lunes, 1 de diciembre de 2014

Crónica de una muerte anunciada


La bufanda del Atleti volando sobre un fondo de luto en un ambiente enrarecido. El policía, de espaldas, mirando. Los empleados del club, mano sobre mano, los aficionados del Deportivo tendiendo las manos para recibir el gesto de perdón, de amistad, de que todos hemos perdido porque el fútbol somos nosotros. 

La aplicación del tiempo dice que caerán unas gotitas durante el partido. Mi mujer y yo decidimos que las niñas se queden con los abuelos. Y también optamos por dejar la moto y arriesgarnos a ir en coche, a pesar de que sabemos que lo tendremos complicado para aparcar. Son las diez de la mañana y hemos quedado a desayunar con Alberto y Neil, compañeros de abono este año. Alberto es amigo desde hace más de dos décadas. Acaba de tener un niño, Daniel, y le llevábamos un regalo que habíamos comprado con las niñas ayer. Neil es su vecino. Un escocés del Celtic (y de Glasgow) que después de visitar varios estadios de Madrid se ha decantado por el Calderón porque tiene el ambiente más futbolero de la capital.

Las diez y media y ya estamos dando vueltas en las inmediaciones del Calderón para aparcar. Mi hermano me confirma que la gripe le tiene doblado y que hoy se cae de la convocatoria, que confía en que yo animaré la parte que le corresponde porque el Coruña viene con ganas y el día anterior había sido el cumpleaños de Víctor Fernández. "Ojo con estos que nos la lían" (frase mítica que repetimos indistintamente ante cualquier rival -grande o pequeño-). Risas a los dos lados del teléfono y, nada más colgar, suena otra vez el manos libres. Es Natalia, compañera y amiga de los informativos de RNE que me llama para preguntar dónde estoy y si las niñas están conmigo. Le explicamos que las hemos dejado con los abuelos y que andamos a la búsqueda de aparcamiento para ver el partido. Nos cuenta que en unos minutos abrirá el boletín de las once con la reyerta entre dos grupos de radicales que, amparándose en el fútbol, han quedado a las nueve de la mañana para apalearse, acuchillarse y matarse entre ellos. Al parecer hay once heridos entre los que se encuentran cuatro por arma blanca, un policía con una mano rota y uno de ellos muy grave con traumatismo craneoencefálico, hipotermia y clínicamente muerto.

Mi mujer y yo nos miramos y, sin palabras, nos decimos que el revuelto de estómago provocado por la información de Natalia sólo puede significar una cosa: no queremos participar de una fiesta que no lo va a ser. Y nos volvemos para casa. Y llamamos a mi hermano para contarle lo que ha pasado. Y empiezan a llegarnos mensajes para preguntar si estamos bien. Los medios se han encargado de informar (algunos generando mucha crispación) sobre la violencia de los aficionados rojiblancos sin darse cuenta de que ni tan siquiera son aficionados, de que se trata de bandas de delincuentes con bufanda. El color es lo de menos.

Me paso el día enganchado a las redes sociales leyendo verdaderas salvajadas de personas que han perdido el juicio. Y lo que es peor. El presidente y el dueño del Atlético de Madrid Sociedad Anónima Deportiva (ambos condenados por ser delincuentes con corbata -con su delito prescrito, of course-) se desmarcan del asunto y dicen que no tiene nada que ver con ellos. Y claro, entiendo que es cierto, que estos comportamientos no tienen nada que ver con los aficionados, pero entonces ¿por qué no les impiden entrar en el campo? ¿por qué no ponen las imágenes de las cámaras que graban el fondo sur donde se ubica el Frente Atlético a disposición de la Policía? ¿Por qué les dejan tener un local en el interior del estadio? ¿Por qué financian sus viajes? ¿Por qué son los primeros en tener entradas para cualquier partido aunque haya muy pocas para la gran afición rojiblanca? Y se me pone una mala leche que me amarga el ya de por sí amargo domingo.

Y sigo leyendo, escuchando y viendo todo lo que se va haciendo público en torno a esta locura madrugadora de gentuza desequilibrada. Y paso de la angustia a la indignación, de la indignación al profundo asco y del asco a la impotencia y el desconcierto cuando leo que los líderes de los grupos armados han ido al hospital a ver a los heridos. Y por lo visto son viejos conocidos de la policía. Y les graban las cámaras de televisión sin que pase nada. Y otra vez Cerezo y Miguel Ángel Gil diciendo que el Atleti no tiene nada que ver, que son sólo unos pocos. Y yo me empiezo a encender de muy mala manera porque creo que ya es hora de que den un paso al frente estos dos cómplices que permiten la entrada de personas portando símbolos políticos (me da igual la ideología), de cánticos racistas, de gritos que demuestran la falta de respeto por el rival y el nulo conocimiento de geografía e historia entre los del cerebro rapado que amenazan a los rojiblancos de verdad, a los que amamos este espectáculo, este deporte, a este equipo.

Sólo en dos ocasiones he abandonado al Atleti jugando en casa. Una fue en un partido de UEFA contra el Aberdeen escocés. Lo conté aquí. La otra fue ayer avergonzado por un grupo de delincuentes con bufanda que, escudados en el fútbol, se dedican a encauzar sus frustraciones a golpes con otros bestias como ellos.

El fútbol (mi Atleti) es una fuente de emociones compartidas que me ayuda a ser más feliz. Espero que los dueños del "cluz", la LFP, el CSD, el BBVA, las SAD, la RFEF y demás panda de sanguijuelas sean capaces de extirpar a esta gentuza camuflada entre los aficionados a este espectáculo deportivo.

Y acabo con un texto de la rojiblanca Lidia Madrid leído en Facebook que resume lo que siento y pienso:

Ni unos ni otros. 
Vosotros no soy seguidores de nada. 
Vosotros no me representáis.
Vosotros no teneis respeto por nada.
Vosotros no teneis consideración por la vida.
Vosotros no pensáis en vuestro equipo.
Vosotros no pensáis en vuestros compañeros.
Vosotros no pensáis en el resto de la afición.
Vosotros tendréis que acarrear con un muerto a vuestras espaldas.
Vosotros no teneis conciencia.
Vosotros sembrais el miedo en un evento deportivo que debe ser una fiesta.
Vosotros sereis los culpables de que no haya niños en el campo.
Vosotros sereis los culpables de que muchos hoy sintamos vergüenza.
Y os recuerdo, no me representáis.
YO SI SOY FUTBOL




sábado, 13 de septiembre de 2014

Siempre Atleti


En este país nuestro -tan correcto por fuera y tan corrupto por dentro- dar la cara y mostrar públicamente creencias, afiliaciones y aficiones es lo más parecido a un suicidio social. En el momento en que uno dice que es católico, le crucifican; que es anarquista, le etiquetan; que es del Atleti, le encasillan. Así, sin caer en las paradojas que conllevan estos juegos de palabras.

Del catolicismo universal –valga la redundancia- y el anarquismo libertario –ídem de lo mismo- ya he hablado y hablaré mientras sigo intentando vivirlo del modo más coherente posible. Siempre dentro de unos márgenes. Amplios, pero márgenes. Hoy quería dedicarle este espacio virtual tan real a mi afición desmedida por los colores rojiblancos del Atlético de Madrid, el Atlético, mi Atleti.

Mi primer recuerdo es un atasco. Íbamos en el “mil quinientos” de mi padre. Yo tendría cinco años. Corría el año 1976. Debíamos de volver de comer la tortilla en Cercedilla. Mi padre pasó cerca del Manzanares y los coches estaban parados. Una marea rojiblanca pasaba cantando a nuestro lado. Recuerdo las banderas, las bufandas y las gorras. En aquella época la gente no se ponía la camiseta. El Atleti quedó el tercero en Liga y ganó la Copa del Rey con gol de Gárate, al Zaragoza. En nuestro estadio talismán, el Bernabéu.

Yo era del Atleti desde que nací, pero me di cuenta cuando fui interno a estudiar el BUP a Logroño. Tenía 14 años. Hasta entonces, por mis ancestros asturianos, seguía desde la capital las hazañas de Castro. Redondo, Jiménez, Maceda, Cundi. Ciriaco, Uría, Mesa. Quini, Joaquín y Ferrero. El Sporting de Gijón era uno de los gallitos de la Liga y llegaba muy lejos en la Copa. Pero como me pillaba tan lejos y yo era del Atleti sin saberlo… pues me enteraba de todo lo que pasaba en el Manzanares.

En el internado de la capital riojana yo era el único madrileño al que le gustaba el fútbol. Mis compañeros procedían de Extremadura, Castilla y León, La Rioja, Navarra y País Vasco. Había mucho madridista y mucha gente normal. Del Osasuna de Rípodas y Bustingorri; del Logroñés de Lotina y Abadía; de la Real Sociedad de Zamora y Satrústegui; del Athletic de Zubizarreta y los hermanos Salinas; del Valladolid de Eusebio y Torrecilla; del Zaragoza de Señor y Pardeza y hasta del Barcelona de Julio Alberto, Migueli, Schuster y Calderé.

Por aquel entonces, el Atleti ganaba otra Copa del Rey en el Bernabéu. Era el 30 de junio de 1985. Contra un Athletic al que remontó con dos goles de Hugo Sánchez antes de irse a la otra acera.

El Atleti tenía un equipo de gladiadores, muy parecido al del Cholo. El entrenador era Luis Aragonés (tenía 46 años el Sabio) y normalmente, de inicio, alineaba a Mejías. Tomás, Arteche, Ruiz, Landáburu. Quique Ramos, Votava, Julio Prieto, Marina. Hugo Sánchez y Cabrera. Con Pereira de portero suplente y un banquillo en el que estaban nombres ilustres como Clemente, Rubio, Balbino, Pedraza, Morán y Mínguez.
Desde entonces vivo con nerviosismo cada previa a los partidos. Disfruto (para bien o para mal) con el juego del equipo y, si no he podido verlo o escucharlo en directo, no estoy tranquilo hasta que me entero del resultado. Ahora con internet todo es más fácil. Hasta puedo ver el partido entero en diferido, o un resumen, o los goles. Pero antes… y sobre todo habiendo vivido en Navarra, en Salamanca y en Perú, la cosa no era fácil.
Hoy los nervios antes de cada partido son los mismos de siempre. Voy al Calderón desde que regresé a Madrid –hace ya 14 años-. Y aunque esté viajando por esos pueblos de Dios. Siempre que juega mi equipo, me enfundo la rojiblanca y siento algo indescriptible. Como si mi vida fuera un eterno gol.


Siempre Atleti. Aunque ganemos.

lunes, 2 de junio de 2014

Lisboa: el campeón no siempre gana



"Te he visto por la tele". Este fue uno de los mensajes que más pude leer en mi móvil después de que el Glorioso no lograse rematar la mejor temporada de sus 111 años de historia en Lisboa. Pero el más repetido de todos fue este otro: "Felicidades, campeón". Un mensaje que me hacía recordar una y otra vez por qué soy del Atleti. Un mensaje que hacía brotar de nuevo las lágrimas de la felicidad que algunos confundieron con lágrimas de tristeza, de amargura, de rabia o resignación. 

Al parecer las cámaras de la UEFA eligieron nuestro sector rojiblanco para captar los recursos necesarios en toda retransmisión. En varios momentos se me pudo ver mostrando mis nervios y, sobre todo, animando al equipo. En la imagen que encabeza este texto he puesto la que considero más representativa. Es en la segunda parte de la prórroga. El Atleti había recibido ya varios goles, aunque la final la habíamos perdido cuando Godín perdió la marca de Sergio Ramos y Tiago no pudo enmendar el desmarque del de Camas aprovechándose de una pantalla en un saque de esquina cuando habían pasado tres minutos del tiempo reglamentario. Justo en un córner, que es lo que mejor hemos defendido (y atacado) durante toda la temporada. Justo en el descuento, que es donde este año hemos espabilado jugando cada minuto como si fuera el último. 

En la foto se me ve con la bufanda en alto, animando, orgulloso y agradecido, al equipo que me llevó hasta mi primera final de Champions. Al equipo que acababa de hacer el milagro de ganar la Liga de los millones, al equipo que, desde que nacieron mis hijas, no ha dejado de ganar (Europa League y Supercopa de Europa 2010 y 2012), ganar (Copa 2013) y ganar (Liga 2014). Pero lo que es más importante, el equipo que me ha hecho soñar despierto y despertar en un sueño. El equipo poderoso con una plantilla normalita que no ha perdido ni un solo partido esta temporada en el Calderón. El equipo campeón que no siempre gana. 

El bueno de Luis Aragonés (al que recordamos con nuestros cánticos una y mil veces antes y después de dejarnos esta temporada) tenía entre sus consignas para la motivación la famosa frase: "del subcampeón nadie se acuerda". Siempre lo decía con la boca pequeña. La frase es completamente cierta pero, como todo axioma, tiene su excepción. Y el Atleti, su Atleti, era esa excepción que todo el mundo recuerda. 

Él formó parte del Glorioso que disputó la otra final de Copa de Europa que el campeón no ganó. Ese partido que también perdimos cuando nos empataron. También en la prolongación arbitraria y arbitral. Ese trofeo que la historia nos debe y que, aunque no esté en nuestras vitrinas, es más nuestro que ningún otro. Esa competición que el Atleti ha engrandecido demostrando, cuarenta años después, que el campeón no siempre gana.

Por un año maravilloso. Por la Liga, por la final de Lisboa, por el partido de Copa contra el Sant Andreu, por demostrar a los que no son de los nuestros, partido a partido, latido a latido, que ser campeones no es una meta sino una actitud. Gracias. Gracias. Gracias.

Aúpa Atleti.
Siempre.

miércoles, 21 de mayo de 2014

El twitter, Rajoy y el Atleti

Los tontos del twitter

Domingo, 18 de mayo


La vikingada patria más violenta ha sacado su cérvida testuz a pasear por la virtualidad de twitter. Y han tratado de cornearme con sus amenazas merengues por recordarles que en época de Franco ganaron cinco o seis Copas de Europa (o lo que fuera aquello tan distinto de la Champions) que ayudaron a lavar la imagen internacional de un país donde no había libertad. Nada nuevo, por otra parte, pues ahí están los recientes juegos olímpicos de China, la Copa África de Obiang, o el famoso mundial de Videla en la Argentina del 78. Pero de donde no hay, no se puede sacar. 
Los tontos del twitter, los ultras imbéciles (valga la redundancia) siguen sin darse cuenta de que el fútbol es, como decía Arrigo Sacchi, “la cosa más importante de las cosas menos importantes”. Cuando alguien se siente vilipendiado y se rasga las vestiduras y pide multas y exige cárcel y desea que me rompan el cuello y me den un botellazo en la cabeza porque apodo a un futbolista profesional con un mote más o menos afortunado, más o menos ofensivo, creo que tiene que hacérselo mirar. La Policía ya lo está haciendo. Esta misma semana han detenido a un joven que se creía inmune soltando perlas similares en la red escudado tras la pantalla de su móvil. 
Cuando alguien decide renunciar a su vida para vivir una fantasía creyéndose amigo íntimo de sus ídolos, cuando un ser escondido tras una cuenta de twitter te llama absolutamente de todo porque has bromeado con el apellido de un profesional de las pelotas, entonces es que algo no funciona. Y no tiene que ver con los colores de uno u otro equipo. Aúpa Atleti. 
Entre los cientos de mensajes recibidos (gracias a los amigos madridistas que son más lo primero que lo segundo. A los otros, no) hubo quien me sugirió que escribiese de Gil Marín y Cerezo, porque en el Atleti había cosas "muy malas". No puedo estar más de acuerdo. Lo hago siempre que puedo. Desde hace 27 años el club al que sigo es una Sociedad Anónima Deportiva cuya propiedad y dirección está en manos de dos delincuentes. Pero ahí tienen mucho más que decir los medios de comunicación que les ríen las gracias, los políticos que se sirven de ellos y los jueces que les condenan una vez prescritos los delitos. 
Ha habido algún educado madridista que pretendía insultarme haciéndome ver que “mezclar deporte y política es de necios y manipuladores”. Justo lo que yo intentaba explicar –sin éxito entre los lectores del Real Madrid, incluso entre los más titulados, leídos y moderados- al escribir sobre Rajoy y sus declaraciones futboleras. Con la que está cayendo. En vísperas de unas elecciones. Pues eso. 


Rajoy y los del Atleti

Domingo, 11 de mayo

Ahora que todos somos del Atleti y no hay que buscar explicaciones al porqué se es del mejor equipo del mundo. Ahora que a todos nos parecen alegres los colores de las rayas rojiblancas. Ahora que  en la Liga y en la Copa y en encuentro internacional eres siempre tú el primero por tu juego sin igual, va el Rajoy de turno y suelta como si fuera el presidente de todos los españoles un “quiero que gane el Madrid. Es lo que hay”
Ahora que los banqueros van a Moncloa a felicitar a don Mariano por lo bien que lo está haciendo (y no me lo invento), ahora que nos cuentan que lo peor ya ha pasado y le explican a Cáritas cómo hay que cocinar una buena estadística para que resulte esperanzadora. Ahora que la final de Champions se juega en vísperas de las elecciones europeas y los peores augurios del bipartidismo patrio se ven constatados por las demoscopias crudas, justo ahora, sale el presidente de los récords (mayor número de parados, mayor número de imputados por corrupción, mayor número de indultos por corruptos, mayor número de pobres, mayor número de exiliados económicos…) y nos dice que lo que a él realmente le preocupa es que en la final de Champions gane el equipo del antiguo régimen, el que ganaba las ánforas en blanco y negro, el que dedicaba parte del presupuesto dictatorial a lavar la imagen de un país sin libertades con la complicidad del Platini de turno. 
Nada nuevo. El fútbol siempre ha sido, es y será un estupendo vehículo para legitimar las más abyectas de las situaciones humanas, políticas y sociales. “Es lo que hay”, dice el que creíamos presidente de todos los españoles a un medio de comunicación nacional en una entrevista institucional desde La Moncloa hablando como Mariano, como si estuviera en el bar, con los colegas, fumándose un puro mientras echa unas risas contando lo de la lista de parados, la cantidad de jóvenes cerebros que se ven obligados a emigrar, los sobres que repartía Bárcenas, lo merecido que se tiene lo de Soto del Real por no aguantar como le advirtió por wasá, lo contento que está Botín, lo guapo que se ha puesto CR95 y lo bien que usa la cabeza Sergio Ramos. 
El registrador de la propiedad en excedencia que preside este país no se da cuenta de que en el fútbol, como en la política, hay asuntos con los que no se puede bromear. Y menos ahora, que todos somos del Atleti. Como decía Bill Shankly, “el fútbol no es una cuestión de vida o muerte; es mucho más que eso”. Esto sí que es lo que hay. 
Ah, y aúpa Atleti, que no me olvido. 

viernes, 16 de mayo de 2014

¿Quién me quita lo volado?


Mañana acaba la Liga. Hemos estado 10 jornadas líderes en solitario y 17 de colíderes. El sábado que viene acaba la temporada. Hemos llegado a semifinales de Copa y a la final de Champions. Ojalá ganemos los dos títulos. O uno. Y si no es así (que no será) a ver quien nos quita lo volado. 

Aúpa Atleti. Siempre.

martes, 13 de mayo de 2014

No será fácil, pero será


Ahora es fácil decirlo, pero yo lo tengo escrito. Lo aprendí de los romanos, que eran más listos que todas las cosas. "Verba volant, scripta manent". Hasta Pilatos, Poncio, el que se lavaba las manos como avisando de la gripe aviar que se nos venía encima, lo repetía cada vez que tenía ocasión: "Lo escrito, escrito está". Y lo puse negro sobre blanco a principio de temporada en una servilleta de bar: "Este año ganamos la Champions"

Y cuando llegaron las Navidades, en un súbito arranque de desobediencia ante las consignas del CholoPower, abrí una nota en mi "esmarfón" y ajustándome los lentes de la presbicia, tecleé con mis dedazos en la pantalla: "Este año ganamos la Liga". 

Fueron pasando las eliminatorias de la UEFA de Platini: Zenit, Oporto, Wien, Milán, Barcelona y Chelsea. Sólo nos quedan los de la final. Aunque no sea el Bayern deseado.

Fueron pasando los partidos de Liga sin abrir telediarios, sin ser portada en los diarios. Diez jornadas de líderes en solitario, otras 17 compartiendo liderato. Los dos últimos partidos sufriendo derrota y empate en una suerte de macabro guión pensado por un demente rojiblanco. 

Nadie dijo que fuera a ser fácil. Nadie dijo que sin esfuerzo supiera igual. Lo sabemos. Somos expertos. Es por eso que este sábado, en el Campo Nuevo de Barcelona, los nuestros se juegan en la jornada 38, la última del campeonato, una liga frente al directo rival. En su casa. Y aunque el fútbol no entiende de justicias. Será, como la Copa del curso pasado, nuestra décima. Porque vamos a ganar

Aúpa Atleti. 

Siempre.

jueves, 6 de febrero de 2014

Somos más de finales. Y del Cholo


Semifinales Copa del Rey (Partido de ida)
Vikingos 3  - Atleti 0

El 17 de mayo de 2013, hace menos de un año, ganábamos al Real Madrid la final de la Copa del Rey en el Santiago Bernabéu. Otra vez. Y van cuatro finales ganadas a los mismos en el mismo lugar (1960, 1961, 1992 y 2013). O sea, todas las que hemos jugado contra ellos en su campo. 
Viene bien recordar este dato porque estamos hablando de una competición en la que el Atlético de Madrid ha llegado a 19 finales, ganando más de la mitad. De esos diez títulos coperos, cuatro se los hemos ganado a los vecinos ricos en su estadio. Como todo el mundo sabe seguimos siendo el vigente campeón de este torneo en el que aún no hemos sido eliminados y donde ya hemos jugado uno de los partidos de semifinales. Queda aún otro en el que se dilucidará si jugaremos la final contra el vencedor del Barcelona - Real Sociedad.

Como todo el mundo sabe, a día de hoy el Atleti es líder en la Liga de los millones. Líder cuando todos decían que sería cuestión de un par de meses. Luego que no llegarían a Navidad. Después que en enero. Y ya estamos en febrero. Hasta aquí una gran sorpresa para los dos todopoderosos clubes europeos que se reparten los trofeos en nuestro país a costa de los 18 comparsas que les ríen las gracias (especialmente los que son dirigidos por presidentes y adláteres condenados que están al frente de la mayor parte de los equipos de este engendro fraudulento de Liga del Banco Bilbao Vizcaya Argentaria).

Como todo el mundo sabe, a día de hoy, el Atleti está en octavos de final de la Liga de Champiñones después de una primera fase espectacular en la que ha ganado cinco de los seis partidos y ha empatado el sexto. Una liguilla en la que ha marcado 15 goles y sólo ha recibido tres en contra, resultando ser uno de los mejores equipos de Europa hasta el momento en esta competición.

Como todo el mundo sabe, a día de hoy (y desde hace 25 años) el Atleti ha sido secuestrado y extorsionado por la familia Gil y su cómplice necesario, el productor cinematográfico Enrique Cerezo. Una directiva que ha sido condenada en varias ocasiones por distintas instancias judiciales debido a su comportamiento delictivo. En un primer momento por apropiación indebida del club Atlético de Madrid (se lo quedaron sin poner ni una peseta) aunque el delito prescribió y ningún medio lo denunció. Después fueron condenados por el "caso Negritos" y, esta misma semana, casi coincidiendo con la muerte de Luis Aragonés, el Tribunal Supremo ha ratificado la condena de la Audiencia Provincial por fraude de ley cometido el año 2003 y que invalida todas las decisiones tomadas desde ese año por la directiva actual del Atleti. 

Como todo el mundo sabe si la décima parte de lo que sucede en los despachos del Atleti sucediera, digamos, en el Barsa... la prensa hubiera cargado contra el presidente hasta que dimitiese (sólo hay que ver que Rosell se ha ido por no explicar cómo han pagado un fichaje en el que todo parece ser correcto. En breve la fiscalía retirará los cargos porque ya no hay denunciante al haber quedado satisfecha su petición de información sobre el fichaje del brasileño Neymar. Sólo hay que ver que Ramón Calderón tuvo que dimitir después del "escándalo Nanín" en el que no hubo denuncia, ni procedimiento judicial, ni causa, ni condena).

Como todo el mundo sabe el Atleti lleva años sufriendo el expolio de sus directivos delincuentes dedicados a la compra venta de jugadores que dejan comisiones ocultas. Entran y salen. Sin proyecto deportivo, sin proyecto empresarial, sin proyecto social. Sólo con un objetivo: seguir engordando las cuentas de la familia Gil y de Cerezo con la complicidad de los medios de comunicación y la resignación (son muchos años ya) de una afición que se siente desprotegida, desvalida e impotente ante tamaña sinvergonzonería.

Como todo el mundo sabe, el milagro es que el Atleti siga vivo, que siga compitiendo, que esté en lo más alto de la Liga adulterada del duopolio de los huevos televisivos de oro (o no). Que esté en Europa compitiendo al más alto nivel. Que esté disputando las semifinales de Copa. 

Dicho todo lo anterior sólo me queda añadir que el Madrid fue mejor que nosotros ayer, que nos ganaron a todo. A intensidad, a juego, a fútbol, a goles de rebote, a pisotones por la espalda sin balón, a faltas reiteradas sin tarjeta, a árbitros. Lo lógico con un presupuesto tal, vamos. 

Ahora queda el partido de vuelta. En el Calderón donde hace lustros que no conseguimos ganarles. Y vienen dos veces seguidas. El martes en Copa donde tendremos que remontar un 3-0 y el domingo 2 de marzo donde nos jugaremos tres puntos de una Liga preparada por y para el duopolio. Lo bueno es que les ha salido un Cholo en el culo.

Aúpa Atleti.

"Jamaaaaaaaaas, jamaaaaaaaaas, te dejará esta hinchada; que en las buenas y en las malas; nunca deja de animaaaaaaaaaaaaar..."