lunes, 12 de septiembre de 2011

Desde Lisboa a ritmo de fado


Valencia 1 - Atleti 0

Andaba uno rematando sus vacaciones con un fin de semana sin niña en Lisboa cuando me encuentro en el hall del hotel, agotado de subir y bajar cuestas, con la parienta medio dormida y una tele en la que entra una cortinilla de la Liga BBVA. ¿Echarán el Atleti? Le digo a mi Eva, que se llama Cristina, cariño, si televisan al Glorioso nos quedamos. Y así fue. Bueno, al menos la primera parte.
Y mientras tomábamos una cervecita portuguesa en un hall de un hotel con muchas estrellas, leía una alineación que no tenía nada que ver con la de la temporada pasada y me sorprendía (aunque cada vez me sorprendo menos) con la lista de suplentes que me gustaba casi más que la de titulares. Nada que ver con la temporada pasada.
Y comenzó a rodar la pelota en un campo valenciano abarrotado de gente dispuesta a desafiar los horarios cambiantes de esta desquiciada Liga gobernada por un cacique televisivo y consentida por una débil y cochambrosa LFP manejada al antojo de los caciques audiovisuales ya comentados.
En la cafetería enmoquetada estábamos nosotros, un chaval con acento andaluz que decía ser del Atleti, cuatro portuguesas de mediana edad esperando en uno de los sofás a quién sabe quién y un camarero que no dejaba de hablar a pesar de que yo no le hacía ni puto caso. Supongo que como me veía removerme inquieto en el asiento, levantar la voz, gesticular y cagarme en los muertos del árbitro cada vez que pitaba y yo no entendía nada... pues decidió por su cuenta y riesgo avisarme de lo malo que era Falcao, de que en el Porto todos jugaban para él, de que no iba a cuajar en un equipo grande, de que cómo hemos dejado ir a Elías, de que el Atlético este año ha tirado el dinero... una brasa, en serio. Le lancé un par de miradas como diciendo: "cierra la boca o rompo el vaso en la barra y te la cierro yo con él". Ni por esas.
El Atleti parecía que quería y no podía. El centro del campo con Gabi parecía pero no era. La delantera con Falcao y Adrían también quería, pero sólo podía tímidamente el guaje que vino del Depor. Reyes ni parecía ni podía. Atrás Filipe parecía que quería, pero sigue con su timidez y su falta de arrojo. Silvio estuvo bien, en su línea, a pesar de que el puñetero camarero de pajarita, chaleco y lengua incontrolada insistía en que el chaval no vale para un equipo grande, que en Portugal no había demostrado nada, que era una eterna promesa... al final no pude menos que levantarme cuando sonó el pitido de la media parte y decirle a mi Eva que es Cristina. Vámonos a la habitación.

Dicho y hecho. Tiramos de ascensor y tardé cinco minutos en recorrer los cien canales de televisión hasta que di con el partido. Mi chica, en estas, ya dormía como un mirlo después de tanto ascensor, funicular, cuesta, barrio alto, fado, luces en el Tejo y bacalao a granel.

Yo me puse mi camiseta de dormir y enchufé la radio en el iphone para no escuchar al tedioso comentarista luso que apenas se sabía los nombres de los futbolistas. Me di cuenta enseguida que la retransmisión por internet en la radio iba casi con dos minutos de retardo sobre la imagen. Mejor, así no me joden los goles. Pero sólo hubo un gol. Golazo, dicho sea de paso. Soldado recibe un pase impresionante del denostado y trasnochador Miguel para clavar un cabezado después de una maniobra con el cuerpo que le hace ganar un metro sobre su marcador, Miranda, para clavarla por donde el bueno de Courtois no puede llegar. Nada que objetar. Bueno, sí, que me hubiera gustado ver a Falcao haciendo lo que Soldado.

Salen el turco y el brasileño. El Atleti comienza a tener el balón, a crear ocasiones de peligro, a descubrir que el Valencia tiene en Guaita un porterazo como Courtois (un añito y vuelta al Chelsea). Diego se sale con un caño espectacular (otro añito y a pagar un pastón o adiós). Arda Turán también se ve con ganas. El equipo quiere y no puede. Se acabó lo que se daba.

Me duermo con una mala leche espectacular y me levanto al día siguiente con las palabras de Manzano pidiendo paciencia, con un montón de crónicas disculpando el resultado y diciendo que el Atleti apunta maneras, que tiene una plantilla más compensada que el año pasado (esto a mí también me lo parece), que aún están en pretemporada porque acaban de llegar los refuerzos (alguien tendrá la culpa, digo yo) y que seguro que estamos al final de temporada ahí arriba y peleando por la Copa y la UEFA...

Y me entra un resquemor que no veas. Porque los que somos del Atleti no podemos hacer nada. Aguantar. Esperar. Alegrarnos con un partido donde hemos perdido porque durante media hora el equipo parecía que sabía a lo que jugaba (sin marcar)...

Y el jueves comienzan las tres citas seguidas en el Calderón. Primero los escoceses (qué miedo me dan los miles de seguidores del whisky que llenarán las gradas), luego viene el Racing el domingo y el miércoles mi querido Sporting de Gijón.

Seguro que si ganamos los tres partidos la cosa cambia y empezamos a ilusionarnos (a pesar de la calamitosa gestión y la mierda de dirigentes que tenemos).

Y aún así: Aupa Atleti.

1 comentario:

Goyo dijo...

No vi el partido, pero tiene pinta que este año va a ser muuuuuuuuuuuu jodido, con perdón.