domingo, 15 de octubre de 2017

Empate contra el líder



Atleti 1 - Barça 1

Llegaba el líder a estrenar el Metropolitano sin haber perdido un solo punto en sus siete partidos anteriores. Llegaba yo de dos semanas de grabación en la cara B del Cari-be y un jet-lag como el de la segunda parte del Atleti.
La previa, en el bar del barrio de mi hermano, en La Alcazaba de Almería (anuncio gratuito por sus pinchos de sandwich y almendras peladas). Una Mahou Maestra para olvidar la Presidente "vestida de novia" de República Dominicana y Santa Teresa "a la roca" en vísperas de la doctora de la Iglesia y como queriendo olvidar el desfase horario a golpe de ron. 
Me retrasé y no pude llegar a tiempo a mi cita tuitera con las dos atléticas a las que les guardo sus pulseras haitianas y rojiblancas fabricadas ex profeso para la gente buena y rojiblanca. Palabrita.
Mi hermano y un servidor acudimos al estadio con sendas banderas rojiblancas. Dentro había cientos de banderas españolas y sonora pitada (al más puro estilo vikingo) contra Piqué y su antimadridismo. Por cierto, otro partidazo del marido de Shakira. Impresionante el internacional español. Ni un insulto a los catalanes, ni un cántico ofensivo. El Frente Atlético estuvo soberbio. Tampoco hubo banderas preconstitucionales ni símbolos con ideologías totalitarias. Hasta me pareció ver alguna bandera de la Comunidad Valenciana y de la nuestra, la de Madrid. Lo dicho, un sobresaliente para los jóvenes del fondo sur que no pararon de animar sin necesidad de recurrir al insulto. Ejemplares.
La primera parte empezó con Messi vestido de azul Agüero y fallando una rápida incursión con tiro al lateral de la red. Mal presagio. Pero no. El Atleti fue a por el partido y Griezmann tuvo dos claras que sacó su portero en dos intervenciones de mérito. Y claro, los más listos de la grada echaron en cara al gabacho su falta de puntería y se acordaron de Diego Costa y de Vitolo. Ni una palabra del TAS ninde los culpables de la sanción que nos ha impedido fichar y alinear. Lo de siempre.
A los veinte minutos. Con el Atleti encendido y la grada empujando, Saúl se saca un derechazo desde fuera del área y mete el mejor gol que se ha visto en este estadio desde su inauguración. Por cierto, ayer tampoco se volvió a llenar. Insisto: nunca de llenará. Hay demasiada zona VIP.
Luego Carrasco falló la suya y Messi se reservó para la segunda mitad. 
En el descanso, bocata rico de pollo con mostaza y reparto de pulseras haitianas entre los amigos atléticos de fondo.
Las deis horas de desfase me estaban crujiendo. Y el Atleti no aguantó mucho más. En la segunda parte el Barsa se exhibió y Oblak hizo horas extras. Messi lanzó una falta al palo y el pobre Luis Suárez empató volviendo a demostrar que es tan Buen delantero como estúpido integral. Sus gestos, sin motivo, a la grada, merecen una ejemplar sanción.
Y cuando no podíamos contragolpear ni casi detener el vendaval del líder, en el descuento, Griezmann hace una falta por detrás. Falta al borde del área. Messi coge la bola. Algunos de van para evitar el inevitable atasco de salida. Mateu sonríe. Oblak embolsa y final. Suspiros y algunas preguntas. Nadie se explica la indolencia de Gaitán, el freno del Cholo al contraataque y la obsesión por conservar el resultado. La falta de puntería arriba, el exceso de regate de Carrasco, el mal partido de Koke, por qué no sacó antes a Torres o el misterio de Vrsaljco. Y sin embargo, ahí estamos, en mitad de la polvareda de los de arriba, saliendo del Metropolitano.
Ahora a asegurar contra los azeríes, que en la Champions nadie regala nada.
Y siempre, siempre, aúpa Atleti.
Me voy a la cama.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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