martes, 7 de noviembre de 2017

El parón, el parado y el paredón


La victoria en el descuento frente al Dépor me pilló en Ávila. No vi el partido. Según mi "wasá" tampoco hubo mucho que ver. La prensa destacó que el Cholo quitó a Griezmann y sacó a Giménez. No dijo nada de que el hecho de haber dejado en el campo a Thomas nos dio los tres puntos. Ni que la pizarra del Mono Burgos volvió a funcionar como hacía mucho tiempo. Sólo Griezmann. Sólo crisis. Sólo el Cholo que, por cierto, nunca estará solo. Gracias, Diego Pablo.

El parón

Se ha consumido el primer tercio de la temporada y, a pesar de las malas noticias que circulan sobre el Atleti y su juego, estamos ahí arriba. Es curioso, pero los que más me hablan de lo mal que jugamos son los que apenas ven dos partidos del Atleti en toda la temporada. Pero bueno, tendrán razón. Como lo dice la prensa... Yo, que suelo ver alguno más, tengo que decir que no jugamos como antes, cierto. También creo que la base del Atleti va cumpliendo años y que la sanción del TAS (porque los del palco no hicieron bien las cosas -y aquí no se oye ni mú-) ha frenado la natural renovación del equipo. Pero el equipo está el cuarto empatado con el transatlántico incoloro a puntos. A ocho del líder e imbatido como él. Así, como suena. Seis victorias y cinco empates. Veintitrés puntos. En puestos Champions. Y hablando de competiciones europeas. Parece que ya estamos eliminados. Algunos medios (y algunos pesebreros periodistas que han visto mermados sus ingresos con la llegada del Cholo y su salida del entorno rojiblanco) confunden sus deseos con la realidad. Que sí, que hace falta un milagro para pasar de ronda. Que sí, que hay que ganar al Chelsea en Londres y a la Roma en el Metropolitano que, por ahora, es comos si jugáramos fuera (los de los pitos a los nuestros se han equivocado de campo, en serio). Que el Qarabaj tiene que puntuar. Que sí, que lo sé. Pero también sé que el Atleti es el equipo de conseguir imposibles. Estos jugadores, con el Cholo, son capaces de ganarle una Copa en su casa a la Central Lechera y una Liga en la suya a los del "prusés". Y, si me apuran, hasta de remontar en Copa al Elche en nuestro estadio aunque algunos se empeñen en que no acabemos de sentirlo como propio. Al rico silbido vikingo.
Yo solo digo que el parón nos va a venir muy rico. Que los números ahí están y que ladren los que están rabiosos, porque luego será mucho peor. Para ellos, digo.

El parado

Cuando llegó recuerdo que le llamábamos Antoñito. No estaba fino el chaval. Estuvo hasta Navidad sin rascar bola. Fallón y muy nervioso. Falto de ritmo. No cogía el sistema del Cholo y llegaba siempre un segundo tarde a todo. Chupó mucho banquillo. Era normal que le cambiaran. Y le aplaudíamos y le animábamos en el Calderón. ¡Vamos, Antoñito! Llegó el año nuevo y se hinchó a jugar al fútbol. A defender, a dar asistencias y a marcar goles. Golazos que valían puntos y clasificaciones. Así hasta fallar un penalti decisivo en la segunda final de Champions. Y nadie le reprochó nada a don Antonio, que había dejado de ser Antoñito. El problema llegó después, tras ese robo en Milán, tras ese penalti que pegó en el larguero rebotó en el césped y salió hasta fuera del área. Inolvidable. El problema es que hay jugadores que pasan por el Atleti sin que el Atleti pase por ellos. Y al gabacho le pasa esto. Que él y su entorno son muy de redes sociales, de hablar más de la cuenta, de no respetar la historia del club ni la idiosincrasia de su afición. Que hoy me quedo y hago un bailecito y mañana digo que me voy; que quiero ser como Messi y celebro los goles como Cristiano. Que ahora me enfado y no respiro. Que si seguimos así vamos a Segunda, que yo soy del Atleti pero no tanto. Un delirio.
Y es que cuando uno deja de hacer lo que sabe, que es jugar al fútbol, para preocuparse por lo que quiere, que es protagonizar anuncios. Pues como que la cosa no acaba de funcionar. Y más en un juego como el fútbol, que es muy de equipo. De modo que el parón dará para hablar del parado mejor pagado de la plantilla. Porque el Gremlin Griezmann ha dejado de ser de los nuestros, porque se mueve para no salir en la foto.

El paredón

Y lo mismo que el parón liguero dará para llenar páginas y minutos del señor de los peinados, también debería dar para que se hablara mucho y bien del muro defensivo del Atleti donde don Obli Oblak hace que cada día le queramos más. Sólo ha encajado seis tantos en once partidos de Liga. Y hemos jugado contra Barsa y Valencia, que son los más goleadores. Y contra el Sevilla y el siempre peligroso Athletic. Y contra el Villarreal que vuelve a resurgir. Que son once partidos y sólo seis goles encajados, señores. Y con un Atleti sin intensidad y con dos laterales entrados en años a los que ya no les resulta tan sencillo recuperar la posición tras subir a centrar. Un muro, una pared, un paredón. El mismo que tenía yo frente a las narices el otro día, en Ávila, cuando mi teléfono empezó a pitar anunciando el gol de Thomas en el descuento. Un muro. Una muralla. Pero de esto, ya lo veréis, no se hablará. Ni del récord de imabatibilidad del Cholo fuera de casa, ni de que los culpables de que no hayamos podido fichar hayan cambiado de escudo y de estadio sin contar con la masa social. Si acaso se hablará de que Oblak se va al equipo vecino de la capital, que se viene el derbi y, ya se sabe, estas dos semanas darán para que más de media plantilla del Atleti se vaya en enero, para que el Cholo firme por dos o tres equipos diferentes, para eliminarnos de Champions y de Copa sin esperar a milagros ni partidos de vuelta y para darnos por muertos en Liga como cuando el Girona ganó a los vikingos que, entre su hinchada (o lo que sean), sólo se oían juramentos y daban por perdida la competición. 

Lo dicho, que aúpa Atleti. Siempre.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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