“La verdadera
felicidad consiste en hacer felices a los demás”, no es palabra de Dios, ni lo dijo Luis Aragonés,
pero que sí, que a mí me sucede todo el rato. Sin ir más lejos en Bolivia.
Andaba ahí, en el altiplano, desafiando el soroche y la falta de oxígeno para
grabar a un tipo que había encontrado su lugar en el mundo. Un lugar, por
cierto, nada amable, dicho sea de paso. El sitio se llama Mocomoco y está cerca
del Titicaca. Para que os vayáis haciendo una idea. Pues eso, que andaba ahí
donde la pobreza no sabe del pan nuestro de cada día, los niños sufren
desnutrición, a los caminos les llaman carreteras y las escuelas se conocen
como “unidades educativas” por aquello de la analogía del lenguaje y el juego
epistemológico, supongo. De pena. Pues bien, el fulano al que estaba grabando es
un misionero de Carabanchel que se llama Diego y está más contento que ni sé.
Pero lo mejor de todo es que ha montado una escuela de fútbol donde 70 chicos y
chicas aprenden los valores más importantes de la vida: compromiso, esfuerzo,
solidaridad, honestidad, respeto… y también a jugar al fútbol. Ya digo, a mí no
me llegaba el oxígeno al cerebro y casi se me para el corazón cuando veo que
visten como el Atleti, de rojo y blanco. “Es que somos el Atlético San Vicente”,
me suelta el padre Diego que acaba de convertirse, así, de repente, en mi
superhéroe. “El Atlético por el Atleti y San Vicente porque yo soy misionero de
San Vicente de Paúl”. De pronto el proyecto de comedores populares, el de sanidad
en las comunidades aisladas y el reparto de material escolar acabó de
ensamblarse en mi cabeza. “Somos del Atleti porque estamos olvidados por todos,
no contamos para nadie, pero seguimos muy vivos, lo damos todo y creemos en
nosotros mismos”. Juro que es la primera vez que he entrevistado a un misionero
vistiendo la camiseta del Glorioso. También la primera que lloro haciendo una
entrevista. Me vuelvo a Madrid con un único pensamiento. Buscarles ayuda.
“Lo importante
no es la meta, lo importante es el camino”, en esta ocasión la frase bien podía ser uno de esos mantras que Pepe
Pasques le susurra al Cholo antes de que pasen al acervo rojiblanco. Viene al
caso la sentencia porque me prometí a mí mismo que sería feliz haciendo felices
a los chicos de Mocomoco. Ni corto ni perezoso me puse en contacto con la
reserva espiritual del Atlético de Madrid, con la Peña Los 50. Nada más y nada
menos. Y lo mejor de todo, me respondieron. Pero no sólo eso sino que me
invitaron a contarles lo del Atlético San Vicente y sus penurias económicas. La
imposibilidad de competir con regularidad por vivir a seis horas de La Paz y
cómo habían quedado cuartos en el campeonato nacional. A pesar de la
precariedad.
Los 50 me demostraron que luchar como hermanos no es
sólo una frase de nuestro himno. Y que lo suyo es mucho más que “mantener
enhiesto y puro el espíritu y la solera” de un club que sienten como pocos. Porque
este medio centenar de artistas rojiblancos pertenecientes al mundo de la
cultura, la empresa y la comunicación son, además, un ejemplo de compromiso con
los que sienten la misma pasión, con los que, como ellos, sin ser dueños de
nada ni de nadie, son del Atleti, con todo lo que eso implica. Nada más. Y nada
menos.
Me hice fotos con el premio Ondas 2015, con mi
novelista favorita, con uno de los mejores periodistas deportivos del orbe
planetario y con la jefa de prensa más guapa, rockera y rojiblanca que ha dado
el universo mundial. Me trataron como si fuera uno de ellos y presenté mi
candidatura para completar los 50 en caso de necesidad. “Estás en el banquillo
y calentando”, me dijeron entre risas y veras al tiempo que me hacían sentir
como cuando ganamos la última Liga. Y aunque estábamos a 600 metros noté que me
faltaba el oxígeno y el corazón latía tan fuerte como si estuviera en Mocomoco,
viendo entrenar a los chicos y chicas del Atlético San Vicente, cantando con el
padre Diego en el altiplano: “…defendiendo sus colores, con un juego noble y
sano…”
3 comentarios:
Muy grande y emotiva tu crónica Don Santiago. Al final entonces ayudais al Atlético San Vicente o qué?
Oye que yo me apunto también a calentar desde el banquillo ése.
Un grande el padre Diego. Con ese nombre, sólo podía salir algo bueno.
Un abrazo!
Sí, sí. Los 50 se han comprometido no sólo a una ayuda puntual, sino que será un proyecto con algo más de recorrido. En las jornadas culturales rojiblancas de este año (en El Matadero) creo que harán públicas las novedades referidas al modo como se van a comprometer con la escuela del Atlético San Vicente. Y va a ser un bombazo. Mola mucho.
Yo sigo calentando. Por si me llaman. En cuanto esté dentro propongo tu fichaje (y viceversa).
Oye, el miércoles ¿a qué hora el brindis?
Acabo de ver en La 2 lo del Padre Diego, increíble lo que hace por el futuro de esa comunidad, y claro Diego y del Atlético, que puede salir, pues eso un motivador sin miedo a ningún reto.
Adelante Atlético de Madrid, adelante Mocomoco
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