lunes, 26 de agosto de 2019

Thomas Partey es del Atleti antes que vosotros


Leganés 0 - Atleti 1

Las redes sociales, el anonimato y la ignorancia son una cóctel peligroso. Tanto que, lo mejor, es dejar de seguir o bloquear a ciertos 'infraseres' sin otra ocupación que la de insultar sin conocimiento, sin sentido y, con mucha probabilidad, sin vida offline.

Ayer en Butarque el Atleti se encontró con un Leganés al que jamás había vencido. Nunca. Un equipo aguerrido y ordenado capaz de desactivar un centro del campo con la calidad de Lemar, la polivalencia de Saúl, la experiencia de Koke y el músculo versátil y espectacular de Thomas.

No fue el mejor día del "sueco", que es como mi hermano llama al bueno del ghanés. Ni mucho menos. Thomas Partey estuvo muy desacertado en el pase, lento en las recuperaciones y cometió errores soeces incluso dentro del área. Pero de ahí a insultarle como se le insultó en las redes sociales hay un abismo.

El bueno de Thomas Partey tiene 26 años y juega en casi todas las posiciones que un entrenador pueda soñar. Y lo hace con garantías -aunque no siempre tenga su día-. El africano llegó al Atleti con 19 años para hacer un temporadón en el Madrileño de Alfredo Santaelena. Luego se fue una temporada cedido al Mallorca en Segunda y después otra al Almería en Primera. Esta es su quinta temporada en el Atleti de Simeone.

Ha jugado la friolera de 140 partidos con la rojiblanca y ha metido 12 goles sin ser su cometido. La mayoría auténticos obuses por la escuadra. Y algunos tan decisivos como el pepino que le clavó al Depor de falta directa en el último minuto y que supuso el 0-1 de la victoria en la 2017-18.

Ayer, en Leganés, no tuvo un buen día. Hizo un mal partido. El Cholo le cambió por Marcos Llorente y, sin que el compañero que le sustituyó tocase el balón, marcó el Atleti su único gol. Trippier -un lateral inglés con pinta de encofrador del que soy devoto- se la puso a Joao Maravillao para que, en una de sus diabluras (quizá la única en la que no le rascaron el tobillo) se la dejó a Vitolo para que la depositara, con esa finura canaria que tanto nos gusta, en el fondo de la red.

Faltó tiempo para que los que se han apuntado al Atleti ganador del Cholo se tirasen a la yugular de Thomas. En lugar de celebrar el gol que nos ponía por delante, la jugada espectacular, la resurrección de Víctor Machín, el récord de partidos de Koke, la portería a cero de Oblak y el ambientazo rojiblanco de un Butarque con la rabia vikinga entreverada en sus gradas... no, lo mejor es hacer comentarios asquerosos contra uno de los nuestros. Contra un futbolista que se entrega y lo da todo cada vez que se enfunda nuestra camiseta.

Podrá gustar más o menos un futbolista pero, si lleva la rojiblanca, hay que animarle hasta reventar. Y si tiene un mal día, se dice, pero con respeto. De lo contrario, a la otra acera a berrear.

No digo nada de la lucha sin premio de Morata, el carácter de Savic -y su gesto de sicario kosovar-, los Cholocambios que volvieron a funcionar y, como bien dice mi amiga Helena Platas, esa posición ahí arribita en la tabla que nos convierte en CHOLÍDERES (con dos goles a favor, seis puntos de seis, que los del equipo del pueblo somos muy 'apañaos' y administramos lo poco que tenemos).

Para los ciervos que echan espuma por la boca y berrean contra "lo mal que juega el Atleti" sólo queda advertirles que si jugando mal llevamos seis de seis, ojito a cuando empiecen los de rojo y blanco a jugar bien. Mucho ojito.

Señores, yo soy del Atleti...


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