jueves, 22 de septiembre de 2011

El sobrino de Dios


Atleti 4 - Sporting 0

Radamel, Radameeeeeel, Radamel Falcaaaaao, lo rolo loro loló, loro lo, loro lo lo, Radameeeeeel Falcaaaaaooooo (Cántese con música de "Carnaval, carnaval" y con giro de bufanda al aire).


Lo nunca visto en el Calderón. Y no lo digo por los cuatro goles al pobre Sporting, que ya les endosamos la misma cantidad el año pasado en un espectacular partido con el que iniciábamos una temporada que se quedó en eso, en un partidazo de inicio de temporada. Lo de ayer fue distinto, muy distinto.


Fui al campo acompañado de mi amigo Juan Sancho, un culé amante del fútbol. Y lo primero que me preguntó es si echábamos de menos al Kun y a Forlán, que qué tal se habían ido del Atleti. Ni tiempo me dio a responderle porque el sobrino de Dios, Radamel Falcao, remataba un balón a la red y lo celebraba con su tío, con sus compañeros y con la grada. Iturralde, con ganas de protagonismo, lo anula sin que nadie sepa por qué. El propio Falcao fue a preguntar -educadamente, por supuesto- al juez de línea que tampoco sabía nada. Era el minuto ocho y apenas un par de minutos después el sobrino divino de nuevo hace un jugadón en el área y la zaga asturiana sólo puede pararle con un penalti de manual. Iturralde se lo pasa por el forro de las gónadas y decide que hoy el Atleti lo tiene jodido, y el sobrino del Señor, aún más. Vamos, que el del colegio vasco estaba en plan satán; muy hijoputa, vaya.


A todo esto, y a pesar de los Iturraldes de la vida, el Atleti seguía carburando, el pariente de Dios encarnado en nueve rojiblanco iba a todas, se ofrecía, bajaba a defender y recuperar, abría espacios y pedía perdón cada vez que hacía alguna falta táctica. Un jugadorazo, un ejemplo... y gol. Otra vez Falcao. En una posición acrobática, haciendo un escorzo en el aire mitad tijereta mitad la tengo que seguir enchufando. El balón toca en un defensor sportinguista y, esta vez sí, Iturralde concede el gol. Aunque luego en el acta se lo haya robado a Falcao y lo haya anotado como en propia puerta. Da lo mismo. La generosidad del sobrino de Dios no está para discutir estas tonterías, y más a un ritmo goleador en el que no tendrá que andar mendigando por aquí y por allá para conseguir el trofeo del periódico de los vikingos.


En el descanso -esta vez sin bocata- mi hermano Ricar y yo le explicamos al bueno de mi amigo culé que hacía muchos, muchos años que no veíamos fútbol en el Calderón. Que era como una excepción que sucedía cada cuatro o cinco meses. Destellos fugaces. Pero señores, es que llevamos tres partidos con un Atleti en pretemporada que carbura que da gusto. Todos los futbolistas son importantes, todos juegan y aportan. Saben lo que tienen que hacer. El fútbol es así de sencillo. El portero es un cerrojo (sólo dos goles encajados en lo que llevamos de temporada), la defensa vuelve a carburar como hacía tiempo. Los laterales suben y se incorporan como extremos, los centrales no dan un mal pelotazo, el balón sale jugado y es muy fácil encontrar compañeros en el centro del campo donde, sí, por fin, hay criterio, toque de balón, entendimiento, pases en profundidad, verticalidad cuando toca, toque cuando corresponde, cariño a la pelota, criterio y buen gusto para ponerla en el lugar adecuado donde, por cierto, suele estar el sobrino divino, Radamel Falcao, el futbolista bendecido con el gol.


El Sporting comenzó la segunda parte arreando fuerte cuando el Atleti aún no se había dado cuenta de que Iturralde estaba deseando arruinarnos la vida. Supongo que por aquello de que siempre que nos pita ganamos. O sea, que tenía ganas de joder la estadística. Y tuvieron diez minutos de oportunidades que no supieron aprovechar. Preciado sacó más tarde a Bilic, cuando Domínguez se había contagiado de Radamel rematando un córner a la red. ¡Un córner! ¡Quién nos ha visto y quien nos ve! Después de tres años aguantando a Simao lanzando el balón desde la esquina sin llegar al área pequeña... pues ahora tenemos peligro a balón parado siempre. Y si no es Radamel, es algún contagiado por la aureola gloriosamente divina de este futbolista brutal.


Después del segundo llegó el recital del colombiano criado futbolísticamente en argentina, madurado en Portugal y que se está consagrando como el auténtico sobrino de Dios a orillas del Manzanares. Jugadón por la izquierda y suelta un zurriagazo desde fuera del área que se estrella en la misma escuadra. ¡Uy! Impresionante. Al poco recibe un balón dentro del área, le rodea una nube de defensas y entre rebotes favorables, regates y demás ayudas de su Tío consigue salir airoso y pegar un zapatazo que se cuela junto al poste más lejano. Es el tercero y el segundo del colacao, del tigre, de Falcao dinamita. El éxtasis en el Calderón.


Parecía que todo el pescado estaba vendido, que sólo nos quedaba aplaudir los cambios, seguir disfrutando con uno y mil cánticos, enjugándonos las lágrimas de alegría e incredulidad, esperar que Arda Turan tuviese su recompensa por el partidazo en el centro del campo, o que Reyes se quitase el ansia metiendo su gol, pero de nuevo un balón colgado al punto de penalti y un salto prodigioso, espectacular, descomunal, fuera del alcance de los mortales, eleva a los cielos al sobrino de Dios para sostenerle durante los instantes necesarios para conectar un cabezazo potente, preciso, seco, certero y colocado por toda la escuadra. El delirio.


Mi hermano y yo nos prometemos comprarnos la camiseta de este tío (jamás hemos tenido camisetas con nombres, somos del Atleti, no de un futbolista), pero es que jamás hemos visto nada igual. Lo más parecido era Hugo Sánchez, le digo a mi hermano. Ya, pero es que éste además de rematar, tiene regate, pase, técnica y calidad, y encima está bendecido por Dios. Debe de ser pariente, apunto yo, por lo menos, su sobrino.


El sábado, contra el Barça, nos pilla aún en pretemporada. Pero aunque perdamos (que no lo doy por perdido) estoy seguro de que el equipo dará una buena imagen, de que volverá a carburar, de que los futbolistas seguirán esforzándose y trabajando juntos para llegar lejos. Y más ahora, que ya saben que Radamel Falcao es el sobrino preferido de Dios.


Vamos, Atleti, vamos.



1 comentario:

Miguel dijo...

Tremendas las exhibciones que esta dando el colombiano esperemos que sea una constante en toda la temporada.

Lo bueno , es que este equipo no se compone solo de Radamel sino que esta mas que bien acompañado , veremos el sabado...