domingo, 20 de septiembre de 2015

Torres tiene correa para rato


LIGA
Eibar 0 - Atleti 2

"Este llama paquete a Fernando Torres", me soltó Bea señalando a su pareja, a Jesús, un rojiblanco como la copa de un pino al que se le ha ido la pinza y al que tuve que recordar, en mitad de un pinar y con la primera parte empezada, que Fernando El Niño Torres, el de Fuenlabrada, muy cerca de donde estábamos inaugurando el curso de nuestros hijos, es leyenda viva del Atleti. Y aunque ya no había casi luz a la sombra de los pinos, me encendí hablando de un futbolista que brilla con luz propia. Recogimos neveras, cestas, bolsas y sillas. Contamos a los niños y nos fuimos a casa escuchando el final de la primera y aburrida mitad.

Al salir del garaje con mi camiseta del Glorioso, me encuentro con Antonio que va paseando a su perrita y me suelta un "¿Cómo vamos?" "Empatados a nada en el descanso", le contesto a sabiendas de que su amor por nuestro club no le permite ver los partidos en directo porque se pone muy nervioso. Y el médico no le deja. Que menudo susto la ultima vez. Antonio tendrá cerca de 60 años, vive con su madre y trabaja de portero. Me llama Santiago y siempre está de buen humor.

Llego a casa y mi hermano manda un wasá al grupo de "Riescos ATLETI": " Empate a cero en Ipurúa. Acaba la primera parte. Griezmann el mejor". Y tardo nada y menos en contestarle mientras enciendo la tele y me acomodo para la segunda mitad: "Ya estoy aquí para animar a los chicos. Verás como ganamos". 

El Cholo deja fuera a Jackson Negro Martínez y al bueno de Vietto. Entran desde el vestuario Fernando "El Niño" Torres y Oliver "Baby". Torres también, como Juanfran. Otra vez los tres Torres, como le gusta a mi amigo Alberto, empeñado en que montemos una peña con este nombre. En los primeros minutos el Atleti empieza a carburar y a mí me da por pensar que es el momento de Fernando. Por lo pronto Filipe lanza desde fuera del área un zambombazo que desvía un defensa y el meta del Eibar asume el riesgo y se lanza volando hasta el poste para hacer la parada de la noche. Nos falta chispa. El Cholo lo sabe. Ha realizado dos cambios en el descanso -cosa rara- y a los quince minutos prepara el tercero. Sale un Koke desentonado y entra un ángel tatuado con corazón arreglado y mucha correa. En 33 segundos, a pase de Fernando Torres, desatasca el partido con un zurriagazo tras finta espectacular con el cuerpo. Eléctrico. Y el otro día el Diego no lo llevó ni convocado. Una vez más, y van enecientas, me reafirmo: #LoQueDigaElCholo

El partido cambia radicalmente. Los valientes y aguerridos futbolistas del equipo eibarrés, con mi vecino Borja Bastón en el campo desafiando cláusulas absurdas y miedos de cobardes, aprietan a los nuestros. Oblak se reivindica de nuevo y en una contra es ahora Ángel "Corazoncito" Correa el que habilita al Niño Torres para que con un toque sublime, de fantasía, legendario y callejero ponga la bola por encima del cuerpo de Riesgo para cruzar con pausa la raya. Golazo.

echo de comer a las tortugas y me como un yogur para rebajar el empacho de tortilla, filetes empanados y tartas bien regadas con rones varios. Las cervezas heladas creo que me han afectado. Me cepillo los dientes repasando los goles en mi mente y dejando que resuenen en el pecho. 

Ha sido un partido duro y hemos ganado. Torres y Correa lo han solucionado. Sé que no lo he soñado. Y me duermo sonriendo, como solemos hacer los Atléticos. No todos tienen nuestra suerte. La de ser de un equipo de ensueño. Aunque ganemos.

El martes sigue la Liga. Derbi regional en el templo. Partido de bocata y despedida. Me voy al Mato Grosso brasileño. Desde allí seguiré (como pueda) los siguientes enfrentamientos.

Aúpa Atleti. Siempre.

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