Perder en casa lo que ganamos fuera

Atleti 1 - Espanyol 2

Dicen los que se empollan las estadísticas y los números futboleros que el Atleti fuera es como el del doblete, pero que en casa nos asemejamos más al del descenso. Y será verdad.

Lo del domingo, en serio, es como ir a mear y no echar gota. Y no hablo de los horarios brutales que nos están poniendo (mejor a las siete que a las nueve de la noche, o a las diez en pleno invierno), ni siquiera voy a hacer mención de las interminables obras en los aledaños del campo, de la escasez de autobuses, de los policías bordes que no ayudan al ciudadano sino que le tratan de obstaculizar aún más la llegada al Calderón... qué va. Hablo de fútbol, del inexistente juego de nuestro equipo.

Trote cochinero, again

Como el día de la Real Sociedad, los nuestros salieron de la caseta con el partido ganado (y eso que a los ocho minutos, otra vez, nos volvieron a marcar). Ese trote cochinero como para justificar su presencia sobre el césped del glorioso Atlético de Madrid. Nos marcan y no hay presión, parece que todos esperan algo (yo aún no sé qué esperaban). Quizá una aparición del Kun Agüero que no tiene altura para rematar, no tiene velocidad para desbordar, no tiene disparo potente para sorprender y no tiene experiencia para poder bregar. Joder, ¿qué tiene este chaval para pagar 23 millones de euros? Quizá el resto del equipo tampoco lo sepa y fuera eso lo que esperaban, una demostración de su valía. Pero nada. Quizá otro día. Como decía el aununcio de este año: Fe.

¿Y la banda derecha?

Ignoro si Seirtaridis y el bueno de Galleti estaban cansados. No lo creo. Tampoco sé si en la caseta les habían dicho al resto de compañeros que no les echasen la pelota, o si están enfadados con ellos por el hecho de jugar por la diestra... ya digo, no lo sé. Lo que sí sé es que el domingo nadie abrió el campo por esa banda. Galleti estuvo completamente solo casi todo el partido y ni Luccin, ni Maniche, ni siquiera Leo Franco enviaban un balón por ese lado. Incluso cuando el griego o el argentino lograban hacerse con la posesión del esférico, milagrosamente, como por arte de ensalmo, el resto del equipo no basculaba y se quedaban solos, sin apoyos, con la única posibilidad de acabar la jugada individualmente o meter un balón prodigioso al área como sucedió las dos únicas oportunidades en que Galleti recibió la bola. No entiendo nada.

Polen para volar

Ante la falta de espectáculo por parte de los nuestros, mis vecinos de abono -nuevos este año- decidieron ver más allá de lo que ocurría fumándose una buena tanda de petas que nos dejó a todos con la risa floja y un ligero dolor de cabeza. El trasiego de papelillos, de repente, se hizo constante a nuestro alrededor... parecía que todos se hubiesen abonado al postre de chocolate.

PREGUNTAS SIN RESPUESTA

- ¿Por qué Torres se empeña en acabar él la jugada, en salvar al equipo, en querer hacerlo todo cuando tiene compañeros en mejor posición para el remate?

- ¿Por qué no jugaron por la banda derecha con Galleti y Seirtaridis el resto del equipo? ¿Estaban enfadados? ¿Era un mandato mexicano?

- ¿Cómo es posible que De la Peña no tuviera nadie que le tapara y se le dejara llegar con metros suficientes hasta el borde del área?

- ¿Qué le pasa a Perea que está tan fallón, nervioso y sin confianza?

- ¿Por qué no animamos al Atleti en lugar de insultar a los demás equipos que vienen al Calderón?

- ¿El árbitro que pitó el domingo se bebió la botella de Ballantines antes de pitarnos?

- ¿Por qué el Kun Agüero costó 23 millones? ¿Nos lo va a explicar en el campo antes de que acabe la temporada?

Aún con todo. AUPA ATLETI

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