sábado, 6 de febrero de 2016

Oli y Fer Torres, "los Niños" y mis niñas


Atleti 3 - Eibar 1

"Papá, por qué todos lloran?" "No lloramos, es que estamos muy contentos y, con el frío, nos sale la alegría por los ojos". 

Así andábamos todos después de cantar y celebrar uno de los goles más deseados de la temporada, el cien del Niño Torres en la victoria cien del Cholo poniéndonos a todos a cien y finiquitando los debates de todo a cien de la prensa del duopolio. Casi revienta el Calderón. Era el minuto 90 y todo había sucedido en la segunda mitad. Era el apoteosis en una tarde fría y gris en la que me llevé al Calderón a mis  niñas de 7, 6 y 3 años. 

Antes del éxtasis del 9 Torres habíamos sufrido una primera mitad que fue un auténtico despropósito. Con una defensa de circunstancias con Lucas -que es central- de lateral y estrenándose esta temporada en Liga. Con Saúl -que es centrocampista- de central. Y con Giménez haciendo de doble uruguayo y Gámez adueñándose de su banda y ofreciéndose en ataque estérilmente. Ni Gabi ni Koke pudieron hacerse con el centro del campo. Thomas y Carrasco estaban desconectados de Griezmann y Correa. Todo eran pelotazos, controles fallidos, un Eibar muy organizado y un truño insoportable que mis hijas toleraron cantando sin mucho entusiasmo, comiendo chuches a destajo y soplando la insoportable trompeta infame que te irrita los tímpanos y la paciencia.

El cero a cero del descanso acabó con algunos pitos y con merecida pitada al colegiado Borbalán, que iba de Piolín. "El señor de amarillo no se está portando bien, le vamos a tener que mandar al rincón del aburrimiento. Se ha comido un penalti a Correa y está dejando que nos agarren y nos empujen más de la cuenta", le expliqué a mi pequeña Lucía en el descanso, entre sugus azul y regaliz rojo.

El comienzo de la segunda parte fue aún peor. A los dos minutos Saúl, el centrocampista que jugaba de central, pisa mal un balón y el delantero centro catalán de los eibarreses le roba la cartera y de la deja en bandeja al que fuera canterano rojiblanco. A Borja no, que no jugó por la cláusula del miedo, a Keko que, agitando su rubia y ridícula coleta, la mete dentro sin dar ninguna opción al hombre de negro, a Oblik Oblak cada día te quiero más. 0-1 y sin opciones de remontar, visto el caos y la falta de ideas de la primera mitad. 

Pero las cosas han cambiado mucho junto al río desde que hace cuatro años se instalara en nuestra banda el Cholo Simeone y la magia de sus CHOLOCAMBIOS. Lo dicho. Salen del campo Correa y Thomas y entran Vietto y Oliver Torres. Reacción espectacular. El Niño Torres del 10 se hace con el balón, comienza a repartir con criterio y se ve a un equipo más ofensivo y con posibilidad de remontar. De pronto dos córners seguidos. Uno desde cada esquina. Los dos en nuestra portería del fondo sur. Koke la coge y la coloca con mimo. Eso ya es medio gol. El primero lo remata a la red Giménez haciendo de Godín, el segundo es el desquite de Saúl tras un poderoso salto y un cabezazo seco que le dobla las manos a Riesgo. En diez minutos el partido estaba remontado. Mis hijas saltando como locas y el delirio calentando en la banda con todo el estadio coreando su nombre y soñando con verle marcar el gol 100 ante el mismo equipo frente al que había marcado el 99. Dicho y hecho. Salió El Niño Torres, Fernando, por Carrasco ovacionado tras la efectiva remontada. Creó cuatro ocasiones el de Fuenlabrada conectando con Luciano y Oliver como si todo estuviese programado, como si el espectáculo y la emoción que iban en aumento estuviesen previamente guionizados para terminar en todo lo alto. Y llegó el gol cien de Torres. La victoria cien del Cholo. Y el Vicente Calderón con los fieles devotos -entre ellos mis tres niñas- completamente a cien.

3 comentarios:

Tomi Soprano dijo...

Hola Don Santi, ¿Qué tal?

Lo primero, darle las gracias por su mención a mis Premios Poya. Estas cosas son las que le emocionan a uno, la verdad.

Lo segundo, dicen que los niños son sabios, y ya me han dado una idea para soportar la próxima vez una primera parte como la del sábado: "inflarme a chuches", si señor. Encima, como me gustan poco ... :-DDDDD

Y lo tercero, pues felicitarle por su crónica. Por esta, por las antiguas y por las venideras. Siempre es un placer leerle, de verdad. Y, de nuevo, gracias, Amigo.

Un abrazote.

PD.- ¿A usted no le emocionaron también esos minutos de Oliver, Don Santiago?

Anónimo dijo...

Muchacho hoy viajamos juntos otra vez. .... enamorado del atlétiii todo puede suceder ánimo desde charrajevo

Santi Riesco dijo...

Don Tomy, por supuestísimo que me emocionó Oliver. Los dos Torres (porque no estuvo Juanfran) hicieron un partido excelso. Cada uno en lo suyo. Pero fue Oli el que hizo posible que marcase Fer.
Ojalá nos sigan dando muchas tardes de gloria para poder contarlas. Y que vivamos una crisis de chuches y no volvamos a probarlas viendo a los nuestros. Un abrazo.