lunes, 11 de enero de 2016

#CholoNoTeLoPerdonaréJamás


Celta 0 - Atleti 2

Acabamos la primera vuelta como líderes (aunque Barcelona y Sporting tienen un partido menos) y superamos al Valencia en la clasificación histórica de la Liga colocándonos terceros. Todo por culpa del Cholo.

Empiezo hoy la semana y la vuelta al trabajo después de unas largas vacaciones navideñas. Ni me acordaba de la clave del ordenador. De las buenas. Un compañero me ha dejado un calendario de bolsillo del Atleti en la esquina de mi pantalla y yo me he traído la alfombrilla que me regaló mi rojiblanco amigo invisible. No se puede empezar mejor. Bueno sí, viendo los mensajes de twitter con la alegría de la parroquia. Uno de ellos me ha hecho especial gracia, el que pone título a esta no-crónica del partido de ayer bajo el diluvio universal en Balaídos.

Y es que ayer tuve la suerte de perderme el partido del Glorioso porque vinieron a casa a cenar dos amigos que son más que hermanos. Uno vive en Filipinas, otro en Perú. Nos conocemos desde hace más de 30 años y, a pesar de que ahora nos separan muchos kilómetros y un importante desfase horario, seguimos compartiendo lo bueno y lo malo. La vida.

Aún así, al ir a por más provisiones de cerveza (para dejar a las mujeres en casa y poder charlar de lo nuestro un rato) el portero del garaje -colchonero de pro- me pegó un grito desde la otra acera: "¡Santiago! ¡Santiago! ¡Que vamos ganando! ¡Acaba de marcar el francés! ¿Por qué no lo estás viendo?" Y yo, a voces, antes de entrar en los ultramarinos de mi vecino chino, le contesto: "¡Tengo visita importante. Hoy te toca animar por mí. Aúpa Atleti, Antonio!" Y el bueno de Antonio, entre desconcertado y responsable regresó a la garita del garaje a escuchar el relato de Bonilla en Onda Madrid ("Porque el Boni es el único que no es vikingo", repite siempre Antonio, una de las pocas personas que me llama Santiago y no Santi).

Tenía yo a dos celtiñas pendientes del partido. Un compañero de inquietudes y universidades salmantinas, vigués y muy celeste, pidiéndome perdón por si había pitos a Augusto "porque era el capitán y porque se nota más su ausencia que la de Nolito", explicaba Chema Martínez desde su cuenta de twitter. Y me pedía que repartiera abrazos a los amigos que tenía en casa, al filipino y al peruano, con los que también compartió cafetería y pasillos de facultad cuando éramos más jóvenes. El otro, un joven periodista especializado en las cosas de dioses y hombres, Fran Otero, se expresaba con contundencia antes del choque: "Partidazo".

Subí a casa con el pan y la segunda tanda de Mahou heladas y no me pude resistir. Puse el partido. Quedaban apenas veinte minutos y Carrasco se marcaba un jugadón de espanto. Él solo se lo guisaba y se lo comía -con un regate afortunado por el rebote- y un disparo que rebota afortunadamente en el último defensa desviando lo justo el balón para poner el 0-2 definitivo. Tres puntos. Liderato. Campeones de invierno y los amantes de la estadística recordando que no sucedía tal cosa desde el doblete del 96. Yo sigo pensando lo de la alfombrilla del ratón: Partido a partido.

Mi hermano, por wasá, sabedor de mi compromiso y de que nuestra peña -que es mi casa- estaba ocupada por gente querida, me hace crónica apresurada: "Primer tiempo: Campo rápido en banda derecha y lento en banda izquierda. Sin control. Vietto perdido. Necesitamos a Carrasco en banda y controlar el centro del campo. Griezmann y Saúl, lo mejorcito. Y Orellana en el Celta". "Segunda parte: Griezmann 1-0 minuto 3. Carrasco por Augusto. Jackson por Vietto. Diluvio en Balaídos. Menos mal que quedan 15 minutos. Jackson ha corrido, increíble. Golazo de Carrasco. Gámez por Griezmann muertito. Final. 44 puntos en la primera vuelta (dibujitos de aplausos)".

El próximo partido será el jueves. Vuelta de Copa contra el Rayo. Y mira que me gusta la Copa. Y ahí seguimos. En las tres competiciones. Sin hacer gran fútbol. Demostrando que lo importante es siempre el equipo. Y molestando. #CholoNoTeLoPerdonaréJamás.

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