miércoles, 26 de abril de 2017

Y Carrasco lesionado


Atleti 0 - Villarreal 1

El 25 de abril un grupo de estudiantes de ingeniería de Bilbao se reunía en torno a unas viandas y decidía fundar el Athletic Club de Madrid. Al día siguiente registraron lo que hoy es nuestro Atlético de Madrid. De esto hace ya 114 años.

Coincidiendo con la efeméride la Liga de Tebas nos programa un partido contra el Villarreal. Martes a las 21:30 horas. Un horario muy bueno para mi amigo Albertito que deja a sus dos cachorros dormidos en casa, pero fatal para el resto de los mortales que llegamos a casa pasada la medianoche. Ayer, al llegar, estaba mi señora esperándome en el salón. Cosa rara. "¿Qué ha pasado?" fue su saludo. "Hemos perdido". Lo dije así, con naturalidad, y caí en la cuenta de que hacía mucho, pero mucho tiempo, que no venía del Calderón derrotado. Y me metí en la cama con un bullir de momentos del Calderón. No sólo los doce maravillosos éxitos que nos recordaron desde el Frente Atlético (como me siento encima de ellos, sólo pude leer la pancarta grande de abajo que decía: "Momentos del Calderón". Esta mañana he visto las fotos y la crónica con esos estupendos vividos en un estadio con el que los delincuentes del palco se empeñaron en especular sin invertir en serio en su remodelación y adaptación a los nuevos tiempos. Por cierto, a los amigos del Frente se les olvidó esa pancarta: 1987 Gil y Cerezo roban el Atleti y se enriquecen a nuestra costa: condenados y prescritos).

Delante nuestra, como no vinieron ni Fran ni Jose, se sentaron dos norteamericanas guapísimas y simpatiquísimas de New Jersey y Whasington DC. Juraron ante los atléticos del fondo amor eterno a las rayas rojiblancas. No trajeron bocata al descanso, eso no nos gustó. Casi ni echamos de menos a nuestros fieles compañeros de abono. Por cierto, no sabemos si era su sitio, pero mi hermano les dijo que se sentaran ahí y ahí se quedaron felices escuchando barbaridades sin poder celebrar un gol.

El partido nos salió rana. Otra vez. Como la ida en el estadio de la Cerámica. Allí nos metieron tres en la segunda parte. Pero es que el Atleti tiró dos al palo y falló hasta tres mano a mano con Asenjo. La bola no quiso entrar. Y lo que es peor, se nos lesionaron Tiago y Oblak.

Los de amarillo (Luis Aragoneeeeeees, Luis Aragoneeeeeees, Luis Aragoneeeeeees, Luis Ara go neee ee es) nos tienen cogido el tranquillo. Y salieron muy ordenados atrás y con solidez en defensa. Desde Adrián (que recibió una merecida ovación al ser sustituido en la segunda parte) hasta Fernández (el ex portero de Osasuna se crece contra el Atleti y hace auténticos partidazos. Ayer fue clave con intervenciones de mérito ante Gaitán, Griezmann, Saúl y Gameiro). El Atleti generó ocasiones en la primera mitad, pero no se fue descaradamente a por el partido. Decidió esperar. Todos confiábamos en los Cholocambios. Carrasco y Gameiro por Correa y Gaitán. Pero la mala fortuna quiso que el belga chocase contra el lateral de los amarillos (creo que fue Rukavina) y se lesionara el hombro. Tarjeta para el del Villarreal y al hospital. Al parecer no se ha roto la clavícula y se ha quedado en un fuerte golpe. Golpe que le va a tener de baja las próximas dos semanas, o sea, como a mí -aunque yo tengo el hombro perfecto, faltaría plus-. A él le tocará ver a sus compañeros contra Las Palmas, Eibar y Real Madrid desde la banda por culpa de su esguince acromio-clavicular en grado 1. A mí me tocará verlos (con suerte) contra los canarios por televisión desde Bilbao y contra los eibarreses y los ciervos desde cualquier punto del interior de Sudáfrica por culpa de mi trabajo. Que no me quejo, que sólo lo comento. El belga y yo tenemos vidas paralelas, aunque me fastidie (no es santo de mi devoción Yannik Ferreira Carrasco, aunque probablemente sea el que más magia tiene de la plantilla).

Salió el Niño para sustituir a Carrasco que hacía quince minutos había sustituido a su vez a Gaitán. Cánticos, ovación. Alguna casi ocasión, pero nada. En el único fallo de un Filipe Luis en una temporada sensacional, se lo rebañó Bakambú para dejársela a Soriano que, tras semidespeje de Savic, marca Soriano de rebote y rubrica y remacha la noche de infortunio atlético. Ver para creer. ¿Qué más podía salir mal? Pues que el árbitro pusiera en el acta que el Cholo había tocado en el hombro a un auxiliar para comentarle que deberían haber añadido algo más de tiempo. Miedo me da. No porque vayan contra el Atleti, sino porque el arbitraje de Ignacio Iglesias Villanueva fue ayer un auténtico despropósito. Probablemente el peor colegiado que haya pasado este año por el Calderón. De pena. Difícil hacerlo tan rematadamente mal. Y eso que no influyó en el resultado, pero estuvo pésimo. Seis tarjetas al Villarreal y dos al Atleti. Misterios insondables de los que no quieren adaptarse a los nuevos tiempos. Con lo fácil que sería ponerle un monitor al de la banda y que le fuera cantando por el pinganillo lo que es y lo que no.

Por cierto, llenazo en el Calderón. Mucho cántico, las pancartas y ánimos después de encajar un gol a diez minutos para el final. El Atleti achuchó, pero no era el día. También hubo aplausos a los jugadores al final del partido y ánimos para afrontar lo de los pío-pío y, sobre todo, el partido de ida de nuestra obsesión.

"Cabezas en Champions" me escribió mi hermano antes de dormir. Y a mí me dio por pensar que antes tenemos que ir a Gran Canaria, que nos iba muy bien con el partido a partido, que hacía mucho que no llegaba a casa con cara de idiota, de haber tenido las ocasiones y haber perdido por un único error y de rebote, de celebrar con derrota el 114 aniversario, de que me queda un único partido en el Calderón, cuando regrese de Sudáfrica, contra el Athletic Club. Que ojalá el 4 de junio abran las puertas del estadio para celebrar lo que traigamos de Gales. Que a soñar no nos gana nadie y que, aunque no sea mi jugador favorito, me fastidia que justo ahora, Carrasco, se nos haya lesionado.

Vamos, Atleti, vamos.






domingo, 23 de abril de 2017

Cuando llueve hace bueno?


Espanyol 0 - Atleti 1


Salió nublado ayer en Madrid. Pero con temperatura agradable. Primavera pura. Un día de esos que no sabes si hace bueno o malo. Confuso. De esos, en que te salen ratos en que le entran a uno las filosofofias cotidianas y le da por pensar cosas. Y piensa en sí el sol es es bueno y la lluvia es mala. O no, claro. Depende de a quién caliente, a quien moje, del momento y el lugar. Y me dio por pensar (a mis hijas las castigan al rincón de pensar... qué país) y pensé en el Atleti, en su juego, en si brilla como el sol o moja como la lluvia. Y claro, depende de quién te cuente la película, de dónde juegue y contra quién.  Entonces caí en que el Atleti para los contrarios (y la prensa rival) juega mal. Sin brillo. Muy a la defensiva. Llueve sobre mojado. Sin embargo, para mí, es como para los agricultores la lluvia. Pura vida. 


El sábado contra el Espanyol de Quique S. Flowers (lo siento, nunca fue santo de mi devoción el sobrino de la Faraona. Ver posts de este blog correspondientes a aquella época. Aunque le agradezco la Europa League). También es el Espanyol de Jurado, Leo Baptistao y Reyes. Tres futbolistas que pasaron por el Atleti sin que el Atleti pasará por ellos. Por cierto, se vaciaron casi tanto como Gerard Moreno en la brega contra el que fuera su equipo. Parecía que les iba en ello la vida. 


Los nuestros jugaron al más puro estilo Cholo. Ese que nos ha llevado a donde estamos, a vivir los cinco mejores años de los 114 que contemplan la historia del Glorioso. Fuertes atrás, serios en medio y esperando la ocasión adelante. 


Atrás impresionó José María Giménez en el lateral derecho. Este todocampista me ha acabado de enamorar. Como central me generaba desconfianza si no le acompañaba su soberbio e imperial compatriota. En el medio centro me pareció todo un descubrimiento. Lo de ayer hizo que cayese rendido a sus pies. Si a esto le sumamos a Oblak parando balones imposibles con la punta del pijo (literal) y un Filipe Luis que recuerda en cada partido por qué somos filipenses irredentos, a uno se le pone una sonrisa en la cara que se la parte en dos cuando ve al rival tirando desde lejos porque no pueden entrar.


Lo de Gabi merece capítulo especial. El sábado, una vez más, volvió a ser descomunal. Lo del capitán es inenarrable, inconmensurable. Solo podremos calibrar su importancia en este equipo el día que no pueda jugar. 


De Griezmann nada que añadir. Cada vez mejor. Ya no recordamos su nefasto inicio en el equipo cuando el Cholo le tuvo dos meses chupando banquillo. Es un jugadorazo y un profesional comprometido como pocos. Muy Cholo. Ayer, amén de marcar el único gol marcó el camino de las respuestas activas ante las preguntas pasivas. Amigos de BeIn, más fútbol y menos corazón, más periodismo deportivo y menos crónica rosa.


El partido es fácil de resumir. El Cholo se blinda atrás y cuando el Espanyol aprieta hace sus cambios y zas! Cholocambio eficaz para marcar. Gol, tres puntos, jugamos fatal y tal. Que llueva, que llueva, que a mí este juego y este tiempo me encantan. 


Y el martes a alicatar al Villarreal hasta el techo. Esperemos que Adrián nos respete.


Gracias Cholo. 

miércoles, 19 de abril de 2017

El equipo invisible

 

CHAMPIONS 1/4 vuelta
Leicester 1 - Atleti 1 (1-2 total)

Aunque no lo creáis el martes jugó el Atleti. Lo hizo contra el campeón de la Premier inglesa. Era la vuelta de los cuartos de final de la Liga de Campeones, en Leicester, con un ambientazo espectacular. Pero en España no había modo de encontrar un bar donde poder verlo. El Atleti, pese a llevar cuatro años seguidos en la máxima competición continental, y tras haber disputado dos finales sin perderlas y metiendo los únicos goles legales, tanto en Lisboa como en Milán, no existe. No existe para las televisiones, ni para las radios, ni para los periódicos. Ni siquiera tiene sitio en los digitales. No hay Atleti si a la misma hora juega una de las dos selecciones mundiales del duopolio planetario. El otro equipo de la ciudad que no tiene en su escudo la osa, ni el madroño, ni las siete estrellas de la región; la multinacional del pelotazo dispuesta a lo que sea con tal de conseguir sus objetivos. El único equipo capaz de sacar pecho tras ganar con trampas. Y de reírse de un rival al que acaban de atracar con saña ante el mundo mundial. Y no pasa nada. Llueve sobre mojado. Se quejan los de la otra selección mundial. Medio planeta contento y otro medio deseando que les suceda lo mismo. Mientras tanto, el resto, como si no existiéramos, en el más invisible de los anonimatos. Los medios sólo se fijarán en nosotros cuando nos toque enfrentarnos a uno de los dos dueños del universo balompédico. Y arremeterán contra el Cholo, único entrenador de la Tierra capaz de plantar cara a los dos trasatlánticos y de decir a las claras que no consumamos la porqueria pseudoperiodistica del circo del duopolio. Que también es mala suerte que estén los dos monstruos en nuestra Liga. Un Cholo que, hasta donde yo sé, es el único entrenador del mundo al que la grada jalea en todos los partidos (todos) desde hace cinco años. Y la prensa emperrada en sacarlo del Atleti. Está claro que molestamos. Está claro que somos un grano en el culo, está claro que con sus falsas noticias para desestabilizar al equipo no han podido dejarnos fuera de juego. Ahora la táctica es invisibilizarnos para ver si así les hacemos menos daño. Pero la gente va espabilando. Las redes sociales aún no se pueden controlar del todo. La prensa deportiva fuera de nuestras fronteras se hace eco de nuestras hazañas. Y ahora es más fácil saber que existimos leyendo, viendo y escuchando -vía internet- lo que se dice del Atleti en el mundo real, lejos del circense espectáculo de la prensa patria. 
El martes el Atleti logró su pase a semifinales de Champions. Van tres en cuatro años. Con el Cholo. Y aunque en España no se han enterado, en toda Europa nos admiran, nos aplauden y se sorprenden de que en nuestro propio país resultemos invisibles.

martes, 18 de abril de 2017

Aquel par de Champions


Hasta me daban calambres en la tripa. Cuando tenía exámenes me ponía tan nervioso que tenía que ir al baño varias veces. Era matemático. Ya de mayor supe que esa facilidad para la descomposición cuando temía algo estaba bautizada por la casta médica: colon irritable le dicen. Me metieron una cámara por el orificio de salida y se confirmó. Nada ha cambiado desde que tengo uso de razón, excepto que sé que cuando estoy nervioso acabaré sentado en el trono un par de veces, como mínimo.
La sensación era la de tener una bola de pelos de gato en la garganta. Eso y como algo de presión en el esternón. Y así cada vez que me ponía las botas. Pero no inmediatamente, sino al final de la tarde. Hasta llegaba a despertarme por la noche. Era una mezcla de ardor, acidez y esa maldita bola de pelos de gato en la garganta unida a una pesada losa de plomo entre las tetas. Otra vez la cámara para ver qué pasaba ahí dentro. De nuevo esa maravillosa anestesia con el gas de la felicidad que te refresca y te hace flotar nada más ponerte la mascarilla. Hernia de hiato, confirmado. La tengo grabada. Ahora sé que cuando me paso con ciertos alimentos y bebidas me va a seguir jodiendo igual, pero estoy mucho más tranquilo sabiendo cómo se llama el mal.
Me parecía de lo más normal. De vez en cuando, al limpiarme, había algo de sangre en el papel higiénico. Incluso, por temporadas, las heces salían más rojas de lo habitual. Lo comenté como una guarrería simpática en la consulta de nuestro médico de familia. Ese día iba acompañando a mi mujer y me fui con un volante para que me volvieran a grabar las entrañas. Más gas, más felicidad, más cámaras entrando por la salida y una nueva película con final feliz. Se trataba de una pequeña fisura producida por mi sobrepeso y las prolongadas lecturas en el trono. A quitar el revistero del aseo y a dejar el móvil fuera del baño. Solucionado.

Hoy llevo todo el día yendo y viniendo al baño. La taquicardia es la misma que sentía cuando lo de la bola de pelos de gato en la garganta y la pesada losa de plomo en el pecho. Y aunque no me lo veo, sé que estoy desangrándome por dentro. Hoy juega el Atleti otra eliminatoria de Champions. Pero llevo así desde Lisboa, aunque la cosa empeoró en Milán. Y ahora que está tan cerca Cardiff sólo pienso en lo fácil que sería todo si se usasen las benditas cámaras que todo lo ven, que ponen nombre a las cosas, que diagnostican, que sirven para prescribir y que te ayudan a vivir tranquilo, sin miedos inventados, sin que te roben la vida impunemente, sin otra preocupación que ser tú mismo: con tu colon irritable, tu hernia de hiato, tu fisurita de lectura y aquel par de Champions. Que las pongan ya para arbitrar o acabaremos metiéndoselas a algunos por el ya mencionado lugar. Y las cámaras, también.

domingo, 9 de abril de 2017

Cerci, Gamonal y el bebé Iván

 

Los otros 1 - Atleti 1

El derbi contra el equipo incoloro de las mocitas lo viví en Burgos. Llegué hasta tierras del Cid a conocer al bueno de Iván, primogénito de mi amigo y hermano Goyo. Y, de paso, a llevarle su primera equipación rojiblanca, no sea que se me adelante algún familiar vikingo, que los tiene, porque en todas las casas cuecen habas. 
Llegamos tarde a la cabeza de Castilla y a los postres me puse a ver el derbi en el móvil. Acabamos cero a cero una primera parte de contención con un Atleti derrochando coraje, corazón y oportunidades como el mano a mano de Torres, el remate de cabeza fallido de Griezmann y otra vez Torres con Carrasco y su miedo a despeinarse. Mientras que ellos no podían superar a Oblak y tiraban fuera o redimían a Savic de sus pérdidas de posición dejándole sacar un gol cantado en la raya. 
Fue pitar el descanso y subirnos al coche en dirección al barrio popular y resistente de Gamonal, el lugar donde mi amigo y hermano Goyo se ha criado. Allí estaba el bar La Roca, peña oficial del Atleti en Burgos capital. Luego me contaría mi amigo y colega Héctor Jiménez (periodista vikingo del Diario de Burgos) que muy cerca, a la vuelta de la esquina, hay también una peña madridista. De haberlo sabido hubiéramos ido después del partido a ver con ellos las repeticiones de un partido en el que nos llevamos un punto y les burlamos dos. Luego vendría Míchel y la inoperancia blaugrana en tierras de espeto y Cartojal.
Fue llegar a la Peña Gamonal y aparcar en la puerta. Parecía que todo estaba de cara. Entramos y encontramos sitio en la planta baja justo frente a la tele. De lujo. Pedimos unas copas con graduación suficiente para atemperar los nervios y... gol. Un balón parado que se cuela entre los centrales sin que Savic logre despejar para que llegue a los cuernos de Pepe que, casi sin querer, embiste el balón a la red superando a Oblak. Faltaba mucho partido. El Cholo mueve rápidamente el banquillo. Salen Correa y Thomas por Torres y Saúl.  Empezamos a controlar el balón, solo falta un rematador, ese nueve que no tenemos en la plantilla. Y el Cholo que se da cuenta y pone a Cerci a calentar. Su efecto en la banda, como el cuerpo inerte del Cid colocado astutamente sobre el caballos antes de la batalla, surtió efecto. Los de blanco se acojonan y los nuestros se envalentonan. Jugada vertical del Atleti con pase espectacular de Angelito "el cuervo" Correa y finalización impecable de don Antonio Griezmann que sigue celebrando los goles de una forma que no me gusta un pelo, a lo gilipollas, sin descartar nada. Empate. El Cholo sienta a Cerci y priva a los comepipas de Concha Espina del disfrute exclusivo de la transalpina magia de Alessio. 
Solo puedo recriminarle al Dios Cholo una cosa: no haber ido a por el partido. Creo que, como en Milán (aunque no tan descarado) prefirió el empate a ganar. El pájaro en mano que los tres puntos volando. Pero lo que diga y haga el Cholo es para mí sagrado. De modo que, a callar.
Tras el partido una charla rápida con la buena gente de la Peña Gamonal (gracias Edu por Las fotos y por la invitación). Me enseñaron el santuario de la planta de arriba, un auténtico rincón del Vicente Calderón a orillas del Arlanzón. Sus cánticos sonaban por toda la calle antes y después de empatar. El miércoles viajarán en autobús hasta Madrid para apretarse un bocata rico y empujar ante el Leicester. Me dijeron que hacen la previa en el Dumas. A ver si podemos brindar. 
Se nos escaparon vivos los vikingos y seguimos sumando. Ante el líder y fuera de casa. Quedan ocho partidos. Y aunque suene a chufla, yo no descarto nada. El equipo está en plena forma. Y atrás, como la sede De la Peña burgalesa, el Atleti del Cholo, es una Roca.
Bienvenido Iván, has tenido la suerte de que tu padrino oficioso te haya bendecido con los colores rojiblancos del camino difícil pero verdadero. El Atleti, ya lo verás, nos hace más fuertes, nos ayuda a no dejar de creer, a volver a soñar, a ganar y ganar y volver ganar. Aunque empatemos.

miércoles, 5 de abril de 2017

Eusebio y un señor entrenador


Atleti 1 - Real Sociedad 0

La temporada 1987-88 fue la primera de Gil como presidente. Tres entrenadores tuvo el equipo ese año (Menoti, Ufarte y Briones) y una plantilla espectacular que, como equipo, no logró nada. Abel, Tomás, Arteche, Morgado, Landáburu, Alemao, Parra, Eusebio, Julio Salinas, Futre, López Ufarte. Pero es que también estaban Quique Ramos, Quique Setién, Goicoechea, Marcos Alonso, Marina, Aguilera, Pedraza, Elduayen y Mejías. Todos eran internacionales, incluido Eusebio, que pasó por el Atleti sin que el Atleti pasara por él. Tan es así que el otro día se despachó con unas declaraciones muy poco respetuosas hacia uno de los equipos que más están logrando con menos. Dijo el tipo de Valladolid algo así como que el Atleti no tenía tantos canteranos como la Real y que por eso el compromiso de los jugadores de la Real era mayor. Ese mismo día el Atleti del Cholo alineó a seis canteranos para ganar al Málaga 0-2 mientras él sacaba a cinco en Anoeta para empatar -y gracias- frente al Leganés. Por estas palabras y otras que no voy a reproducir sobre el trabajo del Cholo y los éxitos del Glorioso club al que tengo la suerte de apoyar estaba deseando que llegase el partido de ayer.

Comenzó la cosa tarde, porque a Tebas le va poner horarios chinos a los equipos sin una directiva que mire por sus aficionados. Los delincuentes del palco, a lo suyo. Uno no va y el otro va para soltar su gracieta y que nos sigan tomando como el equipo de los payasos, confundiendo al presidente con la afición, a la ínfima parte, al infra ser, con el todo. Lo dicho, un martes a las 21:30 y ni una queja. Y el Calderón, que tiene los días contados y que ya sólo necesita una mano para contar los partidos oficiales que se disputarán en él, lleno hasta la bandera.

Desde Cáceres vinieron mi amigo y hermano Antonio -vikingo como pocos y de los pocos buenos- y su yerno Borja que cumplía 27 años de vida en rojiblanco. Vinieron a celebrar el cumpleaños en el Calderón con nosotros (palizón de ida y vuelta que bien mereció la pena. Por el partido, por el ron, por las risas y porque nos vemos mucho menos de lo que la vida nos deja).

Salió el Cholo con un equipo que me encanta. Los de siempre: Oblak, Juanfran, Godín, Savic, Filipe Luis, atrás. Koke, Gabi, Saúl y Carrasco en el medio. Y Torres con Griezmann en ataque. Eusebio tiró de esa cantera que tanto le gusta, pero la puso como excusa. Que tenía muchos lesionados, decía el que pasó por el Atleti sin dejar rastro, como ayer su equipo.

El Atleti no hizo su mejor partido pero generó muchas ocasiones. La Real sólo lanzó entre los tres palos una vez en los noventa minutos. Fue un remate flojo de William José. Es cierto que tenían el control del balón, pero no se traducía en peligro ni en oportunidades. El Atleti, otra vez, mantuvo atrás un orden propio de una maquinaria tan engrasada y precisa que no dejaba ni un mínimo resquicio por el que poder penetrar. Genial el equipo en defensa. No tanto en ataque.

Cuando empezaban los nervios a recorrer la grada Filipe Luis (en un estado de forma alucinante) arrancó con el balón y trazó dos paredes de tiralíneas. Primero con Griezmann y luego con Torres para acabar marcando un golazo de bandera. Y todos nos volvimos a hacer "Filipenses". Y recordamos su debut el 27 de septiembre de 2010. 

Sí, amigos, Filipe Luis está en su mejor momento, y lo estamos disfrutando. Lleva dos jornadas seguidas marcando. Pero es que no deja de correr su banda y tiene hambre de gol. En una de las ocasiones falladas increíblemente por Carrasco, solo, ante Rulli, el belga tira a dar al portero y es el propio Filipe el que intenta un segundo remate sin fortuna que da por zanjada la jugada. Muy bien el brasileño. Muy bien. Casi tan bien como errados nuestros delanteros. En un jugadón del equipo con carrera de Carrasco y pase de primeras que deja a Torres solo ante el portero, el de Fuenla le da al poste en un primer remate. Pero es que controla el rebote, se coloca el balón y la pone en el lateral de la red. Se quería morir nuestro Niño, le queríamos matar. Aún así le cantamos, como al resto de los que visten la rojiblanca, para animarle. Y lo logramos.

La de Griezmann también fue de libro. Y la de Correa. Y la de Giménez al final del partido. No podemos fallar tanto arriba. Que sí, que es la Real, que es el equipo de Eusebio, que es muy emocionante y todo eso, pero hay que solventar los partidos sin necesidad de que el Cholo (qué grande el Cholo, qué suerte hemos tenido, qué pedazo de entrenador total, qué falta de adjetivos para abarcar su inmensidad) tenga que echarse el estadio a sus espaldas durante los últimos diez minutos para que todos juntos empujemos a los nuestros. Fue increíble. Nos tenían los de la Real metidos en nuestro campo y, de repente, el Cholo se vuelve loco en la banda y pide que todo el estadio anime. Y todos nos ponemos a animar. Y su locura nos recuerda la nuestra y los muchachos empiezan a apretar. Se sacuden la presión donostiarra y acaban metiéndoles en su área y obligándoles a achicar balones porque nos los comíamos con patatas. Momentazo rojiblanco. Locura colectiva una vez más. Como la de Borja para hacer un Cáceres-Vicente Calderón-Cáceres para celebrar su cumpleaños. Como la de ser del Atleti. No lo pueden entender. Ganar tres puntos muy ricos y dejar a la Real a doce. Acabar el partido y entonar a voz en grito: "Jugadores, jugadores, hemos venido a ganar..."

Vamos, Lega.

El sábado puede ser un gran día. Espero celebrarlo en Burgos con mi bandera nueva.
Aúpa Atleti. Siempre.

domingo, 2 de abril de 2017

Simeone vuelve a los orígenes

 Málaga 0 - Atleti 2

Fue en enero de 2012 cuando llegó el Cholo al Atleti y se hizo cargo del equipo en La Rosaleda. Ahí empezó todo, hace ya más de un lustro. Con él vino la segunda Europa League en Bucarest, y otra Supercopa de Europa en Mónaco. La Liga frente al Barcelona en El Nou Camp y la Copa frente al Madrid en el Bernabéu. Y Supercopa de España que festejamos contra los mismos en el Calderón al que Los 50 rinden tributo con necesaria exposición (donde se puede ver este trofeo) en el Matadero de Madrid hasta el 8 de abril. Las dos finales de Champions que nos empataron de aquellas maneras arrebatándonoslas en una prórroga y unos penaltis que nos han hecho aún más fuertes. Ya estamos en cuartos. Gracias Cholo.

Comenzábamos la temporada con una plantilla a la que los poetas del balón querían ver bailando ballet y empatamos los dos primeros partidos de Liga contra dos recién ascendidos. Los que no le perdonan al Cholo que haya reventado el duopolio cuestionando el poder de las inversiones y devolviendo la pasión y la fe al fútbol, poniendo al aficionado que va al campo como protagonista del espectáculo. Haciendo posible el milagro de ganar una Liga a los dos mejores equipos del mundo. Esos odiadores apesebrados se frotaban las manos con cada empate del Atleti, con cada titular lesionado, con las pequeñas miserias inventadas y, por supuesto, asegurando la segura marcha del que ha obrado el milagro. Que sí, que algún día se irá, pero que no empujen tanto o les tendrán que dar puntos en el ojete. 

Ayer volvió el Cholo al Atleti de siempre. El que más les jode. El que parece que no juega a nada sin dejar jugar al otro equipo. El que es un reloj de precisión suizo en defensa aunque apenas tenga posesion en el centro del campo. El que tiene a Griezmann y a Torres (increíble partidazo ayer del de Fuenlabrada dando las dos asistencias de gol y defendiendo como un león) sacrificándose por el equipo cuando no tenemos el balón. El Atleti gris que gana, que importuna, que sabe manejar el juego trabado y que es capaz de marcar dos goles en dos jugadas de Koke y Filipe donde Fernando Torres hace una excepcional labor de pivote dando la asistencia que el centrocampista vallecano y el lateral brasileño culminan como si fueran auténticos y experimentados delanteros. Con temple de balón y una frialdad impropia de su demarcación. 

Empezó ayer el Cholo con seis canteranos (que alguien le pase la alineación al entrenador de la Real, por favor). Acabó con cuatro centrales para ver la recuperación de los uruguayos sin quitar a Lucas (siempre cumple sin sobresaltos, me gusta mucho) ni a Savic (me genera desconfianza, como Thomas, pero solventan a su manera). Marcamos dos goles aprovechando al máximo nuestras oportunidades y fastidiando un poco a los listos del balón que andaban erre que erre con que nos falta gol (y nos faltaba). 
Ayer volvimos a dejar la portería a cero. Volvió el Cholo a los orígenes, volvió el Atleti guerrillero y tocahuevos, el que jode a los del duopolio, el que ha dormido tercero. 
Y el martes viene Eusebio. Qué ganitas le tengo.

Vamos, Atleti, vamos.