domingo, 20 de febrero de 2011

Desayuno con largueros maños


Zaragoza 0 - Atleti 1

El Glorioso ganó en la Romareda con un gol de Agüero aunque sin visos de mejoría en su juego. El sobrino de la Faraona volvió a alinear un once diferente (y ya van 69) con Domínguez sustituyendo al sancionado Godín en el centro de la zaga y con el incombustible Perea haciendo de las suyas (buenas y malas, muy malas). Pero lo más sorprendente es la entrada en el equipo titular de Koke, un canterano al que colocó junto a un apagado y mustio Tiago, un Raúl "chistorrra" García con más ganas que eficacia y al acelerado Reyes con más hambre de gol que puntería. Eso sí, siempre peligroso y el único, junto con el Kun, del que se puede esperar un milagro, un regate, un desborde, un algo diferente. Lo de Forlán paso de comentarlo. Abrió algún hueco, sí. Se desmarcó, vale. Y hasta dio el pase al argentino para que dejase clavado a Ponzio en un gol que demuestra su poderío físico y el porqué de su absurda renovación tirando la cláusula de rescisión a la baja... se pira, fijo.


Sueño de sofá
Se había dormido ya mi hija después de un berrinche apocalíptico. Mi mujer, agotada de tanto trajín, decidió abandonarme con mi Atleti y sumergirse en la lectura de un buen libro mientras esperaba la visita de Morfeo. Y yo, incombustible, no queriendo verlo, ni saber nada de mi equipo, me planto delante del televisor con un sandwich de urgencia y una cocacola bien fría. 
Los dos primeros minutos fueron un frenesí de ocasiones rojiblancas. Parecía que íbamos a por el partido. Forlán regañaba a sus compañeros y pedía más presión. Ver para creer. Se me salían los ojos de la cara. Y seguían buscando el gol que no llegaba porque sobraba un pase, porque el último regate era innecesario, porque Leo Franco sacaba un dedito en el último segundo. Increíble, ya digo.
La primera parte fue un auténtico monólogo a pesar de la falta de conexión entre los futbolistas. Era como si quisieran resolver pronto y despertar de esta pesadilla de 2011 donde sólo hemos ganado un partido de Liga. Como si se hubieran conjurado (esta vez sin cena con la directiva ni soplapolleces de idéntico cariz) para sacar adelante la ruina que tenemos encima. Como si se hubieran dado cuenta de que son profesionales y, aunque pasen de la rojiblanca y de nuestro escudo, tienen que darlo todo en el campo porque se llevan un buen sueldo a casa. Y así lo hicieron. A pesar del agotamiento que me tenía encima, no me dormí.
La segunda parte fue muy diferente.Fue entrar Bertolo en lugar del penoso Sinama (es increíble que este tío haya estado en el Atleti, como tantos otros. Hasta cinco había en el Zaragoza ayer). Entonces los maños comenzaron a apropiarse del balón, el Atleti -otra vez- a recular. Como con miedo a la que se nos venía encima. Una ocasión maña. Lío en la defensa -para variar-. El "cigüeño" De Gea mirando el balón a medio metro de la raya mientras Perea y cía no saben si despejar, si esperar a que la recoja el portero, si irse a tomar unas Ámbar o seguir rezando a la Pilarica. Al final no entró.
El sopor se empieza a apoderar de mí. Lo doy por perdido. En esto que Forlán le pasa el balón al Kun y el argentino que se pirará en verano hace un jugadón que termina en gol y con Ponzio cosiéndose la cadera. Espectacular.
Después, las prisas, los agobios, dos tiros al larguero del Zaragoza, cambios inútiles de inútiles por inútiles... La verdad es que al poco de marcar el Kun me dormí. El resto lo he visto en los resúmenes (tal y como imaginaba). 
A fuer de ser sinceros. Me hubiera gustado que perdiéramos, que el equipo cayera en barrena, que la gente despertara de una vez y que los Giles y los Cerezos se pirasen ya y devolviesen lo que robaron. Pero el Atleti es superior a mis fuerzas. Esta mañana, cuando me he levantado, lo primero que he hecho ha sido mirar en internet el resultado. Temía que hubiéramos perdido. Al final sólo fueron dos tiros al larguero.


Ay, Atleti, cómo me dueles.

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