viernes, 15 de enero de 2016

Sin brillo, con brío

Atleti 3 - Rayo 0
COPA. 1/8 vuelta

Estaba el día llorón. Mucha lluvia a la hora de comer y parecía que iba a parar. Y paró. Mi hermano me manda mensaje borrándose de la convocatoria por lesión en la zona lumbar. A la espera de diagnóstico aún dudamos entre un frío o un inicio de cólico. Ibuprofeno, reposo y a soportar los comentarios y la realización sin apenas sonido ambiente de TVE. Yo me voy directo del trabajo al campo. Y como yo, otros treinta o treinta y cinco mil valientes. Algo más de media entrada en una noche que cada vez se hizo más fría para ver el desenlace del combate contra el Rayo. Los vecinos de abono se preocupan por la ausencia de la otra mitad de la peña, por mi hermano, y le mandan sus sinceros deseos de recuperación.

Empieza el partido y, como siempre que jugamos entre semana a estas horas, se va poblando la grada hasta bien entrada la primera parte. Los que llegaron tarde por el trabajo, o por la Mahou, no se perdieron nada. El Rayo tenía la pelota pero no pasaban del centro del campo. El Atleti esperaba sin mucho nervio. Todo tranquilo. Como si los futbolistas, los entrenadores y la grada supiéramos de antemano cómo iba a acabar la cosa. Y así fueron pasando los minutos entre el tedio, el frío, los pases insulsos y dos medias oportunidades que no llegaron a serlo de Correa y Filipe Luis. El Rayo, por su parte, tuvo una más seria que sacó con brillantez una manopla de Moyá. Suspiros, pero sin preocupaciones. Y así iban transcurriendo los minutos. A la media hora salí a mear (no acostumbro) por estirar las piernas y evitar las colas. También porque en nuestra zona solemos bromear con la cosa de que cada vez que alguien va a mear se pierde un gol. Un poco me fui pensando en escuchar el bramido del Calderón con lo mío entre las manos. Pero nada. Fue cuando faltaban cinco minutos para el bocata. En ese momento le llega un balón a Correa que, con un derechazo sublime se cuela pegando en el travesaño, muy cerca de la esquina. Golazo del uruguayo que, dicho sea de paso, anda falto de la chispa con la que comenzó la temporada. 

El bocata fue penoso. Lo compré en el bar "El Paraíso", un local que ha cambiado de dueños y que ahora lleva un venezolano. Lo pedí de tortilla de patata y me dieron un montadito de algo similar. Menos mal que mi compañero y más que amigo charro, Alberto, había descongelado un buen trozo de hornazo que insistió en compartir conmigo para que siga engordando y pasando malas noches con mi hernia de hiato. Lo consiguió. 

En la segunda parte el Rayo arreó más. A punto estuvieron los de Vallecas de darnos un disgusto. Por cierto, vinieron quince o veinte rayistas y animaron sin descanso a su equipo. Y en ocasiones, se les oía. Un ejemplo. Pero a lo que iba, que se pusieron a presionar y empezaron a llegar. El Atleti necesitaba asegurar el pase de ronda. Si nos marcaban íbamos a la prórroga. Perdonaron un par de ocasiones y el Cholo movió el banquillo. Llegó la hora de la verdad, el momento de los Cholocambios (Ricar, dixit): Correa (el del gol) deja sitio al gremlin Griezmann (dos goles en diez minutos); Jackson (dos goles en toda la temporada) deja paso Oliver (que volvió a hacer su ruleta y sigue sin darnos todo lo que tiene) y Gabi (todopoderoso capitán) entró por Kranevitter (muy preocupado por guardar la posición y mostrando detalles de su calidad). El resultado ya es por todos conocido. Demasiado castigo para el Rayo. Merecimos el pase, fuimos mejores, pero sin alardes. Respetando siempre al rival y con una defensa de hierro que nos ha llevado a una posición impresionante: primeros en Liga, en octavos de Champions y en cuartos de Copa. Alucinante. Por cierto, estamos donde estamos sin un juego brillante, sin brillo, pero que no le quepa a nadie la menor duda de que nuestro equipo, los hombres del Cholo, derrochan brío.

brío.
(Del celta *brigos 'fuerza').
1. m. pujanza. U. m. en pl. Hombre de bríos.
2. m. Espíritu, valor, resolución.
3. m. Garbo, desembarazo, gallardía, gentileza.


No hay comentarios: