martes, 31 de enero de 2012

Un gran lunes


Osasuna 0 - Atleti 1

Por poco me lo pierdo. Ayer tuve un día complicado de grabaciones, problemas informáticos, taller con el coche, compras en farmacias homeopáticas del centro atascado y clases nocturnas de inglés. Pero qué coño, fue un día maravilloso.

A primera hora de la mañana, a eso de las siete o así, el ordenador de casa dijo que se plantaba. Que hasta aquí podíamos llegar. Que si no tenía bastante con currar en la tele como para que, además, lo hiciera desde casa. Y decidió dejarme tirado. Total, que llamé a los del mantenimiento informático que tengo contratado y me tuvieron al teléfono casi una hora. El tiempo suficiente para irme dejando al puñetero ordenador pasando un test de sistema, o algo así, que mantenía toda la pantalla en azul esperando no sé qué fallo que jamás encontró. Y me fui a grabar. Toda la mañana y parte de la tarde haciendo entrevistas y planos para una secuencia que se me quedó colgada. Lo mejor fue que vino el director del programa con el equipo y nos explicó con un ejemplo nuestro trabajo: "Nuestro programa es como una buena comida. La gente se lo mete entre pecho y espalda en media horita, pero para preparar todo hay que poner antes los planos en remojo, elegir bien a los entrevistados que conforman los ingredientes, sazonarlos con buena música, pelar los planos para que no tengan hebras, cocer a fuego lento en el avid..." Y esa lección de televisión me ha valido más que todo el disgusto por la secuencia que me faltaba.

A toda leche me piré de allí para recoger en una farmacia de homeopatía un encargo para mi niña. En Radio Marca ya hablaban de que iba convocado Pedro y que -flipa- tenía muchas cosas parecidas a Fernando Torres. En fin... por eso el malagueño tiene 20 años, el Atleti no tiene un tercer delantero y el chico sigue jugando en Segunda B, pensé para mí.

Sorteé el atasco haciendo un par de pirulas sin multa y llegué al taller donde, por fin, me pusieron la bombilla del faro que llevaba tuerto un mes, me dieron presión a las ruedas y hasta me sustituyeron los limpias que me dieron el viaje a Bilbao este fin de semana. Y todo por el módico precio de 50 euritos. Hasta me fui contento. Claro, que mientras pensaba en el Atleti, mientras calculaba cómo sacar tiempo para editar un par de noticias y un post para el blog oficial del programa, caí en la cuenta de que tenía clase de inglés. ¡Mierda! Y no podía faltar porque ya me piré el último día con la excusa de una cena de amiguetes en casa. Pues nada, el día iba lo bastante bien como para no confiar en que el Atleti pudiera ganar sin mi ayuda. Y me enfrasqué en el "How are you? Fine, thanks" mirando de reojo a los nuestros. La clase terminó al tiempo que lo hacía la primera parte.

Corrí al salón y le pregunté a mi mujer el resultado: 0-1. Creo que ha marcado Godín casi al final de la primera parte. ¿Godín? repregunté sorprendido. Me parece que sí, dijo ella sin importancia. Y justo en ese momento repetían el gol del Diego uruguayo que menos había rendido en nuestro equipo. Del nuevo mariscal del área que ahora imponía su fuerza, su actitud, su concentración y sus ganas de contribuir al trabajo de equipo rascando una bola suelta en el área como una auténtica ave rapaz. Un gol de depredador, de concentración, de estar metido en lo que hay que estar metido.

Y mientras el corazón me bombeaba a toda velocidad, traté de racionalizar y enviar mensajes desde el cerebro del tipo: "Aún faltan 45 minutos. No pienses en Champions. Ni se te ocurra hacer cálculos con lo del Valencia. El Cholo conoce muy bien a la Lazio. A los vikingos les rompemos los cuernos..." y cosas por el estilo que cada vez iban acelerando más mi corazón agitado.

Mi hija dormía. Mi mujer, esperando a nuestra nueva criatura, vomitaba. Yo no podía dejar de mirar cómo Adrián y Falcao fallaban dos goles que podían haber sentenciado el partido. Y empezó una sucesión de faltas, tarjetas, empujones, interrupciones que me pusieron más en tensión todavía. Osasuna sacaba toda la artillería y comenzaban a asediar a Courtois que se hizo dos paradones de escándalo (El Chelsea se lo lleva fijo). Que acabe ya, por Dios. Y cuatro minutos de prolongación. Final. El Cholo y yo dimos un grito contenido. Él se retiró al vestuario. Yo me fui a la cama a descansar de un gran lunes.

Vamos, Atleti, vamos.

martes, 24 de enero de 2012

Cuando lo lógico es noticia


Real Sociedad 0 - Atleti 4

Se me han ido pasando los trabajos y los días y no he sacado un rato para contar lo que me pareció lo del sábado precisamente hasta hoy, 24 de enero, San Francisco de Sales, patrono de los periodistas. Me felicito y, de paso, aprovecho para repartir un poco de estopa a los que están destrozando esta bendita profesión de contar cosas.
Y digo esto porque, para nuestra desgracia, lo que debería ser algo normal, cotidiano, lógico y nada noticiable (que el Atlético de Madrid gane a la Real Sociedad) se ha convertido en la noticia de la primera vuelta en nuestro equipo (o lo que queda de él). Y claro, si uno se pone a repasar los números y ve que no habíamos ganado ni un solo partido fuera del Calderón y que únicamente habíamos arrancado dos miserables empates... pues sí, vale, es noticia. Pero no debería de serlo, que es a lo que yo voy. Y no debería de serlo porque el Atleti tiene 9 Ligas por sólo 2 de la Real Sociedad, y tenemos 9 Copas, y una Supercopa de Europa (mejores del continente) y una Intercontinental (mejores del mundo). Esto sin contar el presupuesto que, supuestamente, manejan los mangantes de lo que antes fuera un club de fútbol. Pero así son las cosas desde 1987. Nuestro equipo se va arrastrando por los campos, perdiendo su etiqueta de Glorioso y derrochando cada vez menos coraje y menos corazón; eso sí, ahora derrochamos fichajes, compras, ventas, traspasos, cesiones, Doyen "grups", y demás zarandajas de inversores ocultos que se lo llevan a pachas con los intermediarios, representantes y demás carroñeros que viven de la cosa futbolística rojiblanca.

El partido
Pero no me quiero desviar de lo que me trae aquí cada semana (o casi). El sábado disfruté lo justo viendo a un Atleti más metido en el partido. Parecido al que pude ver la semana pasada en el Calderón frente a un Villarreal sin argumentos y en caída libre. La Real venía de una buena racha, de siete partidos sin perder. Pero el Atleti, con el Cholo, tampoco ha perdido nada. Es más, no ha encajado ni un solo gol. Crucemos los dedos. Lo del sábado, ya digo, a mí me pareció un partido de intensidad, de presión, de estar con la cabeza en el partido, y sólo en el partido. Al final, ya sabéis, cuatro cero contra una Real que se tiró a tumba abierta con el segundo del Atleti quitando dos defensas y arriesgando el todo por el todo. Y claro, el Atleti con un Koke deseando mostrar el fútbol que tiene, con un Falcao hambriento de triunfo y con Adrián como mamporrero del gol frente a una Real desarbolada en defensa... pues golazo con vaselina y golazo tras combinación de primera.

Y como los goles y el triunfo y los puntos son lo que queda en los papeles, nadie se acordará de que el Atleti hizo 24 faltas, de que nos sacaron más de media docena de tarjetas y de que el árbitro estuvo en su sitio y nos dio lo que tantas veces nos han quitado.

Supongo que el Cholo algo tendrá que ver. Los jugadores son los mismos. La disposición táctica no varía demasiado. Lo que sí ha cambiado, y en eso no hay discusión posible, es la mentalidad. El Cholo debe de ser un motivador excepcional, un psicólogo argentino de los buenos, un atlético como nosotros, un tipo que -a pesar de los Giles y Cerezos, del duo prescrito de delincuentes en el palco- conseguirá entusiasmarnos, hacernos creer en nuestros colores y olvidar la mierda de gestión y dirección a golpe de tensión, de compromiso, de presión y de goles. Siempre a favor, por supuesto.

Dicho lo cual, sólo me queda desear que nunca más vuelva a ser noticia nuestro equipo por ganar a un rival de inferior historia, inferior presupuesto e inferior garra, coraje y corazón.

Lo del próximo lunes, en Pamplona, tampoco debería ser noticia. Por cierto ¿Jugará Raúl García? Si lo hace, espero que no nos marque... el Atleti... en fin... ya se sabe.

Ole, ole, ole, Cholo Simeone / / / Gil Marín, es Urdangarín.

martes, 17 de enero de 2012

Sólo son tres puntos en casa


Atleti 3 - Villarreal 0

Hacía frío el domingo por la mañana. El sol decidió abandonarnos justo cuando el Cholo debutaba en su segunda casa (la primera es la del Racing de Avellaneda) haciéndose cargo de un equipo eliminado de la Copa del Rey, con una decimotercera posición en la tabla y sin haber ganado aún -a un partido para acabar la primera vuelta- ni un encuentro fuera de casa. Y ojo, que ya debutó en Málaga sin conseguir la victoria. Total, que el Cholo quería intensidad y verticalidad y compromiso y no sé cuántas cosas más para que la masa rojiblanca que casi llena el estadio (dicen que vinieron más de 50 peñas de fuera de Madrid) se olvidara de que en el minuto 25 había convocada una protesta masiva contra los delincuentes prescritos que han convertido nuestro equipo en una agencia de compra-venta de jugadores. Y los dirigentes que estafaron a su propia empresa, lo consiguieron. La masa se olvidó de 24 años de miserias y se centró en el lanzamiento de una falta peligrosa cuando aún estábamos con empate a cero y el Atleti mostraba algo más de actitud, tensión e intensidad que en partidos anteriores. Claro que, el Villarreal, olía a Segunda como pocos equipos de los que han pasado por aquí. Por cierto, si bajan habría que fichar a Borja Valero. Pedazo de futbolista. Un cachondo de la fila de atrás decía que lo podíamos cambiar por Gabi. "Sí, claro, y que nos dieran algo de pasta", ironizaba mi hermano. Lo dicho, que no se protestó en el 25, que el Atleti no marcó esa falta y que los delincuentes robaperas del Atleti no permutarán Borja Valero por Gabi si no se llevan una comisión o rascan pasta de algún lado.

El partido tuvo sus momentos de buen juego, para qué negarlo. El Atleti salió presionando mucho más. Y en la alineación titular estaban Adrián y Turán. El asturiano es un futbolista con mucha proyección. A mí me gusta casi todo en él excepto que no se atreve a definir. Prefiere ponerla. Es un asistente nato. Cuando el pase acaba en gol es maravilloso, pero cuando el pase no era la opción adecuada, sólo puedo encabronarme con él por no disparar y llamarle "mamporrero". En fin, mis cosas.

Otro de mis hermanos, que volvió a nacer en la M-30 después de que un gañán le tirara de la moto y recorriese 50 metros con su cuerpo arrastrándose por el asfalto con la fortuna de no ser atropellado por ningún camión y de no dar con sus huesos en un guardarraíles amputador, decía, que este hermano me llamó desde su sofá con la rodilla desguazada y el Atleti en la tele para decirme que le estaba gustando el partido, que se veía un poco más de tensión, pero que el arbitraje nos estaba favoreciendo casi tanto como la falta de ideas del Villarreal. Que el gol de Falcao había sido en fuera de juego y que el penalti con el que comenzamos la segunda parte, lo había metido el trencilla en el área. Aún así, estaba moderadamente satisfecho con lo que había visto. Y yo coincidía con él plenamente.

Mi mujer, valiente y embarazada de nuestro segundo retoño, se animó a acompañarme en esta reaparición del Cholo y la esperada resurrección de los nuestros sobre el césped. Pasó frío, como yo, pero no salimos cabizbajos y cabreados como en otras ocasiones. Los dos, y mi otro hermano, salimos comentando que si jugaran siempre así, al menos, aunque perdiéramos, no tendríamos nada que reprocharles. Quizá una queja melancólica contra ese balón que Falcao puso en las manos de un Diego López absolutamente desconocido, fallón y en un estado de forma lamentable.
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No he podido colgar antes esto porque llevo unos días de mucho ajetreo y estrés. Pero lo dejo tal cual lo escribí. Sólo añadir que el domingo, después del 3-0 y sin ninguna euforia, aunque satisfechos con el rendimiento (ya digo, sin exagerar), fuimos a tomar unas sidras y a meternos una doble ración de fabada a casa de nuestros amigos Juan y Bea, dos periodistas dedicados al mundo de los gabinetes de prensa institucionales que son más del Barça y del Sporting que del Atleti, pero que simpatizan con nuestro equipo. Y lo celebramos brindando con vino Arribes del Duero (ojo, no confundir con Ribera de Duero, éste del que hablo es infinitamente mejor y más barato). Una delicia de comida casi tan nutritiva como la conversación de sobremesa tras el queso con membrillo y el café negro negro, como a mí me gusta tras un homenaje gastronómico que remató una mañana de frío en la que sólo ganamos tres puntos ante un equipo en descenso.

Diremos algo del Cholo después de Donosti e Iruña. Si conseguimos esos seis puntos, entonces habrá razones para la esperanza (pero sin pensar que vamos a ganar la Liga -que era lo que acostumbraba nuestro equipo hasta hace 24 años- ¿recuerdan? Antes de que llegara el cáncer Gil-Cerezo).

Aún así, aupa Atleti!!!

lunes, 9 de enero de 2012

No ganamos ni en el cumpleaños de mi hija


Málaga 0 - Atleti 0

El sábado cumplía mi hija 2 años. En este corto periodo de vida, mi primogénita ha visto a su Atleti ganar la "Europalí" que se estrenaba cuando nos eliminaban de la Champions y la Supercopa de Europa dirigidos por el sobrino de "La Faraona" y sus rotaciones de castigo. En apenas dos años, mi hija ha aprendido a decir "papá" y "Atleti" de un modo absolutamente claro. En sólo dos años ya ha visto cómo se mueve el banquillo y cómo apenas queda ninguno de los futbolistas que consiguieron los dos últimos títulos de nuestro equipo.

El sábado se arremolinaban familiares y amigos en torno a la tarta con dos velitas. Mi hija no quería soplarlas. Al jaleo de la marabunta humana llenando salón, pasillo y cocina de casa, se unía que ella tenía unas decimillas de fiebre y que estaba nerviosa como su padre ante el debut de Diego Pablo Simeone, el Cholo, uno de los ídolos de la familia, un rojiblanco como nosotros. Vamos, que dijo que no y no hubo más cera que la que ardía. Y ardió la vela hasta que entre todos decidimos darla por apagada. Parecía que mi niña no quisiese que se acabase la merendola en casa para que no empezase el partido de la Rosaleda.

Pero el tiempo es inmisericorde. Cuando el Granada empataba en el Bernabéu y yo seguía con el "Cantajuegos vol. 3" puesto en la única tele de casa, el personal comenzó a desfilar sabedor de que en unos minutos mi niña se pondría el pijama y yo quedaría abducido por el partido de Málaga.

Con el estómago encogido, la niña dormida (previo chute del "Dalsy" de los milagros), mi mujer agotada en la cama y un silencio tan espeso como el que sucede a toda resaca doblemente festiva (el viernes Reyes, el sábado cumpleaños), puse la tele y me concentré en mi Atleti. Lo necesitaba.

Viendo la alineación me disgusto porque Adrián y Arda están en el banquillo. Pero me tranquiliza que el Cholo quiera jugar con Juanfran y Salvio en las bandas ayudados por Perea (no hay entrenador que prescinda de él) en su sitio -en la derecha- y Filipe Luis -a ver si espabila- por la izquierda para surtir de balones a Falcao. La línea central de la defensa con Godín y Domínguez tampoco me desagrada (contra el Villarreal no podrá jugar ninguno de los dos). El centro del campo es lo que menos me motiva. Diego, Gabi y Asunçao no acaban de convencerme. El primero porque parece que tiene mucho y no acaba de darlo, el segundo porque lo que tiene ya lo dio y el tercero porque no se puede dar lo que no se tiene. Pero bueno.

Comienza el partido y veo a un Atleti que sale con muy mala hostia. Presionan mucho y pelean cada balón. Parece que algo ha cambiado. Pasan los minutos y el Atleti sigue derrochando coraje y corazón. Muchas carreras, entradas con fuerza (hasta seis tarjetas nos llevamos), defensa al límite y pelotazo a seguir. En esto que Courtois se hace tres paradones y el Atleti pega un pelotazo al larguero. Al vestuario.

Echo una meadita, me fumo un cigarro, hurgo en las sobras de la merienda y rebaño un cachito de tortilla, me abro una cerveza y sueño con que la segunda parte será un tiki-taka, un bálsamo de fútbol rojiblanco para curar las heridas de 24 años de miserias. Comienza a rodar la pelota y el Atleti junta mucho sus dos líneas atrás. Defendemos con nueve futbolistas en dos líneas de cuatro y cinco demasiado juntas. Falcao está absolutamente incomunicado en el otro campo. Y siguen los pelotazos, la furia, la entrega. Más patadones, el balón que sube al cielo de Málaga, que sale por el segundo anfiteatro, que le pasa rozando el turbante al jeque de Marbella. Los de la Costa del Sol tampoco andan muy finos en hacer jugada. Tienen futbolistas espectaculares, pero no acaban de conectar, no acaban de encontrar su juego, su estilo. El Atleti continúa entregado a la pelea y consigue arrancar un puntito de la Rosaleda que sabe a derrota absoluta.

Simeone dice que no hay que buscar excusas, que el tiempo corre en nuestra contra. El próximo día contra el Villarreal habrá que ver qué nos ofrecen. Yo por de pronto, me sumo a la revolución contra el duoprescrito en internet (especialmente en twitter) y, para la próxima temporada, o se van los delincuentes, o conmigo que no cuenten.

Total, que me fui a la cama con el "cumpleaños feliz" que le cantamos a mi hija resonándome en la cabeza. Fui a su habitación, la arropé, le di un beso y le dije en un sururro: "Hija, hemos empatado".

Atleeeeeeeti, Atleeeeeeeti, Atleeeeeeti.