martes, 17 de enero de 2012

Sólo son tres puntos en casa


Atleti 3 - Villarreal 0

Hacía frío el domingo por la mañana. El sol decidió abandonarnos justo cuando el Cholo debutaba en su segunda casa (la primera es la del Racing de Avellaneda) haciéndose cargo de un equipo eliminado de la Copa del Rey, con una decimotercera posición en la tabla y sin haber ganado aún -a un partido para acabar la primera vuelta- ni un encuentro fuera de casa. Y ojo, que ya debutó en Málaga sin conseguir la victoria. Total, que el Cholo quería intensidad y verticalidad y compromiso y no sé cuántas cosas más para que la masa rojiblanca que casi llena el estadio (dicen que vinieron más de 50 peñas de fuera de Madrid) se olvidara de que en el minuto 25 había convocada una protesta masiva contra los delincuentes prescritos que han convertido nuestro equipo en una agencia de compra-venta de jugadores. Y los dirigentes que estafaron a su propia empresa, lo consiguieron. La masa se olvidó de 24 años de miserias y se centró en el lanzamiento de una falta peligrosa cuando aún estábamos con empate a cero y el Atleti mostraba algo más de actitud, tensión e intensidad que en partidos anteriores. Claro que, el Villarreal, olía a Segunda como pocos equipos de los que han pasado por aquí. Por cierto, si bajan habría que fichar a Borja Valero. Pedazo de futbolista. Un cachondo de la fila de atrás decía que lo podíamos cambiar por Gabi. "Sí, claro, y que nos dieran algo de pasta", ironizaba mi hermano. Lo dicho, que no se protestó en el 25, que el Atleti no marcó esa falta y que los delincuentes robaperas del Atleti no permutarán Borja Valero por Gabi si no se llevan una comisión o rascan pasta de algún lado.

El partido tuvo sus momentos de buen juego, para qué negarlo. El Atleti salió presionando mucho más. Y en la alineación titular estaban Adrián y Turán. El asturiano es un futbolista con mucha proyección. A mí me gusta casi todo en él excepto que no se atreve a definir. Prefiere ponerla. Es un asistente nato. Cuando el pase acaba en gol es maravilloso, pero cuando el pase no era la opción adecuada, sólo puedo encabronarme con él por no disparar y llamarle "mamporrero". En fin, mis cosas.

Otro de mis hermanos, que volvió a nacer en la M-30 después de que un gañán le tirara de la moto y recorriese 50 metros con su cuerpo arrastrándose por el asfalto con la fortuna de no ser atropellado por ningún camión y de no dar con sus huesos en un guardarraíles amputador, decía, que este hermano me llamó desde su sofá con la rodilla desguazada y el Atleti en la tele para decirme que le estaba gustando el partido, que se veía un poco más de tensión, pero que el arbitraje nos estaba favoreciendo casi tanto como la falta de ideas del Villarreal. Que el gol de Falcao había sido en fuera de juego y que el penalti con el que comenzamos la segunda parte, lo había metido el trencilla en el área. Aún así, estaba moderadamente satisfecho con lo que había visto. Y yo coincidía con él plenamente.

Mi mujer, valiente y embarazada de nuestro segundo retoño, se animó a acompañarme en esta reaparición del Cholo y la esperada resurrección de los nuestros sobre el césped. Pasó frío, como yo, pero no salimos cabizbajos y cabreados como en otras ocasiones. Los dos, y mi otro hermano, salimos comentando que si jugaran siempre así, al menos, aunque perdiéramos, no tendríamos nada que reprocharles. Quizá una queja melancólica contra ese balón que Falcao puso en las manos de un Diego López absolutamente desconocido, fallón y en un estado de forma lamentable.
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No he podido colgar antes esto porque llevo unos días de mucho ajetreo y estrés. Pero lo dejo tal cual lo escribí. Sólo añadir que el domingo, después del 3-0 y sin ninguna euforia, aunque satisfechos con el rendimiento (ya digo, sin exagerar), fuimos a tomar unas sidras y a meternos una doble ración de fabada a casa de nuestros amigos Juan y Bea, dos periodistas dedicados al mundo de los gabinetes de prensa institucionales que son más del Barça y del Sporting que del Atleti, pero que simpatizan con nuestro equipo. Y lo celebramos brindando con vino Arribes del Duero (ojo, no confundir con Ribera de Duero, éste del que hablo es infinitamente mejor y más barato). Una delicia de comida casi tan nutritiva como la conversación de sobremesa tras el queso con membrillo y el café negro negro, como a mí me gusta tras un homenaje gastronómico que remató una mañana de frío en la que sólo ganamos tres puntos ante un equipo en descenso.

Diremos algo del Cholo después de Donosti e Iruña. Si conseguimos esos seis puntos, entonces habrá razones para la esperanza (pero sin pensar que vamos a ganar la Liga -que era lo que acostumbraba nuestro equipo hasta hace 24 años- ¿recuerdan? Antes de que llegara el cáncer Gil-Cerezo).

Aún así, aupa Atleti!!!

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