jueves, 7 de enero de 2016

La magia del rey Cholo, otra vez

Rayo 1 - Atleti 1
COPA 1/16 (ida)

A las 22:05 en Vallecas el día de Reyes. Con un frío de los que hacen época y las entradas a doce euros. La grada casi despoblada. Yo, en casita, solo. Viéndolo en La 1 con todo el sofá para mí y la voz triste y monocorde de Juan Carlos Rivero transmitiendo un partido en el que no había intensidad, ni pasión, ni fútbol, ni nada que no fuera patadón y tente tieso. Continuos desajustes tácticos y ni modo de ver media jugada decente.

Yo, que estaba deseando ver a Kranevitter y a Augusto debutar, a Torres marcando goles, a Oliver metiendo pases de banda a banda, a Carrasco driblando y corriendo como un demonio, a Siqueira desmintiendo su falta de calidad y su descoordinación con el resto de la defensa, a Savic creciendo en el centro de la zaga junto a Giménez, a Gámez sacando córners desde la banda y a Moyá poniéndoselo difícil al Cholo... pues nada de eso. Al primer zapatazo de Nacho desde fuera del área nos clava un gol junto al palo que Moyá sólo llegó a tocar sin la suficiente fuerza en la mano como para despejar. La cosa pintaba mal. El Rayo de Jémez, con los mismos experimentos en la alineación que el Atleti del Cholo, se ponía por delante.

Hasta diez nacionalidades diferentes contamos mi hermano y yo por wasá entre los 22 futbolistas que había en el césped de Vallecas (el partido no daba para más): China, Venezuela, Uruguay, Argentina, Montenegro, España, Ghana, Angola, Portugal y Bélgica. Eso y la cantidad de fallos que acumulaba Siqueira con expresiones como "Joooooder", "Otra vez", "Menudo paquete", "Está para venderlo. Para regalarlo. Con unas camisetas". "Que se vaya al Madrid del musulmán" y demás lindezas. Torres tampoco estuvo fino. Perdió una ocasión bastante clara y al unísono mi hermano y yo wasapeamos: "torpe" y "patán". No está fino el de Fuenlabrada, aunque el colombiano que le sustituyó (once nacionalidades) tampoco estuvo mejor.

El Cholo, una vez más, ganó el partido. Del banquillo, faltando 30 minutos para el final, salieron Vietto y Saúl por Óliver (que no rascó bola) y por Augusto Fernández (sin encontrar su sitio durante todo el partido). Y de ahí vino el gol. Nada más salir se vio el cambio de ritmo y velocidad. Saúl recuperaba un balón en el centro del campo y se generaba una ocasión. El equipo se contagia y a los pocos minutos Vietto hace un jugadón que termina sacando el balón hacia atrás donde Saúl, de primeras, la enchufa colocándola al palo del portero donde el portero no pensaba que iría. Golazo. Empate. Virtualmente clasificados. A intenter meter otro. Y en ello estuvimos si no fuera porque Juan Carlos se hizo un paradón que después pegó en el poste. También el Rayo tuvo la suya en un balón casi sin peligro que acabó en el larguero ante el despiste de Moyá que pensaba, como pensábamos todos, que iría fuera.

El partido acabó y todo quedó encarrilado. Lo mejor, a mi gusto, fue el anuncio de La Quiniela que pusieron nada más acabar la primera parte y antes de comenzar la segunda. Bueno, eso y el wasapeo con mi hermano. Coincidimos en casi todo. Cuando del Atleti se trata, claro. Como decía san Agustín: "en lo esencial, unidad; en lo importante, libertad; en todo, caridad". Pues eso. Felices Reyes y a esperar la vuelta. Pero antes hay que viajar a Vigo y a Las Palmas.

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