lunes, 5 de febrero de 2007

Hemos perdido


Valencia 3 - Atleti 1
La primera parte la vi en un bar, junto con mi cuñado, después de haber presenciado la derrota del River en el derbi contra el Barakaldo (un gol en propia meta nos dejó en los labios el amargo sabor de la derrota). El alcohol sirvió para mitigar ese sabor inconfundible. El Atleti era mi esperanza para remontar la noche que terminaría por engullirnos.
El que no mata, muere
Lo había avisado Aguirre. Si perdonamos, ellos no tendrán piedad. Y fue lo que ocurrió nada más comenzar el partido. El remate de Mista lo sacaron los valencianistas en la misma raya de gol. Al poco fueron ellos los que nos clavaron la primera puñalada en un córner que el abuelo Ayala remató sin oposición, sin defensa, con Pablo dándose cuenta demasiado tarde de que con la mirada no se puede despejar. El 1-0 podría haber sido un empate si, primero el Kun Agüero, y luego Mista, hubiesen rematado un pase perfecto que Jurado había colocado para que dejasen frito a Cañizares. El balón pasó de largo.
Mi cuñado y yo decidimos ir a casa a ver la segunda parte. El efecto del alcohol ingerido desde las 13:00 horas hasta el descanso del partido del Atleti estaba enturbiándonos la vista y corríamos serio peligro de quedarnos apalancados en el bar hasta que éste echara el cierre. De modo que fuimos desafiando el frío y, haciendo una demostración práctica de la deambulación helicoidal, llegamos hasta la casa de mis suegros. Todos dormían. Mi cuñado también se acostó. Yo tenía que ver la segunda parte o, al menos, intuirla mientras comenzaba a sudar el cosecha, las birras y los pacharanes.
Morientes, la eficacia
El Atleti estaba jugando bien. O eso me parecía a mí. Pero no acababan de llegar las ocasiones. Otra vez teníamos la posesión del balón, regateábamos mucho, pasábamos sin peligro. Todo muy horizontal. De pronto un robo de balón y en un contraataque de libro Morientes nos clava el segundo. Ni tan siquiera el golazo de Mista (partidazo de Mista) sirvió para que el Valencia se pusiese nervioso (y eso que Cañete se tuvo que ir porque Albiol se empeñó en reventar a todos sus compañeros). Otra vez Morientes, la misma jugada, el tercero. Un suspiro, enciendo otro cigarro y me dispongo a echar cuentas para ver cuántos puntos nos separan de los de atrás. Mal síntoma. Las semanas anteriores miraba la diferencia con el líder.
Jornada favorable
Y ahí seguimos. Ayer la jornada nos resultó, otra vez, favorable. Los vikingos están fatal, el Barca no pasó del empate, aunque ya hemos consumido la renta que nos separaba de Zaragoza y Recre. El domingo, en el Calderón, habrá que ganar a los leones. Vienen muy heridos y han montado mucha bulla con los árbitros; nosotros en casa jugamos acobardados. Será a las nueve de la noche, por el plus. Tenemos que estar ahí para animar a los nuestros. Lo siento por el Athletic.
Forza Atleti.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Por qué la gente sin embargo piensa que Elvis está vivo? Significo, adelantado, gente. ¿No hay cosas mejores a concentrarse encendido? Significo, después de todo, no nos olvidemos del individuo en el final de sus días era un drogadicto desesperado y tiraba encima de medio a sus dedos del pie antes de que él podría levantarse realmente en etapa para conseguir encendido con la demostración.