viernes, 16 de septiembre de 2011

En moto, mucho mejor


Atleti 2 - Celtic 0

Pero muchísimo mejor, dónde va a parar. Uno se sube a la moto un rato antes de que empiece el partido, la deja al ladito del Calderón y entra para ver a un equipo que ayer hizo un partido de los buenos. Y no hay que agobiarse porque el puñetero 18 de la EMT pase cada media hora o esté de bote en bote al acabar el encuentro. Ni te tienes que comer dos transbordos infames sin que refuercen el metro porque somos el equipo "escoria" de la capital. Ni hay que darse un madrugón con el coche para aparcar de mala manera y pasarte los fueras de banda y las pérdidas de tiempo dándole al coco por si al munipa vikingo le han crecido los cuernos y te ha puesto una multa o ha llamado a la grúa. Vamos, que no hay color. En moto, aunque sea una scooter de segunda mano, se disfruta mucho más (y eso que es blanca. Se admiten pegatinas atléticas para decorarla).

Antes
Mi hermano y yo (él también viene en moto, pero desde La Peineta) hacemos nuestras previsiones. "3-0, hoy marca Falcao". Mi hermano Ricar, el mayor, lleva muchos años de Calderón y Atleti visto. Y sabe de qué va esto. Yo, que aún me emociono y me pongo cardiaco cuando cantamos el himno, era muchísimo más optimista: "Hoy va a ser una goleada de esas absurdas que luego echaremos en falta en otros partidos, de cuatro para arriba". En cuanto a las alineaciones mi hermano lamenta que Joel no tenga minutos porque el chaval, aunque inseguro y un poco sobrado, necesita foguearse para que el próximo año no nos pase lo mismo. Yo hubiera apostado por Asenjo, pero los dos estamos de acuerdo en que Courtois es un porterazo como la copa de un pino y en que habría que ficharle ya, antes de que nos arrepintamos y el Chelsea lo recupere rodado y revalorizado... más de lo mismo. Discutimos sobre Miranda. A mi hermano le encanta que saque el balón jugado, a mí se me ponen los pelos como escarpias viéndole regatear en el área pequeña. Y luego convenimos en que estaría bien que el triste y fúnebre Manzano, vestido con su traje de ir de boda, recuperase a Godín. Y nos felicitamos de ver a Perea en su sitio, de lateral. Había esperanzas en Diego, Turán y Falcao, pero no nos creíamos que el brasileño aguantase todo el partido.

Durante
Sorprende la escasa presencia de escoceses. Apenas un millar. Sobre todo si lo comparamos con la última visita de un equipo de ese país al Calderón. Fue el Aberdeen y eran casi más que nosotros. De vergüenza. Aún así el campo no registró una grandísima entrada, ni mucho menos. Parece que los socios no han querido cotizar el extra que supone el abono total para la Copa y la Europa League. El club da números que no concuerdan con lo que se vio ayer en la grada. Unos 30.000 atléticos, calculo yo.
Empieza el partido y Diego saca un córner magistralmente (no como los de Simao, que no llegaba al primer palo) y Falcao entra a rematar como un cabeceador de tronío. Golazo en el minuto 2. Falcao debuta marcando. Los que vinieron en coche ni siquiera lo vieron porque aún andaban buscando sitio para aparcar o subiendo las escaleras del estadio. Locura en la grada, abrazos, gritos, ojos brillantes de alegría y un atlético vecino que grita: "Muy bueno, Colacao, muy bueno". Con lo que el tigre colombiano queda rebautizado en el primer anfiteatro.
En la siguiente jugada Courtois confirma lo que ya sabíamos. Es un porterazo. Le saca un mano a mano a un escocés después de un jugadón del gigante griego de las melenas.
Y el partido discurre con un juego alegre, de toque, de tronío, de paciencia y movimiento. Los nuestros se mueven, se desmarcan, no están quietos. Todos son solidarios, hay coberturas, mi hermano se disgusta con la posición de Perea como extremo derecho cuando tenemos el balón y advierte que cuando la recuperan los escoceses está demasiado lejos del griego para marcarle. A mí me encantó Perea. Lo hizo todo bien (todo lo que sabe hacer) menos poner el balón en el área (que no lo sabe hacer) y hasta regateó (que no sabe y no debe). "Tres toques, Perea, tres toques máximo", gritaba mi hermano y el colombiano parecía hacerle caso.
Bueno, lo cierto es que los nuestros tiraban a puerta desde lejos sin pensárselo mucho. Como si Manzano les hubiera dicho que el portero es muy alto pero que no tiene casi reflejos. Y aún así, el chopo tuvo un par de buenas intervenciones que impidieron que se cumplieran mis previsiones.
No voy a ir jugador por jugador, pero el equipo me encantó.
En la segunda parte Diego siguió demostrando que tiene mucho fútbol, que este año, si no se tuerce, vamos a pasar grandes tardes en el Calderón. Pases al hueco espectaculares, regates increíbles, visión de juego, trabajo, se ofrece, dispara, apoya, la pide, manda, es un auténtico fenómeno. Y lo sabe. Ojalá nos lo demuestre en cada partido. Ayer dio la asistencia del primero y marcó el segundo tras jugadón por la izquierda de Antonio López y Turán que le dio el pase de la muerte desde la línea de fondo para que el brasileño la colocara en el palo izquierdo de un portero más largo que un día sin pan.
Falcao me sorprendió mucho. Muchísimo. El colombiano no sólo remató a los dos minutos un balón a la red. El "Colacao" va a todas. Se pasó todo el partido sacando del área a los centrales que le perseguían dejando vía libre a Turán. No espera el balón, lo busca. Y juega en equipo. Y regatea. Me gustó muchísimo. Más de lo que imaginaba.
El turco no dejó de correr en toda la noche. Muy peleón. "Lástima que Turán y Diego tengan la sangre muy caliente. A estos dos nos los van a expulsar mucho", vaticinó mi hermano. Y yo espero que se equivoque, pero me temo que no.
Y no voy a ser más pesado. El partido de ayer fue espectacular. El Atleti vibró y nos hizo vibrar. Es cierto que el Celtic es lo que es, que el domingo juegan el derbi contra el Rangers y que reservaron jugadores, que ni siquiera usaron su camiseta original (y mira que me gusta), que apenas si tienen al gigantón griego y a un coreano que nos encantó (el tío dio un recital en la segunda parte de control en el medio campo, de llegada y de buen disparo. Muy bueno el tal Ki).

Después
"Un gran partido, y seguro que en octubre jugarán mucho mejor", sentencia mi hermano. "Yo me conformo con que jueguen así todos los partidos". Nos quedamos, como siempre, hasta el pitido final. Esta vez un poco más para aplaudir a los que nos habían hecho un poco más felices.
Salgo, cojo la moto y en doce minutos estoy quitándome el casco en el portal de mi casa, con la bufanda puesta, una sonrisa de oreja a oreja y deseando que llegue el domingo para ir con mi hija María, por primera vez, a ver a nuestro equipo en el Calderón. Ahora sólo falta convencer a su madre para que venga ella también. Seguro que veremos un buen espectáculo. Seguro que ganamos.

Te quie ro Atleeeeeeeti, loro lolo lolo, te quiero Atleeeeeeti....

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