miércoles, 6 de abril de 2011

Ran - tan - plan


Osasuna 2 - Atleti 3

Aunque meta los mismos goles en un partido que en toda la temporada, aunque sea un tipo agradable y buen compañero en el vestuario, aunque pelee como un jabato y sea capaz de partirse la cara con el más pintado... lo siento, Diego "Rantanplán" Costa me cae bien, pero no es para el Atleti.
Sé que no es un buen momento para escribir esto después de los tres pepinos que le metió a Osasuna para traernos todos los puntos de un estadio complicado, muy complicado. Tampoco es un buen momento para expresar mi opinión sobre nuestro delantero cuando todos acabamos de ver el partido sin echar de menos a Forlán y al Kun. Ojalá me equivoque, pero lo de Rantamplán en Pamplona ha sido sólo un espejismo. Ya digo, ojalá me equivoque y estemos ante otro Rubén Cano. Un futbolista desgarbado, alto, sin maneras, pero con gol, con entrega y con la suerte del rebote de su lado... pero me temo que no es el caso.

En Lleida
Vi el partido en un bar de Lleida. Creo que se llamaba "El Nou" (El 9) en el paseo de Ronda, si no me equivoco. Lo cierto es que estaban con la final del tenis en Miami y no tenían intención de poner el partido. Al final, el capellán de la cárcel de Ponent, un mercedario aragonés y futbolero hasta la médula, les pidió a los dueños del garito (que eran amigos suyos) que pusieran el partido para que yo alucinara a colores con la penosa primera parte de los nuestros y la exhibición de Diego "Rantamplán" Costa intentando callarme la boca y dejándome mal delante de toda la parroquia futbolística del tugurio. En su mayoría barcelonistas militantes, dicho sea de paso.
A cada uno de los goles del brasileño nacido en Lagarto (casi le debíamos rebautizar como Diego "Juancho" Costa) los lleidatans acodados en la barra me preguntaban quién era este tipo y si era bueno. A lo que yo, con toda la seriedad que puede tener uno cuando acabamos de empatar fuera, cuando metemos el 1-2, el 1-3 y nos pitan un penalti a favor, contestaba: "Es un paquete, un negado, un manta, no tiene ni idea de jugar al fútbol..." Con lo que acabé perdiendo toda la credibilidad y confirmé sobradamente que era del Atleti, de un equipo de locos donde no conocemos a nuestros jugadores, donde no sabemos lo que tenemos, donde todo es posible y donde el fútbol es, más que en ningún otro equipo, una lotería.
No diré nada de la pasividad de Quique cuando nos metieron el primero. Tampoco de una primera parte donde Osasuna nos comió por la banda de Antonio López. Ni siquiera comentaré el partidazo de nuestro portero, el error en el penalti de Reyes y el empate que se pudo llevar Osasuna en la ocasión final que pasó lamiendo el palo.
Pero sí que tengo que comentar el partidazo colosal de Rantamplán. El domingo, aunque yo no confíe en él, me demostró que sabe jugar al fútbol, que tiene gol, que es un portento en el desmarque y que si tiene campo por delante, para correr, es capaz de enchufarla tres veces. Aunque en cada zancada dé la impresión de que se va a caer, o de que va a pisar el balón, o de que se tropezará él solo.... Ante su eficacia y su derroche de coraje y corazón no pude menos que levantar mi Voll-Damm y, mirando a los culés que tanto preguntaban por Rantamplán, soltarles un: "Señores, yo soy del Atleti, y Diego Costa también".

Vamos, Atleti, vamos.

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