lunes, 9 de enero de 2012

No ganamos ni en el cumpleaños de mi hija


Málaga 0 - Atleti 0

El sábado cumplía mi hija 2 años. En este corto periodo de vida, mi primogénita ha visto a su Atleti ganar la "Europalí" que se estrenaba cuando nos eliminaban de la Champions y la Supercopa de Europa dirigidos por el sobrino de "La Faraona" y sus rotaciones de castigo. En apenas dos años, mi hija ha aprendido a decir "papá" y "Atleti" de un modo absolutamente claro. En sólo dos años ya ha visto cómo se mueve el banquillo y cómo apenas queda ninguno de los futbolistas que consiguieron los dos últimos títulos de nuestro equipo.

El sábado se arremolinaban familiares y amigos en torno a la tarta con dos velitas. Mi hija no quería soplarlas. Al jaleo de la marabunta humana llenando salón, pasillo y cocina de casa, se unía que ella tenía unas decimillas de fiebre y que estaba nerviosa como su padre ante el debut de Diego Pablo Simeone, el Cholo, uno de los ídolos de la familia, un rojiblanco como nosotros. Vamos, que dijo que no y no hubo más cera que la que ardía. Y ardió la vela hasta que entre todos decidimos darla por apagada. Parecía que mi niña no quisiese que se acabase la merendola en casa para que no empezase el partido de la Rosaleda.

Pero el tiempo es inmisericorde. Cuando el Granada empataba en el Bernabéu y yo seguía con el "Cantajuegos vol. 3" puesto en la única tele de casa, el personal comenzó a desfilar sabedor de que en unos minutos mi niña se pondría el pijama y yo quedaría abducido por el partido de Málaga.

Con el estómago encogido, la niña dormida (previo chute del "Dalsy" de los milagros), mi mujer agotada en la cama y un silencio tan espeso como el que sucede a toda resaca doblemente festiva (el viernes Reyes, el sábado cumpleaños), puse la tele y me concentré en mi Atleti. Lo necesitaba.

Viendo la alineación me disgusto porque Adrián y Arda están en el banquillo. Pero me tranquiliza que el Cholo quiera jugar con Juanfran y Salvio en las bandas ayudados por Perea (no hay entrenador que prescinda de él) en su sitio -en la derecha- y Filipe Luis -a ver si espabila- por la izquierda para surtir de balones a Falcao. La línea central de la defensa con Godín y Domínguez tampoco me desagrada (contra el Villarreal no podrá jugar ninguno de los dos). El centro del campo es lo que menos me motiva. Diego, Gabi y Asunçao no acaban de convencerme. El primero porque parece que tiene mucho y no acaba de darlo, el segundo porque lo que tiene ya lo dio y el tercero porque no se puede dar lo que no se tiene. Pero bueno.

Comienza el partido y veo a un Atleti que sale con muy mala hostia. Presionan mucho y pelean cada balón. Parece que algo ha cambiado. Pasan los minutos y el Atleti sigue derrochando coraje y corazón. Muchas carreras, entradas con fuerza (hasta seis tarjetas nos llevamos), defensa al límite y pelotazo a seguir. En esto que Courtois se hace tres paradones y el Atleti pega un pelotazo al larguero. Al vestuario.

Echo una meadita, me fumo un cigarro, hurgo en las sobras de la merienda y rebaño un cachito de tortilla, me abro una cerveza y sueño con que la segunda parte será un tiki-taka, un bálsamo de fútbol rojiblanco para curar las heridas de 24 años de miserias. Comienza a rodar la pelota y el Atleti junta mucho sus dos líneas atrás. Defendemos con nueve futbolistas en dos líneas de cuatro y cinco demasiado juntas. Falcao está absolutamente incomunicado en el otro campo. Y siguen los pelotazos, la furia, la entrega. Más patadones, el balón que sube al cielo de Málaga, que sale por el segundo anfiteatro, que le pasa rozando el turbante al jeque de Marbella. Los de la Costa del Sol tampoco andan muy finos en hacer jugada. Tienen futbolistas espectaculares, pero no acaban de conectar, no acaban de encontrar su juego, su estilo. El Atleti continúa entregado a la pelea y consigue arrancar un puntito de la Rosaleda que sabe a derrota absoluta.

Simeone dice que no hay que buscar excusas, que el tiempo corre en nuestra contra. El próximo día contra el Villarreal habrá que ver qué nos ofrecen. Yo por de pronto, me sumo a la revolución contra el duoprescrito en internet (especialmente en twitter) y, para la próxima temporada, o se van los delincuentes, o conmigo que no cuenten.

Total, que me fui a la cama con el "cumpleaños feliz" que le cantamos a mi hija resonándome en la cabeza. Fui a su habitación, la arropé, le di un beso y le dije en un sururro: "Hija, hemos empatado".

Atleeeeeeeti, Atleeeeeeeti, Atleeeeeeti.

2 comentarios:

Tomi Soprano dijo...

¡Grande María! Ni cumpleaños ni hostias, si el Atleti no está bien no se celebra nada y punto, joder. Como debe de ser.

Oiga, ¿Usted sabe algo del Silvio ese? ¿Me lo han secuestrado? ¿Se lo ha llevado usted a alguna de las selvas amazónicas esas que le da por visitar?

La verdad es que no me extrañaría que se quisiese quedar perdido por ahí, antes de ponerse en manos de nuestro Doctor Muerte particular, colega. Su puta madre, y qué cruz de Club que tenemos. Para uno medio decente que fichan ....

Un abrazote.

Santi Riesco dijo...

Jajajajaja. Mi hija es una crack, como tú. Y no, no me he llevado a Silvio a ninguno de mis viajes, a quien me gustaría llevarme es a los dos delincuentes para que les dieran estopa sin que nadie se enterase... pero no caerá esa breva.

De todos modos investigaré por ahí. Seguro que el Silvio aparece por algún lado. Igual hasta lo han vendido y no nos hemos enterado. No sería la primera vez.

Un abrazote.