viernes, 21 de octubre de 2016

No me quiero acostumbrar


Rostov 0 - Atleti 1

Por poco lo dejo pasar. Y no, no me quiero acostumbrar. Que el Atleti juegue Champions parece que ya es algo que nos resulta de lo más normal. Que ganemos a un equipo ruso desconocido a cinco horas de avión y miles de kilómetros de distancia, entre semana, a las nueve menos cuarto de la noche, parece que ya es algo habitual. Como si fuera fácil ser líderes en la Champions con sólo tres goles anotados en tres partidos jugados que nos han valido los nueve puntos, la imbatibilidad y el liderezgo en nuestro complicado grupo de alemanes, rusos y holandeses.

No me quiero acostumbrar, quiero seguir disfrutando de mi equipo en Europa. Aunque sea por la radio mientras baño a las niñas, les lavo la cabeza y les hago los filetes de pollo a la plancha. Aunque sea mirando de reojo el móvil y pendiente de si vibra al tiempo que les cuento un cuento y les canto el Anikuni y el himno del Metropolitano para que sigan soñando. Aunque mi mujer llegue de currar reventada y tenga que esperarme un rato para cenar después de ducharse porque aún no ha terminado en la tele la segunda parte de mi equipo en Rusia.

No me quiero acostumbrar a ganar sin darle importancia al esfuerzo que hay detrás del equipo. No quiero dejar pasar por alto el trabajo de Torres dejándose el alma en cada lance del juego y dejando el balón en franquicia a Carrasco para que el belga vuelva a marcar. No quiero dejar de destacar el silencio ensordecedor de Koke tocando el balón de lado a lado, recuperando junto a Gabi la posesión y buscando el espacio para que Correa, Griezmann, Gameiro, Torres, Carrasco o Gaitán generen esa ocasión que acabe subiendo en forma de gol al marcador.

Porque aunque los medios de comunicación de nuestro país sigan ignorándonos, somos relíderes. En Liga y en Champions. Por delante de las dos selecciones mundiales con las que nos disputamos estas dos competiciones (y la Copa). Y no me canso de repetir que ahí están los números pero, sobre todo, el juego de un equipo en el que, cada vez más, luchan como hermanos defendiendo sus colores al tiempo que derrochan coraje y corazón. Gracias Atleti por lo del miércoles. No me voy a acostumbrar. No me quiero acostumbrar.

Y el domingo a Sevilla, a seguir demostrando a los que jamás lo van a contar que somos un equipo muy grande y que nunca nos vamos a acomodar. Aúpa Atleti. Siempre.

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