domingo, 13 de septiembre de 2015

Doble ronda y cola para mear


Atleti 1 - Barça 2

Recibíamos al vigente campeón de Liga, de Copa y de Champions. A un Barça que había ganado sus dos partidos en esta competición recién estrenada, como nosotros. Y había que celebrarlo. Aunque nosotros, los Riesco, siempre celebramos que juega el Atleti, el rival casi es lo de menos.
La previa fue con doble ronda de pacharanes y licores de hierbas, por lo que pudiera pasar y porque la excusa del tricampeón que nos visitaba era propicia.
Como sabíamos que iba a marcar Torres (Fernando, no Oliver ni Juanfran), aceleramos el paso y llegamos tempranito al campo. Para evitar esas colas que el dúo prescrito puso de moda la temporada pasada. Y para no perdernos el gol, porque El Niño acostumbra a marcar en los primeros minutos. Y así fue, pero de la segunda parte, que fue cuando se jugó el partido después de una primera mitad con demasiados respetos, demasiados miedos, demasiadas tácticas y demasiados errores de control, de pase, de definición...
Lo que pasó ya es conocido. Marca Torres un golazo (da igual lo que haga, el imperio del mal no le perdonará jamás que les negase tres veces y ayer uno de sus esbirros se permitió comentar que "en ocasiones todavía tiene destellos de lo que fue". Un futbolista que ha dejado en el banquillo a Vieto y al negro Martínez). Decía que El Niño demuestra que es un fenómeno con el balón al espacio y que, enseguida, el Gremlin Griezzman comete un error al borde de nuestra área y Mateu Blablá Lahoz les regala una falta que olía a gol desde el mismo momento en que el brasileño con pinta de rapero colocó la bola sobre el césped nuevo. Golazo por la escuadra en menos de un suspiro. El empate no lo supimos digerir y, para colmo, Luis Enrique saca al padre de Mateo, el pequeño argentino del diez que nos hizo un siete corriendo como un número uno contra un equipo, el nuestro, que con el "negro Martínez" en el campo parecía que jugaba con diez. Nada que objetar.


Dice mi madre que beber es fácil, que lo difícil es saber mear. Y es que después de la doble ronda tuve que ir a evacuar y me encontré esta cola. Y durante la espera me dio por pensar. Lo importante no es sólo ganar, sino saber digerir las victorias. Y siempre acabo en lo mismo, en que tengo mucha suerte por ser del Atleti.
En el campo, sin embargo, no hubo intensidad y bailamos al son que tocó el actual campeón de Liga (y de Copa y de Champions). Que, no olvidemos, tiene jugadores en la plantilla como Messi, Messi y Messi. 
Lo peor no fue que mi mujer se olvidase echar un chorrito de aceite al bocata de chapata de jamón con tomate. Ni siquiera que nos confiásemos tanto que Jose I. Fernández y yo perdonásemos el brindis de la victoria. Ni que mi amigo Alberto tuviese que sentarse en su butaca del segundo anfiteatro porque el Calderón estaba plagado de guiris. Lo peor fue que cuando el Atleti defiende el fondo sur o ataca en la portería del norte, no parece el Atleti. La falta de rayas en la espalda nos confunde y encabrona. Esperemos que alguien rectifique y solucione esta absurda situación que hace sufrir a todo indio decente.
Del Cholo y de los chicos, que habrá partidos mejores. Que eché en falta un poco de intensidad, algo de la suerte que nos acompañó en Sevilla y que el martes tenemos que empezar con buen pie en Europa porque quiero volver a Milán. Ya estoy moviendo en tuiter la almohadilla #MilánQueVoy 

Aúpa Atleti. Siempre

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Amigo a Milán yo también voy .....haciendo el indio

Santi Riesco dijo...

Allí nos veremos. #MilánQueVoy