jueves, 14 de abril de 2016

Sigue la cuenta atrás


CHAMPIONS 1/4 (vuelta)
Atleti 2 - Barcelona 0 (3-2 global)

La previa fue larga, como la semana que empezó con el pitido final del infausto Brych. En esa larga cuenta atrás ganamos al Espanyol en Barcelona recortando puntos con el primero en Liga y optando a una competición en la que tampoco hemos dejado de creer. Sin embargo el partido de la semana era la eliminatoria de vuelta con el Barça de Luis Enrique, de Messi, de Luis Suárez y de Neymar. Una constelación de estrellas con seguidores en todo el planeta que tendrían que venir a nuestro estadio, al Vicente Calderón, para enfrentarse con el equipo más serio, compacto y comprometido que se recuerda a orillas del río. 

Durante toda la semana el lema "Nunca dejes de creer" se convirtió en un mantra repetido en fotos, carteles, pancartas, luminosos de farmacias y hasta tiques de compra en supermercados de Madrid, de toda la comunidad de Madrid, de atléticos patrios y de atléticos por el mundo. El ambiente estaba muy caldeado. La fe se desbordaba y no había puentes para tantas pancartas. En las redes sociales las etiquetas "Nunca dejes de creer" y "Juntos hacia la victoria" enseguida comenzaron a destacar. Tanta era la euforia entre los rojiblancos que el día anterior al partido, a la llegada del Atleti a su hotel de concentración, hasta 400 aficionados se concentraron para animar al equipo y transmitirles la fuerza de la fe de toda una hinchada hambrienta de Champions. "Dale, dale alegría a mi corazón. La Liga de Campeones es mi obsesión".

Y la previa fue larga. Muy larga. Había quedado a las 18:30 con mi hermano, pero no me cabía la ropa en el cuerpo (y no por lo gordo -que también- sino por los nervios). Le llamo y le digo que yo me voy ya. Quedo con mi amigo Alberto. Nos tomamos la primera y casi ni hablamos con la histeria. Luego llegó el padre de José I. Fernández. Lo mismo. No sabíamos qué iba a pasar. El disgusto que nos habían dado los alemanes el día anterior dejando escapar vivo al equipo de las mocitas también tenía algo que ver. Llega mi hermano. Llega Jose I. Fernández y nos dice que Godín está convencido de que vamos a pasar. Hacemos el brindis de la victoria (con un 90% de efectividad y sabiendo que ya funcionó contra los mismos en el mismo lugar y en la misma competición). Mi hermano dice que vamos a ganar 3-1, que lo ha soñado. Lleva toda la semana con la cantinela, me tiene loco. Alberto, después de la copa y las primeras cervezas dice que 3-0. Yo insisto en que con 1-0 me conformo y que no creo que se dé otro resultado. José I. Fernández va más allá: "2-0 con goles de Griezmann y Godín". Y el tío casi lo clava. El resultado lo acertó. Los goleadores, casi. Godín, aunque no marcó, salió marcado. Un codazo infame del violento Luis Suárez le dejaron el ojo a la virulé.

Entramos pronto al estadio. Serían las 20:00 y, para nuestra sorpresa, había muchísima gente en las gradas. Faltaban tres cuartos de hora y el campo estaba cantando y animando. Un auténtico espectáculo. Mi hermano, que se las sabe todas y es observador como pocos, me dice: "Se nota que el público de Champions varía con relación al de Liga. Viene gente de todas partes que no pueden ver habitualmente al Atleti y vienen deseando dejarse la vida y la garganta". Y así es. De hecho nosotros tenemos cuatro abonos de Liga y sólo dos de Champions. Total, que a nuestro lado había un grupito de asturianos de Pola de Siero y dos parejas de jóvenes de Olmedo (Valladolid) amén de otro puñado de alemanes procedentes de Wolfsburgo que el día anterior estuvieron aburriéndose en el estadio de las mocitas. A uno de ellos, con la camiseta verde con la que la cagaron, le grité en mi inglés de Villaverde señalando el ambiente: "The same that Bernabéu". Y el teutón se rió, señaló su bufanda del Atleti (ay, Señor, Señor) y contestó algo así como "Here much better. Here much better. Here much better". Tres veces, como para que quedara bien claro. Como los tres goles que se comieron los suyos y sus centrales de plastilina teniendo la eliminatoria de cara. En fin. Me reí, le hice el gesto internacional del auto-stop y, aunque estoy seguro de que no entendía nada, se pasó el resto del partido saltando, botando y agitando su bufanda.

Del partido poco que contar. Creo que todo el mundo lo vio. Un Atleti imperial. Un Barça maniatado. A destacar el marcaje individual de Juanfran a Neymar. Lo dejó sequito. Y luego, tras el golazo (GO LA ZO) del equipo que Griezmann se encargó de anotar el Cholo puso en punta a Carrasco para meter velocidad. Retrasó un pelo la posición de Griezmann y el equipo se parapetó bien atrás sin meterse dentro del área. Saliendo con el balón controlado. Sin regalar. Cortando todo. Tapando todo. Brutal trabajo de Gabriel Fernández y Augusto Fernández (Los Fernández) en la oscuridad. Bien Oblak. Muy bien -como siempre- Godín y un joven Lucas que, como dice el más joven de nuestra grada, el pequeño Darío (12 años): "Yo creo que Lucas se está ganando la titularidad". Y yo también lo creo.

Y luego vino el penalti sin expulsión del del Barça. Que digo yo que si un tío es el último defensor y la corta con la mano hay que expulsarle. El árbitro italiano no lo creyó así. Grizmann gol. Otra vez. 2-0. Estábamos muy dentro de las semifinales. Pero somos el Atleti. Y claro, no podía ser todo tan "fácil". Algo iba a pasar. Y pasó. Pero sin pasar del todo. Esta vez tuvimos la suerte que nos suele esquivar (la muy hija de puta). Gabi hizo una mano de escándalo en los minutos del descuento. Faltaban 50 segundos para el final. A mí me pareció que estaba fuera. Luego en la repetición se ve que él está fuera pero la mano está dentro. El árbitro, por suerte, vio lo mismo que yo. Por fin se hacía justicia y no nos volvían a quitar lo que ya nos habían quitado en el partido de ida. Aún así, falta al borde del área con el descuento cumplido. Puede lanzar cualquier jugador del Barça que, por si alguien no lo recuerda, tiene a Messi. Y a Suárez. Y a Neymar. Cuando el balón salió fuera el Calderón volvió a explotar. Lo mismo que con los dos goles del Atleti. Lo mismo que con el pitido final. Lo mismo que diez minutos después de terminar, cuando nadie abandó su sitio y, sin dejar de cantar, salieron los jugadores, como los "toreros" del Ramiro, para celebrar con todos nosotros que ellos tampoco han dejado de creer y que juntos vamos hacia la victoria. Partido a partido. Minuto a minuto. 

El viernes sortean rival en semifinales. "Que nos toque otra vez el Barcelona", decía uno de la Peña Villaverde cuando yo pedía el equipo del "Kunsito" y el Bayern en una hipotética final. "Que pase el siguiente", sentenciaba mi hermano. Y todo el estadio, tras el "Orgullosos de nuestros jugadores" comenzó a corear a pleno pulmón el nombre de Fernando Torres como soñando en voz alta con esa imagen del Niño en Milán levantando la Copa que nos debe la historia.

No hay comentarios: