lunes, 3 de octubre de 2011

No era el día


Atleti 0 - Sevilla 0

A veces, cuando llego a casa después del partido, me pongo a ver los resúmenes, las tertulias, a hurgar en la red, y me planteo si realmente he estado en el Vicente Calderón. Entonces carraspeo y noto la garganta anestesiada de gritar y fumar, la cara ardiendo de soportar el sol durante toda la primera parte, el sabor a pipas en la lengua y una mala leche propia de las malas tardes rojiblancas. Y claro que he estado en el campo, los que no han estado son esa panda de mangantes que se ganan la vida tirando de título periodístico y rellenando minutos de radio y televisión, de papeles y digitales. Conclusión: no han visto el partido, hablan según les dictan sus bastardos jefes, cuentan la peli siguiendo el guión marcado. 
No voy a dar nombres. Entre otras cosas porque no los recuerdo. Soy más de ahorrar materia gris para asuntos realmente importantes. Pero lo cierto es que ayer por la noche, agotado tras el bochornoso espectáculo del antifútbol sevillista, ante la parsimonia y la lentitud del Atleti, oí a varios de estos lameculos diciendo que el Atleti había hecho un gran partido y que le había faltado el gol. En fin. Lo peor es que Manzano había dicho lo mismo en la sala de prensa. ¡Ah, claro! ¡Ahora lo entiendo! Estos tíos que van de periodistas deportivos se limitan a buscarle argumentos y darle pábulo a la voz oficial del club de Gil y Cerezo. O al monigote de turno, al Manzano que toque. De modo que seguí zapeando por la tele y por el móvil hasta que me topé con varios resúmenes donde volver a ver con detalle, desde otro ángulo, con las pertinentes repeticiones y cámaras lentas lo que desde el estadio sólo veo una sola vez desde mi sitio y siempre que no haya algún tonto del culo que se levante de su asiento sin motivo aparente.

Lo que yo vi
Desde mi sitio vi a un Atleti temeroso del Sevilla. A un Sevilla que vino a racanear un punto desde el minuto uno perdiendo tiempo y jugando como sólo ellos saben hacer: el más cochino y asqueroso antifútbol. Da igual el entrenador que esté (y mira que Marcelino me cae bien) es que lo llevan en los genes. Todo el partido con marrullerías, perdiendo absurdamente el tiempo, provocando, amenazando, insultando, destrozando la moral del contrario y del público hasta que logran sacarles y sacarnos de nuestras casillas. Un espectáculo bochornoso. Aunque esta vez les salió muy bien. Y mejor que pudo haberles salido si el gabacho impresionante -que se irá el próximo año- que tenemos bajo los palos no hubiera hecho tres intervenciones de mucho mérito. Muy bueno el no-fichaje. Gracias, Caminero. Gracias a los que siguen enriqueciéndose con el Atleti que nos robaron.

También vi a Silvio muy flojito. Perdiendo balones atrás y casi sin entrar en juego por la banda derecha. Especialmente en la primera parte. Parecía que todo el juego tenía que entrar (cuando entraba por banda, que no era lo normal) por la izquierda de un Filipe Luis que sigue sin explotar, que sigue temiendo equivocarse, que no confía en sí mismo y que no había caído en la cuenta de que tenemos al mejor rematador de la Liga aunque él no le ponga un solo balón en condiciones.

Vi a Domínguez fallando en su línea, muy trabajador, pero errando en lo sencillo. Y junto a él a un Godín fuera de sí ante las provocaciones de los sevillistas. Mención especial al chileno Medel, un futbolista (o lo que sea) que se pasó el partido entero peleándose, insultando, amenazando y calentando al personal. De vergüenza. Eso sí, muy en la línea del Sevilla FC.

En el centro del campo alineó Manzano (mira que es triste este tío) un rombo, o algo, con Turán y Reyes por las bandas, Mario Suárez más retrasado y Diego en la parte más ofensiva, tanto que en ocasiones estaba por delante de Falcao. El colombiano baja a defender los córners y ayer tenía que ir a buscar la pelota casi hasta el centro del campo. Luego se la echaban para que corriera y, claro, Radamel es rematador, no es un Fernando Torres, un Agüero, un Forlán de la vida. Que lo queremos todo, coño.

El turco me gusta. Ayer también me gustó. Un tío serio, trabajador y con criterio. Lo de Reyes supongo que no tiene arreglo. Por mucho que le castigue Manzano con el banquillo (antes o durante el partido) creo que no conseguirá que suelte la pelota. Es un cartero que, además, ayer falló dos goles por su puñetera manía de querer meterla para que le saquen en el telediario, como el de la Real Sociedad contra el Bilbao desde su campo, como la chilena del Málaga contra el Getafe en el descuento. Y no puede ser, Reyes. El bueno de Diego es un fenómeno técnico. A veces parece más un jugador de fútbol sala que de hierba. Toca el balón con gusto y maestría, pero no sé por qué me da que no está muy en forma y que necesita demasiada atención. Vamos, que es de los que tiene que tener a todos a su servicio para recibir y para dar balones. Ojalá me equivoque.  De Mario Suárez no haré sangre. El chaval es demasiado lento. ¿Por qué siempre para el balón con el pecho? ¿Por qué todos los partidos pierde una bola comprometida que se convierte en contraataque peligrosísimo? ¿Por qué es tan blando? ¿Por qué no sabe hacer faltas sin que le saquen tarjeta? Necesita mejorar, y mucho.

Y de Falcao todo está dicho. Ayer no le pusieron un puñetero balón en el área. Y el único que le llegó a la cabeza no lo pudo rematar porque le hicieron un penalti de libro. ¿Hay que tirarse si te hacen penalti? ¿Si no te caes, aunque no te dejen rematar, no es penalti? Luego los centrales se pasaron todo el partido repartiéndole credenciales sin que el árbitro se enterase de nada. Violencia de baja intensidad. Eso sí, falló un gol en la segunda parte a metro y medio de la portería que lo meto hasta yo. Estaba visto que no era el día.

Y así se pasó la tarde. Una tarde soleada y veraniega para lo que viene siendo el otoño de octubre junto al río. Una tarde en la que nos sobró un abono que no quisimos poner a la venta por si la entrada la compraba un sevillista, una tarde en la que mi hija tenía fiebre en casa, una tarde de poco fútbol y muchos errores, de más de lo mismo, de cánticos repetidos y absolutamente infames que no representan a los aficionados al fúbol, y menos a los atléticos. Una tarde sin goles, sin alegría, con un árbitro calamitoso y un juez de línea pelirrojo empeñado en ser protagonista. Una tarde donde lo mejor, sin duda, fue llegar a casa y ver a tu hija curada ponerse la gorra del Atleti y pronunciar con su lengua de trapo el nombre de nuestro equipo.

Vamos, Atleti, vamos.

1 comentario:

Miguel dijo...

Este equipo no acaba de arrancar y la temporada va avanzando...

Lo que más me preocupa es lo estático que ataca el equipo . Mucho toque , mucho toque pero hay que moverse...

Aún así fuimos mejors que el sevilla.

http://lamiradadeneptuno.blogspot.com