domingo, 13 de marzo de 2016

Música celestial y relax volcánico

MÚSICA CELESTIAL Y RELAX VOLCÁNICO

Valencia 1 - Atleti 3

La falta de conexión en los Andes bolivianos me confundió. Eso y las cinco horas de desfase horario con el Calderón. El carabanchelero y colchonero misionero de Mocomoco, Diego Pla, me "ancló" a los datos de su "celular" para echar un ojo a la aplicación oficial de la sociedad anónima deportiva de nuestro querido Atleti. Y ponía que el partido en Mestalla era a las 15:30. Me pareció una hora infecta y apestosa. Extraña, como todas las que este año nos regala la Liga y su vikingo, mafioso y pro-chino presidente Tebas. Eché cuentas y, al salir de misa, llamé a mi hermano calculando que estaría en el Calderón y en el descanso. Me atiende una voz griposa y febril que asegura ser mi hermano mayor. "Estoy muriéndome, en la cama, alternando ibuprofeno y paracetamol. Pero el partido es esta tarde a las ocho y media, y es en Mestalla, no en el Calderón". Le deseo que se recupere y no le digo nada pero los dos pensamos en lo importantes que son los tres puntos para seguir segundos sin gol, con el Cholo estudiando ofertas para irse y el equipo jugando fatal y tal y tal.
Tocaba grabar con el grupo folclórico andino venido de una comunidad a dos horas de distancia, los "Sicuris de Camiraya". Les pedí un huaynito, pero nada. Se arrancaron con sus tambores, sus zampoñas y el pututu (un cuerno de vaca con un indescriptible sonido). No sonaban mal. Les pedí una foto y saqué mi bandera rojiblanca. Posamos y seguimos grabando. Les llevamos al mercado, a la plaza, a los jardines y cuando ya estaban animados (aquí los músicos son hidráulicos. Si no hay líquido, no tocan) me regalan un huayno andino que me traslada  a mi época peruana. De lujo.
Comemos y, como es domingo y estamos doblados, el rojiblanco misionero salido de Cotorruelo, nos lleva a unas aguas termales a los pies de un volcán. Una piscina espectacular si no fuera por los mosquitos y los isangos que nos empujan a la pileta. El agua está a 30 grados y el paraje es alucinante. Uno de los jóvenes de la parroquia conecta su móvil y me grita: "Santi, Valencia uno, Atleti dos. Minuto 82. Cherishev para el Valencia, Saúl y Torres para el Atleti". Y en el agua me pongo a cantar. Les doy un concierto gratis con todo el repertorio del Calderón. Empiezo por el himno, luego el "muchachos", el del Metropolitano, y uno a uno repaso con cánticos la plantilla actual con algunas coplas de históricos como Futre, López, Aguilera y, por supuesto, Cholo, Luis y Torres.
Saliendo del agua me rocío con "Relec extraforte" y el equipo misionero saca las cervezas y pone en marcha la parrilla. Le pido al padre Diego que mire internet por si las moscas, que con nuestro Atleti nunca se sabe hasta qué el cucaracha pita el final. Se enchufa y "Toma, toma y toma. 1-3 al final". Y aprovechamos para ver el resto de resultados y hasta los goles en la aplicación de la Liga BBVA que no funciona en España y que sí permite ver los vídeos a los pies de un volcán. En Bolivia. Junto al misionero más atlético que jamás me he encontrado grabando por esos pueblos de Dios.
El sábado, a las 15:30, hora boliviana, me pillará el partido a 4.000 metros de altura, en Pisiga, en la frontera con Chile. A ver si mi hermano se ha recuperado y le llamó para que me cuente el ambiente del Calderón. No hay que fiarse del Depor. Son tres puntos igual de importantes y un empujón para la vuelta de Champions, para mí regreso a España, para mi vuelta al campo con más mono de Atleti que jet-lag. Para ganar a los holandeses y pasar de ronda rumbo a Milán.

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