lunes, 22 de agosto de 2016

Mal final de inicio


Atleti 1 - Alavés 1

Por fin empezaba la temporada. Bueno, el Atleti. Y lo hacía coincidiendo con mi último día de vacaciones. Lástima que los Tebas de la Liga (ahora se llama Santander la que otrora fuera BBVA. Cambiamos de banco, todo sigue igual) no miren por los aficionados que vamos al estadio sino por los espectadores para los que somos una figuración necesaria. A las 22:15 se cascó el vikingo confeso y falangista militante que dirige la Liga de los bancos y las televisiones el primer partido de nuestro equipo. Con un par. En el Calderón le cantamos un rato el "Tebas vete ya", pero sin forzar y con la seguridad de que ni se escucharía en la retransmisión televisiva ni ninguno de los periodistas pesebreros diría ni media sobre el asunto. También hubo un minuto de silencio -como cada inicio de curso- por los atléticos que sacaron abono en el tercer anfiteatro para seguir al Glorioso eternamente. Y hasta una pancarta animando a Miguel Ángel Moyá, portero suplente lesionado, para que se recupere pronto porque el Calderón le está esperando. Un grande nuestro Moyá.

La previa fue extraña. No sabíamos si era partido de bocata, de chuches o de copas. Al final hubo un poco de todo. Como estamos en verano y hay gente de vacaciones tuvimos la suerte de contar con la presencia del misionero carabanchelero Diego Plá (ver vídeo del Atlético San Vicente de Mocomoco en Bolivia emitido en TVE o escuchar Acento Robinson con su entrevista). También vino desde Salamanca mi amigo atlético Evaristo y, desde la Costa del Azahar -pasando por Teruel y atiborrándose a jamón- mi hermano Rícar, que llegó a tiempo para la última ronda de la previa. Ya en el interior nos fallaron los de la Peña Atlética Villaverde que aún siguen de vacaciones y alguno más que sigue tostándose por las playas patrias disfrutando de la doble paternidad. Incluso hubo quien no ocupó su abono porque el lunes -igual que el menda lerenda- tenía que darse un madrugón para ir al curro. Por cierto, los Riesco estrenamos almohadillas confeccionadas por la otra suegra. Y desde las tierras patateras de Álava vinieron un buen número de aficionados del Deportivo que no pararon de animar (aunque el Calderón estuvo en su línea e hizo lo propio durante todo el encuentro).

A mí el partido me pareció un tostón. Lo explico. Atrás el equipo estuvo sólido y engrasado. El Alavés no tiró a puerta ni una sola vez en 94 minutos. Sólo lanzaron una vez a puerta. En el 95. Y metieron un golazo. El del empate tras haber encajado un gol de penalti en el 93. El Atleti estuvo muy impreciso durante todo el partido y hasta espeso y estático hasta que, a falta de diez minutos, empezaron a presionar en busca del gol. 

De inicio el Cholo sólo puso a Gameiro de los nuevos. En la segunda parte sacó a Gaitán para dar sentido a la banda derecha y profundidad en el pase. El gabacho andaluz estuvo más pendiente de no perder la posición que de meter el balón en la portería. Falló una fácil y se perdió en la disposición táctica. Los pasadores no le encontraban, no le veían y, cuando lo tenían a huevo, no le pasaban. Habrá que esperar. Como esperamos con Costa, con Griezmann... sí, y con Jackson Martínez, vale. Yo confío en el gabacho andaluz. Creo que con su paisano pueden llegar a convertirse en una delantera de leyenda. Ojalá acierte.

En cuanto al regalo argentino de Dios que dirige nuestro camino a la gloria (este año siguiendo el ejemplo de Alemania y pidiendo al aficionado que sea más exigente) sólo puedo tener buenas palabras. En el descanso dejó a Tiago en el banquillo y sacó a Fernando Torres para atacar con más descaro. Después quitaba a Carrasco para sacar a Correa y meter más pólvora arriba viendo que no éramos capaces de marcar. El Atleti lanzó 27 tiros a puerta, pegó tres veces al palo y el portero de los vascos tuvo una doble intervención de mérito cuando el gol estaba cantado. Bien el Cholo, como casi siempre (ay, Correa en Milán... qué hubiera pasado). 

Lo cierto y verdad es que con todo lo que tenía disponible arriba (Griezmann estaba sancionado) Fernando Torres se inventó un penalti (no paró de correr y trabajar durante toda la segunda parte el gran Niño Torres) que el gabacho andaluz contratado para meter goles esta temporada se encargó de transformar. Era el minuto 93. Primera de las 38 jornadas de la Liga Santander 16-17, la última en el Calderón que cumple medio siglo, contra un recién ascendido que siempre ha dado mucha guerra contra los nuestros. Parecía que todo estaba sentenciado. Pero el Atleti es pura emoción. Sacaron los vascos, hubo una falta, nadie se colocó delante del balón, la sacan a toda prisa, le llega a Manu, nadie le entra, que sí, que no, que se ha acabado, zapatazo desde fuera del área y gol. Se acabó.

El sábado, gracias a Tebas, volveremos a jugar a las 22:15. Contra otro recién ascendido, el Leganés. Se puede ir en Metro y mis vecinos de abono Fran, Jose y su hijo Darío (pepineros de pro y atléticos a rabiar) me dicen que las entradas están baratas y que molará verlo en directo. Mientras me lo pienso me acuerdo mucho de la madre de Tebas, de los bancos, de las televisiones, de esta mierda de negocio que acabará con el fútbol. Y no puedo evitar pensar que estamos viviendo el principio del fin, aunque lo de ayer será inolvidable por el final (del partido) del principio (de Liga).

Hasta la muerte, Atleti hasta la muerte, hasta la mueeeeerte, Atleti hasta la mueeeeerte

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