domingo, 8 de noviembre de 2009

Ni equipo, ni árbitro, ni afición


Atleti 2 - Vikingos 3

Aún estoy rabioso. Llevaba nervioso desde que empatamos in extremis al Chelsea con un juego voraz, con presión, con fuerza y determinación. Ayer, sábado, mi mujer se levantó revuelta y suspendimos el viaje previsto a Sestao para ver a la familia política. Todo se ponía de cara, estaría presente en el derbi con mis hermanos. Durante todo el día las llamadas de teléfono se sucedían para ver quién llevaba el postre, cómo quedábamos, si el bocata sería especial... nervios, ansiedad y muchas ganas de revancha.
Finalmente mi hermana decide llevar el coche y salir a las ocho de la tarde para encontrar aparcamiento. Una hora y cuarto dando vueltas y peleándonos con los "munipas" madridistas a los que les dio por no dejarnos aparcar donde siempre. Mal augurio. Llamamos a mi hermano y mi sobrino y nos cuentan que vienen en metro, que les han robado la batería y el asiento de la moto en el garage. Las cosas se ponen aún peor.

Ni equipo
El campo está a rebosar, como siempre que viene el Madrid a robarnos a casa. Los del Frente Atlético habían preparado un tifo con banderas. Nos tocan las rojas, pero un gilipollas con entrada y bufanda recién estrenada se las ha llevado y nos ha dejado las blancas. En fin, que el tifo va a salir mal en nuestro lado. Menos mal que los chicos del Frente están atentos y, antes de que salgan los jugadores, nos piden las banderas blancas para llevarlas a su sitio. Esto no empieza bien.
Mis vecinos de abono, después de dos semanas sin aparecer dicen que si nos marcan antes del minuto cinco, ellos se piran. Minuto 4, Sergio Ramos hace una falta clarísima a Cléber Santana, le llega el balón a Kaká y mete un misil que deja a Asenjo con una estirada para la foto."No os vayáis, que remontamos", les digo. Y me hacen caso. Lo cierto es que el Atleti estaba penoso, sin fuerza, sin agresividad, con un Madrid hinchándose a dar patadas. Con entradas de esas que te ponen la carne de gallina, como la de Sergio Ramos nada más empezar, la de Lass sobre Jurado, por detrás y a media altura, la de Garay, la de Pepe, la de Kaká... unos cerdos, vamos. Y los Ultra Sur coreando con oles los pases de los suyos mientras el Calderón asiste alucinado, en silencio y avergonzado a un humillante espectáculo cuando Marcelo había marcado el 0-2  ante un despiste de la defensa y con la colaboración de un Asenjo absolutamente dubitativo y muy mal colocado. Miedoso en las salidas, sin ninguna seguridad bajo palos. Fin de la primera parte. Para echarse a llorar.

Ni árbitro
Lo de Clos Gómez no tiene nombre. Aunque es peor lo del Marca, donde escriben que su arbitraje fue impecable. Creo que el fulano que escribe esto no estuvo en el Calderón o es colega del menda este o -lo que es más seguro- es un madridista que escribe sobre los árbitros que favorecen a los suyos.
En el primer gol del Madrid hay una falta clarísima del intelectual Sergio Ramos a Cléber Santana. Deja seguir y Kaká marca. La primera entrada de Sergio Ramos en defensa es una tarjeta amarilla que se queda sin sancionar. Los jugadores del Madrid entraban con tal violencia que vimos a Jurado volar dos metros tras una entrada por detrás a la altura de la cintura por parte de Lass que sólo vio una tarjeta amarilla. Luego se comió un penalti clarísimo por empujón a Jurado en el último minuto de la primera parte, y una mano de libro en la segunda parte. Para rematar, anuló el tercer gol del Atleti cuando Ufjalusi recibe en posición correcta. Pero no estábamos para protestar. En el Calderón sabemos que hay cuando viene el Madrid ellos juegan con 12 y no queda otra que seguir adelante.


Ni afición
Con el 0-3 que regaló Perea a Higuaín (Asenjo pudo hacer algo más, como en casi todos los goles que nos cascan, pero el mérito fue de Perea), gran parte de la afición empezó a desfilar. Comenzaron los gritos de "jugadores mercenarios", "échale huevos" y demás gilipolleces que los aficionados madridistas jaleaban entre risas poniendo la cosa peor de lo que ya estaba. Luego vino el gol de Forlán (¿qué le pasa al Cachavacha este año? ¿Por qué está tan flojo y desacertado? Se pasa el partido pidiendo disculpas a sus compañeros porque no llega, porque falla el control, porque la pega mordida...). Apenas se celebró, pero maquillaba el resultado. Y cuando el Kun marcó el suyo... ahí el campo se vino arriba y pensé "si meten el tercero, nosotros metemos el cuarto". Pero San Iker volvió a repetir ante el Kun lo que antes le había hecho a Simao, otro poste como el de la primera parte, Simao que empalma una volea ansiosa al segundo anfiteatro cuando estaba solo y el gol anulado. Era demasiado tarde, princesa. El Atleti esperó al minuto 75 para empezar a jugar. Y darle tres goles de ventaja al Madrid, es demasiado.

Al final se queda un sabor de boca amargo. De lo que pudo pasar y no pasó, de que se repita la misma historia, de un equipo sin sangre ni presión que, tras la expulsión de Ramos y la salida del Kun, resucita de sus cenizas sin llegar a nada... de que estamos en descenso, de que sólo hemos ganado un partido de diez y de que esto tiene que cambiar pronto.

Ahora a pasar de ronda en Copa con el Marbella y a pensar en los tres puntos de Coruña, en los del Espanyol y en los de Xerez. A ver si se cumple el vaticinio de Quique y estamos entre los siete primeros antes de Navidad. Aunque quizá eso vaya en su contra y los Reyes Magos no le traigan los jugadores que necesitamos para darle la vuelta a este despropósito.

3 comentarios:

FERNANDO SANCHEZ POSTIGO dijo...

Los giles y los Cerezos siguen matando al Atleti gracias a la complacencia de muchos. Este no es mi Atleti. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Os paso esta foto del Calderón de ayer. Mola bastante.

http://blogs.lainformacion.com/megafotos/2009/11/08/atletico-de-madrid-vs-real-madrid-12/

Tomi Soprano dijo...

Pobre Quique, anda que no le queda trabajo por hacer, mi madre. Y completamente de acuerdo contigo en lo de Asenjo. De momento no está demostrando absolutamente nada, salvo el que nunca tiene bien claro su posición de referencia con respecto a la portería. Y eso en un portero no es que sea grave, es que resulta gravísimo.

Un abrazo.