jueves, 29 de diciembre de 2011

El Cholo y yo estamos aquí


Después de más de un mes de ausencia todo sigue igual aunque ha cambiado el gobierno del país y el entrenador de mi equipo. Más de lo mismo con nuevas caras que no lo son tanto. Lo de Rajoy tiene poco comentario. El pobre tendrá que hacer lo que pueda, como el que teníamos antes. O sea, nada. Seguiremos gobernados por las grandes multinacionales y sometidos a la dictadura de los mercados financieros. Bueno, eso y el teatrillo de la Unión Europea que siempre da mucho juego para echarle la culpa a los de fuera aunque estemos dentro. Lo dicho. Más de lo mismo.

Lo del cholo Simeone sí que merece comentario. Más que nada porque este es un blog dedicado a la actualidad rojiblanca comentado por el indio que firma y paga (un abono que alimenta a la bestia, a la Sociedad Anónima Deportiva que gestionan como el puñetero culo y en beneficio propio los dos delincuentes que se lo apropiaron indebidamente -sentencia del tribunal dixit- aunque como este país es una puñetera pantomima, haya prescrito sin que devuelvan un sólo euro de los 6.000 millones de las antiguas pesetas que robaron descaradamente sin que pasara nada). Cada vez que escribo esto me pongo malo. Y no escarmiento. Diosssss que mala leche se me pone.

A lo que iba. El cholo viene para acabar la temporada y ha firmado por otra más. La pregunta es si podrán pagarle. La pregunta es si los jugadores han cobrado los últimos tres meses. La pregunta es si seguirán vendiendo y comprando jugadores para ganar dinero olvidándose de la parcela deportiva. La pregunta es si el cholo cumplirá su contrato (no ha cumplido ninguno íntegro en los cuatro equipos argentinos donde ha entrenado: Racing -dos veces-, Estudiantes -campeón-, River Plate -campeón- y San Lorenzo de Almagro). Tampoco en el Catania italiano que salvo del descenso haciendo su mejor temporada en la serie A.
Son muchas las preguntas que se me vienen a la cabeza después de tanto tiempo fuera de mi país, después de tanto tiempo sufriendo las derrotas, eliminaciones, humillaciones y desastres de mi equipo en una distancia obligada por el trabajo y -últimamente- impuesta por mi huelga de atlético irredento (al menos de cara al exterior porque hay cosas que no se pueden poner en huelga. Aunque uno quiera). Preguntas y más preguntas con la vuelta de Diego Pablo Simeone. Un futbolista que estuvo cinco temporadas con nosotros en dos periodos distintos. Que vino en 1994 procedente del Sevilla y nos ayudó a ganar el doblete. Que cuando recuperamos la categoría que jamás debimos perder volvió otros dos años a dejarse la piel y la garganta animando a sus compañeros y espoleando a una grada renovada con caras jóvenes y espíritus de segunda que no habían conocido al Glorioso Atlético de Madrid y se conformaban buscando nuevas rivalidades con equipos de segunda fila haciéndonos ver a los viejos del lugar que ya no somos lo que fuimos.

Me pregunto si el Cholo y Caminero explicarán algún día si hubo algo de verdad en aquellos rumores que hablaban de infidelidades conyugales entre compañeros de vestuario. Si realmente el Cholo se fue a Italia a ganarlo todo con el Lazio (Liga, Copa y Supercopas de Italia y Europa) y antes la UEFA con el Inter. Me pregunto si realmente servirá de algo su venida al Glorioso además de para que Gil y Cerezo consigan que los aficionados, los que pagamos nuestro abono y los medios de comunicación desvíen por fin la atención de sus tejemanejes, sus chanchullos, sus negocios mafiosos y su enriquecimiento a costa del club convertido en agencia de compra, venta y alquiler de jugadores. Y creo que no servirá para mucho más. Estoy casi seguro de que la historia se repetirá. Y que 24 años de miserias con Gil y Cerezo no son nada comparados con los 39 de dictadura franquista que vivimos en este país. Y recuerdo a los anti giles y anti cerezos (entre los que me incluyo) que el dictador murió en la cama.

Pues nada. A ver qué nos ofrece el cholo. A ver qué revolución nos trae al campo. A ver cuántos años más aguanta el duo prescrito haciéndonos la vida imposible y forrándose el riñón a costa de nuestros sueños e ilusiones.

El único consuelo es que al menos, el Cholo, saldrá del banquillo y pegará cuatro gritos a los que no se dejen la piel en el campo. Siempre y cuando cobren a fin de mes, claro, que todo tiene su trampa.

Pues eso, que feliz año nuevo. Aunque parezca el mismo y lo sea.

martes, 8 de noviembre de 2011

Un mes sin Atleti


Getafe 3 - Atleti 2

Me voy a la República Centroafricana. Estaré dos semanas grabando el trabajo de los misioneros, voluntarios y cooperantes españoles en un país desconocido del continente negro que tiene una extensión igual a la de Francia y apenas cuatro millones de habitantes. Un país que ocupa el quinto lugar por la cola en el Indice de Desarrollo Humano (IDH) y donde las conexiones a internet son una quimera. Agradecidos estaremos si en los lugares que visitamos tenemos agua y luz. Y cuando regrese, al día siguiente, me voy a Tailandia, a grabar el trabajo de otros héroes anónimos en la frontera con Myanmar y en el gran basurero de Nakon Sawan. Una semana. En total voy a estar todo un mes fuera sin ver al Atleti (o lo que queda de él).

Estoy preparando la maleta con el recuerdo de la humillación aberrante y sinsentido del domingo por la noche en el desangelado coliseo de Ángel Torres. No sé si meter -como hago habitualmente- los enseres rojiblancos (camisetas y gorras). Me dan ganas de "borrarme" y no volver a saber nada del equipo. Y pienso en un amigo que me soltaba una gran verdad cuando le contaba lo del viaje: "Cuidadito, Santi, que igual te tiras un mes sin móvil y sin internet y te das cuenta que eres más feliz". Pues eso, a ver si cuando vuelva de repente me doy cuenta que sin el Atleti soy muchísimo más feliz y dejo de llenarles los bolsillos al dúo prescrito y a su agencia de jugadores disfrazada con el escudo de lo que fue mi Atleti. Aunque me temo que no.

Uno, que se ha recorrido el mundo de izquierda a derecha y de arriba abajo, sabe que le faltará tiempo para preguntar a los niños si conocen al Atleti. Y también sé que cuando dos pitidos me alerten de un rayito de cobertura, me faltará tiempo para llamar a casa y preguntar por mi mujer, mi hija... y el Atleti. Lo sé. No tengo remedio. Lo mismo que sé que el día que juegue el Atleti contra el Levante, contra el Madrid, contra el Celtic, me pondré la rojiblanca y trabajaré por esos pueblos de Dios con ella puesta para recordar a los míos y apoyarles en la distancia. Es un rito. Un impulso irrefrenable. El mismo que me lleva a mirar las fotos de las personas que amo cada noche antes de dormir bajo la mosquitera, después de repasar las imágenes grabadas durante toda la jornada de trabajo.

Y me dolerá hasta rompérseme el corazón cuando el Atleti pierda contra el colista, contra díez, tocando y tocando sin profundidad, sin garra, sin derrochar ese coraje y corazón que se ha quedado en un himno que ninguno de los jugadores que militan en la agencia del dúo prescrito tienen intención de conocer, aprender y hacer realidad en el terreno de juego.

Y me volverá a doler cuando el Madrid vuelva a humillarnos un año más (y van tantos que casi no debería importarme). Y la prensa y el duo prescrito (que vienen a ser lo mismo) dirán que el Madrid no es rival del Atleti. Que está en otra liga, que nosotros somos un club mediocre que deberíamos darnos con un canto en los dientes por estar jugando la Europalí de los cojones. Y entonces me reconcomeré por dentro, apretaré los puños con rabia y me cagaré en Gil, en su familia, en Cerezo, en sus muertos, en lo aborregados que estamos los socios, en la morfina que nos suministran poco a poco a través de los medios de comunicación y en lo conformistas, mediocres, grises y tristes que nos hemos vuelto. Hoy no importa que nuestro Atleti empate contra el colista jugando con diez, mucho menos que el Madrid nos meta tres, cuatro o seis goles. Han conseguido que la afición asimile, disculpe y entienda lo que jamás de los jamases había pasado en lo que otrora fuera un CLUB DE FÚTBOL.

Como ya decía, supongo que no entraré para comentar ningún partido (presumo que me será imposible verlos en la selva centroafricana, entre pigmeos, minas de diamantes teñidos de sangre y campos de refugiados congoleños). Supongo que a mi regreso las cosas seguirán igual que durante los últimos 24 años. Que los delincuentes que robaron el club (o se lo apropiaron indebidamente, según la sentencia del juez) continuarán enriqueciéndose bajo el paraguas rojiblanco, que los socios continuaremos engañados en este sinsentido, que el equipo dará una de cal y tres de arena, que habrá otro entrenador o alguno que quiera venir (tarea que se antoja cada vez más complicada), que seguiremos recordando nuestro pasado y destrozando nuestro futuro sin un presente decente... Quizá el único cambio en el país cuando regrese el próximo 3 de diciembre sea que tenemos un nuevo presidente del Gobierno que hará exactamente lo mismo que el que teníamos. O sea, nada. O sea, más de lo mismo. O sea, cambiar el perro con el mismo collar.

Y, ya digo. Después del bochorno de Getafe no pasará absolutamente nada. La SAD ya ha confirmado en su puesto a Manzano (hábil manera de ponerle en el disparadero y hacerle objeto de todas las críticas para desviar la atención del verdadero cáncer atlético). Esto, a la vez, significa que tiene más papeletas para que le den la patada. Y por último, como dice el bueno de Tomi Soprano, tras el parón de la Liga, cuando el Calderón se vuelva a llenar para ver al Levante, el público no recibirá al equipo con una pitada que reviente los cristales de las cuatro torres que levantó el Madrid para sanear sus arcas. La afición no estará cantando durante 90 minutos el "diles que se vayan", el "Gil, cabrón, fuera del Calderón", el "estamos hasta los huevos de la familia Gil"... Y aunque así fuera (que no será), los periodistas y los medios no dirán ni media palabra sobre el asunto al día siguiente. Misterios insondables.

Lo dicho. Hasta la vuelta.

Un abrazo rojiblanco (de los de antes).


viernes, 4 de noviembre de 2011

El señorío del Calderón (casi vacío)


Atleti 4 (lo juro) - Udinese 0
Para mí que no había ni 10.000 personas en el Calderón ayer noche. Normal. Un jueves de noviembre, a las 21:05, contra un equipo de suplentes, junto al río, con amenaza de lluvia, después de unos partidos en los que nadie sabe a qué juega nuestro equipo... Y ojo, que entre los 10.000 estoy contando a los 1.500 italianos que no dejaron de animar a pesar del auténtico repaso que les dio el Atleti y, sobre todo, muy a pesar de la imagen absolutamente blanda, triste, aborregada, cochinera, indolente y sinvergüenza que dio su escuadra (en la que había siete suplentes, dicho sea de paso).

Y digo que el Calderón tiene señorío porque ayer, cuando todo el pescado estaba vendido con el 4-0, el Frente Atlético no tuvo mejor ocurrencia que cantar contra los aficionados italianos. Algo incomprensible por el resto del estadio (que no seríamos muchos más que los del Frente Atlético y que estábamos desperdigados por toda la grada). Fue entonces cuando el Vicente Calderón, el auténtico aficionado rojiblanco, el que lleva sufriendo 24 años de sinsabores con el dúo prescrito, el que ve cómo nuestro CLUB se ha convertido en una AGENCIA DE JUGADORES, comenzó a recriminar a los jóvenes aficionados del Frente Atlético su absurda e incoherente cantinela contra los aficionados del Udinese. Y la pitada ahogó los cánticos de nuestros ultras despistados. La reacción de los más de 1.500 aficionados italianos fue todo un ejemplo de deportividad y señorío futbolístico a la altura de la nuestra. Respondieron a nuestra recriminación al Frente Atlético con una ovación espectacular. Y la cosa no quedó ahí. El Vicente Calderón, que tiene una afición señorial (aunque los Giles y Cerezos sigan siendo nuestra cuenta pendiente) correspondió a su vez con otra ovación. Fútbol y señorío en estado puro. Sí señor.

Tomi y Jose I.
No me voy a enrollar aquí a contar lo que la gran mayoría de vosotros vísteis calentitos en casa a través de la tele. Coincidiremos en que el Udinese vino a pasearse porque tiene la clasificación casi en el bolsillo. Además, los italianos están más preocupados por el Calcio que por esta competición europea de calderilla.
Me acordé del gran Tomi Soprano (uno de los mejores blogueros rojiblancos) al que no tuve tiempo de responder cuando me comunicaba que él tampoco iría al Calderón. Lo siento, amigo Tomi, no pude refrenar mis ganas de Atleti cuando me espera un mes fuera de España sin un cántico que llevarme a la garganta, sin un quiebro que recordar durante la semana, sin ese sentimiento inexplicable e irracional que me sacude cada vez que me siento en la grada. Traicioné mi palabra. Y no sabe usted lo que me alegro.
En el descanso, con un 3-0 y ganas de ver más goles, me apreté un bocata de paleta ibérica con queso de cabra sobre un lecho de tomate y lluvia de aceite entre panes asiáticos (la pistola del chino, vaya). Y en esta ocasión tampoco pude disfrutar de la compañía y el análisis apresurado y preciso de otro de mis blogueros de cabecera, José I. Fernández (Un grande sin memoria). Y sabe Dios que anduve mirando y remirando a ver si le veía en su sector. Apenas a cincuenta metros de mi butaca. Pensé que, a lo mejor, alguien había recobrado la cordura y le habían vuelto a contratar en alguna televisión, emisora o periódico donde pueda volver a informar con imparcialidad, precisión y profesionalidad sobre el acontecer deportivo. Ojalá fuera así.

El partido
A pesar del flojo rival, el Atleti hizo su trabajo con soltura. Sobre todo porque salieron desde el principio con una actitud diferente a la del domingo contra el Zaragoza. El equipo se veía con tensión, con intensidad, con más precisión de lo habitual y, sobre todo, con muchas ganas de disfrutar. Y a Adrián se le notaba. No habían pasado 12 minutos y ya había marcado dos goles el internacional sub-21 que vino gratis y con el que el dúo prescrito pretende hacer negocio vendiéndoselo por 6 kilos al Villarreal (amén de algún chanchullete para cerrar los agujeros económicos por los Diegos uruguayos. A saber: Forlán y Godín).
Me gustó muchísimo Adrián. Un chaval que, como dice Tomi, no tiene tatuajes, ni peinados raros, ni sale en las revistas del corazón, ni baila absurdas canciones junto a artistas de moda, ni celebra los goles con aspavientos, ni busca protagonismo más allá del que le dé ser un hombre de equipo, un pasador excepcional, un segundo delantero que, si sigue progresando, puede llegar lejos. Aunque aún es muy pronto para saber esto.
Me gustó Perea (sí, lo siento, debo de ser el único). El colombiano llegó como lateral al Atleti. Aún recuerdo el partidazo que hizo con Boca Juniors en el Villa de Madrid justo antes de que lo ficháramos. Luego, de central, quitando una temporada, no ha dejado de darnos disgustos y malos ratos. Sí, también lo sé. Todos los partidos hace su "Pereada". Pero ayer (y ya van unos cuantos) hizo un gran partido subiendo la banda llenándose los tacos de cal. Lástima que no sepa ponérsela a Falcao. Pero claro, no se puede tener todo.
Me gustó mucho el otro colombiano. Falcao, el sobrino de Dios, pelea todos los balones, lucha, se entrega, no da una por perdida, derrocha coraje y corazón. Es un delantero centro nato. Muy bueno para el Atleti aunque no esté inspirado (lógico si nadie le pone balones en el área). Ayer demostró que él solo puede fabricarse un gol. Me alegré por él. Lo necesitaba.
Me gustó Arda Turán. No marcó, pero el turco es un auténtico obrero de la pelota. Todos los partidos se los pasa corriendo, ofreciéndose, pasando con criterio, subiendo, bajando, buscando a los medios centros para darles opciones de pase, poniéndosela a los delanteros o al Diego brasileño. Bien el turco.
Y así uno por uno (a excepción de un Godín desafortunado en dos lances). Todos dando lo mejor de ellos mismos ante un equipo indolente, aburrido, soso, blando... pero esto ya lo he comentado más arriba.

La prensa deportiva
Increíble. De vergüenza ajena. Penoso.
Yendo al campo escuchaba Onda Madrid en su previa. Los compañeros estaban entusiasmados porque la UEFA les dejaba entrar en el Calderón (cosa que no permite la LFP). Y hablaron muchísimo de Reyes (ayer nadie se acordó de él) y más aún de Manzano y su situación límite -eso decían ellos-. Incluso comentaron la situación de Antonio López que jugaba de titular y en unos días pasaría por el quirófano. Bien. Eso sí, ni una palabra de la gestión de Gil y Cerezo. Cero patetero. Ni una mención a las bufandas verde y oro. Ni una palabra sobre los cánticos del domingo contra el dúo prescrito (parece que sólo escucharon a los que cantaban contra Manzano). Incomprensible.
Después del partido. Ya en casa. Metido bajo el edredón para sacar el frío del río, puse Onda Cero. Más de lo mismo. Mucho Manzano, mucho hablar de que nos gusta sufrir, de que somos una afición masoquista, de que lo del Atleti es incomprensible. Otro tópico, más topicazos... y ni una sola palabra sobre la nefasta gestión de un equipo que lleva 24 años en manos de unos mafiosos que se dedican a sus labores bajo el paraguas de lo que antes era un CLUB y ahora es una AGENCIA DE JUGADORES. Lo más extraño es que era el gran Santiago Segurola el que esto decía. Y hablaba de los últimos diez años en los que el Atleti no tiene un proyecto deportivo. ¡Coño, si es que lo que prima es el proyecto económico de Gil y Cerezo! Y con el sabor agridulce de los cuatro goles europeos (el tercero sencillamente espectacular) y la complicidad de la prensa deportiva con los capos prescritos, soñé con el Club Atlético de Madrid, con la posibilidad de elegir presidente, con un equipo duradero donde no cambiemos de capitán siete veces en siete partidos, donde los niños puedan aprenderse una alineación tipo y donde los socios no seamos los que subvencionemos los turbios negocios de un par de delincuentes sobreseídos y pidamos a nuestros futbolistas que aspiren cada día a "pelear como el mejor". Pero los sueños, sueños son.

El domingo, en Getafe, a las 22:00 horas, veremos qué Atleti sale. No nos queda otra.

Atleeeeeeeeeti, Atleeeeeeeeeti, Atleeeeeeeeeeti.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Ni sí, ni no, ni todo lo contrario

Atleti 3 - Zaragoza 1

La verdad es que no apetece ir a ver al Atleti. De ahí que, a pesar del puente, ni ganas tuviera de ponerme aquí a contar la tediosa tarde-noche de fútbol en un Calderón repleto de peñistas entusiastas que no tienen la desgracia de sufrir el sol, el frío, la lluvia y la maldita gestión del dúo prescrito. Casi lleno en un Calderón con la hora cambiada (ya de noche), con una temperatura agradable y con escasa presencia de bufandas verde y oro para pedir, exigir, reclamar, mostrar en silencio, de forma pacífica y sin resignación, que otro Atleti es posible, que necesitamos volver a ser un Club de Fútbol y dejar ya la SAD y los negocietes de los que se sirven de la pasión irracional de tantos y tantos seguidores rojiblancos... Lo dicho, como si nada.

Saltó el Atleti al campo y aparte de la megafonía a toda leche no se oyeron pitadas, ni abucheos, ni pataletas por el vergonzoso espectáculo en San Mamés. Apenas los peñistas entusiasmados aplaudieron débilmente a un equipo que, como siempre, tenía sus sorpresas en la alineación. Ya he dicho en otras ocasiones que últimamente es más complicado acertar el once del Atleti que los catorce de la quiniela. Con el sobrino de la Faraona porque castigaba al futbolista, con el triste del traje mustio porque hace rotaciones. Bueno, no, que también castigó el domingo a Reyes por insultarle tras el cambio. Pues eso.

Empezó el Atleti sin fuerza, sin coraje, sin querer redimir su penoso paso por Bilbao, sin intención de ofrecer a los peñistas un derroche de coraje y corazón. Por cierto, no estaría de más que alguien les hiciera escuchar el himno del equipo antes de saltar al campo. O que alguno de los veteranos le explicara lo que significa estar en un club como este. Pero claro... este Atleti SAD no tiene nada que ver con el Club Atlético de Madrid. Nada.

Lo que iba diciendo. Metió el Atleti dos goles en el primer tiempo ante un Zaragoza absolutamente inoperante y apenas la grada celebró como acostumbra los tantos de su equipo. Pues bien, pues vale. Daba la impresión de que la mayoría de los socios, entre pipas y bocatas, esperaba que el Atleti volviera a cagarla para desahogar la mala leche acumulada. Pero eso está muy mal decirlo. Y nosotros, los rojiblancos, siempre queremos que ganen los nuestros (aunque no lo confesemos). El primer gol -y esto sí que es curioso- llegó después de que el campo hiciera un primer intento de pitada tímida y condescendiente. Entonces Arda colgó un balón al área y Adrián se encargó de meterla cuando Falcao le limpiaba el paso acaparando la atención de los defensas maños. Bien. Ya era hora.

El segundo fue en una jugada a balón parado. Parecía ensayada, pero quién sabe. Otra vez los tres defensas se van a por Falcao y Domínguez recoge el balón que Godín le pone de cabeza. Pues muy bien. Pues esto está finiquitado.

En la segunda parte marcó Adrián su segundo que era el tercero y con tres a cero. Ojo, tres a cero en el marcador, se oyen los primeros cánticos contra Manzano y contra Gil. En la radio, curiosamente, sólo hablaban de los cánticos contra Manzano. En el periódico del día siguiente exactamente lo mismo, sólo se mencionaban los cánticos contra el entrenador, igualmente en las webs deportivas. Pareciera que los periodistas o los medios de comunicación no tuvieran oídos para todo lo que sea la protesta del público contra la directiva y los dos ladrones sobreseídos. El duo prescrito y su oscura y larga mano de métodos mafiosos que llega hasta el infinito y más allá. No encuentro otra explicación.

Total, que salió Tiago y en esa misma jugada deja sin marca a un tipo del Zaragoza que era el único con ganas de marcar y marcó. Luego vimos otro paradón de Courtois (cedido por esta temporada y que se está comiendo todos los minutos sin que Asenjo y Joel se fogueen. Vermos qué pasa el año que viene) y listo para sentencia.

El jueves otra vez contra el Udinese en Europa League. Ya nos ganaron allí en los cinco últimos minutos con su equipo suplente. Reservando a los titulares. Pareciera que los italianos no quisieran jugar esta competición menor y centrarse así en el Calcio. Me temo que el Atleti, generoso donde los haya en Europa, volverá a ponérselo fácil. Más que nada porque no acudirá mucha gente al campo (a las 21:00 un jueves de diario, en noviembre, junto al río y sólo para Abono Total). De todos modos dará igual ir con la bufanda verde y oro (no saldrá en ningún medio) dará igual gritar contra el palco (nadie dirá nada). De modo que mejor que gane el Atleti, aunque sirva para anestesiarnos otros 24 años más.

Somos nosotros, Atleti somos nosotros.

viernes, 28 de octubre de 2011

El sueño de los justos


Athletic 3 - Atleti 0

Me dormí. Estuve todo el día de un lado para otro, con muchísima tensión por cienes y cienes de asuntos varios que convierten mi vida en un continuo ir y venir. En moto, en coche, a la carrera, conectándome en casa, en el móvil, pendiente de un correo, de un sms, de que se estropea el pc de casa, de que la compra no llega, de esa reunión que siempre se pospone, de un compañero que se rompe una mano, los visados para Centroáfrica, el permiso para Tailandia... vamos, que llegué a casa y apenas tuve tiempo de jugar con mi hija antes de darle la cena y meterla en la cuna. Y después. Después venía el momento de la cena para saltarme todas las dietas de mi endocrino. Una pizza gigantesca con abundante salsa barbacoa mientras veía cómo el Espanyol amarraba los tres puntos en casa frente al Betis. Era mi momento, el momento de ver al Atleti, la esperanza de un partido contra un equipo, el Athletic, que manteniéndose fiel a su espíritu y su idiosincrasia, ha conseguido desterrar el fútbol marrullero, especulativo, muscular y cavernícola de Caparrós para convertirse en un auténtico equipazo de clase, técnica, toque y, sobre todo, mucho mucho esfuerzo, mucha mucha intensidad, mucho mucho compromiso. Como a mí me gusta. Equipazo ayer el de Bielsa.

Claro que sólo vi la primera parte. Y de ella me quedo con Turán batallador y con un equipo que no está acertado. Con Falcao dejando de ser "maravillao" y fallando en un uno contra uno con todo a favor. Con Reyes y su cabeza queriendo jugar a más velocidad de la que le permiten sus piernas. Con Diego queriendo hacer todo sin hacer nada. Con Gabi y Asunçao buscando su sitio y sin tener apenas el balón. Con un Filipe Luis al que sólo le recuerdo un buen partido con nosotros, el del día de su debut. Con muchas ocasiones y ningún gol. Pero buen partido.

Me fumé un cigarro en el descanso para no dormirme, pero lo último que recuerdo es que llovía a cántaros y apenas era el minuto siete de la segunda parte. Llorente había salido al campo después de haberse medio lesionado al final de la primera parte y haberle dicho a Bielsa que no sacara aún a Toquero porque él es un león y, aunque es riojano, ya tiene nacionalidad bilbaína. Faltaría más, coño.

Total que cuando me desperté el partido había acabado. Eran las doce en punto de la noche y en la tele ponían repeticiones sueltas con musiquita de fondo. Y ví un gol de Llorente. "¡Joder, nos han marcado uno!" pensé antes de irme a la cama. Pero no, enseguida vi otro gol de Llorente, y era distinto al anterior. "Pero bueno, ¿cuántos nos ha metido el que no acabó de lesionarse?" pensaba mientras apagaba la tele antes de meterme en el catre. A pesar de que me caía de sueño no pude resistir la tentación y puse la radio para ver si daban el resultado antes de dormir a pierna suelta. Nada. Apenas si oí a Toquero en una entrevista que decía que el Atleti tenía un equipazo y que había sido muy difícil ganarles. "Igual hemos metido uno y al final hemos estado apretando y el árbitro nos ha robado un penalti y hemos tirado cuatro tiros al poste..." soñaba antes de conciliar el sueño.

Esta mañana me he despertado con el 3-0 en Bilbao. He leído crónicas, he visto las imágenes con los resúmenes, he buceado por los blogs de las grandes plumas rojiblancas. Y me quedo con una frase de Emilio en su "Agonía del mediapunta". Después de hablar del barro que tras la lluvia ya no se ve en los estadios como San Mamés, después de recordar los clásicos entre el Athletic y el Atleti, después de mostrar su pena y desesperación por la situación del equipo desde hace 20 años con la llegada del duoprescrito, sentencia: "Drenan los campos, pero no drenan los despachos".

Claro que tampoco hay que dejar de visitar "Las Crónicas del Tomi" donde advierte de que el domingo vendrá el Zaragoza y, como siempre desde que llegó el duoprescrito, cantaremos con las peñas como si nada hubiera pasado y diremos -otra vez, y van equis- "Manzano, vete ya" y todo ese rollo que nos despista del verdadero cáncer del Atleti. En fin.

Y hoy no hay ánimos para terminar.

lunes, 24 de octubre de 2011

El frío y la lluvia no acaban con la sequía

Udinese 2 - Atleti 0

El jueves me comí con patatas un bodrio de partido italiano en el que el frío de los Alpes dejó congeladas las pocas ideas de un equipo que comenzó como un tifón y ahora mismo es apenas una brisa marina, poco más que un céfiro maloliente. Un pedo. O sea.
Los del Udinese, con mucha defensa y un contraataque efectivo nos endosaron dos pepinos en cinco minutos. Justo al final, cuando los nuestros se daban satisfechos con el enésimo empate a cero. Es otra competición. Es Europa. Aún tenemos muchas posibilidades de pasar de ronda. Pero la imagen internacional y la mala leche que se me pone al evitar dormirme para ver un partido del Atleti... es algo inexplicable. Y todo esto un día de diario a las siete de la tarde. Que digo yo que si no tengo otra cosa más importante que hacer. Con la cantidad de libros que tengo amontonados en la mesilla, con la de papeles sin contestar que hay sobre mi mesa, con la cantidad de correos electrónicos acumulados y con una hija que acabará odiando al Atleti porque, en vez de jugar con ella, me quedo viendo cómo no juegan los jugadores. A la mierda.



Atleti 1 - Mallorca 1

El domingo amanecía en Madrid con un sol que invitaba al optimismo, a ir al fútbol, a convencer a mi chica para que viniera al Calderón y a aprovechar la tarde disfrutando de una goleada que hiciese olvidar los fantasmas, las crisis, los Manzanosveteya y todas esas gilipolleces que nos desvían del verdadero cáncer de nuestro equipo: ELDUOPRESCRITO, el negociete de los Gil y los Cerezo, el maldito negocio de compra-venta de jugadores donde el fútbol, la afición, los triunfos y la historia son meras comparsas y objetivos secundarios. Adornos necesarios. El Atleti, señores.

Parecía que el cielo iba a dejar en ridículo a los hombres y mujeres del tiempo. Los meteorólogos habían anunciado lluvias en Madrid por la tarde y, ya digo, el sol brillaba por la mañana como si estuviéramos en mitad de la primavera. Pero la cosa se torció.

Diego no contesta
A eso de las tres de la tarde el cielo se puso negro, las nubes se apretaron y cayeron las primeras gotas. Mi hermano me lanza un mensaje: "No voy al fúrgol" y yo me sumo a su moción: "Falcao y yo somos duda. Él tiene más posibilidades de jugar que yo de ir a verles". En esto Diego Ribas suelta en Twitter que está con ganas de jugar y que hay mucho ambiente alrededor del campo. Yo no me aguanto y le pregunto si merece la pena ir a verles, si hoy van a hacer algo, si realmente me asegura que lo darán todo y que no me arrepentiré de no pasar la tarde jugando con mi hija. No hay respuesta.

Decido oír llover desde casa y disfrutar de mi enana. Pongo GolTV y me martirizan los comentarios infumables, aburridos, técnicos y coñazos de mi odiado Juanma Lillo. Para llorar. A los veinte segundos ya nos habían pitado un penalti en contra porque Silvio se gira (me da igual que tenga el brazo pegado o sin pegar. Este año la normativa arbitral dice que mano es mano. Pegada o despegada) y en lugar de dejar que el balón le golpee el pecho, pues le golpea el brazo. Penalti, aunque me joda. Pero penalti. Lo lanza el que lanza todos los penaltis en el Mallorca (lleva cuatro de cuatro y sólo cuatro goles) y gol. De lujo. En el minuto dos, casi sin empezar el partido, y ya les hemos dado un gol de ventaja. Y esto contra un equipo entrenado por Caparrós, o sea, el del blues del autobús, el rey de la pérdida de tiempo, el emperador del fútbol de resultados, el magnate del cerrojazo, del no espectáculo y del "lo importante es que no nos marquen, si marcamos, pues mejor".

Nada de nada
Y como es lógico, pasó lo que tenía que pasar. El Atleti buscando sin demasiado tino. Sacando los once córners (¡once! por ninguno del Mallorca) en corto (a pesar de que tenemos a Falcao). Falcao bajando hasta nuestra área a por el balón, Falcao poniendo el balón para que remate Diego (el mundo al revés). Todos pululando a la vez. Diego ocupando los espacios donde ya hay compañeros, Turán metiéndose un palizón para nada, Filipe Luis y Silvio sin poner un balón en condiciones, el centro del campo sin saber muy bien qué hacer. Mario Suárez y Tiago jugando a lo mismo, en el mismo espacio, sin ofrecer alternativas... en serio, un coñazo en el que ni siquiera Adrián sabía muy bien a qué atenerse. Y el bueno de mi suegro, al que le gusta el fútbol como a mí la petanca, me suelta: "Esto es un poco aburrido, no hacen ninguna jugada, ¿no?" "¡Penalti! ¡Penalti descarado!" Acababan de empujar a Falcao cuando estaba en el aire y por poco le mandan contra la valla del fondo sur. Lo lanza y lo marca. 1-1, al vestuario.

En la segunda parte todo fue igual. Manzano se da cuenta que a lo mejor conviene jugar más por las bandas para ponerle algún balón a Falcao (aunque sigue ordenando que saquen los córners en corto. Flipo) y saca a Reyes y a Salvio. Nada de nada. Para colmo quita a Adrián. Y luego le da bola a Pizzi cuando faltaban diez minutos. El chico hizo lo que pudo en el desbarajuste total.

Gracias, Manzano
Al final se oían algunos cánticos por el sonido ambiente de la tele contra Manzano. Y yo, otra vez, vuelvo a recordar que sólo podemos darle las gracias. Aprovecho el blog para hacerlo oficialmente: Gracias, Manzano, por haber venido al Atleti. Gracias por haber sido el único técnico dispuesto a convertirse en el muñeco de paja del duoprescrito, gracias porque cinco entrenadores antes que tú dijeron que no al Atleti esta temporada, gracias por tu alegría, por desbordar entusiasmo, por esa comunión con la plantilla a la que motivas con tu energía, gracias por saber cuáles son los gustos de la afición, por decirles a los chicos que saquen los córners en corto (aunque sean once en un partido sin crear peligro), gracias por poner a Tiago y a Mario Suárez a tocar la bola en horizontal, a volverla a tocar, muchas gracias, Manzano, por apostar por la cantera, por Joel, por Antonio López, por Álvaro Domínguez, por Koke... a no, que ayer no jugaron. Bueno, pues eso, que muchas gracias por prestarte a seguir con esta pantomima de equipo que dos sinvergüenzas utilizan como tapadera para sus chanchullos empresariales. Y seguro que tendremos que darte las gracias porque pronto pondrás la primera piedra (que será la quinta) del nuevo estadio, y de la nueva ciudad deportiva, y de los grandes proyectos que nada tienen que ver con los triunfos deportivos y la gloria de un equipo que, quizá dentro de un par de meses, todos estemos elogiando porque POR FIN se han ACOPLADO tras una pretemporada que nos ha llevado dos meses de competición. Por lo bien que han planificado los directores deportivos, que se me olvidaba mencionarlo.

Somos nosotros, Atleti, somos nosotros...




miércoles, 19 de octubre de 2011

En frío pero muy caliente


Granada 0 - Atleti 0

Lo bueno de escribir un blog porque sí, o sea, sin tener compromisos con una empresa que te pague o con una ingente legión de lectores, es que puedes hacerlo cuando te venga en gana. De este modo se disfruta más y nadie te puede echar nada en cara. Sin embargo, uno no puede dejar de tener pendiente una cuenta consigo mismo hasta que se pone a contar cómo vivió y qué vio en el último partido del equipo de sus entretelas. Y a eso voy.

El sábado estaba en Vizcaya, en la margen izquierda de Bilbao, disfrutando de mi mujer, mi hija, los abuelos de mi niña y los hermanos de mi mujer. Comimos todos juntos y lo único que me apenaba era que no podría ver al Sestao River en su primer partido televisado por la ETB contra la Real Sociedad B (ganaron los del River 0-2, bien). Después del cafecito y de renunciar a la siesta metí a mis chicas en el coche y pusimos rumbo a la capital sin idea de ver el partido del Atleti. Más que nada porque jugaban (eso es lo que pensaba a esas horas, que iban a jugar) a las 22:00 horas y yo tenía que levantarme a las 03:00 para coger un avión con rumbo a Roma. De modo que la idea original era llegar, bañar a la enana, contarle un cuento, cenar algo ligerito con mi chica y meter horas de sueño antes de darme el madrugón para ir a Barajas. Pero el Atleti es más fuerte que yo.

Mi mujer no aguantó ni cinco minutos. Me dio un beso y se fue a leer mientras yo me apropiaba del sofá en toda su integridad, colocaba un cenicero a mano y me disponía a ver al Atleti aún a riesgo de no pegar ojo y llegar a la ciudad eterna con unas ojeras del quince y huyendo de las garras de Morfeo ante una reunión de ocho horas que venía preparando desde hacía meses.

Lo que pasó en el partido de todos es conocido.

Han pasado ya cuatro días desde aquello. Supuestamente tendría que estar todo muy frío. Es más, ahora mismo debería de estar especulando sobre las lesiones de Silvio, Salvio y Turán para enfrentarnos en la UEFA al líder del calcio, al Udinese. Pero nada de nada. O mencionar aquí la nueva publicidad del Atleti anunciando una empresa que aún no sabemos qué vende, a qué se dedica o si se confirma que es un pufo más del dúo prescrito. Tampoco. El escozor del empate y el desastre de partido atlético (que no rojiblanco, porque los granadinos hicieron con nuestros colores un partido más que meritorio) aún no me deja centrarme en futuros inmediatos. Y supongo que hasta que no arroje fuera de mí la mala leche de los 90 minutos que perdí de sueño por su culpa, no me quedaré tranquilo. Voy a ello.

Lo de Manzano y su trivote me tiene hasta los cojones. Lo de Manzano y sus experimentos con Juanfran de lateral derecho como si no tuviéramos cantera, no lo soporto. Lo de Manzano y sus gafas de colores, su cara de tristeza, su traje de comunión y sus peroratas al acabar los partidos es ya de traca. No se puede justificar un empate contra el Granada. Y no hablo sólo de presupuestos, ni de historia, ni de los 600 aficionados de nuestro equipo que pagaron un dineral por una entrada en los Cármenes, ni siquiera de los internacionales y el puto virus fifa y la madre que los parió a todos. Lo que no puede ser es que el equipo salga a jugar contra el Granada como si tuviéramos que defender el empate a cero, con un solo punta que acababa de llegar de un viaje de ida y vuelta a Bolivia (que yo me fui a Roma el domingo y el lunes cuando llegué a Madrid estaba medio muerto. Bueno, sí, es cierto que el Atleti me jodió unas horas de sueño y que la cena en el Trastévere se alargó con la grappa y todo eso). En realidad, lo que no puede ser, es que el Atleti juegue sólo con un delantero contra el Granada.

Que sí, que vale, que mucho toque (horizontal e inútil, por otra parte), pero que no podemos jugar sólo con Falcao arriba. Y mucho menos sin meterle un balón en condiciones desde el lateral. Los pocos que le llegaron fueron en vertical y, claro, Falcao remata, pero no le podemos pedir que haga como Agüero, como Forlán, que reciban, controlen, regateen, inventen y la claven (porque, entre otras cosas, siempre tenían un compañero de ataque que les facilitaba toda la maniobra anteriormente enumerada).

Lo de Reyes comienza a ser desquiciante. No sólo quiere meter siempre el gol de la jornada (por lo que falla el gol necesario para ganar un partido) sino que está todo el santo partido revolcándose en el suelo. Cuando le dan y cuando quiere hacer ver que le han dado sin que esto suceda, que es lo más habitual. Está poco fino el gitano. Pero la culpa, insisto, es de un entrenador que tiene más miedo que vergüenza y de unos futbolistas que eran absolutamente geniales en sus equipos de procedencia y que, nada más llegar al Atleti, parece que se contagian de la sinvergonzonería de sus dueños. Parece que esperan a que su trabajo prescriba mientras siguen cobrando. Parece que pueden robarnos impunemente las ilusiones y, lo que es peor, el fútbol que nos ofrecieron durante tres partidos seguidos (Sporting, Racing y Vitoria).

Creo que con esto ya es suficiente por hoy.

Lo que más rabia me da es que yo estaba absolutamente convencido de que este año teníamos mejor plantilla (lo sigo creyendo, que conste). Y también de que este año veríamos, por fin, fútbol del Atleti (no me queda otra que seguir confiando en esto). Esperemos que, como dicen los gurús de las pelotas, sea sólo una mala racha y que el Atleti encuentre su estilo y, sobre todo, el camino al gol. Porque, señores, aún no hemos marcado fuera de casa. A ver si mañana contra el Udinese me compensan desde Italia la mala leche que me llevé yo allí.

Vamos, Atleti, vamos.

lunes, 3 de octubre de 2011

No era el día


Atleti 0 - Sevilla 0

A veces, cuando llego a casa después del partido, me pongo a ver los resúmenes, las tertulias, a hurgar en la red, y me planteo si realmente he estado en el Vicente Calderón. Entonces carraspeo y noto la garganta anestesiada de gritar y fumar, la cara ardiendo de soportar el sol durante toda la primera parte, el sabor a pipas en la lengua y una mala leche propia de las malas tardes rojiblancas. Y claro que he estado en el campo, los que no han estado son esa panda de mangantes que se ganan la vida tirando de título periodístico y rellenando minutos de radio y televisión, de papeles y digitales. Conclusión: no han visto el partido, hablan según les dictan sus bastardos jefes, cuentan la peli siguiendo el guión marcado. 
No voy a dar nombres. Entre otras cosas porque no los recuerdo. Soy más de ahorrar materia gris para asuntos realmente importantes. Pero lo cierto es que ayer por la noche, agotado tras el bochornoso espectáculo del antifútbol sevillista, ante la parsimonia y la lentitud del Atleti, oí a varios de estos lameculos diciendo que el Atleti había hecho un gran partido y que le había faltado el gol. En fin. Lo peor es que Manzano había dicho lo mismo en la sala de prensa. ¡Ah, claro! ¡Ahora lo entiendo! Estos tíos que van de periodistas deportivos se limitan a buscarle argumentos y darle pábulo a la voz oficial del club de Gil y Cerezo. O al monigote de turno, al Manzano que toque. De modo que seguí zapeando por la tele y por el móvil hasta que me topé con varios resúmenes donde volver a ver con detalle, desde otro ángulo, con las pertinentes repeticiones y cámaras lentas lo que desde el estadio sólo veo una sola vez desde mi sitio y siempre que no haya algún tonto del culo que se levante de su asiento sin motivo aparente.

Lo que yo vi
Desde mi sitio vi a un Atleti temeroso del Sevilla. A un Sevilla que vino a racanear un punto desde el minuto uno perdiendo tiempo y jugando como sólo ellos saben hacer: el más cochino y asqueroso antifútbol. Da igual el entrenador que esté (y mira que Marcelino me cae bien) es que lo llevan en los genes. Todo el partido con marrullerías, perdiendo absurdamente el tiempo, provocando, amenazando, insultando, destrozando la moral del contrario y del público hasta que logran sacarles y sacarnos de nuestras casillas. Un espectáculo bochornoso. Aunque esta vez les salió muy bien. Y mejor que pudo haberles salido si el gabacho impresionante -que se irá el próximo año- que tenemos bajo los palos no hubiera hecho tres intervenciones de mucho mérito. Muy bueno el no-fichaje. Gracias, Caminero. Gracias a los que siguen enriqueciéndose con el Atleti que nos robaron.

También vi a Silvio muy flojito. Perdiendo balones atrás y casi sin entrar en juego por la banda derecha. Especialmente en la primera parte. Parecía que todo el juego tenía que entrar (cuando entraba por banda, que no era lo normal) por la izquierda de un Filipe Luis que sigue sin explotar, que sigue temiendo equivocarse, que no confía en sí mismo y que no había caído en la cuenta de que tenemos al mejor rematador de la Liga aunque él no le ponga un solo balón en condiciones.

Vi a Domínguez fallando en su línea, muy trabajador, pero errando en lo sencillo. Y junto a él a un Godín fuera de sí ante las provocaciones de los sevillistas. Mención especial al chileno Medel, un futbolista (o lo que sea) que se pasó el partido entero peleándose, insultando, amenazando y calentando al personal. De vergüenza. Eso sí, muy en la línea del Sevilla FC.

En el centro del campo alineó Manzano (mira que es triste este tío) un rombo, o algo, con Turán y Reyes por las bandas, Mario Suárez más retrasado y Diego en la parte más ofensiva, tanto que en ocasiones estaba por delante de Falcao. El colombiano baja a defender los córners y ayer tenía que ir a buscar la pelota casi hasta el centro del campo. Luego se la echaban para que corriera y, claro, Radamel es rematador, no es un Fernando Torres, un Agüero, un Forlán de la vida. Que lo queremos todo, coño.

El turco me gusta. Ayer también me gustó. Un tío serio, trabajador y con criterio. Lo de Reyes supongo que no tiene arreglo. Por mucho que le castigue Manzano con el banquillo (antes o durante el partido) creo que no conseguirá que suelte la pelota. Es un cartero que, además, ayer falló dos goles por su puñetera manía de querer meterla para que le saquen en el telediario, como el de la Real Sociedad contra el Bilbao desde su campo, como la chilena del Málaga contra el Getafe en el descuento. Y no puede ser, Reyes. El bueno de Diego es un fenómeno técnico. A veces parece más un jugador de fútbol sala que de hierba. Toca el balón con gusto y maestría, pero no sé por qué me da que no está muy en forma y que necesita demasiada atención. Vamos, que es de los que tiene que tener a todos a su servicio para recibir y para dar balones. Ojalá me equivoque.  De Mario Suárez no haré sangre. El chaval es demasiado lento. ¿Por qué siempre para el balón con el pecho? ¿Por qué todos los partidos pierde una bola comprometida que se convierte en contraataque peligrosísimo? ¿Por qué es tan blando? ¿Por qué no sabe hacer faltas sin que le saquen tarjeta? Necesita mejorar, y mucho.

Y de Falcao todo está dicho. Ayer no le pusieron un puñetero balón en el área. Y el único que le llegó a la cabeza no lo pudo rematar porque le hicieron un penalti de libro. ¿Hay que tirarse si te hacen penalti? ¿Si no te caes, aunque no te dejen rematar, no es penalti? Luego los centrales se pasaron todo el partido repartiéndole credenciales sin que el árbitro se enterase de nada. Violencia de baja intensidad. Eso sí, falló un gol en la segunda parte a metro y medio de la portería que lo meto hasta yo. Estaba visto que no era el día.

Y así se pasó la tarde. Una tarde soleada y veraniega para lo que viene siendo el otoño de octubre junto al río. Una tarde en la que nos sobró un abono que no quisimos poner a la venta por si la entrada la compraba un sevillista, una tarde en la que mi hija tenía fiebre en casa, una tarde de poco fútbol y muchos errores, de más de lo mismo, de cánticos repetidos y absolutamente infames que no representan a los aficionados al fúbol, y menos a los atléticos. Una tarde sin goles, sin alegría, con un árbitro calamitoso y un juez de línea pelirrojo empeñado en ser protagonista. Una tarde donde lo mejor, sin duda, fue llegar a casa y ver a tu hija curada ponerse la gorra del Atleti y pronunciar con su lengua de trapo el nombre de nuestro equipo.

Vamos, Atleti, vamos.

lunes, 26 de septiembre de 2011

Cuatro minutos de alegría


Barça 5 - Atleti 0

Todo el santo día esperando que lleguen las 22:00 horas con nerviosismo. Toda la mañana encerrado en el despacho de casa para adelantar trabajo intentando olvidar que a las diez de la noche, esta vez, plantaríamos cara a un Barça que lleva años y años llenándonos la red de balones. Pero esta vez teníamos a Falcao maravillao, a Diego maravillas, a Turán y Adrián. Veníamos de hacer dos tres buenos partidos antes rivales supuestamente más pequeños, pero había fútbol, equipo y optimismo (aunque con los pies en la tierra, claro, que aún estamos en pretemporada por culpa de la desastrosa planificación del club). Lo dicho, que este año parecía que podríamos plantar cara y, sobre todo, ver un buen partido de fútbol.

La tarde parecía no terminar nunca en el parque con los amigos, los hijos de los amigos, las mujeres de los amigos. Merienda, columpios, más columpios, vuelta a los columpios y el Atleti haciéndome cosquillas en la tripa, como cuando uno está enamorado y espera un gesto de su chica. Como cuando tu hija ve el escudo del Atleti en tu despacho y te suelta un "Papá, Atleti" que te quieres morir de felicidad.

Y llegó la hora. La niña acostada, mi chica decide irse a leer a la cama y me quedo solo, con todo el salón y la tele grande casi sin voz iluminando con el verde del césped todos mis sueños. A los cuatro minutos Tiago lanza suavemente desde fuera del área y pega en el larguero. Pego un salto que casi despierta a María, mi mujer da un par de golpes en la pared para pedirme tranquilidad y comienza a golpearme con fuerza el corazón en el pecho. Y hasta aquí el partido, señores.

Relajarse y disfrutar
Después llegó el chaparrón de lluvia, de juego y de goles. Un Messi en estado de gracia asistido por un Xavi estratosférico. Cinco pepinos que pudieron ser diez. Una exibición de fútbol con y sin balón, de movimientos, de control, de disfrutar. Y el Atleti absolutamente desaparecido. Sin centro del campo, con una defensa desbordada, con un Courtois aburrido de ir una y otra vez a la red a por la pelota. De un espectáculo infame para un rojiblanco esperanzado. Nada de lucha. Un dato: el Barça hizo más faltas que nosotros. Increíble. Nada de intensidad. Ni rastro de entrega. Un absoluto bochorno donde el Barça (fantástico equipo, señores) hizo un rondo con los nuestros sin que se viera una pizca de todo lo que habían demostrado en los partidos precedentes.

Y como no entendía nada me dio por imaginar que el Barça estaba jugando contra cualquier otro equipo (fue fácil, el Atleti no era reconocible, no existía) y empecé a disfrutar del partido. De Messi, de sus goles de play station (saca de banda, se la devuelven y entra como un cuchillo para clavarnos un golazo), de las carreras blaugranas, de los pases infinitos, los controles perfectos, los regates mágicos... una delicia.

Se sucedían los mensajes en las redes sociales de vikingos defraudados por las maravillas que había contado sobre el juego del Atleti. No pude resistirme: "Realmente, tenéis razón, nos han metido cinco, como al Madrid, y eso sí que es vergonzoso".

Y ahora a pensar en lo larga que es la temporada, en no volver a hacer un ridículo semejante, en conseguir los tres puntos europeos ante el Rennes y en que el domingo, en el Calderón, vuelva la magia del fútbol ante un Sevilla que empieza a encontrarse a sí mismo.

Vamos, Atleti, vamos.

jueves, 22 de septiembre de 2011

El sobrino de Dios


Atleti 4 - Sporting 0

Radamel, Radameeeeeel, Radamel Falcaaaaao, lo rolo loro loló, loro lo, loro lo lo, Radameeeeeel Falcaaaaaooooo (Cántese con música de "Carnaval, carnaval" y con giro de bufanda al aire).


Lo nunca visto en el Calderón. Y no lo digo por los cuatro goles al pobre Sporting, que ya les endosamos la misma cantidad el año pasado en un espectacular partido con el que iniciábamos una temporada que se quedó en eso, en un partidazo de inicio de temporada. Lo de ayer fue distinto, muy distinto.


Fui al campo acompañado de mi amigo Juan Sancho, un culé amante del fútbol. Y lo primero que me preguntó es si echábamos de menos al Kun y a Forlán, que qué tal se habían ido del Atleti. Ni tiempo me dio a responderle porque el sobrino de Dios, Radamel Falcao, remataba un balón a la red y lo celebraba con su tío, con sus compañeros y con la grada. Iturralde, con ganas de protagonismo, lo anula sin que nadie sepa por qué. El propio Falcao fue a preguntar -educadamente, por supuesto- al juez de línea que tampoco sabía nada. Era el minuto ocho y apenas un par de minutos después el sobrino divino de nuevo hace un jugadón en el área y la zaga asturiana sólo puede pararle con un penalti de manual. Iturralde se lo pasa por el forro de las gónadas y decide que hoy el Atleti lo tiene jodido, y el sobrino del Señor, aún más. Vamos, que el del colegio vasco estaba en plan satán; muy hijoputa, vaya.


A todo esto, y a pesar de los Iturraldes de la vida, el Atleti seguía carburando, el pariente de Dios encarnado en nueve rojiblanco iba a todas, se ofrecía, bajaba a defender y recuperar, abría espacios y pedía perdón cada vez que hacía alguna falta táctica. Un jugadorazo, un ejemplo... y gol. Otra vez Falcao. En una posición acrobática, haciendo un escorzo en el aire mitad tijereta mitad la tengo que seguir enchufando. El balón toca en un defensor sportinguista y, esta vez sí, Iturralde concede el gol. Aunque luego en el acta se lo haya robado a Falcao y lo haya anotado como en propia puerta. Da lo mismo. La generosidad del sobrino de Dios no está para discutir estas tonterías, y más a un ritmo goleador en el que no tendrá que andar mendigando por aquí y por allá para conseguir el trofeo del periódico de los vikingos.


En el descanso -esta vez sin bocata- mi hermano Ricar y yo le explicamos al bueno de mi amigo culé que hacía muchos, muchos años que no veíamos fútbol en el Calderón. Que era como una excepción que sucedía cada cuatro o cinco meses. Destellos fugaces. Pero señores, es que llevamos tres partidos con un Atleti en pretemporada que carbura que da gusto. Todos los futbolistas son importantes, todos juegan y aportan. Saben lo que tienen que hacer. El fútbol es así de sencillo. El portero es un cerrojo (sólo dos goles encajados en lo que llevamos de temporada), la defensa vuelve a carburar como hacía tiempo. Los laterales suben y se incorporan como extremos, los centrales no dan un mal pelotazo, el balón sale jugado y es muy fácil encontrar compañeros en el centro del campo donde, sí, por fin, hay criterio, toque de balón, entendimiento, pases en profundidad, verticalidad cuando toca, toque cuando corresponde, cariño a la pelota, criterio y buen gusto para ponerla en el lugar adecuado donde, por cierto, suele estar el sobrino divino, Radamel Falcao, el futbolista bendecido con el gol.


El Sporting comenzó la segunda parte arreando fuerte cuando el Atleti aún no se había dado cuenta de que Iturralde estaba deseando arruinarnos la vida. Supongo que por aquello de que siempre que nos pita ganamos. O sea, que tenía ganas de joder la estadística. Y tuvieron diez minutos de oportunidades que no supieron aprovechar. Preciado sacó más tarde a Bilic, cuando Domínguez se había contagiado de Radamel rematando un córner a la red. ¡Un córner! ¡Quién nos ha visto y quien nos ve! Después de tres años aguantando a Simao lanzando el balón desde la esquina sin llegar al área pequeña... pues ahora tenemos peligro a balón parado siempre. Y si no es Radamel, es algún contagiado por la aureola gloriosamente divina de este futbolista brutal.


Después del segundo llegó el recital del colombiano criado futbolísticamente en argentina, madurado en Portugal y que se está consagrando como el auténtico sobrino de Dios a orillas del Manzanares. Jugadón por la izquierda y suelta un zurriagazo desde fuera del área que se estrella en la misma escuadra. ¡Uy! Impresionante. Al poco recibe un balón dentro del área, le rodea una nube de defensas y entre rebotes favorables, regates y demás ayudas de su Tío consigue salir airoso y pegar un zapatazo que se cuela junto al poste más lejano. Es el tercero y el segundo del colacao, del tigre, de Falcao dinamita. El éxtasis en el Calderón.


Parecía que todo el pescado estaba vendido, que sólo nos quedaba aplaudir los cambios, seguir disfrutando con uno y mil cánticos, enjugándonos las lágrimas de alegría e incredulidad, esperar que Arda Turan tuviese su recompensa por el partidazo en el centro del campo, o que Reyes se quitase el ansia metiendo su gol, pero de nuevo un balón colgado al punto de penalti y un salto prodigioso, espectacular, descomunal, fuera del alcance de los mortales, eleva a los cielos al sobrino de Dios para sostenerle durante los instantes necesarios para conectar un cabezazo potente, preciso, seco, certero y colocado por toda la escuadra. El delirio.


Mi hermano y yo nos prometemos comprarnos la camiseta de este tío (jamás hemos tenido camisetas con nombres, somos del Atleti, no de un futbolista), pero es que jamás hemos visto nada igual. Lo más parecido era Hugo Sánchez, le digo a mi hermano. Ya, pero es que éste además de rematar, tiene regate, pase, técnica y calidad, y encima está bendecido por Dios. Debe de ser pariente, apunto yo, por lo menos, su sobrino.


El sábado, contra el Barça, nos pilla aún en pretemporada. Pero aunque perdamos (que no lo doy por perdido) estoy seguro de que el equipo dará una buena imagen, de que volverá a carburar, de que los futbolistas seguirán esforzándose y trabajando juntos para llegar lejos. Y más ahora, que ya saben que Radamel Falcao es el sobrino preferido de Dios.


Vamos, Atleti, vamos.



lunes, 19 de septiembre de 2011

Mi hija, el bebé y el Atleti



Atleti 4 - Racing 0

Los fines de semana son cada vez más cortos. Se me acumulan las citas y compromisos y los planes no siempre salen como uno tenía previsto. El domingo había quedado con mi hermano Félix, su chica y su primer vástago, Manuel. La idea era tomar el aperitivo, comer en mi casa y luego el cafetito en la suya, que es junto al Calderón, en el Paseo Imperial. Una previa estupenda para disfrutar del primer día de Atleti en directo junto a mi Eva y mi María. Pero ya digo, a veces las cosas no suceden como uno había pensado. Y mucho menos cuando se trata de bebés.

Al final mi hermano Félix, su chica y el bebé Manuel (que apenas tiene veinte días), llegaron a casa pasadas las dos de la tarde. Yo ya tenía las puntas de solomillo maceradas y preparadas en el horno; los canapés dispuestos con todos los ingredientes para untar, colocar y servir; las natillas reposando y pidiendo un rato de nevera; el vino descorchado... vamos, que en un pis-pas comíamos y poníamos rumbo al Calderón para tomar café con ellos y con mis hermanos para disfrutar del Atleti, de mi mujer y de mi hija. Además el sol estaba respetando y la lluvia no tenía intención de presentarse. Era la tarde perfecta. Pero los bebés tienen estas cosas. Y mi hija también.

A María, que estuvo toda la mañana en el parque con su prima -atlética también- la pelirroja, le dio por tomarse un batido y cuatro "aspitos" justo antes de comer. Y claro, le dio por no comer. Y se cogió tal berrinche empujada por el público al que se debe -a saber: mi hermano Félix, su chica y el bebé Manuel- que acabó agotada y durmiendo una siesta descomunal que se comió el partido.

Mientras mi hija dormía yo ignoraba que el partido se podía ver en directo por Gol TV, y me enchufé a la radio mientras fumaba en la cocina que he convertido en refugio. Después, a petición de los padres, saqué la herramienta de cortar el pelo y me dispuse a empaparme de sudor mientras Félix e Inma sostenían al bebé Manuel y yo procuraba no hacerle daño con el peine, no clavarle las tijeras y trataba de que no le cayera la pelusa rubia en la carita de recién nacido. Una odisea. Mientras le cortábamos el pelo a plazos tuvimos varios descansos para que se alimentase, se desalimentase, se durmiese, se despertase. A todo esto María seguía con su interminable siesta. Gol de Falcao. Lo anulan y es legal. Ya empezamos, pienso mientras mi hermano se rompe las palmas en el primer anfiteatro del fondo sur y disfruta como un enano viendo, por fin, fútbol en el Calderón. Pero al poco marca y este sí que vale. 1-0, golazo de nueve. Arrastra a los centrales, recibe, se escora, suelta un latigazo y lo cuela junto al palo. El tigre da su primer zarpazo en Liga y comienza a amortizar los 40 millones que, de seguir así, serán una calderilla.

María sigue durmiendo y Manuel tiene la pelusa casi igualada. El rape es serio. Ahora está medio dormido después de haberse zampado toda la teta. Y descubro que el Atleti está en directo en Gol TV.
Al padre de la criatura le entran escalofríos y no sabe como quitarme las tijeras de la mano sin apagar la tele o cambiar de canal. Le tranquilizo y yo mismo me pongo de espaldas a la pantalla, pero no puedo evitar seguir oyendo el partido en directo. Penalti. Me giro y es claro. Absurdo pero claro. Diego es muy bueno y muy listo. Falcao demuestra que es un fenómeno en este arte. El segundo entra con una facilidad que asusta.

Acabo de cortarle el pelo al bebé Manuel y se despierta María justo cuando el árbitro indica el final de la primera parte. No quiero ver más. Apago la tele con la idea de verlo después en diferido. No quiero saber el resultado. Mi hija se levanta con un hambre canina y se merienda todo lo que no había comido. Manuel duerme y bajamos un rato al parque. Intento olvidar el partido y consolarme pensando que el miércoles podré ir en moto al Calderón, a verles contra el Sporting (mi querido Sporting), pero no podrán venir María y su madre. Bueno, aún así, disfruto infinitamente conversando con mi hermano Félix, con Inma, su chica, con mi Eva que es Cristina y viendo jugar a mi cachorra rojiblanca que cada vez que ve la pantalla verde del fútbol en la tele me mira muy seria y me suelta: "Atleti" con su lengua de trapo.

El bebé Manuel se va a su casa junto al Calderón en el 18 que ha tardado menos de lo habitual. Su padre es del Barça y está casi tan feliz como yo por la marcha de su equipo. El partido ha terminado. No sé el resultado y subimos a casa con la idea de verlo en diferido. Es enchufar el GolTV +1 y ver a Falcao recibiendo un pase de fantasía turca y colocarla por encima del portero para flipar a colores. 3 - 0. Suena el móvil. Mi hermano acaba de llegar a su casa y me llama emocionado: "Te lo has perdido, te lo has perdido", me suelta con tono de chincha rabiña. "No me digas el resultado que estoy viéndolo en diferido". "Pues seguro que Adrián mete el cuarto". "Joder, Ricar, eres un cerdo". "Menudo partidazo que te has perdido. ¿Qué tal la niña? ¿Le has cortado el pelo al bebé? El miércoles nos vemos".

Y mientras mi mujer baña a María para que le entre un poco de hambre antes de cenar veo el cuarto gol del Atleti en diferido y recibo un mensaje en el móvil. "Los vikingos pierden en Levante. España campeona de Europa de básquet. En tenis a la final de la Davis. Domingo glorioso". Y yo pienso: realmente glorioso, he estado con dos buenos amigos que acaban de ser padres, he estado con mi familia, he disfrutado de la vida y, encima, el Atleti ha ganado jugando bien sin necesidad de que yo haya ido a animarles.

El miércoles más y mejor. Estaré allí.

Aúpa Atleti.

viernes, 16 de septiembre de 2011

En moto, mucho mejor


Atleti 2 - Celtic 0

Pero muchísimo mejor, dónde va a parar. Uno se sube a la moto un rato antes de que empiece el partido, la deja al ladito del Calderón y entra para ver a un equipo que ayer hizo un partido de los buenos. Y no hay que agobiarse porque el puñetero 18 de la EMT pase cada media hora o esté de bote en bote al acabar el encuentro. Ni te tienes que comer dos transbordos infames sin que refuercen el metro porque somos el equipo "escoria" de la capital. Ni hay que darse un madrugón con el coche para aparcar de mala manera y pasarte los fueras de banda y las pérdidas de tiempo dándole al coco por si al munipa vikingo le han crecido los cuernos y te ha puesto una multa o ha llamado a la grúa. Vamos, que no hay color. En moto, aunque sea una scooter de segunda mano, se disfruta mucho más (y eso que es blanca. Se admiten pegatinas atléticas para decorarla).

Antes
Mi hermano y yo (él también viene en moto, pero desde La Peineta) hacemos nuestras previsiones. "3-0, hoy marca Falcao". Mi hermano Ricar, el mayor, lleva muchos años de Calderón y Atleti visto. Y sabe de qué va esto. Yo, que aún me emociono y me pongo cardiaco cuando cantamos el himno, era muchísimo más optimista: "Hoy va a ser una goleada de esas absurdas que luego echaremos en falta en otros partidos, de cuatro para arriba". En cuanto a las alineaciones mi hermano lamenta que Joel no tenga minutos porque el chaval, aunque inseguro y un poco sobrado, necesita foguearse para que el próximo año no nos pase lo mismo. Yo hubiera apostado por Asenjo, pero los dos estamos de acuerdo en que Courtois es un porterazo como la copa de un pino y en que habría que ficharle ya, antes de que nos arrepintamos y el Chelsea lo recupere rodado y revalorizado... más de lo mismo. Discutimos sobre Miranda. A mi hermano le encanta que saque el balón jugado, a mí se me ponen los pelos como escarpias viéndole regatear en el área pequeña. Y luego convenimos en que estaría bien que el triste y fúnebre Manzano, vestido con su traje de ir de boda, recuperase a Godín. Y nos felicitamos de ver a Perea en su sitio, de lateral. Había esperanzas en Diego, Turán y Falcao, pero no nos creíamos que el brasileño aguantase todo el partido.

Durante
Sorprende la escasa presencia de escoceses. Apenas un millar. Sobre todo si lo comparamos con la última visita de un equipo de ese país al Calderón. Fue el Aberdeen y eran casi más que nosotros. De vergüenza. Aún así el campo no registró una grandísima entrada, ni mucho menos. Parece que los socios no han querido cotizar el extra que supone el abono total para la Copa y la Europa League. El club da números que no concuerdan con lo que se vio ayer en la grada. Unos 30.000 atléticos, calculo yo.
Empieza el partido y Diego saca un córner magistralmente (no como los de Simao, que no llegaba al primer palo) y Falcao entra a rematar como un cabeceador de tronío. Golazo en el minuto 2. Falcao debuta marcando. Los que vinieron en coche ni siquiera lo vieron porque aún andaban buscando sitio para aparcar o subiendo las escaleras del estadio. Locura en la grada, abrazos, gritos, ojos brillantes de alegría y un atlético vecino que grita: "Muy bueno, Colacao, muy bueno". Con lo que el tigre colombiano queda rebautizado en el primer anfiteatro.
En la siguiente jugada Courtois confirma lo que ya sabíamos. Es un porterazo. Le saca un mano a mano a un escocés después de un jugadón del gigante griego de las melenas.
Y el partido discurre con un juego alegre, de toque, de tronío, de paciencia y movimiento. Los nuestros se mueven, se desmarcan, no están quietos. Todos son solidarios, hay coberturas, mi hermano se disgusta con la posición de Perea como extremo derecho cuando tenemos el balón y advierte que cuando la recuperan los escoceses está demasiado lejos del griego para marcarle. A mí me encantó Perea. Lo hizo todo bien (todo lo que sabe hacer) menos poner el balón en el área (que no lo sabe hacer) y hasta regateó (que no sabe y no debe). "Tres toques, Perea, tres toques máximo", gritaba mi hermano y el colombiano parecía hacerle caso.
Bueno, lo cierto es que los nuestros tiraban a puerta desde lejos sin pensárselo mucho. Como si Manzano les hubiera dicho que el portero es muy alto pero que no tiene casi reflejos. Y aún así, el chopo tuvo un par de buenas intervenciones que impidieron que se cumplieran mis previsiones.
No voy a ir jugador por jugador, pero el equipo me encantó.
En la segunda parte Diego siguió demostrando que tiene mucho fútbol, que este año, si no se tuerce, vamos a pasar grandes tardes en el Calderón. Pases al hueco espectaculares, regates increíbles, visión de juego, trabajo, se ofrece, dispara, apoya, la pide, manda, es un auténtico fenómeno. Y lo sabe. Ojalá nos lo demuestre en cada partido. Ayer dio la asistencia del primero y marcó el segundo tras jugadón por la izquierda de Antonio López y Turán que le dio el pase de la muerte desde la línea de fondo para que el brasileño la colocara en el palo izquierdo de un portero más largo que un día sin pan.
Falcao me sorprendió mucho. Muchísimo. El colombiano no sólo remató a los dos minutos un balón a la red. El "Colacao" va a todas. Se pasó todo el partido sacando del área a los centrales que le perseguían dejando vía libre a Turán. No espera el balón, lo busca. Y juega en equipo. Y regatea. Me gustó muchísimo. Más de lo que imaginaba.
El turco no dejó de correr en toda la noche. Muy peleón. "Lástima que Turán y Diego tengan la sangre muy caliente. A estos dos nos los van a expulsar mucho", vaticinó mi hermano. Y yo espero que se equivoque, pero me temo que no.
Y no voy a ser más pesado. El partido de ayer fue espectacular. El Atleti vibró y nos hizo vibrar. Es cierto que el Celtic es lo que es, que el domingo juegan el derbi contra el Rangers y que reservaron jugadores, que ni siquiera usaron su camiseta original (y mira que me gusta), que apenas si tienen al gigantón griego y a un coreano que nos encantó (el tío dio un recital en la segunda parte de control en el medio campo, de llegada y de buen disparo. Muy bueno el tal Ki).

Después
"Un gran partido, y seguro que en octubre jugarán mucho mejor", sentencia mi hermano. "Yo me conformo con que jueguen así todos los partidos". Nos quedamos, como siempre, hasta el pitido final. Esta vez un poco más para aplaudir a los que nos habían hecho un poco más felices.
Salgo, cojo la moto y en doce minutos estoy quitándome el casco en el portal de mi casa, con la bufanda puesta, una sonrisa de oreja a oreja y deseando que llegue el domingo para ir con mi hija María, por primera vez, a ver a nuestro equipo en el Calderón. Ahora sólo falta convencer a su madre para que venga ella también. Seguro que veremos un buen espectáculo. Seguro que ganamos.

Te quie ro Atleeeeeeeti, loro lolo lolo, te quiero Atleeeeeeti....

lunes, 12 de septiembre de 2011

Desde Lisboa a ritmo de fado


Valencia 1 - Atleti 0

Andaba uno rematando sus vacaciones con un fin de semana sin niña en Lisboa cuando me encuentro en el hall del hotel, agotado de subir y bajar cuestas, con la parienta medio dormida y una tele en la que entra una cortinilla de la Liga BBVA. ¿Echarán el Atleti? Le digo a mi Eva, que se llama Cristina, cariño, si televisan al Glorioso nos quedamos. Y así fue. Bueno, al menos la primera parte.
Y mientras tomábamos una cervecita portuguesa en un hall de un hotel con muchas estrellas, leía una alineación que no tenía nada que ver con la de la temporada pasada y me sorprendía (aunque cada vez me sorprendo menos) con la lista de suplentes que me gustaba casi más que la de titulares. Nada que ver con la temporada pasada.
Y comenzó a rodar la pelota en un campo valenciano abarrotado de gente dispuesta a desafiar los horarios cambiantes de esta desquiciada Liga gobernada por un cacique televisivo y consentida por una débil y cochambrosa LFP manejada al antojo de los caciques audiovisuales ya comentados.
En la cafetería enmoquetada estábamos nosotros, un chaval con acento andaluz que decía ser del Atleti, cuatro portuguesas de mediana edad esperando en uno de los sofás a quién sabe quién y un camarero que no dejaba de hablar a pesar de que yo no le hacía ni puto caso. Supongo que como me veía removerme inquieto en el asiento, levantar la voz, gesticular y cagarme en los muertos del árbitro cada vez que pitaba y yo no entendía nada... pues decidió por su cuenta y riesgo avisarme de lo malo que era Falcao, de que en el Porto todos jugaban para él, de que no iba a cuajar en un equipo grande, de que cómo hemos dejado ir a Elías, de que el Atlético este año ha tirado el dinero... una brasa, en serio. Le lancé un par de miradas como diciendo: "cierra la boca o rompo el vaso en la barra y te la cierro yo con él". Ni por esas.
El Atleti parecía que quería y no podía. El centro del campo con Gabi parecía pero no era. La delantera con Falcao y Adrían también quería, pero sólo podía tímidamente el guaje que vino del Depor. Reyes ni parecía ni podía. Atrás Filipe parecía que quería, pero sigue con su timidez y su falta de arrojo. Silvio estuvo bien, en su línea, a pesar de que el puñetero camarero de pajarita, chaleco y lengua incontrolada insistía en que el chaval no vale para un equipo grande, que en Portugal no había demostrado nada, que era una eterna promesa... al final no pude menos que levantarme cuando sonó el pitido de la media parte y decirle a mi Eva que es Cristina. Vámonos a la habitación.

Dicho y hecho. Tiramos de ascensor y tardé cinco minutos en recorrer los cien canales de televisión hasta que di con el partido. Mi chica, en estas, ya dormía como un mirlo después de tanto ascensor, funicular, cuesta, barrio alto, fado, luces en el Tejo y bacalao a granel.

Yo me puse mi camiseta de dormir y enchufé la radio en el iphone para no escuchar al tedioso comentarista luso que apenas se sabía los nombres de los futbolistas. Me di cuenta enseguida que la retransmisión por internet en la radio iba casi con dos minutos de retardo sobre la imagen. Mejor, así no me joden los goles. Pero sólo hubo un gol. Golazo, dicho sea de paso. Soldado recibe un pase impresionante del denostado y trasnochador Miguel para clavar un cabezado después de una maniobra con el cuerpo que le hace ganar un metro sobre su marcador, Miranda, para clavarla por donde el bueno de Courtois no puede llegar. Nada que objetar. Bueno, sí, que me hubiera gustado ver a Falcao haciendo lo que Soldado.

Salen el turco y el brasileño. El Atleti comienza a tener el balón, a crear ocasiones de peligro, a descubrir que el Valencia tiene en Guaita un porterazo como Courtois (un añito y vuelta al Chelsea). Diego se sale con un caño espectacular (otro añito y a pagar un pastón o adiós). Arda Turán también se ve con ganas. El equipo quiere y no puede. Se acabó lo que se daba.

Me duermo con una mala leche espectacular y me levanto al día siguiente con las palabras de Manzano pidiendo paciencia, con un montón de crónicas disculpando el resultado y diciendo que el Atleti apunta maneras, que tiene una plantilla más compensada que el año pasado (esto a mí también me lo parece), que aún están en pretemporada porque acaban de llegar los refuerzos (alguien tendrá la culpa, digo yo) y que seguro que estamos al final de temporada ahí arriba y peleando por la Copa y la UEFA...

Y me entra un resquemor que no veas. Porque los que somos del Atleti no podemos hacer nada. Aguantar. Esperar. Alegrarnos con un partido donde hemos perdido porque durante media hora el equipo parecía que sabía a lo que jugaba (sin marcar)...

Y el jueves comienzan las tres citas seguidas en el Calderón. Primero los escoceses (qué miedo me dan los miles de seguidores del whisky que llenarán las gradas), luego viene el Racing el domingo y el miércoles mi querido Sporting de Gijón.

Seguro que si ganamos los tres partidos la cosa cambia y empezamos a ilusionarnos (a pesar de la calamitosa gestión y la mierda de dirigentes que tenemos).

Y aún así: Aupa Atleti.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

El día de la marmota



No me creo nada. Pero nada de nada. Todos los años, todos los ciclos, todos los Atletis desde que llegó la Sociedad Anónima Deportiva son igual. Los proyectos del desaparecido y orondo soriano que robó el Atlético de Madrid (entre otras cosas) son ahora repetidos por su vástago veterinario y el hombre de paja y cine que hace las veces de presidente. El año pasado quedamos los séptimos, hemos tenido que pasar dos rondas previas para entrar en la Europa League. Han vendido todo lo que han podido. Creo que han sido los que más millones de euros han ingresado en concepto de ventas, cesiones, traspasos y liquidaciones de futbolistas. Para esto usan el Atleti. Para llenarse los bolsillos y hacer negocio, para tener una plataforma desde la que manejar sus chanchullos, sus tejes y manejes, sus apaños varios. Vamos, que hoy el Atleti es una empresa (S.A.D.) en la que lo único que importa es el balance de cuentas (que jamás se hacen públicas porque la familia Gil y Cerezo tienen casi la totalidad de las acciones -que consiguieron sin poner un duro- y porque si alguien osa "auditar" tienen la increíble capacidad de hacer retractarse a los auditores, de lograr que no se publique una línea en los medios de comunicación contra ellos, que no se hable un minuto en las radios sobre el expolio, que no se dedique un plano en la televisión a recordar el modo como llegaron, la condena por apropiación indebida que fue sobreseída -mierda de Justicia-, ni las voces discordantes que piden que se vayan, que devuelvan lo robado y que dejen de robar).

Pero lo realmente triste es que los socios, los abonados, los seguidores del Atleti, seguimos ilusionados. Creyendo que "este año sí". Y nos traen a un tal Falcao (que será muy bueno y todo lo que quieran) y más de 10.000 personas van a saludarle al Vicente Calderón. Que viene cedido un año el díscolo brasileño Diego y todos a hablar de un nuevo proyecto, de una ilusión renovada, de que con el turco de las filigranas y el asturianín que vino con movida de Coruña todo se va a arreglar. Que lo de Diego Costa ha sido una suerte y que el Kun es un cabrón. Que Forlán se tenía que haber ido antes (¿por cinco millones?), que De Gea no es un mercenario, que de Ufjalusi si te he visto no me acuerdo y que siguen entrando y saliendo futbolistas en el mercado de la SAD rojiblanca que el señor de la cara torcida y su títere del tupé se encargan de rentabilizar a costa de vendernos humo y más humo.

Gestiones nefastas aparte y quedándome en lo meramente deportivo sólo puedo decir que me dejó frío, neutro y sin opinión el juego del equipo frente a Osasuna (lo vi por la tele desde la playa) y que fue muy aseada la victoria contra el Vitoria de Guimaraes en casa con dos goles de Elías (me recorrí 300 kms para ir al campo, vi el partido y me metí otros 300 para volver al lugar de vacaciones). Por cierto, Elías también ha entrado en el mercado de los ladrones prescritos.

A ver qué tal se nos da el Valencia, pero como vengo diciendo. No me creo nada. Es como estar dentro de la peli que da título a este post. Estoy deseando de que todo acabe ya.

Gil, cabrón, fuera del Calderón.

viernes, 29 de julio de 2011

Arranca la temporada con más de lo mismo


Atleti 2 - Impronunciable equipo noruego 1

Finales de julio. El Kun llorando bajo la lluvia de Manchester y nadando en millones. Aún seguimos currando porque este año las vacaciones nos tocan más tarde. Convenzo a mi mujer, le enfundo la camiseta del Atleti y quedamos con mi hermano y mi cuñada recién llegados de la Costa Blanca para cenar en el descanso del primer partido oficial. Es la tercera ronda previa de la UEFA Europa League contra un equipo de una pequeña localidad noruega a 40 kilómetros de Oslo. El partido es a las 21:00 y en Madrid hace un calor propio de las fechas. Vamos, que pega en serio.

Salgo pronto de trabajar y me hago el orejas para escaquearme de una reunión que no era tal. Mi chica ya está enfrascada preparando la tortilla de patata en la thermomix. Aparco la moto debajo de casa y subo para darle la vuelta a la cena antes de meterla en una barra de pan a la que quitamos la miga. Gran acierto a pesar de que cuaja regular y parece un poco seca.

Llegan mi hermano y mi cuñada y nos recogen. Aparcamos medianamente bien pero hay más gente de la que pensábamos en el Calderón. No nos da tiempo ni a tomarnos una caña porque vamos un poco pegados de tiempo. Entramos y los entusiastas noruegos ya están animando en la grada. Pensábamos que no vendría nadie. Primer error.
Aquí está la muchachada noruega que se desplazó ayer al Calderón para animar a su equipo que, como dice mi hermano, tiene nombre de mueble del Ikea.

Como siempre, pensábamos que esto iba a quedar finiquitado pronto. Saludamos a los compañeros que han renovado abono un año más a pesar de la venta del Kun, de la venta de De Gea y de que nos hemos quedado con bastantes inútiles que será difícil encasquetar: Diego Costa (lesionado toda la temporada), Raúl García, Valera... en fin. Más de lo mismo.

La primera parte acaba con un tristísimo 0-0, con el Atleti dominando y sin tirar a puerta una sola vez. Los nuevos no parecen estar muy entonados. A mí me gusta cómo manda Miranda en el centro de la defensa, pero como estoy gafado, en la segunda parte le expulsan por defender. El árbitro penoso y la grada se repite: "Puta, Platini; puta Platini". Más de lo mismo, lo dicho.

Adrián no se atreve a encarar y las dos veces que supera el miedo no supera al portero suplente de los jóvenes noruegos. "Es un delantero sin gol" le digo a mi hermano, o lo que es lo mismo, un coche sin ruedas. Al menos el chico, viendo su incapacidad para marcar, se dedicó a dar asistencias de gol que Reyes convirtió en la segunda parte. 2-0, faltaba un cuarto de hora y parecía que todo iba a quedar ahí. Pero ya digo que el árbitro se inventó una expulsión y los chavales nórdicos nos clavaron un gol típico de la temporada pasada. La defensa en Babia, todos mirándose como diciendo "¿no marcabas tú a ése?" Desastre. Más de lo mismo.

Vimos a Silvio en el lateral derecho y no le pasaban un balón. El juego estuvo volcado por la izquierda de Filipe Luis y Reyes-Juanfran (que se turnaban), pero al nuevo, ni una bola. También pudimos recordar por qué nunca echamos de menos a Gabi en su largo periplo fuera del Calderón. Más de lo mismo. Y en cuanto Tiago dejó su lugar a Raúl García, con pitada para el navarro antes de tocar un balón y con la temporada recién estrenándose, los noruegos nos clavaron su golito de la esperanza.

Y poco que contar. Que Forlán se quitó la espinita con la afición. Que la grada deseó la peor de las muertes al mercenario y desagradecido yerno de Maradona, que el respetable silbó al Frente Atlético cuando comenzaron a insultar a De Gea dejando claro que el de la cantera se ha ido por el bien de todos. Que el césped nuevo está muy bonito y que pensábamos que habría nuevos videomarcadores y son los mismos. Eso sí, con publicidad de La Caixa en mitad del partido (volumen incluido) para despistar a público y actores.

Un coñazo de partido que no presagia demasiados cambios. Claro que, aún es muy pronto. Yo ni siquiera me he ido de vacaciones.

Aupa Atleti.