miércoles, 19 de octubre de 2011

En frío pero muy caliente


Granada 0 - Atleti 0

Lo bueno de escribir un blog porque sí, o sea, sin tener compromisos con una empresa que te pague o con una ingente legión de lectores, es que puedes hacerlo cuando te venga en gana. De este modo se disfruta más y nadie te puede echar nada en cara. Sin embargo, uno no puede dejar de tener pendiente una cuenta consigo mismo hasta que se pone a contar cómo vivió y qué vio en el último partido del equipo de sus entretelas. Y a eso voy.

El sábado estaba en Vizcaya, en la margen izquierda de Bilbao, disfrutando de mi mujer, mi hija, los abuelos de mi niña y los hermanos de mi mujer. Comimos todos juntos y lo único que me apenaba era que no podría ver al Sestao River en su primer partido televisado por la ETB contra la Real Sociedad B (ganaron los del River 0-2, bien). Después del cafecito y de renunciar a la siesta metí a mis chicas en el coche y pusimos rumbo a la capital sin idea de ver el partido del Atleti. Más que nada porque jugaban (eso es lo que pensaba a esas horas, que iban a jugar) a las 22:00 horas y yo tenía que levantarme a las 03:00 para coger un avión con rumbo a Roma. De modo que la idea original era llegar, bañar a la enana, contarle un cuento, cenar algo ligerito con mi chica y meter horas de sueño antes de darme el madrugón para ir a Barajas. Pero el Atleti es más fuerte que yo.

Mi mujer no aguantó ni cinco minutos. Me dio un beso y se fue a leer mientras yo me apropiaba del sofá en toda su integridad, colocaba un cenicero a mano y me disponía a ver al Atleti aún a riesgo de no pegar ojo y llegar a la ciudad eterna con unas ojeras del quince y huyendo de las garras de Morfeo ante una reunión de ocho horas que venía preparando desde hacía meses.

Lo que pasó en el partido de todos es conocido.

Han pasado ya cuatro días desde aquello. Supuestamente tendría que estar todo muy frío. Es más, ahora mismo debería de estar especulando sobre las lesiones de Silvio, Salvio y Turán para enfrentarnos en la UEFA al líder del calcio, al Udinese. Pero nada de nada. O mencionar aquí la nueva publicidad del Atleti anunciando una empresa que aún no sabemos qué vende, a qué se dedica o si se confirma que es un pufo más del dúo prescrito. Tampoco. El escozor del empate y el desastre de partido atlético (que no rojiblanco, porque los granadinos hicieron con nuestros colores un partido más que meritorio) aún no me deja centrarme en futuros inmediatos. Y supongo que hasta que no arroje fuera de mí la mala leche de los 90 minutos que perdí de sueño por su culpa, no me quedaré tranquilo. Voy a ello.

Lo de Manzano y su trivote me tiene hasta los cojones. Lo de Manzano y sus experimentos con Juanfran de lateral derecho como si no tuviéramos cantera, no lo soporto. Lo de Manzano y sus gafas de colores, su cara de tristeza, su traje de comunión y sus peroratas al acabar los partidos es ya de traca. No se puede justificar un empate contra el Granada. Y no hablo sólo de presupuestos, ni de historia, ni de los 600 aficionados de nuestro equipo que pagaron un dineral por una entrada en los Cármenes, ni siquiera de los internacionales y el puto virus fifa y la madre que los parió a todos. Lo que no puede ser es que el equipo salga a jugar contra el Granada como si tuviéramos que defender el empate a cero, con un solo punta que acababa de llegar de un viaje de ida y vuelta a Bolivia (que yo me fui a Roma el domingo y el lunes cuando llegué a Madrid estaba medio muerto. Bueno, sí, es cierto que el Atleti me jodió unas horas de sueño y que la cena en el Trastévere se alargó con la grappa y todo eso). En realidad, lo que no puede ser, es que el Atleti juegue sólo con un delantero contra el Granada.

Que sí, que vale, que mucho toque (horizontal e inútil, por otra parte), pero que no podemos jugar sólo con Falcao arriba. Y mucho menos sin meterle un balón en condiciones desde el lateral. Los pocos que le llegaron fueron en vertical y, claro, Falcao remata, pero no le podemos pedir que haga como Agüero, como Forlán, que reciban, controlen, regateen, inventen y la claven (porque, entre otras cosas, siempre tenían un compañero de ataque que les facilitaba toda la maniobra anteriormente enumerada).

Lo de Reyes comienza a ser desquiciante. No sólo quiere meter siempre el gol de la jornada (por lo que falla el gol necesario para ganar un partido) sino que está todo el santo partido revolcándose en el suelo. Cuando le dan y cuando quiere hacer ver que le han dado sin que esto suceda, que es lo más habitual. Está poco fino el gitano. Pero la culpa, insisto, es de un entrenador que tiene más miedo que vergüenza y de unos futbolistas que eran absolutamente geniales en sus equipos de procedencia y que, nada más llegar al Atleti, parece que se contagian de la sinvergonzonería de sus dueños. Parece que esperan a que su trabajo prescriba mientras siguen cobrando. Parece que pueden robarnos impunemente las ilusiones y, lo que es peor, el fútbol que nos ofrecieron durante tres partidos seguidos (Sporting, Racing y Vitoria).

Creo que con esto ya es suficiente por hoy.

Lo que más rabia me da es que yo estaba absolutamente convencido de que este año teníamos mejor plantilla (lo sigo creyendo, que conste). Y también de que este año veríamos, por fin, fútbol del Atleti (no me queda otra que seguir confiando en esto). Esperemos que, como dicen los gurús de las pelotas, sea sólo una mala racha y que el Atleti encuentre su estilo y, sobre todo, el camino al gol. Porque, señores, aún no hemos marcado fuera de casa. A ver si mañana contra el Udinese me compensan desde Italia la mala leche que me llevé yo allí.

Vamos, Atleti, vamos.

No hay comentarios: