jueves, 2 de diciembre de 2010

En Canarias no les veo ganar


La noche antes de salir en dirección a las islas canarias dormí poco. El Atleti había ganado por primera vez en su historia en Anoeta. Fue un partido donde las decisiones arbitrales, esta vez sí, nos favorecieron. El equipo estuvo corajudo y peleón. En ningún momento perdió la fe y mantuvo la cabeza lo suficientemente ordenada como para gestionar los tiempos y llevarse tres puntos muy valiosos. Por la mañana temprano cogí un avión en dirección a Las Palmas.
Las grabaciones y el trabajo televisivo no me impidieron ver en un garito de la playa de Las Canteras (ojo, el chigre se llamaba "Jordi") el Atlético de Madrid - Espanyol. Mientras me trasegaba una cerveza fría en manga corta a 24 grados y arrullado por las olas del mar, mi hermano y mi sobrino me contaban por teléfono que en el Calderón estaban a 4º C y bajando. Con las orejas heladas, la nariz congelada y muchas ganas de conseguir los tres puntos que nos metieran ahí arriba, cerca de la Champions que Cerezo prometía antes de Navidad. El resultado ya lo sabemos todos. 2-3 con sanción a Quique por desquiciamiento. Un equipo absolutamente descontrolado y un De Gea desconocido que colaboró activamente en la debacle. A mi amigo Quico, espanyolista y padre por tercera vez, le faltó tiempo para enviarme un mensajito de condolencia periquita. Le contesté porque el Espanyol me gustó. Sobre todo los jóvenes que pone Pochetino sobre el césped y que juegan como si toda la vida hubieran estado en la élite. Al día siguiente cogí un barco en el puerto de Agaete y llegué a Santa Cruz de Tenerife. Cambié de isla un poco antes de que el temporal Andrés cerrase puerto y aeropuerto, las clases se suspendieran y el viento de más de 100 kilómetros por hora convirtiese las calles del archipiélago en auténticas ciudades fantasma con sus vecinos recluidos en casa por el miedo a que se repitiese la catástrofe del Delta (del que se cumplían cinco años).
Ayer, en una isla diferente, en una competición diferente, en un bar diferente, pero también en mangas de camisa, me apreté una Pepsi con almogrote mientras veía a De Gea, otra vez desconocido, poniendo peligro en un balón fácil que los griegos remataron hasta en tres ocasiones ante la mirada de nuestra defensa y con el balón dentro de la portería. Era el minuto uno.
Forlán y Kun dieron rápido la vuelta al marcador y al cuarto de hora todo parecía que seguía el guión previsto. El Atleti ganaba 2-1 y parecía que el partido estaba controlado. No sé qué pasó en el descanso, pero lo cierto es que la segunda parte fue un cúmulo de despropósitos con un Atleti que no funcionaba como equipo sino como un grupo de forajidos que hacía la guerra por su cuenta. Sólo se asociaban Reyes y Ufa, el resto parecían no conocerse, como si jamás hubiesen entrenado juntos. Domínguez, en su regreso tras el castigo de Quique, cometió un penalti infantil que De Gea no pudo detener a pesar de ir por el centro. El empate se antojaba un mal resultado, pero el gol postrero de los griegos (priemera vez en la historia que ganan en España) parecía una pesadilla, una broma de mal gusto, un desastre desproporcionado para un Atleti que no acababa de encontrar el camino del gol.
Me fui al hotel con muy mala leche. Mi hermano me dijo tras el partido que eran "unos mierdas y unos sinvergüenzas", exactamente lo que yo pensaba con el calentón de ver a los nuestros casi eliminados. Este año el abono europeo nos saldrá más caro.
Mi único consuelo es que el sábado a las 18:30 tiene previsto el aterrizaje en Madrid el avión que me lleva a casa. El partido contra el Levante empieza media hora antes. Supongo que en la segunda parte el equipo, con mi regreso, se comporte como debe y nos llevemos los tres puntos del Ciudad de Valencia.
Ahora a esperar para que no se retrase el vuelo.
Y a ver si Quique es capaz de recuperar a un grupo que ha perdido la ilusión, la confianza y el triunfo en dos partidos calcados, erráticos y penosos con idéntico resultado en distinta competición, en distinta isla.
Vamos, Atleti, vamos.

2 comentarios:

Tomi Soprano dijo...

¿Todavía tienes ilusión por verlos, Don Santi? Porque yo me hubiese quedado en la isla plácidamente y me hubiese hecho socio de la Unión Deportiva Las Palmas ... Al menos, el frío nos lo quitábamos de encima. Y el ridículo y el bochorno, también, ya puestos ...

Un abrazo, y feliz regreso de vuelta a casa, que María ya le está echando demasiado de menos ...

Santi Riesco dijo...

Hola Tomi. Ya he regresado (tres partidos en Canarias -uno en Las Palmas y dos en Sta. Cruz- y tres derrotas bochornosas).
Mi hija y mi mujer me han echado más de menos que el Atleti, no lo dudes.
Por cierto, en Gran Canaria vi un montón de banderas del Atleti en balcones y ventanas. Alucinante, ¿no? Me quedé ojiplático.
En cuanto al tiempo... hemos tenido alerta roja, cerraron el puerto, el aeropuerto, los colegios, la gente no fue a currar... porque soplaba el viento a más de 150 kms/hora. Para colmo me pilló la cosa esa de los controladores y tardé 40 horass en llegar a casa.
El sábado iré con ganas al templo del Glorioso para ver cómo ganamos al Depor (la esperanza es lo último que se pierde).
Por cierto, ¿tú sabes por qué Quique está picado con Petón y lo paga con Domínguez?
Santi.