ver a mi hija María y a mi mujer. A tomar por culo la mitad del puente después de dos semanas currando sin parar por las islas "afortunadas".

Total, que como no hay avión, que como he conseguido que el NH se tire el rollo y nos cobije esta noche, me he pateado media ciudad de Santa Cruz hasta que he encontrado un bar con GOL TV donde el camarero estaba colocando las mesas al tiempo que se veía en pantalla la alineación sin Domínguez, sin Mario Suárez y sin Tiago, pero con Simao...

Me siento y me pido un café cortado largo, que es el equivalente al café con leche en vaso de la península (aquí el rollo de los cafés es otro mundo: leche y leche, natural, cortado largo... otro mundo). Llega mi compañero Fernando, el cámara, otro atlético empedernido, y vemos cómo De Gea despeja blandito un córner como si fuera un porterillo de mantequilla. La defensa se queda mirando, pensando, asimilando, y nos cascan el primero en el minuto tres. Quique, desde el palco, como los controladores aéreos, se hace el orejas y sigue confiando en un tráfico absolutamente desconectado del balón, con dos medio centros que sólo destrozan y son incapaces de meter medio pase decente. Raúl García y Asunçao no crean, sólo destruyen. Ni siquiera la salida de Mario Suárez ha dado más rapidez y fluidez a la bola. Una puta mierda de equipo, vaya.

Todo esto unido a la mala leche que me gastaba por el rollo del avión cancelado ha hecho que me pusiera a criticar a voces en la terracita del lugar todas y cada una de las jugadas de los nuestros. Un puñetero desastre. Me llama un compañero de La Gaceta de Salamanca interesándose por nuestro periplo aéreo. Le lloro un poco el Atleti y le cuento lo que ya sabéis. Que no sabemos nada y que nadie nos dice nada. Que mañana iremos temprano a Tenerife Sur para ver si nos colamos en alguna aeronave que llegue con bien a Barajas. Que tenemos un huevo de bultos porque llevamos un equipo de televisión con sus luces, su trípode, sus cacharros variados y pesados y más de 20 horas de grabación en cintas obsoletas de IMX que ocupan una barbaridad. Me desespero y Caicedo -que ya había avisado en dos ocasiones- nos casca otro golito que le regala Reyes sacando una falta y poniéndosela a un granota para que se la pase al ecuatoriano y nos clave el segundo por la escuadra. Para llorar.

Quique se decide a hacer un par de cambios absurdos, tardíos, sin mucha imaginación y el Atleti se defiende para que no le casquen el tercero más que inquietar el marco de Reina que, dicho sea de paso, se podía haber ido a tomar unas cañas porque apenas un solo balón llegó a su área.

El Atleti, como yo, está desquiciado, cabreado, sin control, sin saber cuándo va a despegar. Atascado en una isla donde cada uno busca su interés, su salvación, que no le salpique el desastre que se nos viene encima. Con un portero desconocido en el que sus compañeros no confían. Con Godín, también desconocido, despejando suave al centro, con Ufa cantando hasta en los voleones, con Antonio López quebrado y requebrado por un delantero cuyo sueldo no le permitirá jubilarse al colgar las botas, con Perea en su línea, con Simao desfondado, incapaz de controlar un balón fácil, imposible en el desborde, discapacitado para el pase, con Reyes conduciendo y conduciendo el balón hasta perderlo, con Raúl García y Asunçao destruye que te destruye y ni eso, con Forlán perdido y bajando hasta el borde del área inútilmente, con el Kun intentándolo contra todos... y De Gea, insisto, muy descentrado.

A ver si mañana, por fin, escapo de la isla. A ver si a partir de mañana el Atleti se pone las pilas. Pronto tendremos la Copa del Rey. Aún quedan tres cuartos de Liga. Ojalá que pase pronto la crisis y que vuelvan los controladores a su sitio, que el Atleti despegue y que no se trate de una huelga encubierta por motivos oscuros que sólo WikiLeaks pueda desvelarnos.

Vamos, Atleti, vamos.

jueves, 2 de diciembre de 2010

En Canarias no les veo ganar


La noche antes de salir en dirección a las islas canarias dormí poco. El Atleti había ganado por primera vez en su historia en Anoeta. Fue un partido donde las decisiones arbitrales, esta vez sí, nos favorecieron. El equipo estuvo corajudo y peleón. En ningún momento perdió la fe y mantuvo la cabeza lo suficientemente ordenada como para gestionar los tiempos y llevarse tres puntos muy valiosos. Por la mañana temprano cogí un avión en dirección a Las Palmas.
Las grabaciones y el trabajo televisivo no me impidieron ver en un garito de la playa de Las Canteras (ojo, el chigre se llamaba "Jordi") el Atlético de Madrid - Espanyol. Mientras me trasegaba una cerveza fría en manga corta a 24 grados y arrullado por las olas del mar, mi hermano y mi sobrino me contaban por teléfono que en el Calderón estaban a 4º C y bajando. Con las orejas heladas, la nariz congelada y muchas ganas de conseguir los tres puntos que nos metieran ahí arriba, cerca de la Champions que Cerezo prometía antes de Navidad. El resultado ya lo sabemos todos. 2-3 con sanción a Quique por desquiciamiento. Un equipo absolutamente descontrolado y un De Gea desconocido que colaboró activamente en la debacle. A mi amigo Quico, espanyolista y padre por tercera vez, le faltó tiempo para enviarme un mensajito de condolencia periquita. Le contesté porque el Espanyol me gustó. Sobre todo los jóvenes que pone Pochetino sobre el césped y que juegan como si toda la vida hubieran estado en la élite. Al día siguiente cogí un barco en el puerto de Agaete y llegué a Santa Cruz de Tenerife. Cambié de isla un poco antes de que el temporal Andrés cerrase puerto y aeropuerto, las clases se suspendieran y el viento de más de 100 kilómetros por hora convirtiese las calles del archipiélago en auténticas ciudades fantasma con sus vecinos recluidos en casa por el miedo a que se repitiese la catástrofe del Delta (del que se cumplían cinco años).
Ayer, en una isla diferente, en una competición diferente, en un bar diferente, pero también en mangas de camisa, me apreté una Pepsi con almogrote mientras veía a De Gea, otra vez desconocido, poniendo peligro en un balón fácil que los griegos remataron hasta en tres ocasiones ante la mirada de nuestra defensa y con el balón dentro de la portería. Era el minuto uno.
Forlán y Kun dieron rápido la vuelta al marcador y al cuarto de hora todo parecía que seguía el guión previsto. El Atleti ganaba 2-1 y parecía que el partido estaba controlado. No sé qué pasó en el descanso, pero lo cierto es que la segunda parte fue un cúmulo de despropósitos con un Atleti que no funcionaba como equipo sino como un grupo de forajidos que hacía la guerra por su cuenta. Sólo se asociaban Reyes y Ufa, el resto parecían no conocerse, como si jamás hubiesen entrenado juntos. Domínguez, en su regreso tras el castigo de Quique, cometió un penalti infantil que De Gea no pudo detener a pesar de ir por el centro. El empate se antojaba un mal resultado, pero el gol postrero de los griegos (priemera vez en la historia que ganan en España) parecía una pesadilla, una broma de mal gusto, un desastre desproporcionado para un Atleti que no acababa de encontrar el camino del gol.
Me fui al hotel con muy mala leche. Mi hermano me dijo tras el partido que eran "unos mierdas y unos sinvergüenzas", exactamente lo que yo pensaba con el calentón de ver a los nuestros casi eliminados. Este año el abono europeo nos saldrá más caro.
Mi único consuelo es que el sábado a las 18:30 tiene previsto el aterrizaje en Madrid el avión que me lleva a casa. El partido contra el Levante empieza media hora antes. Supongo que en la segunda parte el equipo, con mi regreso, se comporte como debe y nos llevemos los tres puntos del Ciudad de Valencia.
Ahora a esperar para que no se retrase el vuelo.
Y a ver si Quique es capaz de recuperar a un grupo que ha perdido la ilusión, la confianza y el triunfo en dos partidos calcados, erráticos y penosos con idéntico resultado en distinta competición, en distinta isla.
Vamos, Atleti, vamos.