lunes, 26 de diciembre de 2016

Mi última visita al Vicente Calderón

 
Con @nicolasfabelo (aficionado de la UD Las Palmas y firma invitada del blog)
El pasado sábado 17 de diciembre, el compañero -y, sin embargo, amigo- colchonero Santi Riesco me invitó a ver a la Unión Deportiva Las Palmas en el Vicente Calderón. Allí estuve con él y su compadre desde la adolescencia Alberto, en una tarde fría y ventosa pero muy agradable (tanto por la cálida acogida de Santi y Alberto como por el buen rollo circundante), en la que previsiblemente fue mi última visita al estadio que se levanta a orillas del Manzanares. No era la primera vez que calentaba un asiento del histórico recinto deportivo por cuyo césped han desfilado todas las estrellas del fútbol español y mundial del último medio siglo (incluidas perlas de nuestra cantera amarilla -la de Las Palmas- como Tonono, Guedes o Germán): ya estuve allí en enero de 2000 viendo a los mismos equipos (Atleti y Unión Deportiva) en un duelo de Copa del Rey saldado con victoria local por 1 a 0.

Por desgracia, se me olvidaron las gafas en el coche, así que buena parte de los lances del partido -salvo el juego disputado en las cercanías de la portería de nuestro fondo- me llegaron no tanto a través de la vista como del oído, auxiliado por mis dos anfitriones y a la sazón lazarillos. Ya Santi hizo en su blog un atinado resumen del encuentro, caracterizado por 25 minutos iniciales de dominio agobiante -aunque infructuoso- del Atleti y el resto con Las Palmas tocándola bien (la posesión global de pelota llegó a ser del 70%!) pero sin acierto en la portería contraria en parte por el buen hacer del accidentalmente titular Moya. Un soberbio zapatazo de Saúl marcó el resultado; otro anterior de Lemos, aún más espectacular por lo lejano, pudo haber inclinado el partido a nuestro favor (ya va tocando ganar de nuevo al Atleti en su casa, tras el 1-2 del lejano 21 de septiembre de 1969).

Mi visita al Calderón y la de hace unos meses al Bernabéu (para ver también a la Unión Deportiva contra el Madrid), tras tantos años sin pisar un campo, me permitieron constatar que el fútbol no es solo cosa de energúmenos, aunque estos pocos sean los que hagan más ruido. Lo cierto es que la mayor parte de la gente no va más allá de llamar "cucaracha" al árbitro, pedir mano aunque el rival toque el balón con la clavícula y protestar un fuera de banda aunque el esférico haya traspasado un metro la raya. Pero por encima del sufrimiento por el resultado y de las pullas al trencilla y a algún jugador propio empanado, prevalece el componente festivo: los ganchitos compartidos, las bromas y dichos jocosos, los comentarios estrictamente futbolísticos y también los ajenos por completo a este deporte...

De vez en cuando ascendía de las gradas la cantinela de "El escudo no se toca!". Y es que ese partido no solo era contra Las Palmas sino también contra una directiva que parece divorciada del sentir de los aficionados corrientes, que viven con extrañeza la próxima mudanza a La Peineta (tan lejos del Manzanares!) y no acaban de asimilar el grotesco nombre del nuevo estadio y, ya como guinda, el cambio del histórico símbolo. Lo curioso es que mi equipo sea más fiel al escudo rojiblanco original que la directiva del propio club colchonero: mucha gente desconoce que dentro el escudo del equipo grancanario figura uno del Atleti adaptado (con palmera y perro en vez de madroño y oso), vestigio del antiguo Atlético Club que junto al Arenas Club, el C.D. Gran Canaria, el Real Club Victoria y el Marino C.F. (el de Luis Molowny!) se unieron en 1949 para crear la Unión Deportiva Las Palmas.

En suma, una tarde agradable pese a las condiciones climáticas y la derrota de los amarillos. Por encontrarme con Santi y por reencontrarme con el fútbol a pie de estadio, el que no te ofrece moviola y huele aún a humo de tabaco y bocata de tortilla (recuerdo que en el viejo Insular, ahora convertido en parque urbano, olía a ese pescado salado y desecado que allí llamamos jarea). Por festejar nuestra humanidad, seamos amarillos, rojiblancos, merengues o blanquiazules, siempre teniendo presente la máxima de Santi: "El fútbol es lo más importante dentro de lo menos importante".

miércoles, 21 de diciembre de 2016

Fin de año en el Calderón sin bocata de jamón


Atleti 4 - Guijuelo 1

Si os queréis cargar la Copa del Rey no hace falta que puteéis al personal, lo decís y punto. Lo digo no ya por la injusticia de las eliminatorias a doble partido, ni siquiera por los enfrentamientos entre grandes y pequeños, ricos y pobres, equipos europeos y segundasbés. Eso ya sé que no tenéis intención de cambiarlo, no sea que flipemos y nos enganchemos a la competición como sucede en Inglaterra, en Francia, en países donde se respeta a todos los equipos con independencia de su tamaño, sus seguidores en redes sociales y su deuda con Hacienda o la Seguridad Social. Lo digo porque poner un partido de vuelta con un 0-6 en la ida, la víspera de invierno, a la orilla del río, un día de diario, a las nueve de la noche, contra un Segundabé en puestos de descenso... pues como que no apetece ir al campo, o llevar a los niños, o quedar para desearse unas felices fiestas y próspero año nuevo con los vecinos de abono. Vamos, que sois un poco gañanes. Los de la Federación y los del club, que os habéis contentado con regalar 10.000 invitaciones para ver si en la tele que tanto preocupa a Tebas y a los del negociete del fútbol moderno no se veía mucho plástico en las gradas (el cemento y su aluminosis no dan bien a cámara).

No pude ir
Tenía toda la intención de acudir al campo. Pensaba que sería el miércoles, víspera de la lotería y primer día de invierno. Pero no. Al finalizar el partido contra Las Palmas, cuando estábamos quedando con los vecinos de asiento para despedirnos en la Copa, como Dios manda, escuchamos que sería el martes. Error. Horror. Agenda ocupada. El martes mi mujer curraba y yo me había comprometido a llevar a mi hija al parque de bolas. Celebraba su cumple un niño de su clase, Eric, y era la primera vez que la invitaba. No podía fallar. A tomar por saco el bocata de jamón. Toda la tarde charlando con las madres de mocos, extraescolares y lactancias varias.

El partido
Llegué a casa, nos pusimos el pijama y tras cepillarnos los dientes me tiré en el sofá deseando que mi mujer llegara. Puse el fútbol, sin contemplaciones. Nada de dibujos animados después de una tarde de gritos, regalos y bolas infantiles. Mis dos hijas se solidarizaron y lo entendieron: "Papá ¿va ganando el Atleti?" Eran las 21:13 y aún no habíamos marcado. Cero a cero. Las gradas con más gente de la que yo imaginaba para tratarse de lo que se trataba. Gol de Gaitán. Gol de Juanfran. Y enseguida otro de Correa. Al final del primer tiempo Torres, de rebote, ponía el 10-0 global antes de irse al vestuario.
Llega mi mujer, me dan un beso antes de irse a la cama para que su madre les cuente el cuento; a mí me no me tocaba.
En la segunda mitad el árbitro quiere convertirse en figura y expulsa a uno del Guijuelo por hablar, por protestar. No por una entrada a media altura para hacer daño y con mala intención. Nada de nada. El Calderón se solidariza y el arbitrucho se lleva la gran pitada. De pena. Y, lógicamente, compruebo que el expulsado no se apellida Ramos. Se quedan los chacineros con diez y aún así marcan un golazo de cabeza. 4-1 final.

Esta primera eliminatoria nos deja varios detalles. Primero, que el Cholo no ha convocado a ningún chaval del Madrileño para disputar el partido. Segundo que Cerci ha debutado y, como dice mi hermano, "si sale el italiano, yo no pierdo las esperanzas de que el Cholo me llame". No, en serio, ojalá recuperemos al delantero transalpino, sobre todo pensando en el tiempo que estaremos sin poder fichar. Sería el mejor regalo para 2017. Tercero, que Juanfran ha vuelto a jugar en el medio campo, de interior, más adelantado. Y que ha marcado. Cuarto, que Torres ha enchufado y, aún mejor noticia, los rebotes le han favorecido. Quinto, que Giménez jugó medio partido en la medular y no lesionó a ningún chaval del equipo salmantino. Y sexto, que nos vamos con diez goles a favor en una eliminatoria trampa, de esas que antes, con Manzano y antecesores, nos costaba sudar tinta china, algún lesionado y hasta caer eliminados.

Dicho lo cual, todo esto no es nada comparado con la gran noticia de ayer. El 20 de diciembre de 2016, la Asociación Peña Atlética Los 50, me comunicó oficialmente que entraba a formar parte activa de la misma. De modo que aquí me tienen, feliz y contento sin necesidad de que me toque la lotería y con el mejor regalo de Reyes en estas Rojiblancas Navidades. Les deseo lo mejor y les aviso que lo del 28 o el 29 en Arabia Saudita no es para ir a visitar a los Reyes de Oriente sino para coger el oro y pasar olímpicamente del incienso y la mirra, Un abrazo y mis mejores deseos para el 2017 de Cardiff, Cerci y la Copa.

El 50 de Los 50.

domingo, 18 de diciembre de 2016

Fútbol canario, un gol y Moyá

 

Atleti 1 - Las Palmas 0

Vinieron dos mil canariones a despedirse del Calderón en el 50 aniversario del estadio (parece que no tienen mucha fe en que nos cruce la Copa). Uno de ellos fue mi compañero guanche en la cosa digital de la tele Nico Fabelo, el gran Nicolás, que antes de empezar el partido andaba investigando en las redes si en el palco estaría el pequeño Nicolás, seguidor declarado de los Pío Pío y delincuente como los de la SAD que no se presentaron para evitar los cánticos de la hinchada: "el escudo no se toca" y "Atleti somos nosotros". Pero, sobre todo, temiendo que el juego de los amarillos acabase en victoria y el estadio del que nos desalojan estallase contra el único y auténtico problema del Atleti: ellos.

El partido
Alineó el Cholo a Koke con Gabi en el medio centro apoyados por Saul y Carrasco más abiertos. Arriba los dos franceses de pólvora mojada y atrás, con un soberbio Moyá bajo palos (sacó una mano abajo que evitó el desastre sin nadie a quien poder insultar en el palco) protegido por Lucas, Godín, Savic y Vrsajlko. El croata fue el mejor del partido. A este chico le faltan minutos y unas vocales para ser leyenda rojiblanca. Pura entrega y potentes subidas por banda con pase al centro, donde nunca hubo nadie acertado.

Los primeros 25 minutos el centro del campo, y el partido, fue rojiblanco. Gameiro falló sus ocasiones, Griezmann las suyas y Saúl se sacó un remate acrobático que pegó en el palo. Otra vez. Parecía un partido que ya habíamos visto. La única buena noticia era que el equipo de Serién no había aparecido. Pero ante tanto fallo y tanto error de los de casa, los guanches se fueron haciendo grandes y se apoderaron del balón, del centro del campo (ojo a Roque Mesa) y del partido entero. Es cierto que no llegaban mucho pero aún así su central peludo, Lemos creo que se llama, se sacó un zapatazo desde su casa (unos 35 metros) que pegó en la cruceta y enmudeció el estadio. Pintaba mal la cosa.
Ya en la segunda parte, y antes de los Cholocambios, con el Atleti jugando a nada y pegando pelotazos, Saul se encuentra un rechace fuera del área y mete un golazo en la misma portería en que el central canario había hecho saltar la pintura del larguero. Uno cero. A respirar, a dar gracias y a esperar la reacción de los canarios para jugar a la contra. "El partido está para Torres", dice mi hermano. El Cholo, que debe tener un chivato en nuestro sector, saca al Niño. Pero nada. Después saldrían Gaitán (que sigue guardándose todo lo bueno que tiene dentro sólo para él) y Thomas Partney para arañar unos minutos al reloj.

El arbitraje mal, el Atleti igual. Las Palmas, un gran equipo. Tres puntos muy trabajados y un tanto injustos en un partido lleno de errores, desajustes y, sobre todo, falta de acierto de cara al gol. 

El martes a cerrar contra el Guijuelo el trámite de Copa y a esperar que el 2017 nos traiga más goles, más juego, más puntos y un regreso de Gales tan feliz como merecido. Aúpa Atleti, siempre.

martes, 13 de diciembre de 2016

Nos crecen los enanos

 

Villarreal 3 - Atleti 0

Jugar un lunes es lo menos futbolístico que existe para los que amamos el fútbol. Si el lunes es después de un puente como el de la Constitución y la Inmaculada Concepción (para los que los tuvieran) ya es el colmo de los lunes y el antifutbol, la esencia concentrada del odio al fútbol moderno. Y, sin embargo, a pesar de la niebla, el mero hecho de saber que tu equipo juega ese día, te ilumina la jornada.

Llegaba el Atleti a la capital del azulejo con necesidad y urgencia de recuperar la fe y el gol para no desengancharse de la competición de la regularidad, del termómetro de la temporada, de la realidad que va marcando el devenir de la historia cotidiana de nuestra enfermedad rojiblanca. Y salía el Cholo sin Carrasco y con Ángel Correa, sin Giménez y con Savic acompañando a Godín, con Lucas en la banda, Gabi y Tiago en mitad de la cancha y los dos franceses arriba. Koke y Juanfran también estaban en la alineación aunque costase verles en el campo.

Apretamos de inicio pero, de nuevo, no aprovechamos. Ellos se confiaron y se fueron haciendo grandes con nuestros fallos. El primero en un balón atrás de Tiago que se queda corto tras notar un zurriagazo en la rodilla. Godín no llega a tiempo y el Villarreal agradece el regalo. Gol de Trigueros y cambio de Saúl por Tiago lesionado.

El submarino amarillo cada vez se cree más que nos puede finiquitar. Se vuelcan en el área de Oblak y el esloveno, en un despeje impropio, se descoyunta el hombro y le deja el balón en ventaja a Do Santos que mete el segundo. Sale Moyá por el lesionado porterazo que acababa de errar descomunalmente poniendo un borrón que no esperábamos de tan brillante escribano. En treinta minutos dos fallos, dos goles en contra y dos lesionados. El Cholo se sienta en su banquillo por primera vez en cinco años y si ponemos un circo nos crecen los enanos.

En el descanso pienso en aquel Atleti - Villarreal de hace ocho o diez años, con Aguirre o con Abel, no lo tengo del todo claro. Nos fuimos con 0-2 al descanso y remontamos 3-2. Pero el grupo de wasá "Atléticos de fondo" con José, Alberto, mi hermano, la Peña Villaverde y Fran me lo dejan claro: "Está más cerca el 3-0 que el 2-2 anhelado". Tal cual. Mucho Atleti entre pecho y espalda. 

La segunda mitad fue todo corazón. Derroche de esfuerzo sin cabeza y un auténtico recital de errores, imprecisiones y fallos impropios de jugadores profesionales. Parecía un partido de solteros contra casados. Diego Pablo hizo rápido su único Cholocambio: Carrasco por Correa. Calidad belga en lugar de otra titularidad argentina desaprovechada. El Atleti llegaba pero seguía sin cuajar. El Villarreal, a un suspiro del final, marcó el tercero y nos mandó a reflexionar. Todos nos preguntamos qué ocurre, buscamos desesperados la razón de las últimas derrotas y, lo que es más preocupante, el porqué de tan escasa puntería (demasiados partidos sin marcar) y de tantas concesiones atrás (demasiados goles encajados ya). 

Los números cantan en Liga. Sextos a cinco puntos del tercero y a trece del primero. Faltan 21 partidos, o lo que es lo mismo, 63 puntos. No hay que mirar tan lejos, lo que funciona no se debe tocar. Hay que fijarse única y exclusivamente en el próximo encuentro. Contra Las Palmas, el sábado por la tarde. Tres puntos para sumar. Partido a partido. Todo está inventado. Volvamos al cholismo, dejémonos de circos porque no es lo nuestro y nos crecen los enanos.

Aúpa Atleti. Siempre.

viernes, 9 de diciembre de 2016

Wanda y la panda



Lo de menos es que al estadio de tu equipo le cambien el nombre por un patrocinio comercial, aunque a ti te suene a chino. Lo de menos es que te tengas que cambiar de campo sin necesidad porque al que vas desde que tienes uso de razón (y que cumple 50 años) no se le ha hecho ni una reforma seria y es carne de pelotazo ladrillar. Lo de menos es que cambien el escudo del club de tus amores sin pedir la opinión de los aficionados. Lo de menos, ya digo, es que te traten como a una puta y que, además de no abonarte el servicio, tengas que pagar tú la cama. Así estamos los del Atleti por culpa de Wanda y la panda.
La panda, para los menos duchos en rojiblanca materia, son los delincuentes del palco: Gil y Cerezo. Dos tipos condenados por robar y estafar a los socios legítimos del Club Atlético de Madrid así como por otras vilezas cometidas al amparo de la Sociedad Anónima Deportiva en la que transformaron nuestro equipo en cuanto pudieron, en 1992. Aunque ellos llegaron cinco años antes engañando con malas artes constitutivas de delito. Un juez condenó al padre de Calam, de Gil Marín, por apropiación indebida. El mismo juez condenó a Enrique Cerezo por su complicidad necesaria. El delito prescribió y no tuvieron que devolver los casi 2.000 millones de las antiguas pesetas que jamás ingresaron en las cuentas del Atlético de Madrid por quedárselo y hacer de él su cortijo. Así funciona la banda, la panda, los amigos de Wanda.
Hoy se descuelgan con el nuevo nombre para el nuevo estadio: “Wanda Metropolitano”. Y aunque sea lo de menos, sirve para despistar a los nuevos. Aprovechando el acto nos cuentan que el escudo también ha sido retocado pensando en los nuevos tiempos. Y sin cortarse un pelo proyectan un diseño para ojos rasgados con la osa mirando a Oriente, al otro lado, como ellos cuando alguien les recuerda su pasado, su presente, su ladino modo de enriquecerse con el corazón secuestrado del aficionado. Pero insisto, sólo son cortinas de humo –que no señales- para que no se hable de lo importante. De que no era necesario cambiar de estadio; de que el sueño de Gil padre era pegar el pelotazo inmobiliario; de que al principio cambiábamos el borde de la M30 por el de la M40 y el equipo ganaría pasta gansa para pagar sus deudas y fichar canela fina; de que luego era estadio por estadio; de que ahora el equipo se ha endeudado con un magnate mexicano para sufragar las obras de un campo con nombre chino que los madrileños no necesitamos.

Lo de menos, ya digo, es el cambio de nombre, de escudo y hasta de estadio. Lo de más, queridos amigos, es que los delitos prescriban, que los delincuentes sigan en el palco y que se lucren con nuestros sentimientos sin poderles denunciar por maltrato, violación y secuestro. 

miércoles, 7 de diciembre de 2016

Que sí, que el Atleti está fatal y tal


Bayern 1 - Atleti 0

No hay más que consumir mierda para que tu vida sea una ídem. O verse dos partidos del Atleti al año para sentar cátedra sobre el juego de los del Cholo. Esto, por sabido, no deja de ser cargante... pero lo que más llama la atención es que los propios seguidores del Glorioso, los que se ven todos los partidos, los que conocen su historia, defienden sus valores y son conscientes de dónde estamos y por qué (aunque sería más exacto decir "por quién") se contagien del virus fatalista, tremebundo y apocalíptico que, de tanto repetir, acaba por calar en las filas de los nuestros: "el Cholo tiene los días contados". En fin... el propio argentino dijo ayer que sí, que lo que vosotros queráis, que se va a ir a entrenar al Inter y al Lazio y al Sevilla y a lo que os apetezca, pero que ahora, aunque os joda un rato, está en el Atleti haciendo partidos asquerosos y perdiendo y eso. O lo que es lo mismo, que estamos clasificados primeros de grupo en la Champions, que quedan dos tercios de Liga y nos separan nueve puntos del primero habiendo jugado con todos los de la parte alta de la tabla y que en Copa seguimos vivos con una goleada a un Segunda B de esos que nos eliminaba antes de que llegara este tipo que sueña con irse del Atleti aunque no lo diga. En fin, santa paciencia. Y que sí, que el Atleti está fatal y tal.

En 113 años de historia atlética los cinco últimos, con el Cholo, han sido los mejores. Nunca hemos ganado tantos títulos en menos tiempo ni hemos llegado tan lejos en la máxima competición continental: Una Europa League (Bucarest), una supercopa de Europa (al Chelsea que lo ganaba todo), una Copa (al Madrid en el Bernabéu), una Liga (al Barsa en el Nou Camp), una supercopa de España (otra vez al Madrid), y dos finales de Champions que no perdimos, que nos tuvieron que ganar con una prórroga y con unos penaltis. Pero sí, que sí, que el Atleti está fatal y tal.

Alarmistas de mierda

El partido de ayer en Múnich fue algo así como celebrar tu cumpleaños el día de Reyes. No das valor a los regalos. Te confundes. Y no sabes si tienes que estar contento porque han venido los Magos o porque te cantan el cumpleaños feliz. Y te da por sentir que has perdido un día de celebración, o que si no coincidieran tendrías más regalos. Y de tanto quejarte y llorar por las esquinas, se te pasa el día y ni Reyes ni cumple. Que es lo que les pasa a los atléticos sin memoria. Y a los que comen mierda. Me explico: Ayer jugábamos contra el Bayern de Múnich, repito Bayern de Múnich, en su campo, en Champions, con la clasificación asegurada, con el primer puesto asegurado. Así, como suena. Y lo puedes volver a leer. Temporada 2016-2017. Máxima competición europea. Clasificados automáticamente. Primeros de grupo pase lo que pase. Y contra el Bayern de Múnich. Esto, queridos amigos, ni en el mejor de nuestros sueños habría ocurrido antes de que llegara Diego Pablo "el Cholo" Simeone. Así os lo digo. Y sí, el partido fue un truño. Pero es que hay que ganar cinco de cinco para poder permitirte el lujo de jugar con unos cuantos de los menos habituales (Lucas -tremendo partidazo del francés-, Vrsaljco, Savic, Gaitán, Saúl, Thomas, Correa...) y, aún así, mantener a raya al tremendo equipazo teutón. Al final el partido se decidió por un gol imparable de libre directo. Y que sí, que el Atleti está fatal y tal.

Ahora a esperar rival en octavos. A no consumir porquerías y a animar a los nuestros. Que no se nos meta dentro el virus de los nuevos ricos. Disfrutemos cada partido como si fuera el último. Pero insisto, que sí, que el Atleti está fatal y tal.

Dale, dale alegría a mi corazón...

domingo, 4 de diciembre de 2016

Así no; y gracias

 

En Badajoz todo era clásico. Dos de mis compañeros vikingos querían verlo. Mala suerte, a esa hora había que trabajar. Grabábamos en una lavandería industrial con 60 trabajadores. Solo había una mujer del Atleti, Cristina. Nos hicimos una foto y echamos unas risas a costa de la vikingada porque nosotros jugábamos a las nueve menos cuarto y si podíamos ver el partido. Y lo vimos. El partido, digo, porque fútbol apenas hubo.
Demasiado homenaje al sobrino de la Faraona al que ahora recordamos con cariño por aquellos dos títulos europeos del 2010 y la final de Copa que perdimos cantando. Ya digo, demasiado premio para el entrenador rival al que hacemos sentirse como en casa. Pero los del Atleti somos así, exagerados para todo. Y no es excusa.
El Espanyol, más rojiblanco que nunca, con Leo Baptistao arriba, Jurado controlando la bola y Reyes en la recámara se posicionó muy bien atrás para esperar su ocasión. Tuvo dos. Oblak dejó la portería a cero con sendos paradones de auténtico porterazo.
El Atleti se atascó. No había modo de entrar. Koke y Carrasco no están en su mejor momento. Gabi y Tiago, viejos conocidos de Sánchez Flowers, estuvieron maniatados todo el partido. Arriba los franceses no rascaban una. Y atrás, con Giménez, ganamos en ilusión y en ímpetu lo que perdemos en precisión y salud mental. No sé si merece la pena.
Hubo Cholocambios. Y no funcionaron. O no del todo. Salieron Correa, Gaitán y Saúl para que el Atleti acabase de encerrar a los pericos en su área. Los Díez últimos minutos fueron un chaparrón de ocasiones rojiblancas. Algunas muy claras. Pero el mejor arriba fue Godín, para que nos hagamos una idea. No fue el día de Griezmann, ni de Gameiro. Y a medida que llegaba el final, con cuatro minutos de descuento, echaba de menos más y más a Fernando Torres que estaba sentado en el palco pero, sobre todo, echaba de menos ese cabezazo de Raul García que nos daba el gol, los tres puntos y la excusa perfecta para olvidar partidos con tantos desajustes y tan poco fútbol.